lunes, junio 30, 2008

El pacto constitucional incumplido

Me pasa mi amigo Walter (sin citar su origen) un enigmático comunicado que cuestiona el cumplimiento que se ha hecho de la constitución por parte del estado y por tanto nuestra obligación de respetarlo. Os propongo como juego que lo leais, decidís si os gusta y luego si quereis entrais en el link inferior para ver su origen. Por mi parte no puedo estar más de acuerdo:

Diez razones para la ruptura del pacto constitucional.

1º Los derechos sociales y económicos, los servicios públicos, como
son: el trabajo, la protección social, la planificación de la economía, la educación publica, la sanidad publica, el acceso a una vivienda digna… no solo no se han cumplido ni se ha garantizado, sino que se han deteriorado, recortado, privatizado a través de las políticas neoliberales que se han aplicado y se están aplicando en estos largos años.
2º La especulación ha hecho saltar por los aires el mandato constitucional a los poderes públicos de luchar contra ella. Se han destrozado el litoral y las costas, paisajes, identidades y sentimientos como montes, rios, dehesas, parajes, con un urbanismo criminal a lo largo y ancho de España. La agresión al medioambiente los recursos naturales se ha ensañado y se esta imponiendo con un modelo de ocupación del territorio radicalmente confrontado con el modelo de desarrollo sostenible sin que los poderes del Estado hayan hecho nada por impedirlo porque en realidad han sido cómplices de la voracidad del capitalismo salvaje.
3º Ocho años después de aprobada la constitución España ingresa en la OTAN, se consolidan las bases norteamericanas en nuestro suelo y se embarca al país en la estructura militar de la alianza atlántica, se está permitiendo el transito y almacenamiento de armamento nuclear de EEUU en España, incumpliendo el referéndum en que gano el SÍ por un pucherazo en el recuento de los votos. Hoy hay tropas españolas en Afganistán y en muchos lugares haciendo el trabajo sucio al imperialismo.
4º La voladura del pluralismo político imponiendo un bipartidismo del PSOE y del PP con la ayuda de una ley electoral fraudulenta y canalla que legaliza la desigualdad mas absoluta de los votos y trasladando el bipartidismo a todos los poderes que emanan de la constitución de 1.978.
5º Los medios de comunicación públicos y privados son instrumentos de los grupos empresariales, y del bipartidismo, no hay información plural, las minorias no tienen acceso. Se ha instalado el pensamiento único y la defensa del neoliberalismo.
6º La administración de justicia marcada por la lentitud y las alarmas sociales. El aparato judicial se heredo completo del viejo régimen, y reproducen en muchísimos casos valores ideológicos raacionarios. Se mantiene un sistema penal que llena las cárceles con cerca de 70.000 personas, una cifra histórica, al tiempo que se ha revelado incapaz de atajar la corrupción.
7º El tratamiento represivo a la inmigración, con vigilancia electrónica en el estrecho que se ha convertido en la fosa común más grande del mundo moderno con miles de personas muertas en el mar. Con brotes de racismo y xenofobia, y criminalización de la inmigración. Los contratos de integración propuestos son adhesiones a los valores conservadores.
8º La ausencia de pacto local que mantiene a los ayuntamientos en penuria en el campo económico y en el de las competencias. En un Estado que pese a los avances en el escenario autonómico no termina de abrazar el federalismo y de transformar al senado en una cámara territorial.
9º El retroceso en la confesionalidad del Estado, asignando el gobierno a la iglesia católica más de 5.000 millones de euros al año y entregando a la moral católica campos como los de sanidad y la educación, así como la falta de una ley de plazos del aborto y sobre todo manteniendo un concordato preconstitucional en vigor.
10º El déficit democrático más simbólico es un modelo de Estado monárquico, con una casa real opaca que no da cuentas a nadie del manejo de las cuentas publicas, y que esta blindada a la responsabilidad, a la que no se le puede exigir haga lo que haga. Las críticas a la corona se castigan con penas de cárcel en el código penal para quien las formulen. Y una ley de memoria histórica insuficiente.

