martes, enero 31, 2012

Rajoy nos convoca a una huelga general.


Las sorprendentes declaraciones de Mariano Rajoy captadas ayer por los medios que cubren la cumbre Europea, en las que se nos anticipaba una huelga general como reacción a la reforma laboral en ciernes, constituyen una inmensa fuente de posibles reflexiones y conclusiones. Antes incluso de sumergirme en los comentarios de los medios al respecto, no he querido perder la oportunidad de plasmar en este blog las mías propias.

Una primera linea de reflexión se abre en torno a las intenciones de Rajoy de cara a sus colegas europeos. Se me antojan diversas posibles explicaciones. En primer lugar estaría la intención de congraciarse con sus colegas demostrando su firmeza para tomar medidas impopulares, un lider a quien no le tiembla el pulso y que quiere hacerse una reputación. Triste y ridículo, pero la gente es así. Una explicación peor sería que se pretenda utilizr el tema como herramienta de súplica, a modo de lloriqueo ante la previsión de que los que mandan nos exijan mayores apreturas. Rajoy se pondría la venda para pedir que no se le exija más, demostrando su sometimiento ante los que mandan, a los que habría que suplicar por un poco de clemencia. Patético, pero acorde al signo de los tiempos.

Una segunda linea de reflexión resulta más cómica. Con su desliz, Rajoy nos ha puesto a todos ante una expectativas que nos condicionan y le condiconan a si mismo. Por un lado el mensaje a los sindicatos es muy claro, su opinión de que las medidas serán acompañadas de una convocatoria de huelga deja poco margen a las direcciones de nuestros grandes sindicatos si no quieren caer en el ridículo de tener una reacción más tibia. Un papelón, sabiendo hasta que punto les da pereza a estos dirigentes poner una huelga general en marcha. Una explicación más rocambolesca sería que el propio Rajoy ha querido obligar a los sindicatos a que hagan huelga, y sabiendo de su habitual tibieza y flojera, ha forzado la situación mediante esas declaraciones. Sería muy sibilino, pero no es descartable.

¿Y porqué querría Rajoy una huelga general? Pues se me ocurre que con ella no solo puede pensar que cimenta su prestigio como lider duro e inflexible ante sus colegas europeos, sino que de paso se labra una reputación ante la caverna reaccionaria que controla buena parte del poder del post-franquista Partido Popular, así como los numerosos medios afines. Como un jovencito massai que va a cazar su primer león para ser considerado adulto, Rajoy se apresta a pasar rápidamente el rito iniciatico de afrontar su primera huelga general y salir victorioso. Claro que por otra parte nos imaginamos el papelón que será para el propio Rajoy intentar protestar airadamente cuando la huelga se convoque. Mucho tendrá que argumentar para hacerse la monjita ofendida ante una huelga que él mismo parece haber asumido como lógica.

Siguiendo con la divagación, es evidente que el propio Rajoy se ha puesto el listón muy alto en los próximos días. Su anuncio eleva las expectativas de todo el mundo ante las reformas. Se nos anuncia algo espectacular, osea que si no quiere defraudar al mucho publico expectante deberá sacar lo mejor de si mismo, elevando el listón de los recortes hasta alturas bíblicas. Claro que tambíén puede tratarse del viejo truco de anunciar mucho más de lo que al final es, de forma que a nosotros nos parezca que las medidas no son para tanto. Particularmente espero con curiosa anticipación el día del anuncio.

Y para acabar, porque el tema da para muy largo, queda hablar de nosotros, los ciudadanos a los que Rajoy prácticamente ha convocado a la huelga. Supongo que para muchos la sensación será confusa, el propio presidente nos anticipa que deberíamos ponernos en huelga, que el pisoteo de nuestros derechos va a ser historico. Hasta el más perezoso intelectualmente, hasta el más cobarde y egoista, hasta el mas pasota de los españoles debería replantearse un poco su atonía habitual a la hora de tomar su decisión de acudir o no a la huelga. Algunos pueden tomarlo como un deber patriotico, igual el presidente nos invita para demostrar que no nos doblegamos a los dictados extranjeros sin ofrecer un mínimo de resistencia. El propio presidente podría mostrarse comprensivo en un remedo de la simpatía con la que el gobierno Zapatero saludó la última huelga convocada. Para algunos, los que somos más combativos, puede tomarse el tema incluso como una chuleria y una provocación, algo así como ¡a ver si teneis cojones de montarme una huelga! O incluso mejor ¡hacerme las huelgas que quereais que me las paso por el forro!

