martes, abril 01, 2008

La campaña electoral, mi hijo, yo y la lucha por mis ideas..

Durante las últimas elecciones decidí cogerme vacaciones para poder dedicar un esfuerzo extra en favor de Ciudadanos en la campaña. Dos semanas intensas, con ruedas de prensa en Guadalajara (de donde fuí candidato), mucho reparto de publicidad, alguna mesa informativa, colocación de pancartas y algunas labores extras. A mi lado siempre Julia, mi mujer, que decidió que dado que hay pocas ocasiones en que estemos juntos por culpa del trabajo, nos íbamos a tomar esos días como unas extrañas vacaciones. Me encanta el entusiasmo con que se embarca en cada cosa, aunque en este caso fuera solo por solidaridad conyugal.

El día anterior a las elecciones lo pasé trabajándome los datos de los apoderados en Madrid a fin de que cubrieramos el mayor número de mesas posibles. Era el cumpleaños de mi hijo el mayor y la casa se llenó de la familia como corresponde a estos casos. Como anfitrión no pude ser peor (no faltó quien me lo recordara), porque estuve literalmente todo el día al ordenador. Como fin de fiesta, el domingo tenía a mi cargo una buena cantidad de colegios electorales que cubrir como apoderado, así que me pasé todo el día con mi mujer de un sitio para otro. Por la noche nos juntamos en una celebración que resultó poco alegre en vista de los resultados obtenidos. A la vuelta a casa me encontraba realmente cansado y avisé a la oficina que alargaba mis vacaciones un día más.

Mi hijo de 11 años como siempre todo lo observa y lo analiza, y cuando se enteró al día siguiente de que no habíamos conseguido ningún diputado, no pudo menos que preguntarme si no había sido una tontería tanto esfuerzo como nos había visto hacer. Le expliqué que nunca me ha parecido fundamental la garantía de éxito cuando defiendo mis ideas, porque es la única manera en que puedo mirarme al espejo y respetarme a mi mismo. Creo que la calma con la que los compañeros de Ciudadanos con la que compartí noche electoral nos tomamos los resultados electorales tenía mucho que ver con la interna satisfacción de el deber cumplido.

Posteriormente no he podido menos que pensar que el mero hecho de haber podido dar ejemplo a mi hijo de la importancia de defender aquello en lo que crees ya justificaba por si solo todo el trabajo realizado.

PD: El día despues de las elecciones mi hermano dió el paso y decidió afiliarse a IU. Hubiera preferido que se decantara por Ciudadanos, pero creo que lo más importante es que cada vez seamos más los que decidimos implicarnos.

1 comentario:

Luis Fernández del Campo dijo...

Enrique, me siento igual que tú. Especialmente, cuando tengo que explicarle a mi hijo de 11 años lo que estoy haciendo, a pesar de los escasos resultados visibles que él pueda percibir.
Animo, algún día sabrán entender que, además de por nuestros principios éticos, lo hacemos por ellos.