sábado, septiembre 28, 2013

Algún imbécil ha decidido que no puedo manifestarme hoy. He presentado una denuncia en el juzgado.


Hoy tocaba manifestación, Jaque al Rey reza la convocatoria. Con el gobierno amagando con más de mil policías movilizados y la invitación a marcharse a los observadores de la OSCE, no he creído que fuera buena idea ir con la familia, así que me he marchado yo solo.

Llego a las cercanías del Palacio Real entre la llovizna y arrastrando el resfriado que me aqueja desde hace un par de días. Ante mi, la calle vallada y un cordón policial que me impide el paso. Busco otra entrada por otra calle con el mismo resultado. En la tercera calle que encuentro cortada me acerco a un policía y le pido que me deje pasar, pero este me indica que no puedo porque hay una manifestación. Le pregunto malhumorado quién de entre nuestros políticos es el genio que ha decidido que yo no puedo ejercer a mi derecho de manifestación, y me contesta en un tono similar que se lo pregunte a sus jefes.

Sigo recorriendo el cordón policial y de nuevo, en otra calle, hablo con otro policía que le está dando explicaciones a otro viandante. Este  me dice de forma muy amable que la manifestación es ilegal, a lo que yo le respondo que no existe el concepto de manifestación ilegal. Me mira con cara de decir que la culpa no es suya y que él sigue órdenes. Le pregunto qué debo hacer ante este abuso a mis derechos y me dice que puedo denunciarlo en el juzgado, pero que él ha venido de fuera de Madrid y que no sabe indicarme en cuales.



Sigo algo más allá, vuelvo a hacer la misma petición de pasar en otro control policial y me encuentro con la misma negativa. Le pregunto a este nuevo policía donde debo denunciar el hecho y me remite a los juzgados de Plaza de Castilla, a donde he ido inmediatamente a interponer la correspondiente denuncia.


No se si es la estúpida de la Cristina Cifuentes, a la que ya han dado de alta del hospital, o si es algún imbecil subalterno el que ha decidido que mis derechos constitucionales se los pasa por el forro. Estos subnormales aún no se han enterado de que estamos en una democracia, y que por poco que les guste, su deber es defender mi derecho a protestar ante lo que no estoy de acuerdo. Esta gentuza, chula, prepotente, soberbia y despreciable se han creido por encima del bien y del mal, y en el camino han malversado fondos públicos movilizando a miles de policías, han abusado de su poder, y han cometido prevaricación al dar instrucciones a las fuerzas de seguridad sabiendo que son contrarias a la legalidad.

Espero que mi denuncia no sea la única hoy, y aunque soy escéptico del resultado de la misma, soñaré que algún juez inhabilita para cargo público a la chusma de mamporreros del gobierno que mandan a la policía desde la delegación del gobierno.

domingo, septiembre 22, 2013

Desandar el camino para poder avanzar


Ocurre muchas veces que según avanzas en tu camino, te surgen dudas al respecto de si te has perdido y no vas a llegar al destino deseado. Normalmente bajas el ritmo, te paras y miras a tu alrededor, intentando encontrar los signos que te indiquen que realmente vas en la buena dirección. En estas circunstancias, tu resistencia a aceptar que estas perdido son proporcionales al tiempo que llevas dedicado y al esfuerzo que llevas hecho. Así, muchas veces reanudas tu marcha pese a las evidencias que se acumulan, en busca del siguiente recodo, con la esperanza de que a su vuelta encuentres los signos que eliminen tus dudas y te confirmen que vas en la buena dirección. Detrás de ese recodo puede venir otro, y cuanto más avanzas más difícil te resulta admitir que todo el esfuerzo y tiempo dedicado se ha perdido, y que ahora tendrás que dedicar un esfuerzo adicional a volver al principio y tomar una nueva senda. Hay veces en que no somos capaces de reconocer ese error y seguimos por el camino equivocado mintiéndonos a nosotros mismos para hacer mas soportable la realidad de que nunca vamos a llegar a donde queríamos.