Este link os indicará con quién estais de acuerdo (o en desacuerdo)

Ruptura pacto constitucional

miércoles, junio 25, 2008

Victimas y verdugos.

Hace unos días bajaba por la Castellana aprovechando el buen tiempo y me di de bruces con una algarada callejera. Se trataba sin duda de gente protestando por temas laborales, a juzgar por el uso del megáfono y la consigna. Al llegar junto a ellos pude comprobar como dirigían sus reivindicaciones hacia la entrada de una oficina que resultó ser la de la compañía Sacyr-Vallehermoso.

Mientras pasaba junto a el no tan nutrido grupo no pude menos que pensar como reflejaba el asunto el fin de la orgía inmobiliaria. Mientras algunos han hecho su agosto durante años ahora otros pagarán el pato en forma de despidos masivos por un lado y de hipotecas impagadas por otro. En el grupo de manifestantes seguramente muchos podrán incluirse en ambas categorías a la vez.

Lo bueno de pasear es que uno tiene tiempo de pensar, así que mientras seguía mi camino le vine dando vueltas a otro aspecto del asunto. ¿Quienes conformarían ese grupo de gente? Seguro que en el grupo estaban los de toda la vida, los comprometidos y disconformes, los que siempre dan un paso adelante, los sindicalistas e izquierdistas que están en todos los saraos. Junto a ellos es probable que se encontraran también aquella otra gente del monton, los mayoritarios, los pasotas, los que se creen por encima de todo que nunca mueven un dedo por los demás pero que enseguida se indignan cuando les toca a ellos.

En mi vida me los he encontrado ya, sobre todo en tiempos universitarios, cuando el trabajo y las responsabilidades familiares no marcaban mis ritmos y dedicaba más tiempo a las asociaciones de estudiantes que al estudio propiamente. Eran los que nunca se movilizaban por las mejoras de la universidad pero se unían entusiastas para proteger sus derechos corporativistas. Me los encontré despues en mi empresa, conformistas acomodados y conservadores que solo entendieron la importancia de eso tan moderno como es la flexibilidad laboral cuando una reestructuración les mandó a casi todos a su casa. Alguno estaría ahí, votantes satisfechos de los partidos que nos gobiernan que aún no se han enterado de quién ha sido su verdadero verdugo: ellos mismos.

jueves, junio 19, 2008

Liberalismo, mercado e intervención pública (II)

Siguiendo con mis divagaciones al respecto de la bondad del mercado como rector de nuestras vidas, y despues de haber concluido conmigo mismo que este resulta demasiado despiadado con el debil como para que podamos soportarlo, me tocaba cuestionar hasta que punto el mercado es al menos eficiente.

Entendemos como mercado en términos económicos como la concurrencia de oferentes y demandantes que se ponen de acuerdo para comprar y vender un producto a precios acordados libremente. Entre los compradores hay gente con más necesidad del producto que otros y por tanto dispuestos a pagar más, de forma que si la oferta es pequeña serán estos los primeros en comprar y el vendedor podrá pedir más dinero. Si la demanda baja el precio también, hasta un punto que algunos productores dejarán de considerar el negocio rentable, dejarán de producir y la oferta bajará. A largo plazo solo productores eficientes permanecen en el mercado.

Si algo aprendí en la universidad cuando estudiaba económicas (gracias a David Anisi, un enorme profesor de Teoría Económica en la UAM) es que todas las teorías económicas son perfectamente razonables a priori. El truco está muchas veces en las precondiciones de las que parten para ser válidas de forma que hecha la teoría esta puede no adaptarse a la realidad, algo así como si diseñas una estupenda tostadora cuando lo que ibas a tostar era un filete. A ese respecto se entiende que el mercado es eficiente solo si se dan algunas de ellas entre las que destacan: que el número de oferentes y demandantes sea suficientemente grande para que nadie controle el mercado y que haya perfecta información entre todas las partes para tomar sus decisiones. La pregunta sería por tanto no si el mercado funciona como asignador eficiente dadas estas condiciones, sino si estas condiciones se dan en nuestra vida económica normal.