El tema es sabroso, y dará para muchas tertulias. Voy ahora a disfrutar un poco y zambullirme en lo que espero será una enorme cantidad de articulos de opinión en los medios. Otra cosa no se, pero no cabe duda que nuestro presidente es cuando menos un brillante animador de la vida política española.

domingo, enero 29, 2012

¿Porqué permitimos que nos expolien? (I) La autoestima destruida.


Hace ya casi cuatro años desde que la crisis económica se desató y arrasó con el espejismo de prosperidad creado por el liberalismo. Ante la magnitud de su fracaso, hubiera sido razonable una masiva reacción de condena y de rechazo a la ideología que nos ha traido hasta aquí, pero la realidad nos ha llevado por caminos diferentes.

Tras la conmoción inicial, las oligarquías que se enriquecieron durante la fase de burbuja del crédito, han puesto en marcha su maquinaria de poder para asegurarse de que la fase de contracción no les arrebate los beneficios acumulados. Inmensas cantidades de fondos públicos se han transferido a manos privadas mientras se desmantelan los servicios públicos que salvaguardan un bienestar mínimo a la mayoría. Millones de personas han visto desvanecerse su trabajo y su sustento, cientos de miles han visto como los bancos les expropiaban del producto del ahorro de toda una vida, nos arrebatan a todos derechos arrancados en decenios de lucha ante nuestra mirada aletargada y estupefacta. El expolio a las mayorías por parte de las minorías se ha vuellto tan obvio que empieza a abrirse paso entre los grandes medios de comunicación. Y aunque como un goteo algunos salen a las calles y pasan al grupo de los indignados, la mayoría sigue moviendose con la mansedumbre del rebaño que se deja llevar igual de docilmente cuando le llevan pastar, que cuando les dirigen al matadero.

No me parece que se haya analizado mucho en los medios esta mezcla de mansedumbre y resignación con la que la gente afronta el presente y el futuro. Aporto mi granito de arena para dar mi propia explicación al fenómeno en una serie de entradas en el blog dedicadas a las que a mi entender son las cuatro causas fundamentales que explican la colaboración de la gente con los que les expolian. Recojo en realidad ideas que ya he expresado en el blog, por lo que pido disculpas a los que les suenen los argumentos a repetidos.

¿Porqué dejamos que nos expolien? 

Motivo I La autoestima destruida

Alguna gente se sorprende de que con indicadores económicos tan nefastos, las tiendas sigan vendiendo, los bares sigan teniendo clientes y haya una cierta apariencia de normalidad. En realidad la explicación es relativamente sencilla, y es que de momento esta crisis no nos ha afectado a todos por igual. Mientras una mayoría sigue yendo a su trabajo y recibiendo ese salario con el que capea el temporal, son los parados los que se han llevado, de momento, la parte del león del sufrimiento. Cabría pensar que es en este sector social donde surgiría la semilla de un descontento más violento, más de cinco millones de personas (con sus familias) que tienen poco que perder, y a las que les han robado el presente y el futuro. Se diría sin embargo que constituyen un colectivo invisible y mudo entre el que han fracasado los intentos de.organización y movilización.

A mi modo de ver, el elemento fundamental que explica la pasividad de estos y otros damnificados de la crisis tiene que ver con un sutil proceso de destrucción de la autoestima a la que nos estamos viendo sometidos. El mecanismo es sobrádamente conocido como condición básica para que la gente se someta a una situación de maltrato, y destruye toda capacidad de resistencia y de lucha a partir de conseguir que la víctima se culpabilice de su propio sufrimiento.

