Asisto desde el desconocimiento de la mayoría al conflicto que la implantación del plan de Bolonia. Con la ligereza de quien se nutre de información en las noticias de la televisión es fácil imaginarse a unos díscolos chavales con tendencias antisistema que se oponen a unas reformas encaminadas a modernizar nuestra obsoleta universidad. Se habla de hacer una universidad más cercana a las necesidades de la las empresas, de ciclos más cortos complementados con estudios de postgrado especializados, todo tan razonable que solo la rebeldía de la juventud justificaría una postura contraria.
Seguramente porque tengo una desconfianza patológica hacia todo lo que venga de esa clase dirigente europea nuestra, me resulta fácil ver las cosas de otra manera. Frente a una universidad pública con vocación de universalidad se obligará a los estudiantes a pasar por los postgrados donde se impondrán “prestigiosas” escuelas elitistas. Un buen paso hacia la privatización de la enseñanza superior que no parece haberse abierto paso aún a este lado del atlántico, y es que rara vez se dan puntadas sin hilo.
Por otra parte tampoco se sostiene el principio de que la universidad debe ser una herramienta para producir trabajadores en lugar de hacer de ella una fuente de conocimiento y de formación de personas. Con un criterio tan limitado nos podríamos ir olvidando de la investigación teórica en la mayoría de las ciencias, pero sobre todo diríamos adiós a todo a las ciencias sociales. ¿Para qué sirven los estudios de historia, sociología o filosofía a las empresas? Resulta tentador pensar que lo que de verdad se pretende es evitar toda posibilidad de pensamiento crítico mientras se nos desarrolla como pura mano de obra.
Todo muy burdo, pero es que al nivel de estupidez acrílico al que se nos somete no hace falta mucho más para que la gente piense lo que debe pensar.
sábado, diciembre 27, 2008
domingo, diciembre 14, 2008
¿Es nuestra economía una gran farsa piramidal?
Impactante la noticia, para mi más impactante incluso que otras que parecen ocupar más espacio en las primeras páginas de las noticias en estos días en que todo es crisis económica. Un gurú de las inversiones, nada menos que la antigua cabeza del Nasdaq va a ser encarcelado por montar un fraude piramidal a escala planetaria.
Debo de ser en el fondo un ingenuo infantil, pero es que uno para empezar sigue pensando que el mundo está en manos de gente menos inepta. Una cosa es que unos listos monten Forum Filatélico aprovechando los agujeros legales y atrayendo a pardillos individuales que se han creido eso del capitalismo popular, y otra es que los estafados en este timo tan antiguo sean solventes empresas llenas de analistas y abogados y que manejan los fondos de incautos inversores por miles de millones de euros. No tengo interés en seguir profundizando sobre el tema en si, pero sospecho que si lo hiciera mi sorpresa iría en aumento al descubrir que no hubo que montar un complicadísimo entramado de ocultación, sino que bastó con la buena reputación del tipo y unas expléndidas oficinas en la mejor zona de Manhattan.
Mientras en los medios se trata el tema con una aproximación del tipo "éramos pocos y parió la abuela", a mi no me deja de rondar por la cabeza un pensamiento más preocupante. ¿Deberíamos entender la crisis económico-financiera mundial como la caida de el gran fraude piramidal de la economía global?
Es que a mi todo me cuadra. Nuestra economía financiera se ha ido multiplicando exponencialmente desde los años 80 sin que hubiera una base real que la sustentara. El sistema se ha mantenido gracias a la entrada de nuevos inversores atraidos por rentabilidades imposibles pero cuyo dinero iba directamente a convertirse en beneficios de los anteriores participantes mediante la espiral de la especulación. Cuando el sistema parecía venirse a bajo con la crisis del sector tecnológico se alimentó una burbuja crediticia de forma que los fondos siguieran entrando y el sistema se mantuviera. Sin embargo, como todo fraude piramidal, en el momento en que ya no se consigue inyectar nuevos participantes al sistema este empieza a colapsar y se descubre la gran mentira.
Cuando uno ve las cosas de este modo no puede menos que preocuparse. Lo mejor en un fraude piramidal es que caiga cuanto antes para que los afectados sean los menos posibles. Sin embargo nuestros gobiernos han decidido que lo mejor es mantenerlo y compensar con endeudamiento público lo que ya no puede hacer el endeudamiento privado, manteniendo el sistema vivo, pero ¿hasta cuando? Si esta interpretación es correcta lo único que hacemos es aplazar una crisis que acabará siendo peor.
La gran batalla ideológica en nuestros días se da entre los que piensan que la crisis actual es un accidente por una mala conducción de un sistema económico sostenible frente a los que piensan que este es insostenible y está condenado a colapsar. Mucho me temo que cuanto más lo pienso más me alineo con los segundos.
Debo de ser en el fondo un ingenuo infantil, pero es que uno para empezar sigue pensando que el mundo está en manos de gente menos inepta. Una cosa es que unos listos monten Forum Filatélico aprovechando los agujeros legales y atrayendo a pardillos individuales que se han creido eso del capitalismo popular, y otra es que los estafados en este timo tan antiguo sean solventes empresas llenas de analistas y abogados y que manejan los fondos de incautos inversores por miles de millones de euros. No tengo interés en seguir profundizando sobre el tema en si, pero sospecho que si lo hiciera mi sorpresa iría en aumento al descubrir que no hubo que montar un complicadísimo entramado de ocultación, sino que bastó con la buena reputación del tipo y unas expléndidas oficinas en la mejor zona de Manhattan.
Mientras en los medios se trata el tema con una aproximación del tipo "éramos pocos y parió la abuela", a mi no me deja de rondar por la cabeza un pensamiento más preocupante. ¿Deberíamos entender la crisis económico-financiera mundial como la caida de el gran fraude piramidal de la economía global?
Es que a mi todo me cuadra. Nuestra economía financiera se ha ido multiplicando exponencialmente desde los años 80 sin que hubiera una base real que la sustentara. El sistema se ha mantenido gracias a la entrada de nuevos inversores atraidos por rentabilidades imposibles pero cuyo dinero iba directamente a convertirse en beneficios de los anteriores participantes mediante la espiral de la especulación. Cuando el sistema parecía venirse a bajo con la crisis del sector tecnológico se alimentó una burbuja crediticia de forma que los fondos siguieran entrando y el sistema se mantuviera. Sin embargo, como todo fraude piramidal, en el momento en que ya no se consigue inyectar nuevos participantes al sistema este empieza a colapsar y se descubre la gran mentira.
Cuando uno ve las cosas de este modo no puede menos que preocuparse. Lo mejor en un fraude piramidal es que caiga cuanto antes para que los afectados sean los menos posibles. Sin embargo nuestros gobiernos han decidido que lo mejor es mantenerlo y compensar con endeudamiento público lo que ya no puede hacer el endeudamiento privado, manteniendo el sistema vivo, pero ¿hasta cuando? Si esta interpretación es correcta lo único que hacemos es aplazar una crisis que acabará siendo peor.
La gran batalla ideológica en nuestros días se da entre los que piensan que la crisis actual es un accidente por una mala conducción de un sistema económico sostenible frente a los que piensan que este es insostenible y está condenado a colapsar. Mucho me temo que cuanto más lo pienso más me alineo con los segundos.
domingo, noviembre 30, 2008
Mi hijo, la educación, el orden y el aperitivo.
Vuelvo otra vez de Ginebra en el vuelo de las 18:50. He comido pronto y no estaré en casa hasta las diez de la noche, así que cuando al fondo se acerca el carro de las comidas ya tengo pensado pedir algo de picar: un paquete de “stickado” y una cerveza. Los stickado son barritas de fuet en un paquete de 50 gramos que Iberia te sirve con una pequeña bolsita de picos de pan, suficiente para entretener el hambre y pasar el rato en el viaje de algo menos de dos horas.
Mientras el carrito hace su lento recorrido le estoy dando vueltas a lo que Julia me ha contado de la reunión que tuvo con la profesora de Rodrigo. Mi segundo hijo tiene un enorme corazón, pero es un rebelde, nunca hace lo que se le pide a la primera, quiere que todo sea a su manera y no se ajusta a ninguna regla. Tiene solo 7 años pero la profesora no se hace con él y a nosotros tampoco nos resulta fácil. Educar no deja de ser principalmente hacer entender y aceptar al niño el orden y las normas y eso con Rodrigo es difícil porque tiene mucho carácter, es independiente y sabe lo que quiere. Tengo que hablar con él y tratar de convencerle de que en la vida no se puede hacer solo lo que a uno le gusta.
El carrito ha llegado y he hecho mi pedido. Abro los stickado y los picos. En el paquete hay cinco barritas de fuet, que voy comiendo a la vez que los picos. El número de estos es mayor, unas quince creo recordar de pasadas ocasiones. Este tentempié se está convirtiendo en una rutina en mis últimamente bastante frecuentes viajes.
Comienzo a comer mientras sigo pensando en Rodrigo y su falta de disciplina, la verdad es que tengo hambre y el aperitivo me sienta bien. Voy comiendo los stickado a la vez que los picos manteniendo la proporción de forma que al finalizar la primera barrita me he comido tres y al finalizar la segunda he comido tres más. Miro el paquete de picos y recuento: me quedan siete. En el paquete había trece y no quince como pensé originalmente. Planifico el resto de mi tentempié con obvia precisión, comeré el siguiente fuet con tres picos y los últimos con dos.
El tercer stickado me lo como siguiendo el plan. Me tienta saltarme la planificación decidida y comer menos proporción con cada pico, pero finalmente la mantengo y me quedo con cuatro para dos barritas de fuet. Estas últimas me las como peor, no acabo de ajustar bien y tiende a sobrarme fuet, al final me como las barritas rápidamente centrado en ajustar el ritmo.
Cojo la cerveza y veo que se me ha ido quedando atrás. En mi planificación he dejado fuera de forma negligente la bebida lo que requiere la toma de medidas. Decido que hay que dar un tirón, por lo que aumento lo que bebo con los dos últimos stickado y consigo acabar las tres cosas a la vez. Contemplo los paquetes vacíos mientras me doy cuenta que con todo esto de las proporciones he comido rápidamente y sin disfrutar demasiado. Al fin y al cabo no se cual demonios hubiera sido el problema de acabar una cosa antes que las otras, pero con los años uno se vuelve cuadriculado por las normas y las obligaciones y acaba por no saber vivir la vida.
Mientras mi pensamiento vuelve hacia Rodrigo se me ocurre que cuando hable con él quizás debería aprovechar no solo para contarle cosas, sino también para intentar aprender por el camino.
Mientras el carrito hace su lento recorrido le estoy dando vueltas a lo que Julia me ha contado de la reunión que tuvo con la profesora de Rodrigo. Mi segundo hijo tiene un enorme corazón, pero es un rebelde, nunca hace lo que se le pide a la primera, quiere que todo sea a su manera y no se ajusta a ninguna regla. Tiene solo 7 años pero la profesora no se hace con él y a nosotros tampoco nos resulta fácil. Educar no deja de ser principalmente hacer entender y aceptar al niño el orden y las normas y eso con Rodrigo es difícil porque tiene mucho carácter, es independiente y sabe lo que quiere. Tengo que hablar con él y tratar de convencerle de que en la vida no se puede hacer solo lo que a uno le gusta.
El carrito ha llegado y he hecho mi pedido. Abro los stickado y los picos. En el paquete hay cinco barritas de fuet, que voy comiendo a la vez que los picos. El número de estos es mayor, unas quince creo recordar de pasadas ocasiones. Este tentempié se está convirtiendo en una rutina en mis últimamente bastante frecuentes viajes.
Comienzo a comer mientras sigo pensando en Rodrigo y su falta de disciplina, la verdad es que tengo hambre y el aperitivo me sienta bien. Voy comiendo los stickado a la vez que los picos manteniendo la proporción de forma que al finalizar la primera barrita me he comido tres y al finalizar la segunda he comido tres más. Miro el paquete de picos y recuento: me quedan siete. En el paquete había trece y no quince como pensé originalmente. Planifico el resto de mi tentempié con obvia precisión, comeré el siguiente fuet con tres picos y los últimos con dos.
El tercer stickado me lo como siguiendo el plan. Me tienta saltarme la planificación decidida y comer menos proporción con cada pico, pero finalmente la mantengo y me quedo con cuatro para dos barritas de fuet. Estas últimas me las como peor, no acabo de ajustar bien y tiende a sobrarme fuet, al final me como las barritas rápidamente centrado en ajustar el ritmo.
Cojo la cerveza y veo que se me ha ido quedando atrás. En mi planificación he dejado fuera de forma negligente la bebida lo que requiere la toma de medidas. Decido que hay que dar un tirón, por lo que aumento lo que bebo con los dos últimos stickado y consigo acabar las tres cosas a la vez. Contemplo los paquetes vacíos mientras me doy cuenta que con todo esto de las proporciones he comido rápidamente y sin disfrutar demasiado. Al fin y al cabo no se cual demonios hubiera sido el problema de acabar una cosa antes que las otras, pero con los años uno se vuelve cuadriculado por las normas y las obligaciones y acaba por no saber vivir la vida.
Mientras mi pensamiento vuelve hacia Rodrigo se me ocurre que cuando hable con él quizás debería aprovechar no solo para contarle cosas, sino también para intentar aprender por el camino.
jueves, noviembre 13, 2008
El run-run de la izquierda europea.
He vivido toda mi vida adulta asistiendo a una ofensiva conservadora con el neoliberalismo económico como ariete. Mis primeros recuerdos políticos son de Reagan y Tatcher en la escena internacional, y del PSOE de un Felipe Gonzalez en España que traicionó las ilusiones de una generación y lanzó a la desesperanza, el escepticismo y la despolitización a buena parte del electorado.
A día de hoy el panorama parece desolador. Nos encontramos ante una izquierda clásica desarbolada, con gobiernos derechistas en toda Europa y socialdemócratas abducidos en un eterno viaje hacia el centro, con el comunismo desaparecido y con el advenimiento de partidos populistas, ultraderechistas y xenófobos que atraen a una clase trabajadora sin referencias. Todo parece indicar que la victoria del pensamiento único es completa, hasta el punto de que cuando el capitalismo desregulado colapsa pilla a una izquierda desarmada, sin discurso ni respuestas y que parece que tiene poco que decir y que opinar.
Mientras en los grandes foros se discute como remendar el estropicio y conservadores y “socialdemócratas” comparten diagnósticos y medicinas basadas en intentar que nada cambie, existe un run-run que puede estar pasando desapercibido pero que puede marcar la política de los próximos años. En Alemania surge Die Linke formado por sectores izquierdistas del partido socialdemócrata y los restos del antiguo comunismo. En Francia está surgiendo un nuevo partido liderado por la LCR que busca constituir una gran alianza de izquierdas, mientras sectores izquierdistas del Partido Socialista han decidido seguir el ejemplo de sus colegas alemanes y abandonar el partido y los dirigentes del Partido Comunista tiemblan ante un próximo congreso que se presume muy movido. En Italia los sectores izquierdistas críticos de Refundación Comunista se imponen y paralizan el intento de formar un gran partido-alianza con sectores más moderados. En España IU llega a un congreso donde los sectores próximos al PCE proponen una refundación completa del proyecto.
Todos estos movimientos parecen tener tres puntos en común, el convencimiento de la necesidad de aunar fuerzas para crear una alternativa de izquierdas real, la oposición al pacto con unos partidos socialistas abducidos por el liberalismo y que son más parte del problema que de la solución, y la vocación transnacional ligada a la idea de cambiar los criterios sobre los que se construye la Unión Europea.
¿Algo se mueve finalmente en la izquierda? Habrá que estar atentos.
A día de hoy el panorama parece desolador. Nos encontramos ante una izquierda clásica desarbolada, con gobiernos derechistas en toda Europa y socialdemócratas abducidos en un eterno viaje hacia el centro, con el comunismo desaparecido y con el advenimiento de partidos populistas, ultraderechistas y xenófobos que atraen a una clase trabajadora sin referencias. Todo parece indicar que la victoria del pensamiento único es completa, hasta el punto de que cuando el capitalismo desregulado colapsa pilla a una izquierda desarmada, sin discurso ni respuestas y que parece que tiene poco que decir y que opinar.
Mientras en los grandes foros se discute como remendar el estropicio y conservadores y “socialdemócratas” comparten diagnósticos y medicinas basadas en intentar que nada cambie, existe un run-run que puede estar pasando desapercibido pero que puede marcar la política de los próximos años. En Alemania surge Die Linke formado por sectores izquierdistas del partido socialdemócrata y los restos del antiguo comunismo. En Francia está surgiendo un nuevo partido liderado por la LCR que busca constituir una gran alianza de izquierdas, mientras sectores izquierdistas del Partido Socialista han decidido seguir el ejemplo de sus colegas alemanes y abandonar el partido y los dirigentes del Partido Comunista tiemblan ante un próximo congreso que se presume muy movido. En Italia los sectores izquierdistas críticos de Refundación Comunista se imponen y paralizan el intento de formar un gran partido-alianza con sectores más moderados. En España IU llega a un congreso donde los sectores próximos al PCE proponen una refundación completa del proyecto.