En principio parece que somos muchos millones de compradores de productos, lo que garantiza la pluralidad en la demanda que requiere la teoría, pero no siempre es así. Por ejemplo, para un productor agrario el mercado está controlado por intermediarios lo que supone un número limitado de demandantes que tienen capacidad de imponer sus condiciones.

Por el lado de la oferta sin embargo la teoría choca aún más con la realidad. El problema es que la tecnificación en la producción hace que se produzcan lo que se llama economías de escala, es decir, cuanto más produzco más barato me sale hacerlo. Esto lleva a que en los sectores transformadores se tienda a la concentración de la producción en pocas manos con lo que el mercado deja de nuevo de ser libre y eficiente. Este proceso es más una regla que una excepción y ha llevado y lleva de cabeza a los reguladores para intentar frenarlo (o eso dicen).

Un problema adicional existe cuando los bienes son duraderos, de oferta limitada, almacenables y de primera necesidad. En estas condiciones alguien puede intervenir en el mercado acaparando el producto y poniendolo a la venta poco a poco a precios altos, adíos al mercado libre de nuevo. Con los sofisticados mercados financieros que tenemos, este tipo de actuaciones están a la orden del día y condicionan los precios de los alimentos y de las materias primas. La existencia de expectativas futuras que pueden o no ser ciertas, la insuficiente información, la corrupción administrativa, numerosos condicionantes afectan a las precondiciones necesarias para que el mercado funcione eficientemente.

Resulta complicado encontrar en nuestras vidas mercados realmente libres. Nos suministra la luz un mercado cautivo con 3 oferentes, y algo similar pasa con el teléfono, compramos en grandes cadenas de distribución con capacidad de aplastar al pequeño comercio, firmamos contratos de adhesión sujetos a clausulas abusivas y letras pequeñas, aceptamos trabajos en condiciones abusivas y sufrimos mobbing por falta de alternativas laborales, pagamos nuestras casas a precio de oro mientras millones de ellas están desocupadas ... La economía de mercado es un espejismo, vivimos la economía de los oligopolios, la connivencia del poder político con el económico, los intermediarios, los especuladores y las posiciones de dominio. La legislación trata como puede de tapar las vías de agua con un éxito relativo y ni el más liberal del mundo abogaría por dejar a las fuerzas económicas a su libre albedrío.

Resulta cómico ante todo esto que salga nadie a defender inocentemente las bondades del mercado, o más bien lo resultaría si no fuera por la pasividad con que demasiada gente se traga tanta propaganda

lunes, junio 16, 2008

Europa no era eso. Firmas contra las 65 horas


¿Vamos a quedarnos de brazos cruzados mientras los omnipresentes y todopoderosos neoliberales intentan eliminar de un plumazo lo que tanto ha costado conseguir? ¿Nadie nos va a convocar a salir a la calle para demostrarles que no van a salirse siempre con la suya?

Pinchad en la imagen y acceded a la recogida de firmas on-line contra esta barbaridad.

jueves, junio 12, 2008

Clasificación inutil de leyes perniciosas

Pensando en la estupidez de muchas de las normas y actuaciones de nuestros gobernantes se me ha ocurrido hacer una clasificación de aquellas más perniciosas por categorías en un ejercicio fútil que demuestra que últimamente tengo menos trabajo. A ver que os parece.

1.- Leyes “descafeinadas y bajas en calorías”. Serían aquellas que me veo obligado a promover bien sea por una promesa electoral o por contentar a la opinión pública, pero que a fuerza de limarlas para evitar conflictos pierden casi completamente su impacto. Lo lógico sería no promulgarlas, pero a ver quien tiene narices. Dentro de este paquete destacó en esta pasada legislatura la Ley de la Memoria Histórica. Si buscáis en Google “ley descafeinada” veréis cuantas veces se menciona.