La persona que pierde su trabajo ve su vida puesta de repente patas abajo. Con el fin de su trabajo pierde de repente algo más que su sustento, pierde la rutina diaria que guía la mayor parte de sus acciones. El shock viene normalmente acompañado de una inevitable sensación de fracaso personal toda vez que el recientemente despedido no puede evitar compararse con aquellos, incluso entre sus ex-compañeros, que no han sufrido la misma suerte.

En las pasadas elecciones, entre los spots electorales del PP me llamó la atención uno que se centraba precisamente en ese drama personal. Personas que con cara de verguenza o incluso entre llantos confesaban a sus más allegados la humillación de no haber sido lo bastante buenos para mantener su puesto de trabajo. La verguenza y la culpa serán las compañeras inseparables de buena parte de la gente que pasa a engrosar las listas del desempleo, y ambas se verán alimentadas según los meses pasen y al fracaso para mantener el puesto de trabajo se una el fracaso al conseguir un nuevo empleo. Las continuas apelaciones en los medios de comunicación a la necesidad de formarse y mejorar una cualificación inadecuada para salir de ese callejón sin salida contribuirán eficazmente a machacar definitivamente la dañada autoestima del parado.

El parado es siempre demasiado viejo o demasiado inexperto, le falta el conocimiento adecuado de idiomas, no sabe hacer un curriculum, no sabe hacer una entrevista laboral, no tiene atractivo físico. El parado es el fracasado máximo en la sociedad del tanto tienes, tanto vales. El parado no vale nada, no vale para nada, no le quiere nadie, no le necesita nadie.

Yo también he vivido los efectos devastadores sobre la autoestima de una situación de desempleo que en mi caso se alargó hace años por tan solo nueve meses. Recientemente, haciendo procesos de selección de personal para mi equipo tuve la oportunidad de entrevistar a los máximos perdedores de entre este colectivo maltratado, gente algo mayores que yo, con dilatada experiencia profesional que te agradecían con lágrimas en los ojos el que te hubieras dignado a entrevistarles. En sus caras, se reflejaba la angustia y la inseguridad, y por supuesto la culpa por su fracaso. Es paradójico pero tristemente entendible que fuera yo el que viviera la experiencia con mayor indignación hacia este sistema que machaca y devora a las personas con sádica falta de piedad.

Si el parado es un caso extremo de autoestima destruida que deja a la persona incapaz de defenderse, en realidad el sistema nos bombardea a todos constantemente con mensajes que pretenden que interioricemos nuestra culpa ante una situación en la que en realidad somos víctimas. El asunto se resume en esa especie de eslogan repetido como un mantra: hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Y se omite la segunda parte que todos intuimos, y es que ahora nos toca pagar por ello, por nuestros pecados y nuestros derroches anteriores.

Somos culpables por haber comprado una casa que no podemos pagar, pero se nos omite como los que se suponía que conocían la economía nos mentían negando una burbuja insostenible y prometiendo una revalorización continua de nuestra vivienda en un entorno de pleno empleo. Somos culpables de que el estado tenga déficit público, y nos lo dicen los que rebajaron impuestos repetidamente a los que más tenían. Somos culpables de que nuestros salarios hayan subido en exceso, y nos lo dicen mientras los datos nos demuestran que el salario real ha descendido mientras se producía una inaudita orgía de beneficios empresariales. Somos culpables de nuestra economía poco innovadora, y nos lo dicen una clase empresarial que solo sabe vivir de la explotación laboral. Somos culpables de nuestra baja formación, y nos lo dicen los que se afanan en destruir todo vestigio de calidad de nuestro sistema de educación público. Somos incluso culpables de vivir más años, convirtiendo nuestra vejez en una egoista carga hacia la sociedad.

Y mucha gente lo ha interiorizado, hasta el punto de que asisten sin rechistar al retraso de sus jubilaciones, a la subida de sus impuestos, al empeoramiento de sus servicios sociales, a la degradación de la educación de sus hijos... Y no hacen nada porque han asumido su culpa colectiva por aspirar a una vivienda, por disfrutar de vacaciones, por comprarse un teléfono movil, o sobre todo por tener el privilegio de juntar dos salarios miserables tras jornadas eternas soportando horarios enloquecidos mientras sus padres cuidaban de unos hijos que apenas conocen.