Todos estos movimientos parecen tener tres puntos en común, el convencimiento de la necesidad de aunar fuerzas para crear una alternativa de izquierdas real, la oposición al pacto con unos partidos socialistas abducidos por el liberalismo y que son más parte del problema que de la solución, y la vocación transnacional ligada a la idea de cambiar los criterios sobre los que se construye la Unión Europea.
¿Algo se mueve finalmente en la izquierda? Habrá que estar atentos.
martes, noviembre 11, 2008
La memoria (histórica) de mi padre
El domingo, con 78 años, vi por primera vez en mi vida llorar a mi padre. Estábamos hablando y surgió el tema de las actuaciones de Garzón al respecto de los represaliados del franquismo y mientras mis padres me contaban historias de aquellos tiempos y aquellas personas la emoción le pudo.
Resulta curioso, pero hay en muchas familias donde estos temas no se han acabado de hablar, se enterraron debajo de una ley del silencio que impulsó un régimen del terror. Mi madre me contaba como mi tío segundo sigue pensando que a su padre le mataron los “rojos” algo que los indicios apuntan a que es falso pero que pudo ser la mentira contada a un niño pequeño intentando protegerle a él y a la familia de su indiscreción infantil. Mi padre me contó como años después de la guerra, en un campo de prisioneros ya casi vacío, hicieron llamar a mi abuelo y le dijeron que si gritaba “Viva Franco, arriba España” le dejaban salir. Mi abuelo contaba que no pudo hacerlo, pero que en ello no hubo ninguna intención de valentía, que lo intentó pero simplemente las palabras no le salieron de la boca. Le dejaron libre de todas formas.
En el curso de la conversación mi madre me habló de dos de sus tíos fusilados tras la guerra. Miré un momento en internet y sus nombres surgieron en las listas de Memoria y Libertad y en las del Foro por la Memoria . Mi madre no sabía exactamente donde y cuando murieron hasta ese día, el tema también era tabú en su familia.
Resulta desolador pasearse por esas listas de nombres. En algunos casos la familia ha hecho una reseña que puede consultarse on-line que ayuda a poner rostro a las lineas en el listado.
Ojeo el listado de muertos en Madrid y en la letra “S” llama mi atención la cantidad de nombres de pueblos que conozco bien. Solo de la Sierra de Gredos veo mencionar Navalcan, Poyales del Hoyo, Sotillo de la Adrada, Hoyo de Pinares, Cebreros, Navaluenga, Navas del Rey, San Martín de Valdeiglesias, Robledo de Chavela... Su presencia me da idea de la magnitud de la matanza y de cómo llegó hasta el último rincón de nuestro país. Hablamos de cientos de miles de personas, una carnicería destinada no tanto a represaliar a los enemigos del régimen, sino a enseñar a un país entero las consecuencias de oponerse a él. Y durante un par de generaciones nuestros padres y abuelos agacharon la cabeza y se sometieron, aplastados ante la magnitud de la masacre y el dolor.
Sirva esta entrada en mi blog como un pequeño homenaje a gente que en la mayoría de los casos fue asesinada por intentar crear un mundo algo mejor y a los que el miedo de un régimen genocida quiso borrar de la memoria del país después de haberles quitado la vida. ¿Cómo hemos podido permitir que esto pasara? ¿Qué puede llevar a una parte importante de nuestros conciudadanos a querer participar en esta ceremonia del olvido y a saltar como fieras ante el mero intento de dar una sepultura digna a estas pobres gentes? ¿Quién es nadie para decirle a mi madre o a mi padre si su herida está cerrada?
Ha llegado la hora de que nos enfrentemos a nuestro pasado, para bien y para mal. Gracias Baltasar Garzón y gracias a todos los que se han empeñado en que ese nauseabundo régimen no tenga esa victoria póstuma.
Resulta curioso, pero hay en muchas familias donde estos temas no se han acabado de hablar, se enterraron debajo de una ley del silencio que impulsó un régimen del terror. Mi madre me contaba como mi tío segundo sigue pensando que a su padre le mataron los “rojos” algo que los indicios apuntan a que es falso pero que pudo ser la mentira contada a un niño pequeño intentando protegerle a él y a la familia de su indiscreción infantil. Mi padre me contó como años después de la guerra, en un campo de prisioneros ya casi vacío, hicieron llamar a mi abuelo y le dijeron que si gritaba “Viva Franco, arriba España” le dejaban salir. Mi abuelo contaba que no pudo hacerlo, pero que en ello no hubo ninguna intención de valentía, que lo intentó pero simplemente las palabras no le salieron de la boca. Le dejaron libre de todas formas.
En el curso de la conversación mi madre me habló de dos de sus tíos fusilados tras la guerra. Miré un momento en internet y sus nombres surgieron en las listas de Memoria y Libertad y en las del Foro por la Memoria . Mi madre no sabía exactamente donde y cuando murieron hasta ese día, el tema también era tabú en su familia.
Cipriano Sirvent Plaza, fusilado el 18/06/1939 en las tapias del Cementerio del Este, actualmente La Almudena. Fuente: “Consejo de Guerra. Los fusilamientos en el Madrid de la Posguerra (1939-1945)”
Francisco Vega Sanchez, fusilado el 11/01/1940 en las tapias del Cementerio del Este, actualmente La Almudena. Fuente: “Consejo de Guerra. Los fusilamientos en el Madrid de la Posguerra (1939-1945)”
Resulta desolador pasearse por esas listas de nombres. En algunos casos la familia ha hecho una reseña que puede consultarse on-line que ayuda a poner rostro a las lineas en el listado.
Serrano Recio, Eudaldo Nace el 1 de Enero de 1903 en la Torre de Esteban Hambrán ( Toledo). En su juventud se dedica a la promoción cultural de sus convecinos y participa en la creación de la Agrupación Socialista del pueblo.
Concejal por el grupo socialista en 1931 y en 1936 fue de nuevo elegido concejal siendo nombrado Teniente Alcalde. Como responsable municipal lleva a cabo la creación del grupo escolar del pueblo y la reforma agraria en la zona. Con el fin de la guerra la familia es represaliada y una parte de ella marcha a Madrid.
El 4 de Mayo de 1939 Eudaldo ingresa en la prisión de Yeserías. El 12 de Noviembre es juzgado en consejo de guerra y condenado a muerte y el 8 de Abril de 1940 es trasladado a la cárcel de Porlier.
Fue fusilado el la Tapia del Cementerio del Este el 6 de Marzo de 1941.
Ojeo el listado de muertos en Madrid y en la letra “S” llama mi atención la cantidad de nombres de pueblos que conozco bien. Solo de la Sierra de Gredos veo mencionar Navalcan, Poyales del Hoyo, Sotillo de la Adrada, Hoyo de Pinares, Cebreros, Navaluenga, Navas del Rey, San Martín de Valdeiglesias, Robledo de Chavela... Su presencia me da idea de la magnitud de la matanza y de cómo llegó hasta el último rincón de nuestro país. Hablamos de cientos de miles de personas, una carnicería destinada no tanto a represaliar a los enemigos del régimen, sino a enseñar a un país entero las consecuencias de oponerse a él. Y durante un par de generaciones nuestros padres y abuelos agacharon la cabeza y se sometieron, aplastados ante la magnitud de la masacre y el dolor.
Sirva esta entrada en mi blog como un pequeño homenaje a gente que en la mayoría de los casos fue asesinada por intentar crear un mundo algo mejor y a los que el miedo de un régimen genocida quiso borrar de la memoria del país después de haberles quitado la vida. ¿Cómo hemos podido permitir que esto pasara? ¿Qué puede llevar a una parte importante de nuestros conciudadanos a querer participar en esta ceremonia del olvido y a saltar como fieras ante el mero intento de dar una sepultura digna a estas pobres gentes? ¿Quién es nadie para decirle a mi madre o a mi padre si su herida está cerrada?
Ha llegado la hora de que nos enfrentemos a nuestro pasado, para bien y para mal. Gracias Baltasar Garzón y gracias a todos los que se han empeñado en que ese nauseabundo régimen no tenga esa victoria póstuma.
sábado, noviembre 01, 2008
¿De qué libertad hablamos?
Cada vez que uno habla con personas políticamente conservadoras, estas suelen rechazar tal calificativo para envolverse en la bandera de la defensa de las libertades. Me resulta extremadamente molesto viniendo de gente que es incapaz de asumir por ejemplo que cada cual sea libre de vivir su sexualidad a su manera y que pretende imponer sus criterios morales a los demás. Hace unos días leí a un compañero de Ciudadanos que planteaba la siguiente pregunta:
¿De que libertad estás hablando? ¿De la libertad de un empresario de despedir a una trabajadora cuyo embarazo teme que vaya a afectar a su productividad, o de la libertad de la trabajadora a tener hijos sin que la echen de su trabajo?
Se me antoja que cuando hablamos de libertades cada uno parece referirse a una cosa diferente. Tendríamos en primer lugar las libertades individuales de verdad, aquellas en las que tus actos no afectan a terceros y en las que difícilmente se puede justificar la intromisión de los demás, la libertad religiosa, de expresión, sexual, de movimiento, etc. Se pongan como se pongan, la defensa de las libertades individuales ha sido en España patrimonio tradicional de la izquierda frente a la pasividad o la oposición de una derecha que siempre ha estado demasiado lastrada por sus vínculos con los sectores de la iglesia más tradicionales.
En segundo lugar estarían las libertades en asuntos sociales, tales como la libertad de comercio, de contratación o de usar y disfrutar de bienes y recursos. En estos casos la libertad de unos choca siempre con los derechos de los demás, y la actuación de los poderes públicos resulta fundamental para evitar las posiciones de dominio. La pretensión de algunos de que no se intervenga en el mercado disfraza de liberalismo lo que en realidad no es más que la defensa de los privilegios de aquellos que por tener riqueza son los únicos que pueden disfrutar de auténtica libertad.
Existen por último algunos que pretenden la existencia de derechos y libertades no ligadas a los individuos, sino a naciones, lenguas, religiones, culturas o costumbres. En un giro bastante llamativo justifican por ejemplo el aplastar las libertades individuales en su defensa de las libertades de los pueblos, siendo ellos por supuesto los únicos interpretadores de la voluntad de un colectivo de los que se han otorgado la portavocía.
En resumidas cuentas, demasiada confusión, y ya dice el dicho que a río revuelto ganancia de pescadores. ¿Verdad señora Aguirre?
¿De que libertad estás hablando? ¿De la libertad de un empresario de despedir a una trabajadora cuyo embarazo teme que vaya a afectar a su productividad, o de la libertad de la trabajadora a tener hijos sin que la echen de su trabajo?
Se me antoja que cuando hablamos de libertades cada uno parece referirse a una cosa diferente. Tendríamos en primer lugar las libertades individuales de verdad, aquellas en las que tus actos no afectan a terceros y en las que difícilmente se puede justificar la intromisión de los demás, la libertad religiosa, de expresión, sexual, de movimiento, etc. Se pongan como se pongan, la defensa de las libertades individuales ha sido en España patrimonio tradicional de la izquierda frente a la pasividad o la oposición de una derecha que siempre ha estado demasiado lastrada por sus vínculos con los sectores de la iglesia más tradicionales.
En segundo lugar estarían las libertades en asuntos sociales, tales como la libertad de comercio, de contratación o de usar y disfrutar de bienes y recursos. En estos casos la libertad de unos choca siempre con los derechos de los demás, y la actuación de los poderes públicos resulta fundamental para evitar las posiciones de dominio. La pretensión de algunos de que no se intervenga en el mercado disfraza de liberalismo lo que en realidad no es más que la defensa de los privilegios de aquellos que por tener riqueza son los únicos que pueden disfrutar de auténtica libertad.
Existen por último algunos que pretenden la existencia de derechos y libertades no ligadas a los individuos, sino a naciones, lenguas, religiones, culturas o costumbres. En un giro bastante llamativo justifican por ejemplo el aplastar las libertades individuales en su defensa de las libertades de los pueblos, siendo ellos por supuesto los únicos interpretadores de la voluntad de un colectivo de los que se han otorgado la portavocía.
En resumidas cuentas, demasiada confusión, y ya dice el dicho que a río revuelto ganancia de pescadores. ¿Verdad señora Aguirre?
sábado, octubre 18, 2008
La crisis financiera ¿Nos están dando gato por liebre?
Vaya por delante que yo he sido el primero que siempre ha asumido que la intervención del estado para defender el sistema financiero privado de las crisis y los pánicos era necesario. Sin embargo cuando todo el mundo financiero y político se lanza a defender las bondades de las medidas tomadas al respecto de la crisis actual no puedo menos que pensar que por algún lado "me la están metiendo". ¿Era todo esto tan necesario e inevitable como se nos dice? ¿Había otras alternativas?
Hace unos días leía un artículo en prensa de EEUU que planteaba como hemos asistido a una manipulación de la opinión pública muy similar a la que se dio con el terrorismo. El plan consiste en alarmar a la población hasta un punto en que estemos dispuestos a aceptar cualquier medida que nos pongan por delante. La verdad es que el argumento es sólido, en la misma semana en que se sabe que la banca española sigue ganando a espuertas se anuncian medidas para salir en su ayuda por importes tan ingentes que debería hacernos reflexionar al respecto de la supuesta falta de recursos para tener unos servicios sociales decentes. donde antes 1000 o 2000 millones de euros eran imposibles de encontrar ahora hablamos de decenas e incluso centenares de miles como si tal cosa. Yo ya he tomado nota.
¿Pero es realmente el único plan posible? Incluso si asumimos que salvar los bancos es imprescindible, la inyección de fondos que llaman nacionalización no es más que una masiva ayuda a los accionistas que verían desvanecerse el valor de sus participaciones. Un banco al borde de la quiebra sin nadie que lo compre debería ser nacionalizado de verdad, pasada la propiedad y la gestión al estado y ya veremos si hay algo que pagar por ello una vez que se analice la situación real. El dinero que ponga el estado debería servir tan solo para que ni los trabajadores ni los clientes sufran las consecuencias de la quiebra, pero supongo que entonces habría menos consenso. ¿Verdad?
Hace unos días leía un artículo en prensa de EEUU que planteaba como hemos asistido a una manipulación de la opinión pública muy similar a la que se dio con el terrorismo. El plan consiste en alarmar a la población hasta un punto en que estemos dispuestos a aceptar cualquier medida que nos pongan por delante. La verdad es que el argumento es sólido, en la misma semana en que se sabe que la banca española sigue ganando a espuertas se anuncian medidas para salir en su ayuda por importes tan ingentes que debería hacernos reflexionar al respecto de la supuesta falta de recursos para tener unos servicios sociales decentes. donde antes 1000 o 2000 millones de euros eran imposibles de encontrar ahora hablamos de decenas e incluso centenares de miles como si tal cosa. Yo ya he tomado nota.
¿Pero es realmente el único plan posible? Incluso si asumimos que salvar los bancos es imprescindible, la inyección de fondos que llaman nacionalización no es más que una masiva ayuda a los accionistas que verían desvanecerse el valor de sus participaciones. Un banco al borde de la quiebra sin nadie que lo compre debería ser nacionalizado de verdad, pasada la propiedad y la gestión al estado y ya veremos si hay algo que pagar por ello una vez que se analice la situación real. El dinero que ponga el estado debería servir tan solo para que ni los trabajadores ni los clientes sufran las consecuencias de la quiebra, pero supongo que entonces habría menos consenso. ¿Verdad?
lunes, octubre 13, 2008
La irresistible atracción de la especulación.
Cuando tenía 13 años acostumbraba a ir con un amigo a un gran almacén cerca del instituto a ver las novedades en un juego de futbol llamado Subbuteo, una versión moderna y sofisticada de las clásicas chapas. Ante las novedades continuas nuestras inexistentes economías solo daban para mirar. Uno de mis amigos cayó en la tentación y aprovechando la falta de vigilancia empezó a llevarse alguna cosa, el tema fue creciendo mientras a algunos como yo nos sujetaba el miedo a romper las normas. Confieso que al final sucumbí, y el primer día que cogí algo fue justo el día que nos pillaron. Aunque entonces me sentí bastante culpable, ahora soy consciente de que ver como el arsenal de juegos de mi amigo crecía sin consecuencia negativa alguna era una tentación a la que dificilmente un chico de 13 años podía resistirse.
Las personas somos relativamente simples, y me encuentro ahora reflexionando sobre las similitudes de aquella situación con lo ocurrido en la economía en los últimos años. Cuando entronizas el enriquecimiento como máximo valor social resulta dificil evitar que en el paroxismo de la fiesta todo el mundo se deje llevar por la irresistible atracción de la especulación. ¿Para qué dedicar tus esfuerzos a fabricar quesos cuando puedes vender al fábrica y comprar pisos con un beneficio en un año que no te darían los quesos en toda tu vida?