El camino al que me refiero  puede ser cualquier decisión o proyecto que decidimos emprender. Ocurre muchas veces en la decisión de seguir con tu pareja cuando parece que la relación no genera la esperada felicidad, ocurre con gente que hace un trabajo que no le satisface, o que descubre a mitad de la carrera universitaria que esta no le gusta. Ocurre en general con cualquier decisión en la que nos embarcamos y que acaba siendo errónea, y demasiadas veces no tenemos el coraje para admitir nuestro error y desandar el camino que en su día tomamos.

El otro día leía un comentario a una noticia en la que alguien que se declaraba como de centro-derecha de toda la vida, contaba su espanto ante la forma en la que el partido que él ha votado está destruyendo servicios sociales. Es alguien que ya se ha parado a reconsiderar sus decisiones pasadas y parece dispuesto a admitir su error y desandar parte de un camino que ve que no le lleva donde debía. Algo parecido parece estar pasándole a gente como Iñaki Gabilondo, seguramente el periodista más importante de la transición, cuando decide ahora que debe unirse públicamente la causa del juicio al franquismo.

Yo me imagino a buena parte de esas mayorías que han apoyado hasta hoy a nuestro sistema político-económico, parándose tras dar la vuelta al último recodo de ese camino que recorre nuestra sociedad. Me imagino como, para intentar averiguar si se equivocaron en alguna bifurcación previa, algunos levantan la vista y ven el paro, la desigualdad, el retroceso social, la corrupción y la injusticia que nos rodea. Y aunque no es fácil admitir el tiempo que se ha perdido y el daño que indirectamente uno ha causado, creo que poco a poco aumenta el grupo de los que se dan la vuelta y admiten que ese camino no lleva a donde ellos querían. Estoy convencido de que algún día, no digo que sea pronto, su número será suficiente como para cambiar la dirección de la corriente

PD; Hablando de este tema no puedo menos que recomendar a quién lea esta entrada una película española de 2002, "En la ciudad sin límites" que trata el tema del coraje que hace falta para desandar un camino y el coste de no hacerlo. Los actores con Fernando Fernan Gomez a la cabeza, impresionantes; la música fantástica.

domingo, septiembre 15, 2013

El evidente fracaso de la economía de mercado


Circulaba hace unos días por la autopista de peaje que discurre de Zaragoza hacia Navarra, y me admiraba una vez más de los absurdos del sistema en el que vivimos. Mientras la vía por la que yo circulaba se encontraba vacía, la carretera general que discurre en paralelo presentaba un denso tráfico de camiones a los que los afanados conductores de turismos intentaban adelantar con un innegable riesgo para su vida y la de los demás conductores. Ya he comentado en este blog mi opinión al respecto de la cacareada eficiencia del mercado para distribuir recursos, pero es una pena constatar como hay un desconocimiento total entre la mayoría de la gente de como funcionan realmente las cosas. Es cierto que se conoce bien el hecho de que en este mundo millones de personas mueren de hambre mientras se desperdicia comida, pero pocos son realmente conscientes de que tal hecho no es resultado de una mala gestión de un sistema potencialmente bueno, sino la forma normal en que dicho sistema económico funciona.

Hablando ayer con mi mujer (que merced a la tabarra que le doy continuamente no es precisamente parte de la mayoría en cuanto al discurso político que recibe) me quedé de nuevo sorprendido de hasta que punto la mayoría es totalmente desconocedora de como funciona nuestra economía. Habíamos visto un documental sobre la Segunda Guerra Mundial y Julía se se preguntaba cómo era posible que hubiera habido recursos para montar una maquinaria militar de ese calibre. Tras indicarle que la producción militar era una de las vías por las que la demanda de una deprimida Alemanía había puesto en marcha su economía en los años 20, seguía poco convencida de la paradoja de que construyendo aviones militares se pueda mejorar la calidad de vida de la gente. Intenté una lección de keynesianismo básico (tampoco es que mi formación me permita mucho más) que pensé interesante incluir en el blog.