Un mecanismo poderoso que nos mina y nos convierte en marionetas indefensas. Un primer elemento contra el que luchar si queremos salir de esta deriva a la que la mayoría asiste atónita.

viernes, enero 13, 2012

Hay muchos otros recortes sociales menos conocidos

Esta va a ser una entrada muy corta. El otro día estuvimos hablando con una amiga que trabaja en los servicios de acogimiento de menores de la Comunidad de Madrid. Lo que nos contó me revolvió las tripas.

Los servicios de los que hablo consisten en acoger a niños objeto de abusos o desatención, a la espera de que una resolución judicial decida la custodia o el acogimiento con otras familias. Las historias de todos estos niños, que nuestra amiga a veces nos cuenta, hablan de pobreza extrema, y desatención, y en muchos casos de violencia, o de abusos.

Nos comentaba nuestra amiga que están viviendo una situación absolútamente anómala desde hace algunas semana: les han dejado de llegar niños. Sería utópico pensar que de pronto hemos acabado con todas esas historias de abuso y miseria, resulta más verosimil y estremecedor pensar que los recortes han llegado a este area, y que si los niños no llegan es porque nadie se está ocupando de atender estos casos. Nos preguntamos si esta medida no es la antesala de un recorte de plantilla o de una privatización del servicio.

No tengo seguridad de qué es lo que hay detrás de esta extraña situación, pero conociendo como están las cosas y la falta de límite a la que se ha llegado en la rapiña y privatización de todos los servicios sociales, me temo lo peor.

martes, enero 10, 2012

¿Porqué la mayoría no ve lo que yo veo?



Esta mañana me encuentro con un conocido con el que la conversación me lleva al tema de la situación político-económica y las negociaciones sindicales con el gobierno y los empresarios en pos del enésimo recorte. Me muestra su desacuerdo con mis duras críticas a los sindicatos cuyas negociaciones nos llevan a un lento desangrarnos de recortes y cesiones. Me acusa de querer unos sindicatos del siglo XIX, y me argumenta  que dada el poco apoyo que tienen, si fueran más combativos el resultado sería peor. Cuando nos despedimos me quedo pensando que efectivamente la acusación es cierta, pero es igualmente cierto que mi pretensión de cambiar el modelo sindical está más que justificada. Fueron esos antiguos sindicatos combativos y con la huelga como base de la lucha los que consiguieron todos los avances sociales que los sindicatos actuales de moqueta y reunión con ministro van perdiendo pedazo a pedazo.


En realidad nuestras élites sindicales parecen haber interiorizado un tremendo cambio de visión de las reglas del juego. Donde los sindicatos de hace un siglo veían un conflicto con unos enemigos de clase que mantienen intereses contrapuestos con los de los trabajadores, los sindicatos de hoy parecen ver a compañeros de negociación en busca de un bien comun. Tanta apelación a la responsabilidad de los trabajadores me produce hartazgo, especialmente cuando viene de los que deberían defendernos con uñas y dientes. Es lo malo de abandonar la ideología, sin cuyo referente nuestros sindicatos han olvidado lo que son y lo que somos, han olvidado que esto es un conflicto encarnizado donde tenemos enfrente a nuestros enemigos, y que no están ahí para defiender los intereses de España, o de los españoles, sino de los trabajadores.

No quiero por otra parte centrar mi crítica una vez más en los sindicatos, porque tengo claro que ese mismo mal nos rodea en todos los ámbitos politico-sociales. Donde yo veo una banca usurera que parasita y engorda a costa del esfuerzo de sus trabajadores-clientes, a los que expropian de sus ahorros invertidos en forma de vivienda, una banca que no duda en chupar del Estado cuando necesitan protección contra las pérdidas de sus otrora lucrativos negocios, otros parecen ver altruistas entidades que cumplen con una importante labor social de canalizar el ahorro para generar crédito. Donde yo veo pequeños burgueses con negocios basados en la explotación de los empleados, otros parecen ver emprendedores que dejan caer el maná en forma de empleo a aquellos que siendo más torpes y menos preparados reciben la caridad de un puesto de trabajo. Donde algunos ven en las multinacionales patrias a orgullosos ejemplos de nuestra capacidad empresarial, que pasean por el mundo la marca de España a la vez que las de sus empresas, yo veo compañías que deslocalizan empleos en busca de mano de obra aún más esclavizada que la nuestra, y que exprimen mercados ajenos mediante las mismas tacticas, muchas veces turbias, con el objeto de que se forren aún más los que todo lo quieren. Donde algunos aplauden aliviados la subida de la bolsa, yo veo el índice que indica el éxito de los especuladores en unas actividades que debían ser calificadas de delito.