Pese a la alegría que le daba el incremento del mercado inmobiliario a nuestro insigne ex lider del FMI, resulta obvio que el beneficio piramidal del especulador no es nada más que pan de hoy y hambre de mañana, y toda tentación al respecto debe eliminarse radicalmente. No podemos permitir que un mercado adicto al beneficio inmediato regule como se cubren las necesidades de los ciudadanos, y para ello el estado, todos nosotros, deberíamos actuar con mano de hierro. Existen los medios, lo que no ha existido es la voluntad de pornerlos en marcha mediante políticas de intervención directa y la imposición de sanciones y medidas fiscales tan duras como haga falta. En los próximos años habrá que ir levantando todas las herramientas que nos permitan controlar a un mercado ciego e irracional. Y lo que es más importante, tendremos que armarnos moralmente e ideológicamente para que cuando la tentacion de la exuberancia especulativa vuelva (que volverá, porque siempre vuelve, o más bien porque nunca se va) sepamos ver algo más allá que un niño de 13 años que mira con envidia la riqueza repentina del amigo.
Las personas somos relativamente simples, y me encuentro ahora reflexionando sobre las similitudes de aquella situación con lo ocurrido en la economía en los últimos años. Cuando entronizas el enriquecimiento como máximo valor social resulta dificil evitar que en el paroxismo de la fiesta todo el mundo se deje llevar por la irresistible atracción de la especulación. ¿Para qué dedicar tus esfuerzos a fabricar quesos cuando puedes vender al fábrica y comprar pisos con un beneficio en un año que no te darían los quesos en toda tu vida?
Pese a la alegría que le daba el incremento del mercado inmobiliario a nuestro insigne ex lider del FMI, resulta obvio que el beneficio piramidal del especulador no es nada más que pan de hoy y hambre de mañana, y toda tentación al respecto debe eliminarse radicalmente. No podemos permitir que un mercado adicto al beneficio inmediato regule como se cubren las necesidades de los ciudadanos, y para ello el estado, todos nosotros, deberíamos actuar con mano de hierro. Existen los medios, lo que no ha existido es la voluntad de pornerlos en marcha mediante políticas de intervención directa y la imposición de sanciones y medidas fiscales tan duras como haga falta. En los próximos años habrá que ir levantando todas las herramientas que nos permitan controlar a un mercado ciego e irracional. Y lo que es más importante, tendremos que armarnos moralmente e ideológicamente para que cuando la tentacion de la exuberancia especulativa vuelva (que volverá, porque siempre vuelve, o más bien porque nunca se va) sepamos ver algo más allá que un niño de 13 años que mira con envidia la riqueza repentina del amigo.
domingo, octubre 12, 2008
La crisis y la "mano invisible"
Comparto con vosotros algún pensamiento al respecto de la crisis. El asunto me sigue pareciendo enorme para poderlo plasmar en un documento, pero cada uno podemos ir lanzando ideas al aire de las que se puedan nutrir teorías realmente elaboradas.
El otro día leía a alguien comentando una noticia en Público de forma muy atinada. Frente al argumento de falta de funcionamiento de la mano invisible del mercado, este lector contraargumentaba explicando que dicha mano invisible está actuando de forma sumamente eficiente llevándose por delante al sector de la construcción o al sector financiero. La mano invisible además de invisible es ciega y carece de sentimientos, y si antes se sacrificaban en su honor condicones laborales, justicias sociales e igualdades, ahora se ha vuelto hacia sus sacerdotes y amenaza con aplastarlos con la misma implacabilidad. La tentación es grande de regodearse en la carnicería, pero...
Ahora resulta que los mismos que despues de encumbrar las bondades de un sistema en el que la parte del leon se la llevaba alguno mientras los demás recogíamos las migajas (migajas a crédito, porque de esta fiesta hemos salido la mayoría endeudados hasta las orejas), nos informan ahora ante nuestro estupor que seremos los grandes perjudicados de la caida de los grandes por lo que nos toca dedicar nuestro esfuerzo común a mantenerlos. La reunión-juerga de los directivos de AIG justo después de recibir una inyección de nuestros bolsillos es la guinda de este amargo pastel que parece que inevitablemente nos vamos a comer por raciones abundantes en los próximos meses.
Con la sabiduría de un niño que se ha caido del arbol donde su inprudencia le subió, podemos y debemos mirar ahora hacia atrás para aprender de nuestros errores, que se nos aparecen ahora tan claros y tan inmensos que hasta nos da vergüenza el tener que admitir nuestra estupidez. Yo voy anotando ahora algunos en un libro de mi indignación que espero tener muy presente en el futuro cada vez que vuelvan a querer engañarnos, y en él incluyo muy especialmente a nuestros gobiernos del PSOE y el PP que se regodeaban narcotizados en la borrachera de beneficios rápidos inmobiliarios, los de la España va bien o España va mejor, y junto a ellos los voceros del sistema, sabios pregoneros del fin de la historia, los “Fukiyanas” que tanto despreciaban a los que les anunciaban que el mundo no podía seguir así. Su ignorancia y estupidez solo es equiparable a su demostrada soberbia. Espero que la historia les guarde su hueco en el rincón de los despreciados del pensamiento social y que tengan la dignidad de que no tengamos que volver a saber de ellos.
Así pues todo se nos viene encima y como siempre solo estarán los de siempre para tratar de recomponer el edificio. Ahora es fundamental evitar los cantos de sirena de los que nos aconsejarán volver a construir sobre los mismos cimientos. Se nos dirá que el sistema era bueno pero que hubo mala gestión, que el predominio del egoísmo individual es bueno como motor de la sociedad, y que hay buenos empresarios que consiguen el bien común y malos especuladores a los que hay que frenar. Los mismos que antes defendían su libertad total para tratar el mundo como un tablero de Monopoly vienen ahora a defender que el estado les proteja y aceptarán muy contentos regulaciones que les permitan salvarse de su propia codicia, al menos mientras se les quita el miedo del cuerpo. Tendremos que pagar los platos rotos, pero por lo menos deberíamos ser suficientemente listos para que no nos impidan ver que todo esto no es ni nna fatalidad ni un accidente, sino la otra cara inevitable de un pensamiento económico falto de ética y enfermizo. En nuestras manos está.
El otro día leía a alguien comentando una noticia en Público de forma muy atinada. Frente al argumento de falta de funcionamiento de la mano invisible del mercado, este lector contraargumentaba explicando que dicha mano invisible está actuando de forma sumamente eficiente llevándose por delante al sector de la construcción o al sector financiero. La mano invisible además de invisible es ciega y carece de sentimientos, y si antes se sacrificaban en su honor condicones laborales, justicias sociales e igualdades, ahora se ha vuelto hacia sus sacerdotes y amenaza con aplastarlos con la misma implacabilidad. La tentación es grande de regodearse en la carnicería, pero...
Ahora resulta que los mismos que despues de encumbrar las bondades de un sistema en el que la parte del leon se la llevaba alguno mientras los demás recogíamos las migajas (migajas a crédito, porque de esta fiesta hemos salido la mayoría endeudados hasta las orejas), nos informan ahora ante nuestro estupor que seremos los grandes perjudicados de la caida de los grandes por lo que nos toca dedicar nuestro esfuerzo común a mantenerlos. La reunión-juerga de los directivos de AIG justo después de recibir una inyección de nuestros bolsillos es la guinda de este amargo pastel que parece que inevitablemente nos vamos a comer por raciones abundantes en los próximos meses.
Con la sabiduría de un niño que se ha caido del arbol donde su inprudencia le subió, podemos y debemos mirar ahora hacia atrás para aprender de nuestros errores, que se nos aparecen ahora tan claros y tan inmensos que hasta nos da vergüenza el tener que admitir nuestra estupidez. Yo voy anotando ahora algunos en un libro de mi indignación que espero tener muy presente en el futuro cada vez que vuelvan a querer engañarnos, y en él incluyo muy especialmente a nuestros gobiernos del PSOE y el PP que se regodeaban narcotizados en la borrachera de beneficios rápidos inmobiliarios, los de la España va bien o España va mejor, y junto a ellos los voceros del sistema, sabios pregoneros del fin de la historia, los “Fukiyanas” que tanto despreciaban a los que les anunciaban que el mundo no podía seguir así. Su ignorancia y estupidez solo es equiparable a su demostrada soberbia. Espero que la historia les guarde su hueco en el rincón de los despreciados del pensamiento social y que tengan la dignidad de que no tengamos que volver a saber de ellos.
Así pues todo se nos viene encima y como siempre solo estarán los de siempre para tratar de recomponer el edificio. Ahora es fundamental evitar los cantos de sirena de los que nos aconsejarán volver a construir sobre los mismos cimientos. Se nos dirá que el sistema era bueno pero que hubo mala gestión, que el predominio del egoísmo individual es bueno como motor de la sociedad, y que hay buenos empresarios que consiguen el bien común y malos especuladores a los que hay que frenar. Los mismos que antes defendían su libertad total para tratar el mundo como un tablero de Monopoly vienen ahora a defender que el estado les proteja y aceptarán muy contentos regulaciones que les permitan salvarse de su propia codicia, al menos mientras se les quita el miedo del cuerpo. Tendremos que pagar los platos rotos, pero por lo menos deberíamos ser suficientemente listos para que no nos impidan ver que todo esto no es ni nna fatalidad ni un accidente, sino la otra cara inevitable de un pensamiento económico falto de ética y enfermizo. En nuestras manos está.
viernes, octubre 10, 2008
Atraco a golpe de EURIBOR
Reconozco que este tema del EURIBOR me ha pillado tan de pardillo como a cualquiera, pero si tonto es que me la hayan colado en mi hipoteca, más tonto sería reiterarse en la ignorancia.
Hace dos días el BCE bajó el tipo oficial de interés a 3,75% y para sorpresa de casi todos el EURIBOR siguió subiendo como si tal cosa y anda por encima del 5,50%. El gobernador del Banco de España nos alecciona diciéndonos que es un problema de confianza entre bancos y falta de liquidez y nos augura una bajada en un tiempo sin determinar, cuestión de tener paciencia.
Me he molestado en hacer una pequeña cuenta de lo que supone este pequeño problema en números. Asumiendo que haya en España 5.000.000 de hipotecas (que sospecho que hay más) cada una de 150.000 EUR (que también sospecho que son mayores) y con un diferencial del 1,8% como hay ahora los bancos aumentan sus ingresos por intereses de hipotecas en más de 1.000 millones de EUR al mes. Dinero que sale del bolsillo de los hipotecados y va a parar a manos de los bancos si bien una parte aumentará los ingresos de los que tengan depósitos en ellos indexados al EURIBOR. En mi caso, con una hipoteca de 210000 EUR me está saliendo la gracia de la falta de confianza entre bancos a 310 EUR al mes. A este precio que no me pidan mucha paciencia.
Hace poco me enteré que el EURIBOR no se calcula como pensaba en base a las transacciones del interbancario, sino en base a ofertas que se hacen los bancos y que no necesariamente se llevan a cabo. ¿Se puede manipular las ofertas para que el EURIBOR suba? Parece conspiranoico, pero ha habido serias sospechas al respecto en el Reino Unido (no he visto nada en español, pero quien sepa inglés puede encontrar información en Google como esta Bloomberg)
Lo peor del asunto es que desde ayer el BCE ha decidido proporcionar liquidez ilimitada a los bancos al 3,75% (ver noticia), por lo que el EURIBOR deja de ser un referente ni aproximado de lo que le cuesta a los bancos financiarse. ¿A que espera el gobierno para obligar a los bancos a aplicar este mismo 3,75% como sustitutivo del EURIBOR? Supongo que los hipotecados no somos dignos de un plan de rescate.
Hace dos días el BCE bajó el tipo oficial de interés a 3,75% y para sorpresa de casi todos el EURIBOR siguió subiendo como si tal cosa y anda por encima del 5,50%. El gobernador del Banco de España nos alecciona diciéndonos que es un problema de confianza entre bancos y falta de liquidez y nos augura una bajada en un tiempo sin determinar, cuestión de tener paciencia.
Me he molestado en hacer una pequeña cuenta de lo que supone este pequeño problema en números. Asumiendo que haya en España 5.000.000 de hipotecas (que sospecho que hay más) cada una de 150.000 EUR (que también sospecho que son mayores) y con un diferencial del 1,8% como hay ahora los bancos aumentan sus ingresos por intereses de hipotecas en más de 1.000 millones de EUR al mes. Dinero que sale del bolsillo de los hipotecados y va a parar a manos de los bancos si bien una parte aumentará los ingresos de los que tengan depósitos en ellos indexados al EURIBOR. En mi caso, con una hipoteca de 210000 EUR me está saliendo la gracia de la falta de confianza entre bancos a 310 EUR al mes. A este precio que no me pidan mucha paciencia.
Hace poco me enteré que el EURIBOR no se calcula como pensaba en base a las transacciones del interbancario, sino en base a ofertas que se hacen los bancos y que no necesariamente se llevan a cabo. ¿Se puede manipular las ofertas para que el EURIBOR suba? Parece conspiranoico, pero ha habido serias sospechas al respecto en el Reino Unido (no he visto nada en español, pero quien sepa inglés puede encontrar información en Google como esta Bloomberg)
Lo peor del asunto es que desde ayer el BCE ha decidido proporcionar liquidez ilimitada a los bancos al 3,75% (ver noticia), por lo que el EURIBOR deja de ser un referente ni aproximado de lo que le cuesta a los bancos financiarse. ¿A que espera el gobierno para obligar a los bancos a aplicar este mismo 3,75% como sustitutivo del EURIBOR? Supongo que los hipotecados no somos dignos de un plan de rescate.
lunes, octubre 06, 2008
¿Ciudadanos centro-izquierda?... (IV) ¿Ciudadanos o patos?.
Decía un antiguo jefe mío una frase que creo que es muy americana: “si tienes plumas como un pato, andas como un pato, tienes pico de pato y patas palmeadas como un pato, ¿qué es lo que esperas que piense la gente de ti?".
Ciudadanos nació con el handicap de tener que romper la idea preconcebida de que todo opositor al nacionalismo catalán era un facha y un nacionalista español. Teníamos mucha pinta de pato y hemos hecho muchas cosas propias de los patos rodeados de otros patos. Eso era inevitable y éticamente necesario, lo malo es que no se nos ha visto hacer nada que no sea propio de patos, y para colmo de males, cuando nos han acercado un micrófono la declaración más normal ha sido: CUA-CUA.
Para quien le guste estas cosas os paso el enlace al barómetro de opinión de la Generalitat de Noviembre de 2006, primero en el que se incluye a Ciudadanos junto al resto de partidos: Barometro CEO 2006-11
A modo de resumen Ciudadanos era visto como un partido de derechas (6,57 sobre 10, entre CIU y PP), de sentimiento más español que catalán (2,36 sobre 5 donde el 1 es solo español y 5 solo catalán), bastante antipático (1,95 sobre 5), y con un líder poco conocido (40,6 %) y valorado (3,36 sobre 10).
Empezamos nuestra andadura como patos y hubiera sido la decisión de un CE responsable centrar nuestros esfuerzos en intentar corregir una imagen deformada de nosotros, pero eso suponía desilusionar y perder a algunos de nuestros militantes y votantes, osea que optamos por la vía fácil: intentar pescar en todos los charcos. Un año y medio después habíamos perdido el impulso y las elecciones habían ido peor que nuestras peores expectativas.
Alguno de mis compañeros que han añadido comentarios a las últimas entradas en mi blog tienen una interpretación distinta de los hechos. En su opinión es el supuesto giro a la izquierda del partido en su ideario (que algo hubo) y en su programa (que lo hubo más claramente) el causante de nuestros menguantes resultados. Para ellos Ciudadanos no era un partido de centro-izquierda y al definirse como tal traicionamos la idea original del partido.
Aunque no sea muy científico, hace muchos meses recogí la respuesta de la gente del foro del partido a un test político llamado “brújula política” Political Compass . Con 39 respuestas (1% de los afiliados) es relativamente significativo y tiene la ventaja de recoger opiniones de gente que era activa. El resultado gráfico es el siguiente
Así pues mientras nadie me demuestre lo contrario mi opinión es que nuestros afiliados son más izquierda que centro-izquierda, guste o no
Acudamos pues al último barómetro de la Generalitat para ver como ha cambiado la percepción del partido tras la toma del partido por las hordas sectarias-izquierdistas del partido (es que a alguno le parece que son dos palabras que van siempre juntas). Aquí el enlace Barometro CEO 2008-07
Ciudadanos es visto ahora como un partido claramente más de derechas (7,15 sobre 10) y algo más “españolista” (2,21 sobre 5). Como resultado tenemos un partido menos apreciado (1,7 sobre 5) y con líder que ha perdido valoración (2,96 sobre 10) pese a ser más conocido (56%). Casi aún peor es que ninguno de los encuestados, ni los declarados votantes de Ciudadanos creen que este pueda resolver sus problemas (0%), es lógico que la intención de voto para las elecciones generales haya bajado hasta el 0,30%.
Lo peor que se puede achacar a nuestros órganos de gobierno no es que no hayan sabido cambiar la percepción del partido, sino que ni siquiera lo han considerado en muchos casos un problema. En ese sentido nuestra manifestación de hace un par de semanas a favor del castellano puede haber resultado útil para añadir simpatías entre el campo de los patos, pero habrá contribuido a acercarnos al PP en la percepción del público en general.