Dado que la crisis económica actual se parece bastante a la de los años 30 del siglo pasado, resulta casi más fácil explicar el tema. Partimos de que todos tenemos unas necesidades que cubrir y que para satisfacerlas se utilizan recursos naturales (incluida la energía) y mano de obra. Es evidente que en ni los recursos, ni las fábricas, ni la mano de obra que teníamos disponibles en el feliz 2007 se han desvanecido, sin embargo, millones de personas han dejado de trabajar y pierden el tiempo en su casa entre depresiones, sensaciones de fracaso, e infructuosas visitas al INEM y a las páginas web de búsqueda de trabajo. Esas personas han dejado de contribuir con su esfuerzo a la satisfacción de las necesidades de todos, las suyas incluidas, por lo que el cada vez menor contingente de trabajadores activos tenemos que intentar producir los bienes y servicios que se necesitan para mantener el mismo nivel de bienestar de la sociedad. Con más de tres millones de cotizantes menos (un 17% de descenso) parece difícil cubrir bien las necesidades de 1,5 millones de habitantes más.

En la actualidad tenemos en España aproximadamente un cotizante por cada tres habitantes, y en el mejor momento del boom el ratio era de uno por cada dos y medio. Incluso en la época que vivíamos por encima de nuestras posibilidades, cada trabajador generaba un importante excedente respecto a sus propias necesidades. Lo que genera la crisis actual no es el habernos tenido que ajustar a vivir según nuestros recursos, sino el haber lanzado a la inactividad a millones de personas que pueden y desean entrar en el proceso productivo. El fracaso no es de los parados, es de un sistema que es incapaz de utilizar los recursos disponibles para satisfacer nuestras necesidades, algo que no nos debe extrañar, porque el cubrir las necesidades de la gente no es el objetivo que guía a la economía de mercado.

Poner a producir a los seis millones de personas paradas no solo daría de sobra para revertir la merma en servicios sociales que hemos sufrido en los últimos tiempos, sino que generaría además recursos adicionales que se podrían materializar en forma de tanques y aviones (tal como se hizo en la Alemania de los 30), promociones inmobiliarias vacías, aeropuertos sin aviones y AVEs a ninguna parte (como hicimos en España en los tiempos de la burbuja), o cualquier otra objetivo más loable.

Llegado a este punto de la explicación Julia me hace una pregunta aparentemente lógica, pero en realidad totalmente extraña. ¿De donde sacamos el dinero para poner a trabajar a la gente? Y es extraña porque volviendo al principio de la explicación, el dinero no sirve para producir nada, sino que son los recursos naturales y la mano de obra los que generan los bienes y servicios. Y si la "iniciativa privada" y el "mercado" son incapaces de utilizar esos recursos que, en forma de parados desesperados, se encuentran disponibles, igual deberíamos encontrar un sistema alternativo que sea más útil y eficiente.

Pero eso sería hablar de ideas tan anticuadas como el socialismo, la intervención pública en la economía y todas esas locuras que gente desfasada como yo aún nos atrevemos ridículamente a defender. ¿Verdad?

lunes, septiembre 09, 2013

Y después del fracaso de Madrid 2020, ¿que?


Admito que no he simpatizado demasiado con el tema de la candidatura de Madrid a los juegos olímpicos, pero es cierto que según se ha ido acercando la fecha, me había dejado llevar por la ola de optimismo que se había lanzado en los medios para acabar creyendo en una posibilidad cierta de victoria. Y me alegro de que fuera así, porque cuando me enteré de como la candidatura se había caído en la primera ronda sentí un cierto estupor y una sensación evidente de que me habían tomado el pelo, sentimientos que supongo que comparto con esos millones de personas que sí deseaban con entusiasmo que Madrid fuera designada ciudad olímpica.