Y puedo seguir casi sin límite. Donde otros ven a los votantes de la derecha como gente que defiende otros puntos de vista políticos, tan respetables como el mío, yo veo a cooperadores necesarios en un sistema injusto y criminal, movidos en el mejor de los casos por la ignorancia, y en el peor por el egoismo. Donde otros ven libertad de credo, yo veo pasividad ante sectas tan destructivas para la libertad personal como es la iglesia católica, responables de crímenes difíciles de cuantificar y enemigas del progreso de la humanidad. Donde otros ven a un gobierno y unos políticos que representan la soberanía del pueblo, yo veo estafadores representantes del bipartidismo que se aprovechan de un sistema manipulado y corrupto y lo ponen al servicio de las oligarquías que realmente nos gobiernan. Donde unos sienten orgullo ante las heroicas victorias de nuestros deportistas y selecciones, yo veo papanatas que aplauden ante deportes que no conocen, cuando no deportistas cuyo patriotismo no les da para dejar de fijar su residencia en paraisos fiscales y para no canalizar sus ingresos por medio de empresas que les garanticen la evasión fiscal.

Resulta exasperante mirar a tu alrededor y ver este panorama de abuso, mentira, robo, egoismo y estupidez,.mientras la gente que te rodea asiste impasible y ciega, como si vivieramos en mundos diferentes. Es como vivir en una pesadilla absurda de la que parece imposible despertarse.

A modo de post data quisiera añadir que aunque se que más de uno que me lea considerará mis puntos de vista bastante intolerantes, yo no puedo estar menos de acuerdo. No creo que quepa una demostración mayor de paciencia y tolerancia que la mía, al defender pacíficamente mis ideas despues de tener una visión del entorno tan indignante y exasperante como la que yo tengo.

sábado, enero 07, 2012

¿Como reaccionar cuando el PP copia medidas de nuestro programa?


Bueno en realidad habría que admitir primero que la premisa de que el PP esté copiando del programa de IU es cierta. Hay quien niega todo caracter redistributivo de la mini reforma fiscal por el hecho indiscutible de que es un mero parche en un sistema fiscal basado en la evasión, la carga en las rentas del trabajo y la reducción constante de las cargas a las empresas. Y sin embargo, como ya mencionaba en el foro de simpatizantes de IU.
... Yo lo miro siempre de la misma manera a la hora de pensar si me gusta o no una medida fiscal. Mi cuñada no trabaja y mi cuñado está en paro de larga duración aguantando haciendo trabajillos en negro. A ellos la subida del IRPF no les cuesta nada, a mi, que tengo un salario muy por encima de la media calculo que me va a costar más de 150 EUR al mes.
Tampoco es que limitar pagos en efectivo vaya a eliminar el fraude y la economía sumergida, pero negar que es una medida en la buena dirección es ponernos a la altura de los derechistas del Tea Party.

Creo que nuestra reacción a la parte buena de las medidas del PP está siendo totalmente equivocadas. No se puede salir públicamente negando toda parte buena a las medidas tomadas si no queremos confundir a la gente y que piense que los que defienden estas cosas son el PP. Hay mucha gente que verá con agrado que sus jefes reciban un mordisco relativamente importante en su nómina comparado con lo que ellos van a pagar. Hay también mucha gente sin trabajo ni ingresos que verá con agrado que esta ronda de medidas no la paguen ellos. Lo último que podemos permitir es que el gobierno del PP se convierta ahora en el adalid de los menos favorecidos al precio de una medidas mínimas. Bonito mensaje para una ciudadanía manipulada y confusa.