¿Podemos hacer algo para salvar el estropicio, o vamos a seguir de victoria en victoria hacia la derrota final? Pues yo creo que si, porque si no estaría dedicando este blog a hablar de otra cosa
1.- Dado que somos un partido de algo más amplio espectro que otros (en un entorno del centro-izquierda, que no de centro) podríamos exteriorizar al menos nuestra diversidad constituyendo corrientes visibles. Yo puedo aceptar ser corriente de izquierdas en un partido de centro-izquierda, pero no dejar de expresar mis opiniones en público en pos de la homogeneidad monotemática. Esto está en las manos de la gente de izquierdas de este partido, y no de nuestra dirección.
2.- Albert Rivera es un pato públicamente reconocido. No puede ser nuestra única voz, aunque a mi me parezca una persona válida en muchos aspectos. Un mayor diversidad de portavoces permitiría a Rivera seguir siendo alérgico a pronunciar la palabra izquierda sin que se hicera tanto daño a nuestra imagen. Robles pudo ser y no fue, asi que a ver quién da un paso al frente.
3.- Aunque soy partidario de que sigamos tomando postura frente al nacionalismo cuando haga falta, necesitamos variar la dieta o nos morimos de empacho. Urge tomar acciones que permitan visualizar al partido como de izquierdas, y los comunicados que mi admirado Antonio prepara no son la vía pues no llegan al público. Dado que a nadie le interesa que Ciudadanos sea visto como izquierdista contamos con el silencio mediático a no ser que seamos lo suficientemente imaginativos (cono conseguimos con Albert en pelotas) para que sea imposible ignorarnos. Ahí tenemos que trabajar todos, y nuestros parlamentarios tienen mucho que decir.
En manos de todos nosotros queda, y no solo de nuestros dirigentes. Si seguimos como estamos mejor que nos disolvamos y dejemos paso a otros que lo hagan mejor (dudosamente UPD). Sería una pena haber tirado a la basura tantos esfuerzos y tantas esperanzas.
Ciudadanos nació con el handicap de tener que romper la idea preconcebida de que todo opositor al nacionalismo catalán era un facha y un nacionalista español. Teníamos mucha pinta de pato y hemos hecho muchas cosas propias de los patos rodeados de otros patos. Eso era inevitable y éticamente necesario, lo malo es que no se nos ha visto hacer nada que no sea propio de patos, y para colmo de males, cuando nos han acercado un micrófono la declaración más normal ha sido: CUA-CUA.
Para quien le guste estas cosas os paso el enlace al barómetro de opinión de la Generalitat de Noviembre de 2006, primero en el que se incluye a Ciudadanos junto al resto de partidos: Barometro CEO 2006-11
A modo de resumen Ciudadanos era visto como un partido de derechas (6,57 sobre 10, entre CIU y PP), de sentimiento más español que catalán (2,36 sobre 5 donde el 1 es solo español y 5 solo catalán), bastante antipático (1,95 sobre 5), y con un líder poco conocido (40,6 %) y valorado (3,36 sobre 10).
Empezamos nuestra andadura como patos y hubiera sido la decisión de un CE responsable centrar nuestros esfuerzos en intentar corregir una imagen deformada de nosotros, pero eso suponía desilusionar y perder a algunos de nuestros militantes y votantes, osea que optamos por la vía fácil: intentar pescar en todos los charcos. Un año y medio después habíamos perdido el impulso y las elecciones habían ido peor que nuestras peores expectativas.
Alguno de mis compañeros que han añadido comentarios a las últimas entradas en mi blog tienen una interpretación distinta de los hechos. En su opinión es el supuesto giro a la izquierda del partido en su ideario (que algo hubo) y en su programa (que lo hubo más claramente) el causante de nuestros menguantes resultados. Para ellos Ciudadanos no era un partido de centro-izquierda y al definirse como tal traicionamos la idea original del partido.
Aunque no sea muy científico, hace muchos meses recogí la respuesta de la gente del foro del partido a un test político llamado “brújula política” Political Compass . Con 39 respuestas (1% de los afiliados) es relativamente significativo y tiene la ventaja de recoger opiniones de gente que era activa. El resultado gráfico es el siguiente
Así pues mientras nadie me demuestre lo contrario mi opinión es que nuestros afiliados son más izquierda que centro-izquierda, guste o no
Acudamos pues al último barómetro de la Generalitat para ver como ha cambiado la percepción del partido tras la toma del partido por las hordas sectarias-izquierdistas del partido (es que a alguno le parece que son dos palabras que van siempre juntas). Aquí el enlace Barometro CEO 2008-07
Ciudadanos es visto ahora como un partido claramente más de derechas (7,15 sobre 10) y algo más “españolista” (2,21 sobre 5). Como resultado tenemos un partido menos apreciado (1,7 sobre 5) y con líder que ha perdido valoración (2,96 sobre 10) pese a ser más conocido (56%). Casi aún peor es que ninguno de los encuestados, ni los declarados votantes de Ciudadanos creen que este pueda resolver sus problemas (0%), es lógico que la intención de voto para las elecciones generales haya bajado hasta el 0,30%.
Lo peor que se puede achacar a nuestros órganos de gobierno no es que no hayan sabido cambiar la percepción del partido, sino que ni siquiera lo han considerado en muchos casos un problema. En ese sentido nuestra manifestación de hace un par de semanas a favor del castellano puede haber resultado útil para añadir simpatías entre el campo de los patos, pero habrá contribuido a acercarnos al PP en la percepción del público en general.
¿Podemos hacer algo para salvar el estropicio, o vamos a seguir de victoria en victoria hacia la derrota final? Pues yo creo que si, porque si no estaría dedicando este blog a hablar de otra cosa
1.- Dado que somos un partido de algo más amplio espectro que otros (en un entorno del centro-izquierda, que no de centro) podríamos exteriorizar al menos nuestra diversidad constituyendo corrientes visibles. Yo puedo aceptar ser corriente de izquierdas en un partido de centro-izquierda, pero no dejar de expresar mis opiniones en público en pos de la homogeneidad monotemática. Esto está en las manos de la gente de izquierdas de este partido, y no de nuestra dirección.
2.- Albert Rivera es un pato públicamente reconocido. No puede ser nuestra única voz, aunque a mi me parezca una persona válida en muchos aspectos. Un mayor diversidad de portavoces permitiría a Rivera seguir siendo alérgico a pronunciar la palabra izquierda sin que se hicera tanto daño a nuestra imagen. Robles pudo ser y no fue, asi que a ver quién da un paso al frente.
3.- Aunque soy partidario de que sigamos tomando postura frente al nacionalismo cuando haga falta, necesitamos variar la dieta o nos morimos de empacho. Urge tomar acciones que permitan visualizar al partido como de izquierdas, y los comunicados que mi admirado Antonio prepara no son la vía pues no llegan al público. Dado que a nadie le interesa que Ciudadanos sea visto como izquierdista contamos con el silencio mediático a no ser que seamos lo suficientemente imaginativos (cono conseguimos con Albert en pelotas) para que sea imposible ignorarnos. Ahí tenemos que trabajar todos, y nuestros parlamentarios tienen mucho que decir.
En manos de todos nosotros queda, y no solo de nuestros dirigentes. Si seguimos como estamos mejor que nos disolvamos y dejemos paso a otros que lo hagan mejor (dudosamente UPD). Sería una pena haber tirado a la basura tantos esfuerzos y tantas esperanzas.
jueves, octubre 02, 2008
¿Ciudadanos centro-izquierda?... (III) La oportunidad perdida.
El segundo congreso de Ciudadanos tuvo como uno de sus puntos álgidos la aprobación de una enmienda a la totalidad al ideario presentada por Francesc de Carreras que posicionaba más claramente al partido en el centro-izquierda y que motivó la ira de los sectores que defendían la transversalidad. Hubo sin embargo otra enmienda a la totalidad que salió derrotada y que en mi opinión mejoraba la que finalmente se aprobó. Se trata de la enmienda presentada por Antonio Cordero cuyo espíritu se puede resumir en el siguiente extracto
(el texto completo se puede obtener de la página web de Ciudadanos aquí Enmiendas Ideario Congreso)
Si bien como digo la enmienda fue rechazada, el espíritu de la misma dio lugar a la presentación de una lista bajo el nombre de “Hacia una Izquierda Cívica” que obtuvo 14 puestos en el Consejo General, con el propio Antonio Cordero elegido con el tercer mayor número de votos en un entorno viciado por la concentración de apoyos en torno a Albert Rivera y la lista “Unidos por un proyecto” frente a los “Regeneradores”.
La lista de Izquierda Cívica suponía la agrupación de personas respecto a un documento ideológico frente a las habituales llamadas al consenso y la integración, y ponía una interesante base sobre la que construir una alternativa a la desideologizada y monotemáticamente antinacionalista dirección del partido hasta la fecha. Sin embargo la iniciativa no pasó de allí, y ante la debilidad del partido se impuso el cerrar filas en torno a un Comité Ejecutivo poco dado a abandonar el camino que el partido había seguido hasta la fecha.
Mención aparte me merece la posición de Antonio Robles antes, durante y después del congreso. El que para muchos parecía ser el referente izquierdista en el partido convirtió su guerra personal con Albert Rivera en su única aportación al congreso. Posteriormente lideró la creación de Izquierda Liberal, nombre engañoso para una iniciativa que parece actuar simplemente como lobby a favor de la integración del partido en UPD, el otro aparente gran objetivo de Antonio. Una UPD cuyo único punto en común con Ciudadanos es su oposición a los nacionalistas periféricos y que a mi entender ejemplifica buena parte de los vicios de la política que nuestro partido pretendía combatir: la propaganda y la imagen frente al contenido, el seguimiento al líder frente a la ideología, la ambigüedad frente a los posicionamientos claros, la estructura jerárquica frente a la democracia interna, el cálculo electoral frente a la integridad, el sentimiento frente a la razón.
Entre estos posicionamientos de los que se autocalificaban públicamente como sector izquierdista del partido a favor de la integración con UPD, el centrismo de una ejecutiva en la que su portavoz dio una sonada espantada para unirse al PP y con un presidente señalado exteriormente como vinculado a Nuevas Generaciones, y la falta de voluntad de los sectores realmente izquierdistas del partido por plantear en público sus posicionamientos, se consumió el periodo hasta las elecciones generales sin que se produjera un cambio real de imagen en el partido. De poco sirvió un programa electoral claramente progresista que no pudimos dar a conocer para cambiar dicha imagen, y el resultado electoral acabó siendo el que fue.
A fecha de hoy tenemos un partido de izquierdas en sus programas e idearios pero que es percibido públicamente como un partido a la derecha de CIU y cercano al PP (ver barómentro político de Julio de la generalitat Baròmetre d’Opinió Política) . Ante la pasividad de quienes entendemos que este partido debe ser la alternativa a una izquierda que en su deriva nacionalista ha dejado de serlo, los sectores más liberales han impuesto la idea de que debemos focalizar nuestras actuaciones en el tema de la lengua y el nacionalismo. Hace tiempo que escuché una réplica que desde el PSC se daba a nuestros diputados autonómicos acusándonos de hacer justo lo contrario de lo que pregonábamos: en lugar de ocuparnos de los problemas reales de los ciudadanos, preocuparnos tan solo del tema del nacionalismo. Lamentablemente tengo poco que alegar.
Mi diágnostico queda hecho. Las soluciones que propongo las dejo para la próxima entrega.
“Este planteamiento, que definimos como izquierda cívica, constituye el núcleo del discurso político de Ciutadans y recoge el valor humanista del liberalismo político y la sensibilidad social del socialismo democrático. Es un proyecto liberal, porque se orienta a la libertad de los ciudadanos para ser y para elegir los términos de su proyecto vital. Es un proyecto que se sitúa a la izquierda, porque no concibe una libertad efectiva sin justicia social y sin igualdad real de oportunidades para todos...”
(el texto completo se puede obtener de la página web de Ciudadanos aquí Enmiendas Ideario Congreso)
Si bien como digo la enmienda fue rechazada, el espíritu de la misma dio lugar a la presentación de una lista bajo el nombre de “Hacia una Izquierda Cívica” que obtuvo 14 puestos en el Consejo General, con el propio Antonio Cordero elegido con el tercer mayor número de votos en un entorno viciado por la concentración de apoyos en torno a Albert Rivera y la lista “Unidos por un proyecto” frente a los “Regeneradores”.
La lista de Izquierda Cívica suponía la agrupación de personas respecto a un documento ideológico frente a las habituales llamadas al consenso y la integración, y ponía una interesante base sobre la que construir una alternativa a la desideologizada y monotemáticamente antinacionalista dirección del partido hasta la fecha. Sin embargo la iniciativa no pasó de allí, y ante la debilidad del partido se impuso el cerrar filas en torno a un Comité Ejecutivo poco dado a abandonar el camino que el partido había seguido hasta la fecha.
Mención aparte me merece la posición de Antonio Robles antes, durante y después del congreso. El que para muchos parecía ser el referente izquierdista en el partido convirtió su guerra personal con Albert Rivera en su única aportación al congreso. Posteriormente lideró la creación de Izquierda Liberal, nombre engañoso para una iniciativa que parece actuar simplemente como lobby a favor de la integración del partido en UPD, el otro aparente gran objetivo de Antonio. Una UPD cuyo único punto en común con Ciudadanos es su oposición a los nacionalistas periféricos y que a mi entender ejemplifica buena parte de los vicios de la política que nuestro partido pretendía combatir: la propaganda y la imagen frente al contenido, el seguimiento al líder frente a la ideología, la ambigüedad frente a los posicionamientos claros, la estructura jerárquica frente a la democracia interna, el cálculo electoral frente a la integridad, el sentimiento frente a la razón.
Entre estos posicionamientos de los que se autocalificaban públicamente como sector izquierdista del partido a favor de la integración con UPD, el centrismo de una ejecutiva en la que su portavoz dio una sonada espantada para unirse al PP y con un presidente señalado exteriormente como vinculado a Nuevas Generaciones, y la falta de voluntad de los sectores realmente izquierdistas del partido por plantear en público sus posicionamientos, se consumió el periodo hasta las elecciones generales sin que se produjera un cambio real de imagen en el partido. De poco sirvió un programa electoral claramente progresista que no pudimos dar a conocer para cambiar dicha imagen, y el resultado electoral acabó siendo el que fue.
A fecha de hoy tenemos un partido de izquierdas en sus programas e idearios pero que es percibido públicamente como un partido a la derecha de CIU y cercano al PP (ver barómentro político de Julio de la generalitat Baròmetre d’Opinió Política) . Ante la pasividad de quienes entendemos que este partido debe ser la alternativa a una izquierda que en su deriva nacionalista ha dejado de serlo, los sectores más liberales han impuesto la idea de que debemos focalizar nuestras actuaciones en el tema de la lengua y el nacionalismo. Hace tiempo que escuché una réplica que desde el PSC se daba a nuestros diputados autonómicos acusándonos de hacer justo lo contrario de lo que pregonábamos: en lugar de ocuparnos de los problemas reales de los ciudadanos, preocuparnos tan solo del tema del nacionalismo. Lamentablemente tengo poco que alegar.
Mi diágnostico queda hecho. Las soluciones que propongo las dejo para la próxima entrega.
sábado, septiembre 27, 2008
¿Ciudadanos centro-izquierda? ¿A santo de qué? (I)
Es mi intención en este mensaje ser extremadamente crítico con la línea que Ciudadanos ha seguido en sus más de dos años de vida, así pues antes de empezar quiero dejar muy claro mi admiración y respeto personal a todos los compañeros de partido a los que pretendo criticar con la máxima dureza. Aunque espero y deseo ganarme algún que otro enemigo político con lo que escriba, me gustaría igualmente evitar que dicha enemistad pasara al plano personal. Dicho esto paso al grano.
La historia de Ciudadanos es la historia de un triste fracaso. Hace dos años una asociación sumamente pujante había movilizado a miles de personas, se había ganado notoriedad pública e irrumpió con fuerza en el panorama político catalán. De repente surgía en la izquierda un movimiento desde la oposición frontal al nacionalismo que daba una nueva alternativa a gente cuyo estómago ya no le dejaba votar a un PSC o una IC tomadas y corruptas por el virus catalanista. Con la perspectiva del tiempo uno se pregunta qué es lo que ha ocurrido para que se nos perciba como un partido de derechas y la triste conclusión es que no es fruto de la casualidad, sino del trabajo bien hecho por parte de gente que entró a un partido que no le pertenecía y lo parasitó, con la inestimable colaboración y la estúpida complacencia de quienes desde la izquierda no supimos darnos cuenta de lo que estaba pasando. Como siempre que un parásito se impone a su víctima el resultado no puede ser más que la enfermedad de esta y su eventual muerte. No puedo ser muy optimista al respecto.