2.- Leyes “ni para ti ni para mí”. Primas hermanas de las anteriores, se dan en asuntos conflictivos y tratando de contentar a todos acaban por no contentar a nadie. La ley del aborto sería un buen ejemplo. Tienen larga vida porque un político con aspiraciones rara vez se atreve a meterse en asuntos tan polémicos.

Existe una modalidad nueva y más sofisticada que se basaría en hacer dos leyes contradictorias de forma que a cada cual le das lo que pide y resuelve brillantemente el problema de haberse comprometido a una cosa y la contraria. Los estatutos de autonomía serían interesantes ejemplo cuando cada uno determina fórmulas de financiación que resultan incompatibles entre sí.

3.- Leyes “que no se diga que no hago nada”. Son leyes absolutamente inútiles para el fin que pretenden pero que se promulgan para ocultar la incapacidad (o falta de voluntad) de resolver el problema. Sería por ejemplo el aumento de penas para los asesinos de género que difícilmente van a desanimar a alguien que ha pensado en suicidarse después de matar a su mujer.

Lo mejor que nos puede pasar con estas es que sean simplemente inocuas, porque en muchas ocasiones acaban siendo contraproducentes. El ejemplo más claro son las legislaciones antidrogas, que no solo son incapaces de atajar el problema, sino que causan delincuencia, marginalidad y perjuicios sanitarios. La cuestión es que derogar estas leyes te expone a que te acusen de insensibilidad ante el problema inicial, especialmente si no se acompaña de medidas alternativas, por lo que pueden mantenerse vigente por un tiempo indefinido mientras existe un claro consenso de su perniciosidad.

4.- Leyes “gato por liebre”, en la que se te vende un objetivo supuesto cuando lo que se persigue es otro. Descaradas y taimadas no todos los políticos se atreven a tener tanta “jeta” como para adoptarlas, pero siempre hay alguno con bastante morro. Esperanza Aguirre nos dio un bonito ejemplo el día que limitó sus poderes a los guardias forestales para vigilar abusos medioambientales bajo la excusa de la defensa de la intimidad de la gente en sus fincas. Un ejemplo más famoso es el trío de las Azores lanzándonos a una guerra para buscar unas supuestas armas de destrucción masiva

5.- Normas “una de cal y una de arena”. Para políticos menos desvergonzados, hacen pasar unas medidas con escaso apoyo aprobándolas conjuntamente con otras más populares. Hay muchos ejemplos, desde la rebuscada pregunta del referéndum de la OTAN al reciente tratado europeo. Las reformas fiscales en las que bajan un poco los impuestos a los miserables y mucho a las rentas altas son de la misma familia.

6.- Normas “si no puedes vencerlos, únete a ellos”. Sería algo así como subvencionar el robo, y aunque parezca sorprendente resulta fácil encontrar ejemplos. La Junta de Castilla la Mancha anda preocupada por la desecación de las Tablas de Daimiel debido a los pozos ilegales. Ante ello parecería lógico una política sancionadora dura, al fin y al cabo no parece fácil ocultar enormes extensiones de regadío, pero se ha tenido una idea mejor: se va a transvasar agua del Tajo. Las Tablas de Daimiel dudo que se recuperen, pero el número y la cantidad de agua que obtienen los pozos ilegales crecerá sin duda como la espuma. Otro ejemplo cotidiano sería las políticas de bajadas de impuestos para desincentivar el fraude fiscal.

7.- Leyes “el fin justifica los medios”. Son leyes que pueden ser eficaces pero manifiestamente injustas y abusivas. Un ejemplo trágico son las legislaciones antiterroristas pero hay ejemplos más inocuos, como la ley anti-botellón en la que para evitar el ruido, los orines y las basuras, en lugar de poner vigilancia, urinarios públicos y cubos de basura se prohíbe directamente beber en los espacios públicos. Son leyes sumamente peligrosas porque suelen contar con gran apoyo popular.