A toro pasado uno no puede menos que encontrar paralelismos entre el modo en que se ha tratado el tema de los juegos y la forma en que el PP y los medios del sistema tratan la situación económica. Frente a una realidad que no auguraba nada bueno, se nos había vendido una victoria casi segura que vendría a ser como la antesala de todas las buenas noticias por venir. En el cuento de la lechera de la salida de la crisis, la disputa olímpica parecía el cántaro de leche que marcaba el comienzo del cambio de tendencia, la antesala del resto de buenas noticias por venir. Pero el cántaro de leche se rompió, y de repente nos damos cuenta de que nos habían tomado el pelo, que nuestra candidatura no era fenomenal por austera, sino simplemente pobre debido a nuestra lamentable situación económica; y que de España lo que se habla de verdad por el mundo es de nuestra corrupción. De paso pudimos ver la triste falta de capacidad de nuestros dirigentes, con Ana Botella como la más patética del patético grupo.

Y el desastre, la incapacidad, lo absurdo y la tomadura de pelo olímpica se nos ofrece ahora en toda su patética realidad como ejemplo de todo lo demás. Y no falta en la trama ni sus gotas de monarquía, ni sus sospechas de intereses encubiertos de las constructoras y grandes empresas, ni la evidencia del despilfarro y la mala gestión. Nos falta la conexión con Bárcenas y la Gurtel, pero tranquilos, que acabará saliendo a la luz, porque en realidad en nuestro país, en cuanto escarbas un poco te encuentras con el mismo entramado de corrupción político-económica. Se cayó la candidatura de Madrid, y con ella parece caer la ilusión de algunos de que el PP puede llevarnos de nuevo a los días de vino y rosas inmobiliarios. No hay nada que espabile tanto como un buen bofetón, ¿verdad?

Estamos en septiembre y llega un interesante otoño. El COI nos ha puesto en nuestro sitio, ahora nos toca a nosotros poner en su sitio a toda esa pandilla de caraduras, postfranquistas, corruptos y reaccionarios cuyos líderes vuelven de Argentina con el rabo entre las piernas. Al final habrá que darles las gracias.

sábado, septiembre 07, 2013

Los datos de paro y afiliación en agosto (o son idiotas o nos han tomado a todos por tales).


"...partiendo de la nada y con nuestro solo esfuerzo, hemos llegado a alcanzar las más altas cotas de miseria" (Groucho Marx)

Mientras a primeros de semana aguardaba a que se publicaran los datos de paro registrado y afiliación a la SS en agosto, no podía menos que admitir que mi deseo era en realidad que estos datos no fueran buenos. Con un gobierno desbocado en su porpósito de aprovechar la crisis para implantar una agenda neoliberal brutal, nuestra esperanza a largo plazo pasa por un desastre tan evidente en los resultados que ni siquiera toda la maquinaria propagandística del régimen consiga engañar a una población desinformada y fácilmente manipulable. La peor alternativa es que una mejora económica global permita dotar de algún tipo de credibilidad a un cambio de paradigma económico y social que nos precariza en el trabajo, nos empobrece en el reparto de la riqueza y extermina el concepto del sector público como agente redistribuidor que evita las brutales desigualdades que el capitalismo genera.

Mucho se han comentado las citadas cifras desde que se publicaran el martes. Frente a un impostado optimismo del gobierno y sus voceros por el descenso de 31 desempleados registrados, los críticos ponen (ponemos) encima de la mesa la evidencia de la disminución de 100.000 cotizantes a la SS (con sus puestos de trabajo correspondientes). Que en este contexto algún ministro diga tan pancho que se ha acabado la destrucción de empleo, y que dicho mensaje se cacaree en los medios profusamente parece surrealista.

Constatado que agosto ha sido un mal mes como casi siempre, se necesita un análisis mayor para intentar saber si, como triunfalmente pregonan nuestros gobernantes, estamos ya viendo la luz al final del tunel de la crisis. A ello me afano y con vosotros comparto el resultado.

Para empezar, unos datos que nos ponen en perspectiva donde estamos. Dado que el registro del INEM solo indica el número de gente que se molesta en ir a apuntarse, me he centrado en el más útil dato de número de cotizantes. Esta es la evolución del número de afiliados a la SS en España desde el inicio de la crisis en 2007.