Dedicaré los siguientes mensajes en mi blog a desarrollar mi análisis personal de los acontecimientos de los dos últimos años y a plantear lo que a mi parecer sería el cambio de rumbo que pudiera dar la última esperanza al partido. El planteamiento del mensaje en varias partes tiene la intención expresa de dar la oportunidad de que el máximo número de compañeros del partido lo lea, con la seguramente vana esperanza de que haya más gente que se identifique con mi punto de vista y reflexione. Todos los comentarios son bienvenidos.
La historia de Ciudadanos es la historia de un triste fracaso. Hace dos años una asociación sumamente pujante había movilizado a miles de personas, se había ganado notoriedad pública e irrumpió con fuerza en el panorama político catalán. De repente surgía en la izquierda un movimiento desde la oposición frontal al nacionalismo que daba una nueva alternativa a gente cuyo estómago ya no le dejaba votar a un PSC o una IC tomadas y corruptas por el virus catalanista. Con la perspectiva del tiempo uno se pregunta qué es lo que ha ocurrido para que se nos perciba como un partido de derechas y la triste conclusión es que no es fruto de la casualidad, sino del trabajo bien hecho por parte de gente que entró a un partido que no le pertenecía y lo parasitó, con la inestimable colaboración y la estúpida complacencia de quienes desde la izquierda no supimos darnos cuenta de lo que estaba pasando. Como siempre que un parásito se impone a su víctima el resultado no puede ser más que la enfermedad de esta y su eventual muerte. No puedo ser muy optimista al respecto.
Dedicaré los siguientes mensajes en mi blog a desarrollar mi análisis personal de los acontecimientos de los dos últimos años y a plantear lo que a mi parecer sería el cambio de rumbo que pudiera dar la última esperanza al partido. El planteamiento del mensaje en varias partes tiene la intención expresa de dar la oportunidad de que el máximo número de compañeros del partido lo lea, con la seguramente vana esperanza de que haya más gente que se identifique con mi punto de vista y reflexione. Todos los comentarios son bienvenidos.
jueves, septiembre 25, 2008
Diez ideas para entender la crisis financiera, sus causas, sus responsables y sus posibles soluciones
(Imposible cambiar una coma o añadir nada a este artículo de Juan Torres imprescindible para los que nos perdemos con la crisis actual)
Tengo la impresión de que la mayoría de los ciudadanos se sienten confusos ante la crisis que se ha desatado en las últimas semanas. A la vista del esfuerzo financiero desplegado por los bancos centrales deben intuir que se trata de una crisis muy seria. Y a tenor del efecto que tiene sobre sus bolsillos la subida de los tipos de interés, pueden percibir que va a hacerles más daño de lo que las autoridades quieren reconocer.
En cualquier caso, aunque todo el mundo habla de la crisis, hay muy pocas ideas claras que permitan a los ciudadanos corrientes y molientes saber a ciencia cierta lo que está pasando.
Habitualmente, los economistas ortodoxos y la mayoría de los dirigentes políticos nos quieren hacer creer que las medidas económicas que toman son siempre las más acertadas y que responden a criterios “científicos” y “técnicos” indiscutibles que no hay que poner en cuestión. Pero cuando las cosas no salen bien, como ahora, cuando todos los datos se descuadran, cuando las economías casi saltan por los aires , callan como si nada ocurriera.
Su silencio está dirigido a que nos creamos que lo que sucede es algo normal, que no pasa nada de relieve y que todo deber seguir, por tanto, exactamente igual que estaba. Evitan plantearlo como un problema “político” (que es lo que en realidad es) para los ciudadanos no nos pronunciemos sobre sus causas, responsabiolidades y soluciones.
En mi opinión, la crisis de este verano es grave, mucho más profunda de lo que están reconociendo las autoridades económicas y, sobre todo, nada más que un anticipo de situaciones peores que están por llegar. Tiendo a creer que lo que está ocurriendo ahora es solo un aviso.
Conviene, pues, entender bien lo que ha ocurrido y lo que puede ir sucediendo en los próximos meses. Y para tratar de ayudar a entenderlo voy a apuntar algunas ideas explicativas básicas de la forma más sencilla e intuitiva posible, sin perjuicio de abundar más en ellas en otros trabajos posteriores más detallados.
Para facilitar su lectura omitiré datos y números así como referencias bibliográficas que, en todo caso, aún no son muy definitivos para saber con todo rigor lo que está sucediendo.
Las cuestiones que principalmente me parece que hay que conocer pare entender la actual crisis son las siguientes.
1. Es una crisis hipotecaria.
El origen inmediato de la crisis radica en el mercado hipotecario estadounidense.
Como es sabido, al calor de la enorme expansión del sector inmobiliario se generó una masiva oferta de hipotecas, de las cuales casi una quinta parte se concedieron a familias que apenas si tenían las rentas justas para pagarlas cuando los tipos de interés estaban muy bajos.
Cuanto se fueron produciendo subidas en los tipos y las hipotecas se fueron encareciendo comenzaron a darse impagados.
Esto afecta inmediatamente a los bancos que había concedido estas hipotecas pero dado lo que normalmente hacen con los títulos, la crisis se extendió.
Lo que sucede es que los bancos que conceden estas hipotecas venden, a su vez, los títulos hipotecarios en los mercados financieros. Esta es la forma en que los bancos convierten el endeudamiento familiar en un impresionante negocio porque no sólo van a recibir el dinero que prestaron más los intereses sino que, además, obtienen beneficios negociando los títulos de crédito.
El inconveniente es que, como ha pasado este verano, cuando comienzan a producirse impagos porque suban los intereses o porque disminuya la renta familiar, se genera un efecto en cadena que es el que provoca que la crisis se extienda.
2. Pero la crisis no es solamente hipotecaria: es una crisis financiera.
Cuando se firma una hipoteca se crea un título financiero. Un “pasivo” u obligación para el que debe el dinero y un “activo” o derecho para el que lo presta. que es el banco. Y lo que puede y suele hacer el banco, como acabo de señalar, es comerciar con ese activo. Por ejemplo, asegurarlo o venderlo.
La paradoja que lógicamente se produce entonces es que cuanto más riesgo lleve consigo un título será menos seguro y en principio menos atractivo, pero por eso se pagará más por él y resultará más rentable.
Esa es la razón de que los títulos “basura” (técnicamente llamados “sub prime”), es decir, los que tienen bastante riesgo porque se han dado a familias con poca renta, sean precisamente los más rentables y, en consecuencia, los más apetitosos para los inversores que, en principio, busquen preferentemente rentabilidad, que son aquellos más poderosos y que, por tanto, pueden asumir más riesgo.
Los bancos norteamericanos colocaron en el mercado millones de estos títulos que adquirieron bancos e inversores de todos los países.
Es por esa causa que cuando se desata la crisis hipotecaria se desencadena al mismo tiempo una crisis financiera, puesto que el impago creciente inicial afecta enseguida a la seguridad y rentabilidad de los grandes bancos y fondos de inversión internacionales. Cuando se ven afectados, no sólo pierden dinero sino que retiran sus fondos de los mercados hasta el punto de frenar o incluso paralizar los flujos financieros internacionales, en mayor o menor medida en función de la magnitud del “latigazo” original o de su participación en el montante de los fondos afectados.
Se produce así una crisis de liquidez, no porque “falten” medios de pago, sino porque se retiran y esto ocurre porque hoy día la inmensa mayoría de los medios de pago son “ficticios”, es decir, papeles financieros más o menos como los títulos hiptecarios que comenté arriba que están vinculados principalmente a operaciones financieras de carácter especulativo.
3. Y además es una crisis que afecta a la economía real.
Aunque la crisis se desencadene inicialmente en el ámbito hipotecario, bancario o financiero, enseguida tiene efectos sobre la economía real (es decir, la que tiene que ver con la producción efectiva de bienes y servicios y no con “papeles” financieros).
El impacto sobre la economía real de esta última crisis se produce por tres razones principales.
En primer lugar, porque la crisis hipotecaria afecta lógicamente de modo muy directo al sector de la construcción que, como es bien sabido, ha sido una de las bases principales, cuando no la que más, de la expansión económica de los últimos años.
La inicial crisis hipotecaria producirá sin lugar a dudas desempleo no sólo en la construcción sino en las actividades que están relacionadas con el sector inmobiliario. Y eso permite aventurar que, sin lugar a dudas, nos encontramos desde que la crisis se empezara a manifestar incluso de manera latente, ante una nueva fase de recesión económica.
En segundo lugar, porque cuando se desata la crisis los bancos y los inversores reaccionan, como he dicho, retirando fondos del mercado y generando falta de liquidez. Los bancos ya no se prestan tan fácilmente entre ellos y, lógicamente, también reducen su oferta de créditos a los consumidores y empresas que necesitan recursos para gastar o invertir en actividades productivas.
Por lo tanto, la disminución de la liquidez en los circuitos financieros afecta a la financiación de la economía. El gasto total se resiente y, a su socaire, el conjunto de la actividad económica “real”.
En tercer lugar, y como corolario de lo anterior, los bancos centrales se enfrentan a una dilema perverso: por un lado lo que hacen (como han hecho) es poner a disposición de los bancos cientos de miles de millones de dólares (con una generosidad de la que carecen cuando los afectados por las crisis son los más desfavorecidos del planeta). Pero, por otro, para favorecer la movilización del capital, suben los tipos de interés.
Esto último lo hacen porque el tipo de interés es, al fin y al cabo, la retribución que recibirán los propietarios del dinero cuando lo ponen en disposición de otros. Y al subirlos, lo que hacen los bancos centrales es a incentivar a los poseedores de recursos financieros para que vuelvan a colocar en los mercados los recursos que han retirado.
Pero la subida de los tipos de interés tiene un doble efecto. Por un lado, favorecen la movilización del capital gracias a su mayor rentabilidad. Pero, por otro, encarecen el casi siempre imprescindible endeudamiento de las empresas y de las familias. Lo primero enriquece a los propietarios del capital que actúan preferentemente en la economía financiera y lo segundo coadyuva de nuevo a que baje su inversión y su consumo, deteriorando como he dicho el conjunto de la actividad económica.
4. Es una crisis global.
Los flujos financieros son prácticamente los únicos que se puede decir que estén completamente globalizados hoy día. Todas las operaciones financieras se realizan a escala internacional y la inmensa mayoría de ellas pasando por los paraísos fiscales que se encuentran estratégicamente situados en todos los husos horarios del planeta con el fin de que no quede ni un segundo del día sin posibilidad de ser utilizado para realizar las transacciones.
Por eso, aunque la crisis se inicie en el mercado hipotecario de un país, en este caso de Estados Unidos, es completamente seguro que se extenderá por todo el globo terráqueo, puesto que los mercados financieros son globales y los bancos e inversores que adquirieron los títulos a partir de los cuales se desencadena el latigazo inicial de la crisis están y operan en todas las esquinas de la Tierra.
De hecho, lo más probable que esté ocurriendo es que mucho de esos bancos ni siquiera sepan todavía a ciencia cierta en qué grado están siendo afectados por la crisis. Las inversiones que realizan en los mercados financieros son cruzadas, muy opacas, de papel sobre papel y de estructura piramidal, de modo que el tenedor final de un título no sabe bien a qué operación financiera original responde lo que está comprando o tratando de vender en operaciones que las nuevas tecnologías permiten realizar e modo vertiginoso y anónimo.
Pero poco a poco se va a ir descubriendo que en la crisis están implicadas muchas más entidades bancarias (por ejemplo en España) de las que en un principio han reconocido estarlo.
5. Y quizá sea algo más que una crisis hipotecaria, financiera y global.
Lo que no sabemos aún de la presente crisis es hasta qué punto todo lo anterior ha generado una crisis de solvencia bancaria, algo que no hay que descartar ni mucho menos, al menos en algunos países como España.
Los bancos (y en general los grandes poseedores de recursos financieros) se han convertido en el eje torno al cual gira la vida económica. Vienen obteniendo ingentes beneficios y han realizado inversiones gigantescas alimentando la concentración bancaria y empresarial y la especulación financiera. Bien directa o indirectamente (gracias a su financiación) son los verdaderos protagonistas de las burbujas especulativas inmobiliarias de los últimos años, de las adquisiciones especulativas de empresas y de los vaivenes de las bolsas.
Pero ahora, la cuestión estriba en saber si, después de haber colocado sus reservas en tantas inversiones especulativas, en estos momentos estarían en condiciones de soportar una crisis de liquidez financiera, una drástica disminución de la capacidad de endeudamiento de las familias y las empresas, impagos más o menos generalizados, o una explosión de la burbuja inmobiliaria que redujera el valor contable de sus activos. Es decir, si ahora dispondrían de recursos suficientes para hacer frente a las demandas de efectivo o para proporcionar los recursos financieros que requiere la vida económica.
No es aventurado sospechar que esto puede estar ocurriendo y que la ingente aportación de liquidez que han realizado los bancos centrales haya tenido como fin tratar de paliar la irresponsabilidad bancaria de los últimos años.
De hecho, es sorprendente la falta de información, la opacidad y falta de transparencia con la que las autoridades económicas manejan la crisis. Sólo están preocupadas por quitarle importancia y porque no se publiciten sus peligros, que es justamente lo que conviene hacer para pasar de puntillas cuando lo que hay sobre la mesa es una crisis de solvencia bancaria.
Puede ser, por tanto, que lo que esté ocurriendo sea algo más que una crisis producida por una mala gestión puntual de cartera de los grandes inversores derivada de los problemas hipotecarios de las familias que genera, a su vez, una crisis de liquidez. Es decir, que nos encontremos con que, además de ello, se estuviera dando una crisis que afectara a la propia estructura patrimonial de los bancos, en cuyo caso la situación actual tendría, lógicamente, consecuencias más graves y a largo plazo.
En ese caso, nos encontraríamos ante una crisis gravísima que obligaría (para salvaguardar la rentabilidad y el status quo bancarios) a establecer una especie de “corralito global” o localizado según se diera, es decir, una inmovilización del dinero depositado en los bancos para favorecer (como se hizo en Argentina) la recuperación de la solvencia bancaria.
En mi modesta opinión, ésta última circunstancia no es del todo imposible ni descartable hoy día. Hay indicios de ello: las ampliaciones de capital de algunos bancos, la intensidad con que tratan de atraer fondos (por cierto, con activos de alto riesgo que podrían agravar en el medio plazo los problemas) y las demandas de algunos dirigentes políticos más sensatos para realizar algunos cambios en las reglas del juego que imponen los reguladores (los bancos centrales, principalmente) y que actualmente consisten en dar “barra libre” a los fondos de inversión más arriesgados y volátiles detrás de los cuales están los propios bancos.
Como se sabe, el funcionamiento del negocio bancario se basa en un principio muy simple: se recogen fondos ahorrados, se “reserva” una parte de ellos para hacer frente a la demanda de pagos y con el resto se hacen inversiones rentables.
Tradicionalmente, esas inversiones consistían en prestar el dinero a los inversores reales, es decir, a las empresas que crean bienes y servicios o a los consumidores. Pero en los últimos decenios el negocio bancario ha cambiado y se dedica a colocar el ahorro, principalmente, en operaciones financieras especulativas.
Gracias al apoyo de los bancos centrales (que salen enseguida en su apoyo cuando lo necesitan) y al grado general de aceptación que tiene este estado de cosas, los bancos han podido aumentar sus negocios manteniendo una porción de reservas cada vez más pequeña, lo que lógicamente incrementa su rentabilidad, como viene sucediendo, pero aumenta agigantadamente el riesgo y disminuye su solvencia.
La consecuencia de todo ello es el extraordinario aumento de la inestabilidad del sistema y del riesgo que se asume y la pregunta que hoy día es inevitable hacerse es si en esa loca carrera hacia el beneficio no habrán llegado los bancos al paroxismo y al riesgo excesivo en los momentos actuales.
Este es un asunto que reconocen hasta los propios economistas liberales más sensatos y coherentes cuando critican el actual régimen del negocio bancario y proponen un sistema de reservas bancarias al 100% para evitar lo que podría llevar a un verdadero colapso económico.
Quizá sea demasiado atrevido afirmar que nos encontremos en esta situación, aunque yo no me atrevería tampoco a desestimarla.
En los próximos meses, o quien sabe si en pocas semanas, podremos ir descubriendo lo que efectivamente está pasando en el negocio bancario.
6. Es una crisis que tiene perjudicados.
Las autoridades económicas suelen hablar de estas crisis como si fueran algo parecido a la avería de un mecanismo de fontanería o de un automóvil, sin hacer referencia a los millones de individuos que en realidad pagan con sus rentas, con su trabajo y con su seguridad y bienestar la irracionalidad del sistema financiero en que se soportan nuestras economías.
Como cualquier otra, esta crisis tiene unos claros perjudicados.
En primer lugar, los millones de personas que en Estados Unidos y en otros países han perdido o van a perder sus viviendas y sus ahorros. O sus rentas, puesto que no se puede olvidar que cada vez que los bancos centrales suben los tipos de interés lo que directamente se produce es un trasvase de rentas desde los bolsillo de las familias o empresas endeudadas al de los banqueros. Así de fácil.