8.- Leyes “tienes un problema aunque tu no lo sepas”. Tratan de resolver un problema que solo lo considera como tal el propio político, que para eso es un tipo visionario. En su modalidad menos perniciosa se dedican a subvencionar algo que a nadie le interesa y es muy habitual por parte de nacionalistas amigos de actuaciones en defensa de las esencias de su romántica nación primigenia. Con este fin superior e incomprendido por la masa lo mismo se toman medidas para que se promocione el consumo de gachas de almorta que se dedican esfuerzos para que no desaparezca el chotis. En su modalidad más dañina se convierten en normas de obligado cumplimiento, algo así como si en La Gomera suprimieran los móviles para ayudar a que no desaparezca el silbo. Las normativas lingüísticas tienen mucho de esto.

Ejercicio inútil el mío, pero la ciencia no siempre tiene resultados prácticos.

viernes, junio 06, 2008

Liberalismo, mercado e intervención pública (I)

El concepto central entorno al que gira el liberalismo económico viene a ser que el mercado resulta la forma más eficiente de asignación de recursos, de forma que cualquier intervención en él por parte de los poderes públicos acarrea un costo en términos de eficiencia del sistema. Tras ese razonamiento se privatizan empresas públicas, se desmontan sistemas de protección pública y se elimina carga redistributiva de los sistemas impositivos. Pero ¿cómo de cuestionable es dicho principio tan comúnmente aceptado? Permitidme mis esporádicos visitantes una divagación al respecto.

Asumiendo que el mercado garantiza la plena eficiencia nos encontramos con un problema moral. ¿Estamos dispuestos a dejar que la lógica del mercado decida el nivel de bienestar de cada persona en función de su capacidad competitiva? Parece evidente que no, es más, la propia sociedad surge del compromiso de colaboración de unos hacia otros, de esforzarte hoy por el grupo sabiendo que el grupo se esforzará por ti si lo necesitas mañana. Gastarse dinero de todos en mantener a un incapacitado que no puede producir es claramente ineficiente, pero si estuviéramos dispuestos a dejar que se muera por la calle en la indigencia no nos podríamos calificar de seres humanos, la capacidad de empalizar con los otros es parte de lo que nos define como tales..

Esa tendencia a la empatía sin embargo convive en cada uno de nosotros con un grado de egoísmo ligado al instinto de supervivencia. Dado que el egoísmo no se tiene por una virtud, justificamos nuestros privilegios y nuestra insolidaridad con el concepto del “mérito”. El miserable lo es porque no se ha esforzado, porque se lo merece igual que yo me merezco lo que tengo, y sin esa retribución del esfuerzo la sociedad no avanzaría. Es en este juego de equilibrios entre empatías y egoísmos en el que todos nos movemos y donde radica esa superioridad moral con que desde la izquierda se mira a la derecha política. El izquierdista se siente empático y solidario frente al egoísmo de la derecha, mientras el derechista se piensa pragmático y eficiente frente a la tonta ingenuidad utópica de la izquierda.

Pese a todo hablamos de una cuestión de grados dentro del eje empatía-egoísmo. Son escasos los ejemplos de empatía extrema y reciben la admiración generalizada de los que no llegamos a tanto, los casos de egoísmo extremo se califican de psicopatías y no son tolerados por antisociales. Al final todos aceptamos en la sociedad algún tipo de intervención pública que garantice un mínimo de sistemas de protección social y que calme nuestras conciencias empáticas. El mercado sería así como una fuerza utilizable pero peligrosa si no se sujeta a ningún control, muy lejos de la deidad adorada por los apóstoles del liberalismo económico.

Cuestionado el mercado como asignador de recursos desde un punto de vista ético no puedo resistirme a analizarlo desde el punto de vista práctico. ¿Es realmente el mercado des-regulado un sistema eficiente? Lo dejo para la próxima entrada.