Pero hay un aspecto aún más importante que podemos estar dejando escapar. El PP nos regala poner encima de la mesa temas a debate que siempre se han considerado quimeras utópicas. Por primera vez llega al centro del debate la importancia de la lucha contra el fraude fiscal y la evasión de impuestos, así como de la regresividad de nuestro sistema fiscal. Deberíamos aprovechar para dejar claro que ese tipo de medidas son las que nosotros defendemos y que se han escamoteado del debate por parte de los medios del sistema y los partidos en el poder. Y hablar de como estas medidas son solo la punta del iceberg de los cambios que son necesarios, cambios que nosotros hemos defendido en solitario durante las últimas décadas.

En los últimos tiempos se indicaba como causa de la destrucción de los partidos socialdemócratas el hecho de haber asumido el discurso de la derecha. Al final, decíamos, la gente entiende que para hacer políticas de derechas lo más lógico es votar a la derecha. Si el PP está dispuesto a asumir el discurso de la izquierda que se centra en progresividades fiscales, lucha contra el fraude, y en que la crisis la deben pagar los que más tienen, lo que nosotros debemos hacer es subirnos al carro para asegurarnos que nuestra voz se oye más fuerte y no entrar en una ceremonia de la confusión en la que parece que la derecha acabará siendo el adalid de la justicia social.


domingo, enero 01, 2012

Preparémonos. Necesitamos propuestas alternativas de lucha

El año nuevo amanece con ese brillante sol castellano invernal que parece invitar a salir a la calle y hacer cosas. Los días son ya impercetiblemente más largos, y el frío que nos espera lleva consigo la promesa de una primavera no tan lejana. El final de Diciembre marca el punto mínimo de un ciclo solar, el final del descenso y el principio de una mejora que empezará con sufrimiento y esfuerzo invernal.

Nuestra situación política podría asemejarse a la estacional. Tras la última y más terrible de todas las traiciones de los pseudosocialdemócratas y con el PP en una situación de dominio absoluto, incluido todas las administraciones y todos los medios de comunicación; en la antesala de recortes históricos que suponen un retroceso de lo avanzado en materia social en decenios. Lo bueno de caer tan abajo es que parece que no queda otro camino que la subida. Será optimismo de soleado año nuevo.

Mientras las cosas se desarrollan, estaría bien que aquellos que formamos las menguadas filas de la resistencia ideológica, nos fueramos poniendo en marcha para preparar la lucha que viene. Y esa lucha no va a ser en las urnas, sino en las calles y en la sociedad. Hay que replantearse la estrategia de huelgas y movilizaciones masivas, imposibles de momento en un entorno de una sociedad aún adormecida y estupefacta y buscar cualquier otro medio de lucha, de propaganda de subversión y de conflicto. Pero eso no significa estar parados, hay que ser inteligentes, buscando acciones con un adecuado equilibrio de coste y beneficio.

En la página de DRY leí hace tiempo que alguien proponía utilizar los billetes bancarios como fuente de propaganda. Era tan sencillo como escribir un eslogan en los billetes que pasaran por nuestras manos de forma que estos se convirtieran en una fuente de propagación de ideas. Es una idea pequeña, con un efecto pequeño, pero es una buena idea en linea con lo que tenemos que buscar. 

Más subversivo pero igual de sencillo es llevar silicona o pegamento y entretenerse en rellenar las cerraduras de todos los bancos que encontremos a nuestro paso. Por supuesto que no es una propuesta real que yo haga, porque sería un delito y sería estúpido plantearlo públicamente. No sería yo tan tonto de promover acciones contra la propiedad privada de los que nos esquilman y dudo que ninguno de los que me leen sean tan irresponsables para no respetar la ley, ¿verdad? Es puro pensamiento teórico.

Debemos tomarnos lo que viene como lo que somos, una pequeña guerrilla ante un gran ejército. Seamos nosotros los que pongamos las normas del conflicto, y no nos acomodemos a las normas y fórmulas tradiconales. Pongamonos en marcha con inteligencia, conscientes de nuestra debilidad actual, pero recordando que la historia nos ha dado ejemplos de como un grupo pequeño puede enfrentarse a fuerzas superiores e imponerse al final.