En segundo lugar, las economías más débiles (como las de las periferias en África, Latinoamérica o las de los países asiáticos más empobrecidos) puesto que cuando se desata la crisis los capitales escasean y su falta se nota especialmente en los territorios que están más necesitados de inversiones y recursos. Y que son, además, los que hacen frente con más dificultad a intereses más elevados.
En tercer lugar, la actividad económica real, las empresas y empresarios dedicados a la producción efectiva de bienes y servicios que conforman, a su vez, un anillo marginal respecto a la inversión financiera. Lo cual es lo mismo que decir, que la crisis se paga en términos de empleo, actividad económica y creación de riqueza.
7. Pero la crisis tiene también unos claros beneficiarios.
No todo el mundo pierde con la crisis. Al revés, de ella saldrán fortalecidos los bancos y los grandes poseedores de capital.
Por un lado, hay que tener en cuenta que los bancos solo tienen en títulos arriesgados una parte pequeña de su negocio, de modo que la subida en los tipos de interés repercutirá favorablemente en su rentabilidad global.
Otro efecto de la crisis será que se concentrará mucho más la propiedad de los recursos financieros y económicos.
De hecho, ya ha pasado así con los activos inmobiliarios.
Los grandes promotores y constructoras y los bancos han acumulado cientos de miles de viviendas y terrenos que en gran parte han financiado gratis gracias a la burbuja que ellos mismos han contribuido a crear. Se calcula, por ejemplo, que los bancos han adquirido alrededor de la mitad del suelo urbanizable puesto a la venta en España en los últimos quince años.
Ahora que la crisis hipotecaria se desata volverán a acumular activos inmobiliarios puesto que serán los que cuenten con información privilegiada para comprar barato a familias en apuros o a los pequeños constructores con el agua al cuello. O, simplemente, los que no tengan el más mínimo apuro a la hora de ejecutar sus créditos frente a familias que no puedan pagarlos, quedándose con sus viviendas. Y si el Estado (como incluso se ha apuntado en Estados Unidos) da ayudas a las familias para que paguen las hipotecas, lo único que se estará haciendo será garantizar que los bancos sigan cobrando sus anualidades aunque con intereses más elevados.
Además de todo ello, cuando se produce la crisis financiera los poseedores de títulos que tienen menos cobertura (los pequeños o medianos ahorradores, los fondos de inversión con menos liquidez o los que hayan calculado peor el riesgo que debían o podían asumir) tratarán de vender a toda prisa los títulos “infectados”, que serán adquiridos por los grandes bancos y fondos de inversión a precios de saldo, puesto que ellos pueden acumular títulos con rentabilidad más baja gracias a su cartera mucho más grande y a sus beneficios mucho más elevados.
Finalmente, el efecto de la crisis hipotecaria, de la crisis financiera y de la crisis real se traduce, como es lógico que así sea, en la rentabilidad empresarial y en las cotizaciones en bolsa de sus acciones. Y también en este mercado se producirán movimientos masivos de venta que serán aprovechados por los grandes inversores para acumular propiedades empresariales, concentrándose así el poder de los grandes bancos y grandes corporaciones sobre el conjunto de la economía.
La existencia de perjuidcados y beneficiados de estas crisis es lo que demuestra claramente que no son meras cuestiones “técnicas” sino auténticos asuntos políticos: son las autoridades políticas y económicas haciendo, no haciendo o dejando hacer son las que hacen que unos u otros sea perjudicados o beneficiados.
8. Es una es una crisis que quizá no sea fácilmente pasajera.
Como es fácil deducir de lo que vengo diciendo, una de las causas de la crisis actual (como de otras semejantes que se han producido en los últimos decenios) es que la economía mundial se ha volcado cada vez más hacia los intercambios financieros. En lugar de servir de instrumento para los intercambios de bienes y servicios, el dinero se ha convertido en un objeto del intercambio. Lo que se compra y se vende privilegiadamente son medios de pago, títulos financieros, papel por papel... Es lo que se ha llamado la economía financiarizada que es intrínsecamente inestable y propensa a las crisis (Un análisis más detallado en mi libro “Toma el dinero y corre. La globalización neoliberal del dinero y las finanzas”. Editorial Icaria, Barcelona 2006).
A este tipo de economía se la ha calificado como “de casino” precisamente porque se basa en la especulación, porque en ella predomina el riesgo desmedido y la incertidumbre (a cambio, eso sí, de una extraordinaria rentabilidad) y eso lleva lógicamente a que las crisis se produzcan con inusitada frecuencia.
La generalización de la especulación financiera obliga a que los sujetos económicos estén continuamente caminando sobre la cuerda floja, sin una base real efectiva, como de puntillas. Pero, como dice un viejo refrán chino, ninguna persona puede mantenerse de puntillas mucho tiempo.
Por eso se sabía que la crisis hipotecaria iba a desencadenarse antes o después. Llegaría un momento en que las familias con rentas más bajas pero con hipotecas abusivas iban a no poder pagarlas. El nivel de endeudamiento que hoy día existe en la economía estadounidense, en la española o en muchas otras es sencilla y materialmente insostenible. Ha terminado saltando allí y saltará en los demás países.
La razón de por qué se ha consentido una situación abocada a la crisis es doble.
Por un lado, ya ha quedado dicho que la crisis no sólo tiene paganos, sino grandes y privilegiados beneficiarios. Y estos tienen el poder suficiente como para hacer que las cosas transcurran a favor de sus intereses aunque sea a costa de crisis y problemas económicos para los demás.
Por otro, resulta que es imposible evitar este tipo de crisis en el contexto financiarizado y global del capitalismo neoliberal de nuestros días. Cuando salta la chispa se puede tratar de paliar, como han querido hacer los bancos centrales, se pueden poner remedios pasajeros, pero es inevitable que la llama se extienda por todas las economías y por todos los sectores de la actividad económica.
Todo eso quiere decir que el caldo de cultivo de la crisis actual no es una mera incidencia hipotecaria, que sería más o menos fácil de atajar, sino el modo de funcionar de la economía capitalista de nuestros días en su conjunto. Algo que es mucho más difícil de controlar, sobre todo, cuando no hay intención ninguna de hacerlo.
En consecuencia, si hubiera que apostar, yo más bien lo haría por unos meses largos de inestabilidad profunda, de sobresaltos y de pérdida de vigor económico. El sector inmobiliario, en primer lugar, saltará próximamente por los aires en los países, como España, en donde ha generado burbujas especulativas; y detrás de él, quizá algunos ámbitos del sector bancario y financiero. Tras de lo cual es inevitable que venga una nueva fase recesiva que puede ser duradera si no se adoptan medidas de choque rápidas y contundentes en forma, principalmente, de incremento del gasto.
Desgraciadamente, esto último no suele tener hoy día otra lectura que no sea la militar como factor antirecesivo, lo que me permite augurar que, si la crisis va a más, volverán a hacerse fuertes los tambores de guerra.
Ojalá me equivoque.
9. Es una crisis avivada y consentida por los bancos centrales.
Es de gran importancia y muy relevante destacar que los bancos centrales han sido uno de los principales factores responsables de la crisis hipotecaria y financiera que estamos viviendo.
Podemos decir que los bancos centrales son responsables de la crisis, al menos, por tres razones fundamentales.
En primer lugar porque a ellos corresponde la labor de vigilar la situación del negocio bancario, la de advertir del riesgo y prevenir sus consecuencias. Y tienen medios y poder suficiente para llevarla a cabo ... si quisieran hacerlo.
Su vista gorda ante el verdaderamente aberrante e irracional comportamiento del mercado hipotecario, su indiferencia ante el sufrimiento económico que los bancos imponen a millones de familias, su mano abierta para consentir que la banca actúe con plena libertad para imponer condiciones draconianas en créditos y préstamos, o su ceguera cómplice ante el deterioro de la solvencia han favorecido la génesis de la crisis hipotecaria como primer e inmediato detonante del problema económico y financiero que hoy día se está viviendo.
Incluso algunos gobiernos o líderes mundiales estaban advirtiendo desde hace meses del riesgo que se estaba acumulando en los fondos de inversión especulativos, del peligro global que eso llevaba consigo y de la necesidad de regularlos de otra forma para tratar de darle más seguridad a la economía mundial. Pero los bancos centrales, que son quienes disponen de la mejor información sobre esa realidad y quienes sabían bien el problema real que se estaba generando, han venido callando y consintiendo que durante todo este tiempo se acumule la volatilidad y un peligro cierto de recesión mundial provocado por la llamarada originada en los flujos financieros.
En segundo lugar, porque los bancos centrales son los garantes del régimen de hipertrofia financiera y de privilegio de los flujos financieros sobre la economía real hoy día existente. Estas instituciones y la política que llevan a cabo constituyen el sostén principal de la especulación financiera y del privilegio que éstas actuaciones tienen en comparación con la actividad económica real orientada a la creación de riqueza.
Es obvio que la política monetaria es un instrumento esencial de la política económica general para conducir la actividad económica. Pero, en manos de los bancos centrales, se limita a aplicarse para controlar los precios (algo que beneficia sobre todo a los ricos y al capital, porque gracias a ello se garantizan salarios reducidos y retribución más alta al capital financiero), olvidándose de cualquier otro objetivo, como el crecimiento de la actividad o el empleo. Y ya he señalado que esa financiarización es el verdadero caldo de cultivo de estas crisis.
Finalmente, porque los bancos centrales no sólo se limitan a actuar de esta forma sino que, para colmo, atan de pies y manos a los gobiernos, que no tienen capacidad de maniobra para adoptar medidas que pudieran llevar a las economías por otros senderos.
Los bancos centrales, esclavos de una ortodoxia sin base científica alguna (puesto que ni uno solo de los postulados en los que se basa la política monetaria y económica que defienden ha quedado demostrado como más conveniente o adecuado que cualquier otro) ni comen ni dejan comer en la economía de nuestros días: como la crisis de estas últimas semanas está demostrando, vienen a ser unos meros instrumentos al servicio del mantenimiento del status quo bancario y del poder monetario y financiero global.
Su papel perverso es ya tan estrepitosamente claro que incluso algunos gobernantes de derechas más lúcidos, como Sarkozy, empiezan a denunciarlo. Y es que es muy difícil que un pirómano pase desapercibido cuando quiere actuar como apagafuegos.
10. Y es una crisis de las que podrían evitarse con otras políticas y con otros objetivos sociales.
Para terminar, hay que preguntarse si crisis como las que estamos viviendo son inevitables o si, por el contrario, hay medios para evitarlas.
En mi opinión, será muy difícil que dejen de existir en el contexto del capitalismo financiarizado de nuestros días. Como he dicho antes, son consustanciales a la lógica compulsiva del beneficio y a la hipertrofia de unos flujos financieros y actividades especulativas que son intrínsecamente inestables y volátiles.
Pero eso no quiere decir que no tengan remedio. Hay fórmulas e instrumentos suficientes para que la sociedad no tenga que soportar sus tremendos costes y para que las economías no se vean sometidas a la quiebra constante, al despilfarro, a la ineficiencia y al bloqueo permanentes.
En el marco breve de estas líneas no puedo desarrollar extensamente un planteamiento alternativo, del que hoy día ya empezamos a disponer en la literatura económica no neoliberal. Me limitaré a presentar, casi a manera de ejemplo y sin pretensión alguna de ser exhaustivo, los que considero más importantes y significativos.
- Para evitar las crisis hipotecarias es preciso evitar que la vivienda se convierta en un activo creado para generar beneficio a través de la acumulación y la especulación. Y, por supuesto, que sus instrumentos de financiación se transformen en la fuente que nutre la actividad de los mercados financieros secundarios intrínsecamente inestables y generadores de crisis. Los gobiernos tienen medios para asegurar que las viviendas sean lo que deben ser, soluciones al problema social de la habitabilidad, y no activos para canalizar el ahorro de los ricos y para labrar ganancias especulativas.
Para ello pueden establecerse reservas de suelo, controles de precios y políticas impositivas que desincentiven la especulación con bienes sociales básicos. Puede y debe romperse la vinculación entre el mercado de la vivienda y los flujos financieros garantizando fuentes estables y asequibles de financiación no vinculadas a los mercados secundarios que, como hemos visto, son la fuente de las crisis financieras.
- Para evitar las crisis financieras ni siquiera sería necesaria, aunque fuese deseable, una auténtica regulación financiera internacional que hiciera saltar por los aires los mecanismos que transmiten la especulación y la volatilidad a todas las actividades económicas. Quizá baste con incorporar, como dijera hace años James Tobin, algo de arena en las ruedas de las finanzas internaciones para desincentivar ese tipo de lógica financiera. Una arena que deberían tener la forma de impuestos y tasas internacionales, erradicación de los paraísos fiscales, transparencia y control y, sobre todo, de la creación de fuentes de crédito públicas que garanticen el funcionamiento de la actividad económica con independencia de los desequilibrios y la volatilidad de los mercados.
- Para evitar las crisis de solvencia bancaria y para limitar el irracional y excesivo poder bancario que provoca crisis y desequilibrios constantes es preciso establecer un sistema basado en la plena cobertura de las reservas bancarias.
- Para evitar que crisis localizadas se conviertan peligrosamente en crisis globales es preciso, sobre todo, acabar con el régimen de plena libertad de movimientos de capital. un régimen que solo es necesario y está justificado para garantizar mayores beneficios a los propietarios de capital, puesto que no hay razón científica alguna que permita asegurar que de esa forma se logran mejores resultados en la producción de bienes y servicios y en la actividad económica en general.
- Para evitar los efectos de las crisis financieras sobre la economía real lo necesario es, lógicamente, evitarlas aplicando los mecanismos que vengo señalando y, sobre todo, controlar la hipertrofia de los flujos financieros, y garantizar fuentes de financiación en la vida económica que no estén al albur de la lógica del beneficio sino en función de las demandas sociales.
- Para evitar que estas crisis aumenten las desigualdades produciendo millones de afectados y muy pocos beneficiarios es preciso restablecer el valor social de los impuestos, crear un auténtico sistema fiscal internacional y mecanismos internacionales de redistribución de la renta.
- Para evitar que lo bancos centrales sigan estando al servicio exclusivo de los más poderosos y esclavos de una retórica económica equivocada que coadyuva a la aparición de recesión y crisis económicas, es preciso modificar su naturaleza, someterlos al control público y de las instituciones representativas y garantizar que la política monetaria se comprometa efectivamente con objetivos económicos como el pleno empleo, la equidad y el bienestar social efectivo.
Naturalmente, todo ello, que es plenamente posible, no puede llevarse a la práctica si los ciudadanos no son capaces de negar el estado de cosas actual, de imponer su voluntad sobre la de los mercados en donde gobiernan los poderosos y para ello es preciso no solo que sean conscientes de la naturaleza real de estos problemas económicos sino que tengan el poder suficientes para convertir sus intereses en voluntades sociales y éstas en decisiones políticas. Es decir, que las mayorías ciudadanas pueden hacer justo lo que desde tiempos inmemoriales vienen haciendo solamente los más ricos y poderosos.
Juan Torres López es catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga (España). Su web personal: www.juantorreslopez.com
Tengo la impresión de que la mayoría de los ciudadanos se sienten confusos ante la crisis que se ha desatado en las últimas semanas. A la vista del esfuerzo financiero desplegado por los bancos centrales deben intuir que se trata de una crisis muy seria. Y a tenor del efecto que tiene sobre sus bolsillos la subida de los tipos de interés, pueden percibir que va a hacerles más daño de lo que las autoridades quieren reconocer.
En cualquier caso, aunque todo el mundo habla de la crisis, hay muy pocas ideas claras que permitan a los ciudadanos corrientes y molientes saber a ciencia cierta lo que está pasando.
Habitualmente, los economistas ortodoxos y la mayoría de los dirigentes políticos nos quieren hacer creer que las medidas económicas que toman son siempre las más acertadas y que responden a criterios “científicos” y “técnicos” indiscutibles que no hay que poner en cuestión. Pero cuando las cosas no salen bien, como ahora, cuando todos los datos se descuadran, cuando las economías casi saltan por los aires , callan como si nada ocurriera.
Su silencio está dirigido a que nos creamos que lo que sucede es algo normal, que no pasa nada de relieve y que todo deber seguir, por tanto, exactamente igual que estaba. Evitan plantearlo como un problema “político” (que es lo que en realidad es) para los ciudadanos no nos pronunciemos sobre sus causas, responsabiolidades y soluciones.
En mi opinión, la crisis de este verano es grave, mucho más profunda de lo que están reconociendo las autoridades económicas y, sobre todo, nada más que un anticipo de situaciones peores que están por llegar. Tiendo a creer que lo que está ocurriendo ahora es solo un aviso.
Conviene, pues, entender bien lo que ha ocurrido y lo que puede ir sucediendo en los próximos meses. Y para tratar de ayudar a entenderlo voy a apuntar algunas ideas explicativas básicas de la forma más sencilla e intuitiva posible, sin perjuicio de abundar más en ellas en otros trabajos posteriores más detallados.
Para facilitar su lectura omitiré datos y números así como referencias bibliográficas que, en todo caso, aún no son muy definitivos para saber con todo rigor lo que está sucediendo.