En nuestro país el empleo tiene, como todos sabemos, un fuerte componente estacional, de forma que siempre se crea empleo entre marzo y julio, y casi siempre se destruye entre agosto y febrero. Analizando los datos de la tabla superior, el primer dato evidente es que los dos últimos años han sido los peores desde el horrible año 2009; siendo 2013 aún peor que el año pasado. Si miramos solamente al periodo marzo-julio, ese que hace sacar tanto pecho al gobierno, comprobamos que los datos no mejoran ni mucho menos los de los dramáticos últimos años de Zapatero, si bien si mejoran el desastroso primer año de "reformas" populares.

En busca de la luz que el gobierno pregona ver dentro de la oscuridad, vamos a ver si realmente la tendencia mensual justifica algún tipo de optimismo.


Se hace muy evidente en el gráfico el impacto de las medidas que el gobierno tomó el verano pasado, y como estas nos llevan a un empeoramiento repentino de la situación. Una vez frenado el frenesí recortador del gobierno, podemos presumir de haber vuelto a la desastrosa situación de la que partíamos. ¿Será que el gobierno ha optado por la maquiavélica política de torturarnos, con el solo objetivo de que cuando la tortura pare, la miseria absoluta en la que estamos instalados parezcan buenas noticias? No cabe descartarlo, porque la realidad es que despues de haber llegado a cotas cercanas a los 800.000 empleos destruidos anualmente en diciembre del año pasado, bajar de la cota de los 600.000 puede a alguno parecerle un dato a celebrar.

Una vez que ya constatamos que tras innumerables recortes en condiciones sociales y laborales, estamos bastante peor en términos de destrucción de empleo que cuando el actual gobierno llegó, ¿cabe margen para la campaña de optimismo en marcha? El gobierno parece haberlo visto en los meses estivales, después de que a finales de abril reconociera unas previsiones espantosas para el resto de la legislatura. ¿Estamos ante un puro efecto de una campaña turística especialmente buena , o realmente hay algo donde agarrarse? Para tratar de llegar a alguna conclusión, podemos comparar la evolución de la situación durante este periodo entre las distintas provincias, con el objeto de ver si realmente son las receptoras de turismo las que se benefician de mejores números cuyo carácter sería inevitablemente temporal.


En el trimestre veraniego, se han perdido en España 40.000 empleos, frente a los 100.000 perdidos el año pasado y los 90.000 de 2011. Sin embargo esta mejora no es homogénea. En Madrid se pierden los mismos empleos en 2013 que en 2012 (y 3.000 más de los que se perdieron en 2011). La mejora relativa respecto al año pasado se concentra en Cataluña (21.000), Comunidad valenciana (9.000), Castilla La Mancha (12.000), Canarias (7.000) y las provincias de Cadiz (4.000) y Málaga (6.000). Este triste bagaje se da en un entorno económico global mucho más favorable que el año anterior, lo que relativiza aún más la magra mejora.

En busca de los datos que justifican el optimismo del gobierno, he hecho el análisis de la evolución del mes de agosto, pero lamentablemente los datos son similares.


La mejora se produce sobre todo en Cataluña (6.500), Andalucía (12.000), Castilla La Mancha (5.000), Canarias (4.000) y esta vez si Madrid (3.500), con un componente turístico quizás algo menos marcado, pero sin duda evidente.

Así pues, concluido el análisis de los datos en busca de las causas del optimismo, no puede uno menos que asumir que o bien estamos gobernados por una panda de subnormales, o bien son simplemente unos estafadores que intentan mantener a la gente engañada, o bien están tan preocupados ante la forma en que pierden apoyo y credibilidad debido a su mala gestión económica y su corrupción, que lanzan cualquier mensaje desesperado para intentar frenar la sangría.

Al final de septiembre tendremos nuevos datos, con la campaña turística acabada, que nos permitirán seguir buscando entre los escombros alguna de esas luces o brotes verdes de los que muchos hablan pero nadie ha visto aún.