jueves, junio 12, 2008

Clasificación inutil de leyes perniciosas

Pensando en la estupidez de muchas de las normas y actuaciones de nuestros gobernantes se me ha ocurrido hacer una clasificación de aquellas más perniciosas por categorías en un ejercicio fútil que demuestra que últimamente tengo menos trabajo. A ver que os parece.

1.- Leyes “descafeinadas y bajas en calorías”. Serían aquellas que me veo obligado a promover bien sea por una promesa electoral o por contentar a la opinión pública, pero que a fuerza de limarlas para evitar conflictos pierden casi completamente su impacto. Lo lógico sería no promulgarlas, pero a ver quien tiene narices. Dentro de este paquete destacó en esta pasada legislatura la Ley de la Memoria Histórica. Si buscáis en Google “ley descafeinada” veréis cuantas veces se menciona.

2.- Leyes “ni para ti ni para mí”. Primas hermanas de las anteriores, se dan en asuntos conflictivos y tratando de contentar a todos acaban por no contentar a nadie. La ley del aborto sería un buen ejemplo. Tienen larga vida porque un político con aspiraciones rara vez se atreve a meterse en asuntos tan polémicos.

Existe una modalidad nueva y más sofisticada que se basaría en hacer dos leyes contradictorias de forma que a cada cual le das lo que pide y resuelve brillantemente el problema de haberse comprometido a una cosa y la contraria. Los estatutos de autonomía serían interesantes ejemplo cuando cada uno determina fórmulas de financiación que resultan incompatibles entre sí.

3.- Leyes “que no se diga que no hago nada”. Son leyes absolutamente inútiles para el fin que pretenden pero que se promulgan para ocultar la incapacidad (o falta de voluntad) de resolver el problema. Sería por ejemplo el aumento de penas para los asesinos de género que difícilmente van a desanimar a alguien que ha pensado en suicidarse después de matar a su mujer.

Lo mejor que nos puede pasar con estas es que sean simplemente inocuas, porque en muchas ocasiones acaban siendo contraproducentes. El ejemplo más claro son las legislaciones antidrogas, que no solo son incapaces de atajar el problema, sino que causan delincuencia, marginalidad y perjuicios sanitarios. La cuestión es que derogar estas leyes te expone a que te acusen de insensibilidad ante el problema inicial, especialmente si no se acompaña de medidas alternativas, por lo que pueden mantenerse vigente por un tiempo indefinido mientras existe un claro consenso de su perniciosidad.

4.- Leyes “gato por liebre”, en la que se te vende un objetivo supuesto cuando lo que se persigue es otro. Descaradas y taimadas no todos los políticos se atreven a tener tanta “jeta” como para adoptarlas, pero siempre hay alguno con bastante morro. Esperanza Aguirre nos dio un bonito ejemplo el día que limitó sus poderes a los guardias forestales para vigilar abusos medioambientales bajo la excusa de la defensa de la intimidad de la gente en sus fincas. Un ejemplo más famoso es el trío de las Azores lanzándonos a una guerra para buscar unas supuestas armas de destrucción masiva

5.- Normas “una de cal y una de arena”. Para políticos menos desvergonzados, hacen pasar unas medidas con escaso apoyo aprobándolas conjuntamente con otras más populares. Hay muchos ejemplos, desde la rebuscada pregunta del referéndum de la OTAN al reciente tratado europeo. Las reformas fiscales en las que bajan un poco los impuestos a los miserables y mucho a las rentas altas son de la misma familia.

6.- Normas “si no puedes vencerlos, únete a ellos”. Sería algo así como subvencionar el robo, y aunque parezca sorprendente resulta fácil encontrar ejemplos. La Junta de Castilla la Mancha anda preocupada por la desecación de las Tablas de Daimiel debido a los pozos ilegales. Ante ello parecería lógico una política sancionadora dura, al fin y al cabo no parece fácil ocultar enormes extensiones de regadío, pero se ha tenido una idea mejor: se va a transvasar agua del Tajo. Las Tablas de Daimiel dudo que se recuperen, pero el número y la cantidad de agua que obtienen los pozos ilegales crecerá sin duda como la espuma. Otro ejemplo cotidiano sería las políticas de bajadas de impuestos para desincentivar el fraude fiscal.

7.- Leyes “el fin justifica los medios”. Son leyes que pueden ser eficaces pero manifiestamente injustas y abusivas. Un ejemplo trágico son las legislaciones antiterroristas pero hay ejemplos más inocuos, como la ley anti-botellón en la que para evitar el ruido, los orines y las basuras, en lugar de poner vigilancia, urinarios públicos y cubos de basura se prohíbe directamente beber en los espacios públicos. Son leyes sumamente peligrosas porque suelen contar con gran apoyo popular.

8.- Leyes “tienes un problema aunque tu no lo sepas”. Tratan de resolver un problema que solo lo considera como tal el propio político, que para eso es un tipo visionario. En su modalidad menos perniciosa se dedican a subvencionar algo que a nadie le interesa y es muy habitual por parte de nacionalistas amigos de actuaciones en defensa de las esencias de su romántica nación primigenia. Con este fin superior e incomprendido por la masa lo mismo se toman medidas para que se promocione el consumo de gachas de almorta que se dedican esfuerzos para que no desaparezca el chotis. En su modalidad más dañina se convierten en normas de obligado cumplimiento, algo así como si en La Gomera suprimieran los móviles para ayudar a que no desaparezca el silbo. Las normativas lingüísticas tienen mucho de esto.

Ejercicio inútil el mío, pero la ciencia no siempre tiene resultados prácticos.

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