Las cuestiones que principalmente me parece que hay que conocer pare entender la actual crisis son las siguientes.
1. Es una crisis hipotecaria.
El origen inmediato de la crisis radica en el mercado hipotecario estadounidense.
Como es sabido, al calor de la enorme expansión del sector inmobiliario se generó una masiva oferta de hipotecas, de las cuales casi una quinta parte se concedieron a familias que apenas si tenían las rentas justas para pagarlas cuando los tipos de interés estaban muy bajos.
Cuanto se fueron produciendo subidas en los tipos y las hipotecas se fueron encareciendo comenzaron a darse impagados.
Esto afecta inmediatamente a los bancos que había concedido estas hipotecas pero dado lo que normalmente hacen con los títulos, la crisis se extendió.
Lo que sucede es que los bancos que conceden estas hipotecas venden, a su vez, los títulos hipotecarios en los mercados financieros. Esta es la forma en que los bancos convierten el endeudamiento familiar en un impresionante negocio porque no sólo van a recibir el dinero que prestaron más los intereses sino que, además, obtienen beneficios negociando los títulos de crédito.
El inconveniente es que, como ha pasado este verano, cuando comienzan a producirse impagos porque suban los intereses o porque disminuya la renta familiar, se genera un efecto en cadena que es el que provoca que la crisis se extienda.
2. Pero la crisis no es solamente hipotecaria: es una crisis financiera.
Cuando se firma una hipoteca se crea un título financiero. Un “pasivo” u obligación para el que debe el dinero y un “activo” o derecho para el que lo presta. que es el banco. Y lo que puede y suele hacer el banco, como acabo de señalar, es comerciar con ese activo. Por ejemplo, asegurarlo o venderlo.
La paradoja que lógicamente se produce entonces es que cuanto más riesgo lleve consigo un título será menos seguro y en principio menos atractivo, pero por eso se pagará más por él y resultará más rentable.
Esa es la razón de que los títulos “basura” (técnicamente llamados “sub prime”), es decir, los que tienen bastante riesgo porque se han dado a familias con poca renta, sean precisamente los más rentables y, en consecuencia, los más apetitosos para los inversores que, en principio, busquen preferentemente rentabilidad, que son aquellos más poderosos y que, por tanto, pueden asumir más riesgo.
Los bancos norteamericanos colocaron en el mercado millones de estos títulos que adquirieron bancos e inversores de todos los países.
Es por esa causa que cuando se desata la crisis hipotecaria se desencadena al mismo tiempo una crisis financiera, puesto que el impago creciente inicial afecta enseguida a la seguridad y rentabilidad de los grandes bancos y fondos de inversión internacionales. Cuando se ven afectados, no sólo pierden dinero sino que retiran sus fondos de los mercados hasta el punto de frenar o incluso paralizar los flujos financieros internacionales, en mayor o menor medida en función de la magnitud del “latigazo” original o de su participación en el montante de los fondos afectados.
Se produce así una crisis de liquidez, no porque “falten” medios de pago, sino porque se retiran y esto ocurre porque hoy día la inmensa mayoría de los medios de pago son “ficticios”, es decir, papeles financieros más o menos como los títulos hiptecarios que comenté arriba que están vinculados principalmente a operaciones financieras de carácter especulativo.
3. Y además es una crisis que afecta a la economía real.
Aunque la crisis se desencadene inicialmente en el ámbito hipotecario, bancario o financiero, enseguida tiene efectos sobre la economía real (es decir, la que tiene que ver con la producción efectiva de bienes y servicios y no con “papeles” financieros).
El impacto sobre la economía real de esta última crisis se produce por tres razones principales.
En primer lugar, porque la crisis hipotecaria afecta lógicamente de modo muy directo al sector de la construcción que, como es bien sabido, ha sido una de las bases principales, cuando no la que más, de la expansión económica de los últimos años.
La inicial crisis hipotecaria producirá sin lugar a dudas desempleo no sólo en la construcción sino en las actividades que están relacionadas con el sector inmobiliario. Y eso permite aventurar que, sin lugar a dudas, nos encontramos desde que la crisis se empezara a manifestar incluso de manera latente, ante una nueva fase de recesión económica.
En segundo lugar, porque cuando se desata la crisis los bancos y los inversores reaccionan, como he dicho, retirando fondos del mercado y generando falta de liquidez. Los bancos ya no se prestan tan fácilmente entre ellos y, lógicamente, también reducen su oferta de créditos a los consumidores y empresas que necesitan recursos para gastar o invertir en actividades productivas.
Por lo tanto, la disminución de la liquidez en los circuitos financieros afecta a la financiación de la economía. El gasto total se resiente y, a su socaire, el conjunto de la actividad económica “real”.
En tercer lugar, y como corolario de lo anterior, los bancos centrales se enfrentan a una dilema perverso: por un lado lo que hacen (como han hecho) es poner a disposición de los bancos cientos de miles de millones de dólares (con una generosidad de la que carecen cuando los afectados por las crisis son los más desfavorecidos del planeta). Pero, por otro, para favorecer la movilización del capital, suben los tipos de interés.
Esto último lo hacen porque el tipo de interés es, al fin y al cabo, la retribución que recibirán los propietarios del dinero cuando lo ponen en disposición de otros. Y al subirlos, lo que hacen los bancos centrales es a incentivar a los poseedores de recursos financieros para que vuelvan a colocar en los mercados los recursos que han retirado.
Pero la subida de los tipos de interés tiene un doble efecto. Por un lado, favorecen la movilización del capital gracias a su mayor rentabilidad. Pero, por otro, encarecen el casi siempre imprescindible endeudamiento de las empresas y de las familias. Lo primero enriquece a los propietarios del capital que actúan preferentemente en la economía financiera y lo segundo coadyuva de nuevo a que baje su inversión y su consumo, deteriorando como he dicho el conjunto de la actividad económica.
4. Es una crisis global.
Los flujos financieros son prácticamente los únicos que se puede decir que estén completamente globalizados hoy día. Todas las operaciones financieras se realizan a escala internacional y la inmensa mayoría de ellas pasando por los paraísos fiscales que se encuentran estratégicamente situados en todos los husos horarios del planeta con el fin de que no quede ni un segundo del día sin posibilidad de ser utilizado para realizar las transacciones.
Por eso, aunque la crisis se inicie en el mercado hipotecario de un país, en este caso de Estados Unidos, es completamente seguro que se extenderá por todo el globo terráqueo, puesto que los mercados financieros son globales y los bancos e inversores que adquirieron los títulos a partir de los cuales se desencadena el latigazo inicial de la crisis están y operan en todas las esquinas de la Tierra.
De hecho, lo más probable que esté ocurriendo es que mucho de esos bancos ni siquiera sepan todavía a ciencia cierta en qué grado están siendo afectados por la crisis. Las inversiones que realizan en los mercados financieros son cruzadas, muy opacas, de papel sobre papel y de estructura piramidal, de modo que el tenedor final de un título no sabe bien a qué operación financiera original responde lo que está comprando o tratando de vender en operaciones que las nuevas tecnologías permiten realizar e modo vertiginoso y anónimo.
Pero poco a poco se va a ir descubriendo que en la crisis están implicadas muchas más entidades bancarias (por ejemplo en España) de las que en un principio han reconocido estarlo.
5. Y quizá sea algo más que una crisis hipotecaria, financiera y global.
Lo que no sabemos aún de la presente crisis es hasta qué punto todo lo anterior ha generado una crisis de solvencia bancaria, algo que no hay que descartar ni mucho menos, al menos en algunos países como España.
Los bancos (y en general los grandes poseedores de recursos financieros) se han convertido en el eje torno al cual gira la vida económica. Vienen obteniendo ingentes beneficios y han realizado inversiones gigantescas alimentando la concentración bancaria y empresarial y la especulación financiera. Bien directa o indirectamente (gracias a su financiación) son los verdaderos protagonistas de las burbujas especulativas inmobiliarias de los últimos años, de las adquisiciones especulativas de empresas y de los vaivenes de las bolsas.
Pero ahora, la cuestión estriba en saber si, después de haber colocado sus reservas en tantas inversiones especulativas, en estos momentos estarían en condiciones de soportar una crisis de liquidez financiera, una drástica disminución de la capacidad de endeudamiento de las familias y las empresas, impagos más o menos generalizados, o una explosión de la burbuja inmobiliaria que redujera el valor contable de sus activos. Es decir, si ahora dispondrían de recursos suficientes para hacer frente a las demandas de efectivo o para proporcionar los recursos financieros que requiere la vida económica.
No es aventurado sospechar que esto puede estar ocurriendo y que la ingente aportación de liquidez que han realizado los bancos centrales haya tenido como fin tratar de paliar la irresponsabilidad bancaria de los últimos años.
De hecho, es sorprendente la falta de información, la opacidad y falta de transparencia con la que las autoridades económicas manejan la crisis. Sólo están preocupadas por quitarle importancia y porque no se publiciten sus peligros, que es justamente lo que conviene hacer para pasar de puntillas cuando lo que hay sobre la mesa es una crisis de solvencia bancaria.
Puede ser, por tanto, que lo que esté ocurriendo sea algo más que una crisis producida por una mala gestión puntual de cartera de los grandes inversores derivada de los problemas hipotecarios de las familias que genera, a su vez, una crisis de liquidez. Es decir, que nos encontremos con que, además de ello, se estuviera dando una crisis que afectara a la propia estructura patrimonial de los bancos, en cuyo caso la situación actual tendría, lógicamente, consecuencias más graves y a largo plazo.
En ese caso, nos encontraríamos ante una crisis gravísima que obligaría (para salvaguardar la rentabilidad y el status quo bancarios) a establecer una especie de “corralito global” o localizado según se diera, es decir, una inmovilización del dinero depositado en los bancos para favorecer (como se hizo en Argentina) la recuperación de la solvencia bancaria.
En mi modesta opinión, ésta última circunstancia no es del todo imposible ni descartable hoy día. Hay indicios de ello: las ampliaciones de capital de algunos bancos, la intensidad con que tratan de atraer fondos (por cierto, con activos de alto riesgo que podrían agravar en el medio plazo los problemas) y las demandas de algunos dirigentes políticos más sensatos para realizar algunos cambios en las reglas del juego que imponen los reguladores (los bancos centrales, principalmente) y que actualmente consisten en dar “barra libre” a los fondos de inversión más arriesgados y volátiles detrás de los cuales están los propios bancos.
Como se sabe, el funcionamiento del negocio bancario se basa en un principio muy simple: se recogen fondos ahorrados, se “reserva” una parte de ellos para hacer frente a la demanda de pagos y con el resto se hacen inversiones rentables.
Tradicionalmente, esas inversiones consistían en prestar el dinero a los inversores reales, es decir, a las empresas que crean bienes y servicios o a los consumidores. Pero en los últimos decenios el negocio bancario ha cambiado y se dedica a colocar el ahorro, principalmente, en operaciones financieras especulativas.
Gracias al apoyo de los bancos centrales (que salen enseguida en su apoyo cuando lo necesitan) y al grado general de aceptación que tiene este estado de cosas, los bancos han podido aumentar sus negocios manteniendo una porción de reservas cada vez más pequeña, lo que lógicamente incrementa su rentabilidad, como viene sucediendo, pero aumenta agigantadamente el riesgo y disminuye su solvencia.
La consecuencia de todo ello es el extraordinario aumento de la inestabilidad del sistema y del riesgo que se asume y la pregunta que hoy día es inevitable hacerse es si en esa loca carrera hacia el beneficio no habrán llegado los bancos al paroxismo y al riesgo excesivo en los momentos actuales.
Este es un asunto que reconocen hasta los propios economistas liberales más sensatos y coherentes cuando critican el actual régimen del negocio bancario y proponen un sistema de reservas bancarias al 100% para evitar lo que podría llevar a un verdadero colapso económico.
Quizá sea demasiado atrevido afirmar que nos encontremos en esta situación, aunque yo no me atrevería tampoco a desestimarla.
En los próximos meses, o quien sabe si en pocas semanas, podremos ir descubriendo lo que efectivamente está pasando en el negocio bancario.
6. Es una crisis que tiene perjudicados.
Las autoridades económicas suelen hablar de estas crisis como si fueran algo parecido a la avería de un mecanismo de fontanería o de un automóvil, sin hacer referencia a los millones de individuos que en realidad pagan con sus rentas, con su trabajo y con su seguridad y bienestar la irracionalidad del sistema financiero en que se soportan nuestras economías.
Como cualquier otra, esta crisis tiene unos claros perjudicados.
En primer lugar, los millones de personas que en Estados Unidos y en otros países han perdido o van a perder sus viviendas y sus ahorros. O sus rentas, puesto que no se puede olvidar que cada vez que los bancos centrales suben los tipos de interés lo que directamente se produce es un trasvase de rentas desde los bolsillo de las familias o empresas endeudadas al de los banqueros. Así de fácil.
En segundo lugar, las economías más débiles (como las de las periferias en África, Latinoamérica o las de los países asiáticos más empobrecidos) puesto que cuando se desata la crisis los capitales escasean y su falta se nota especialmente en los territorios que están más necesitados de inversiones y recursos. Y que son, además, los que hacen frente con más dificultad a intereses más elevados.
En tercer lugar, la actividad económica real, las empresas y empresarios dedicados a la producción efectiva de bienes y servicios que conforman, a su vez, un anillo marginal respecto a la inversión financiera. Lo cual es lo mismo que decir, que la crisis se paga en términos de empleo, actividad económica y creación de riqueza.
7. Pero la crisis tiene también unos claros beneficiarios.
No todo el mundo pierde con la crisis. Al revés, de ella saldrán fortalecidos los bancos y los grandes poseedores de capital.
Por un lado, hay que tener en cuenta que los bancos solo tienen en títulos arriesgados una parte pequeña de su negocio, de modo que la subida en los tipos de interés repercutirá favorablemente en su rentabilidad global.
Otro efecto de la crisis será que se concentrará mucho más la propiedad de los recursos financieros y económicos.
De hecho, ya ha pasado así con los activos inmobiliarios.
Los grandes promotores y constructoras y los bancos han acumulado cientos de miles de viviendas y terrenos que en gran parte han financiado gratis gracias a la burbuja que ellos mismos han contribuido a crear. Se calcula, por ejemplo, que los bancos han adquirido alrededor de la mitad del suelo urbanizable puesto a la venta en España en los últimos quince años.
Ahora que la crisis hipotecaria se desata volverán a acumular activos inmobiliarios puesto que serán los que cuenten con información privilegiada para comprar barato a familias en apuros o a los pequeños constructores con el agua al cuello. O, simplemente, los que no tengan el más mínimo apuro a la hora de ejecutar sus créditos frente a familias que no puedan pagarlos, quedándose con sus viviendas. Y si el Estado (como incluso se ha apuntado en Estados Unidos) da ayudas a las familias para que paguen las hipotecas, lo único que se estará haciendo será garantizar que los bancos sigan cobrando sus anualidades aunque con intereses más elevados.
Además de todo ello, cuando se produce la crisis financiera los poseedores de títulos que tienen menos cobertura (los pequeños o medianos ahorradores, los fondos de inversión con menos liquidez o los que hayan calculado peor el riesgo que debían o podían asumir) tratarán de vender a toda prisa los títulos “infectados”, que serán adquiridos por los grandes bancos y fondos de inversión a precios de saldo, puesto que ellos pueden acumular títulos con rentabilidad más baja gracias a su cartera mucho más grande y a sus beneficios mucho más elevados.
Finalmente, el efecto de la crisis hipotecaria, de la crisis financiera y de la crisis real se traduce, como es lógico que así sea, en la rentabilidad empresarial y en las cotizaciones en bolsa de sus acciones. Y también en este mercado se producirán movimientos masivos de venta que serán aprovechados por los grandes inversores para acumular propiedades empresariales, concentrándose así el poder de los grandes bancos y grandes corporaciones sobre el conjunto de la economía.
La existencia de perjuidcados y beneficiados de estas crisis es lo que demuestra claramente que no son meras cuestiones “técnicas” sino auténticos asuntos políticos: son las autoridades políticas y económicas haciendo, no haciendo o dejando hacer son las que hacen que unos u otros sea perjudicados o beneficiados.
8. Es una es una crisis que quizá no sea fácilmente pasajera.
Como es fácil deducir de lo que vengo diciendo, una de las causas de la crisis actual (como de otras semejantes que se han producido en los últimos decenios) es que la economía mundial se ha volcado cada vez más hacia los intercambios financieros. En lugar de servir de instrumento para los intercambios de bienes y servicios, el dinero se ha convertido en un objeto del intercambio. Lo que se compra y se vende privilegiadamente son medios de pago, títulos financieros, papel por papel... Es lo que se ha llamado la economía financiarizada que es intrínsecamente inestable y propensa a las crisis (Un análisis más detallado en mi libro “Toma el dinero y corre. La globalización neoliberal del dinero y las finanzas”. Editorial Icaria, Barcelona 2006).
A este tipo de economía se la ha calificado como “de casino” precisamente porque se basa en la especulación, porque en ella predomina el riesgo desmedido y la incertidumbre (a cambio, eso sí, de una extraordinaria rentabilidad) y eso lleva lógicamente a que las crisis se produzcan con inusitada frecuencia.
La generalización de la especulación financiera obliga a que los sujetos económicos estén continuamente caminando sobre la cuerda floja, sin una base real efectiva, como de puntillas. Pero, como dice un viejo refrán chino, ninguna persona puede mantenerse de puntillas mucho tiempo.
Por eso se sabía que la crisis hipotecaria iba a desencadenarse antes o después. Llegaría un momento en que las familias con rentas más bajas pero con hipotecas abusivas iban a no poder pagarlas. El nivel de endeudamiento que hoy día existe en la economía estadounidense, en la española o en muchas otras es sencilla y materialmente insostenible. Ha terminado saltando allí y saltará en los demás países.
La razón de por qué se ha consentido una situación abocada a la crisis es doble.
Por un lado, ya ha quedado dicho que la crisis no sólo tiene paganos, sino grandes y privilegiados beneficiarios. Y estos tienen el poder suficiente como para hacer que las cosas transcurran a favor de sus intereses aunque sea a costa de crisis y problemas económicos para los demás.
Por otro, resulta que es imposible evitar este tipo de crisis en el contexto financiarizado y global del capitalismo neoliberal de nuestros días. Cuando salta la chispa se puede tratar de paliar, como han querido hacer los bancos centrales, se pueden poner remedios pasajeros, pero es inevitable que la llama se extienda por todas las economías y por todos los sectores de la actividad económica.
Todo eso quiere decir que el caldo de cultivo de la crisis actual no es una mera incidencia hipotecaria, que sería más o menos fácil de atajar, sino el modo de funcionar de la economía capitalista de nuestros días en su conjunto. Algo que es mucho más difícil de controlar, sobre todo, cuando no hay intención ninguna de hacerlo.
En consecuencia, si hubiera que apostar, yo más bien lo haría por unos meses largos de inestabilidad profunda, de sobresaltos y de pérdida de vigor económico. El sector inmobiliario, en primer lugar, saltará próximamente por los aires en los países, como España, en donde ha generado burbujas especulativas; y detrás de él, quizá algunos ámbitos del sector bancario y financiero. Tras de lo cual es inevitable que venga una nueva fase recesiva que puede ser duradera si no se adoptan medidas de choque rápidas y contundentes en forma, principalmente, de incremento del gasto.
Desgraciadamente, esto último no suele tener hoy día otra lectura que no sea la militar como factor antirecesivo, lo que me permite augurar que, si la crisis va a más, volverán a hacerse fuertes los tambores de guerra.
Ojalá me equivoque.
9. Es una crisis avivada y consentida por los bancos centrales.
Es de gran importancia y muy relevante destacar que los bancos centrales han sido uno de los principales factores responsables de la crisis hipotecaria y financiera que estamos viviendo.
Podemos decir que los bancos centrales son responsables de la crisis, al menos, por tres razones fundamentales.
En primer lugar porque a ellos corresponde la labor de vigilar la situación del negocio bancario, la de advertir del riesgo y prevenir sus consecuencias. Y tienen medios y poder suficiente para llevarla a cabo ... si quisieran hacerlo.
Su vista gorda ante el verdaderamente aberrante e irracional comportamiento del mercado hipotecario, su indiferencia ante el sufrimiento económico que los bancos imponen a millones de familias, su mano abierta para consentir que la banca actúe con plena libertad para imponer condiciones draconianas en créditos y préstamos, o su ceguera cómplice ante el deterioro de la solvencia han favorecido la génesis de la crisis hipotecaria como primer e inmediato detonante del problema económico y financiero que hoy día se está viviendo.
Incluso algunos gobiernos o líderes mundiales estaban advirtiendo desde hace meses del riesgo que se estaba acumulando en los fondos de inversión especulativos, del peligro global que eso llevaba consigo y de la necesidad de regularlos de otra forma para tratar de darle más seguridad a la economía mundial. Pero los bancos centrales, que son quienes disponen de la mejor información sobre esa realidad y quienes sabían bien el problema real que se estaba generando, han venido callando y consintiendo que durante todo este tiempo se acumule la volatilidad y un peligro cierto de recesión mundial provocado por la llamarada originada en los flujos financieros.
En segundo lugar, porque los bancos centrales son los garantes del régimen de hipertrofia financiera y de privilegio de los flujos financieros sobre la economía real hoy día existente. Estas instituciones y la política que llevan a cabo constituyen el sostén principal de la especulación financiera y del privilegio que éstas actuaciones tienen en comparación con la actividad económica real orientada a la creación de riqueza.
Es obvio que la política monetaria es un instrumento esencial de la política económica general para conducir la actividad económica. Pero, en manos de los bancos centrales, se limita a aplicarse para controlar los precios (algo que beneficia sobre todo a los ricos y al capital, porque gracias a ello se garantizan salarios reducidos y retribución más alta al capital financiero), olvidándose de cualquier otro objetivo, como el crecimiento de la actividad o el empleo. Y ya he señalado que esa financiarización es el verdadero caldo de cultivo de estas crisis.
Finalmente, porque los bancos centrales no sólo se limitan a actuar de esta forma sino que, para colmo, atan de pies y manos a los gobiernos, que no tienen capacidad de maniobra para adoptar medidas que pudieran llevar a las economías por otros senderos.
Los bancos centrales, esclavos de una ortodoxia sin base científica alguna (puesto que ni uno solo de los postulados en los que se basa la política monetaria y económica que defienden ha quedado demostrado como más conveniente o adecuado que cualquier otro) ni comen ni dejan comer en la economía de nuestros días: como la crisis de estas últimas semanas está demostrando, vienen a ser unos meros instrumentos al servicio del mantenimiento del status quo bancario y del poder monetario y financiero global.
Su papel perverso es ya tan estrepitosamente claro que incluso algunos gobernantes de derechas más lúcidos, como Sarkozy, empiezan a denunciarlo. Y es que es muy difícil que un pirómano pase desapercibido cuando quiere actuar como apagafuegos.
10. Y es una crisis de las que podrían evitarse con otras políticas y con otros objetivos sociales.
Para terminar, hay que preguntarse si crisis como las que estamos viviendo son inevitables o si, por el contrario, hay medios para evitarlas.
En mi opinión, será muy difícil que dejen de existir en el contexto del capitalismo financiarizado de nuestros días. Como he dicho antes, son consustanciales a la lógica compulsiva del beneficio y a la hipertrofia de unos flujos financieros y actividades especulativas que son intrínsecamente inestables y volátiles.
Pero eso no quiere decir que no tengan remedio. Hay fórmulas e instrumentos suficientes para que la sociedad no tenga que soportar sus tremendos costes y para que las economías no se vean sometidas a la quiebra constante, al despilfarro, a la ineficiencia y al bloqueo permanentes.
En el marco breve de estas líneas no puedo desarrollar extensamente un planteamiento alternativo, del que hoy día ya empezamos a disponer en la literatura económica no neoliberal. Me limitaré a presentar, casi a manera de ejemplo y sin pretensión alguna de ser exhaustivo, los que considero más importantes y significativos.
- Para evitar las crisis hipotecarias es preciso evitar que la vivienda se convierta en un activo creado para generar beneficio a través de la acumulación y la especulación. Y, por supuesto, que sus instrumentos de financiación se transformen en la fuente que nutre la actividad de los mercados financieros secundarios intrínsecamente inestables y generadores de crisis. Los gobiernos tienen medios para asegurar que las viviendas sean lo que deben ser, soluciones al problema social de la habitabilidad, y no activos para canalizar el ahorro de los ricos y para labrar ganancias especulativas.
Para ello pueden establecerse reservas de suelo, controles de precios y políticas impositivas que desincentiven la especulación con bienes sociales básicos. Puede y debe romperse la vinculación entre el mercado de la vivienda y los flujos financieros garantizando fuentes estables y asequibles de financiación no vinculadas a los mercados secundarios que, como hemos visto, son la fuente de las crisis financieras.
- Para evitar las crisis financieras ni siquiera sería necesaria, aunque fuese deseable, una auténtica regulación financiera internacional que hiciera saltar por los aires los mecanismos que transmiten la especulación y la volatilidad a todas las actividades económicas. Quizá baste con incorporar, como dijera hace años James Tobin, algo de arena en las ruedas de las finanzas internaciones para desincentivar ese tipo de lógica financiera. Una arena que deberían tener la forma de impuestos y tasas internacionales, erradicación de los paraísos fiscales, transparencia y control y, sobre todo, de la creación de fuentes de crédito públicas que garanticen el funcionamiento de la actividad económica con independencia de los desequilibrios y la volatilidad de los mercados.
- Para evitar las crisis de solvencia bancaria y para limitar el irracional y excesivo poder bancario que provoca crisis y desequilibrios constantes es preciso establecer un sistema basado en la plena cobertura de las reservas bancarias.
- Para evitar que crisis localizadas se conviertan peligrosamente en crisis globales es preciso, sobre todo, acabar con el régimen de plena libertad de movimientos de capital. un régimen que solo es necesario y está justificado para garantizar mayores beneficios a los propietarios de capital, puesto que no hay razón científica alguna que permita asegurar que de esa forma se logran mejores resultados en la producción de bienes y servicios y en la actividad económica en general.
- Para evitar los efectos de las crisis financieras sobre la economía real lo necesario es, lógicamente, evitarlas aplicando los mecanismos que vengo señalando y, sobre todo, controlar la hipertrofia de los flujos financieros, y garantizar fuentes de financiación en la vida económica que no estén al albur de la lógica del beneficio sino en función de las demandas sociales.
- Para evitar que estas crisis aumenten las desigualdades produciendo millones de afectados y muy pocos beneficiarios es preciso restablecer el valor social de los impuestos, crear un auténtico sistema fiscal internacional y mecanismos internacionales de redistribución de la renta.
- Para evitar que lo bancos centrales sigan estando al servicio exclusivo de los más poderosos y esclavos de una retórica económica equivocada que coadyuva a la aparición de recesión y crisis económicas, es preciso modificar su naturaleza, someterlos al control público y de las instituciones representativas y garantizar que la política monetaria se comprometa efectivamente con objetivos económicos como el pleno empleo, la equidad y el bienestar social efectivo.
Naturalmente, todo ello, que es plenamente posible, no puede llevarse a la práctica si los ciudadanos no son capaces de negar el estado de cosas actual, de imponer su voluntad sobre la de los mercados en donde gobiernan los poderosos y para ello es preciso no solo que sean conscientes de la naturaleza real de estos problemas económicos sino que tengan el poder suficientes para convertir sus intereses en voluntades sociales y éstas en decisiones políticas. Es decir, que las mayorías ciudadanas pueden hacer justo lo que desde tiempos inmemoriales vienen haciendo solamente los más ricos y poderosos.
Juan Torres López es catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga (España). Su web personal: www.juantorreslopez.com
¿Y que pasa con los planes de pensiones privados?
Entre los muchos dogmas económicos neoliberales que están cayendo en estos días (algo bueno tenía que tener este desastre) creo que el de la bondad de los planes de pensiones privados va a ser uno de los siguientes.
El dogma consiste en que los planes de pensiones públicos son insostenibles y que debe impulsarse el ahorro privado mediante planes de pensiones como única salida al problema. Como todo dogma se sustenta en nada, pero no por ello es defendido con menos vehemencia. Por poner un ejemplo os recomiendo la lectura de esta noticia de Febrero de este año relativa a un informe del BCE al respecto: http://www.libertaddigital.com/noticias/noticia_1276324261.html
Extraigo la siguiente cita:
Digamos las cosas claras, los planes de pensiones privados son un enorme negocio para las instituciones financieras que cargan comisiones abusivas y obtienen recursos ingentes con los que operan ofreciendo rentabilidades irrisorias. A nadie en su sano juicio se le ocurriría acudir a ellos si no tuvieran las desgravaciones que tienen así pues ya sabemos quien puede estar interesado en difundir tan alarmantes noticias. El hecho de que el BCE defienda tan ardorosamente estos intereses debería dar que pensar al respecto del tipo de democracia en que vivimos.
Con las instituciones financieras en peligro de colapso masivo me pregunto si queda aún alguien con tan poca vergüenza como para seguir reivindicando las ventajas de los sistemas de pensiones privados.
El dogma consiste en que los planes de pensiones públicos son insostenibles y que debe impulsarse el ahorro privado mediante planes de pensiones como única salida al problema. Como todo dogma se sustenta en nada, pero no por ello es defendido con menos vehemencia. Por poner un ejemplo os recomiendo la lectura de esta noticia de Febrero de este año relativa a un informe del BCE al respecto: http://www.libertaddigital.com/noticias/noticia_1276324261.html
Extraigo la siguiente cita:
Ante los retos del futuro, el estudio que presento hoy el representante del BCE recomienda, principalmente, la creación de un sistema complementario de pensiones privadas que propicie la transferencia al sistema financiero del riesgo que supone la longevidad de los españoles, como medida estratégica para afrontar la incertidumbre que plantean los cambios demográficos.
El director del estudio, Cesar Molinas, consideró que este sistema complementario, al que actualmente se puede recurrir de forma voluntaria, se podría implantar como "obligatorio" para fomentar el ahorro de los españoles y asegurar la trasferencia del riesgo de envejecimiento al sistema financiero.
Digamos las cosas claras, los planes de pensiones privados son un enorme negocio para las instituciones financieras que cargan comisiones abusivas y obtienen recursos ingentes con los que operan ofreciendo rentabilidades irrisorias. A nadie en su sano juicio se le ocurriría acudir a ellos si no tuvieran las desgravaciones que tienen así pues ya sabemos quien puede estar interesado en difundir tan alarmantes noticias. El hecho de que el BCE defienda tan ardorosamente estos intereses debería dar que pensar al respecto del tipo de democracia en que vivimos.
Con las instituciones financieras en peligro de colapso masivo me pregunto si queda aún alguien con tan poca vergüenza como para seguir reivindicando las ventajas de los sistemas de pensiones privados.
domingo, septiembre 21, 2008
Más sobre la crisis y sus análisis
Me levanto por la mañana, cojo el ordenador y entro en El País. Resulta interesante estos días ver como se analizan los problemas económicos que nos afligen por parte de los voceros del sistema, por lo que voy directo a algunos artículos de opinión al respecto.
Primer artículo ¿Hay alguien ahí? (http://www.elpais.com/articulo/semana/Hay/alguien/ahi/elpepueconeg/20080921elpneglse_20/Tes). Mi amigo el columnista empieza constatando que hay muchas herramientas económicas que ya no están en manos del gobierno, ni política monetaria, ni actuación en los tipos de cambio, ni políticas comerciales, ni margen para el endeudamiento... Vaya, no puedo estar más de acuerdo, pero lo sorprendente es que lejos de incidir en el impacto que esta falta de capacidad de los gobiernos ha tenido en llegar donde hemos estado, lo aplaude con entusiasmo. Este sabio prohombre que se atreve a demostrar su ignorancia y su descaro en el primer periódico de España parece creer que no hay causas ni causantes para los problemas actuales.
El columnista en cuestión propone:inyectar liquidez al sistema beneficiando a los bancos claro (y lo dice a las claras) pero ayudando con eso al sistema, políticas presupuestarias anti-distributivas (menos impuestos directos y más indirectos, congelación salarial a los funcionarios y privatizaciones(impagable como defiende privatizar hasta las prisiones alegando a que no se debe poner coto a la imaginación).
El genio en cuestión, que no se ha enterado de lo que tenemos encíma ni porqué los tenemos propone dosis extras de la misma medicina que nos ha envenenado en los últimos 30 años. Es normal tanto eso como que no parezca culpar a nadie de la situación actual, el columnista en cuestión es nada menos que nuestro ex-ministro Piqué.
Con un cierto cabreo en el cuerpo paso al siguiente artículo: "El reto de los bancos centrales" (http://www.elpais.com/articulo/semana/reto/bancos/centrales/elpepueconeg/20080921elpneglse_19/Tes)
El artículo no añade nada nuevo pero deja encima de la mesa una afirmación que me da que pensar de nuevo al respecto de uno de los grandes dogmas económicos de nuestros tiempos como es la maldad intrínseca de la inflación:
"...impuesto de la inflación, que recae de manera desproporcionada sobre los pobres, con menos medios para protegerse de los aumentos de precios que debilitan el valor de sus ahorros..."
Me deja de piedra que alguien pueda siquiera hablar de la palabra "ahorro" ligada a la palabra "pobre". El articulista resulta ser americano, el señor Kenneth Rogoff, lo que explica en parte su extraña afirmación, dado que la falta de un sistema público de pensiones obliga allí en mayor medida a ahorrar a las clases medias (¡vaya buen argumento contra ese otro creciente dogma en favor de las pensiones privadas!).
Dándole la vuelta al propio artículo se lee una interesante afirmación: "...De hecho, la inflación se disparó durante el año pasado, facilitando oportunamente la necesaria corrección del precio real de la vivienda". Está claro, la inflación es un impuesto que devalúa los activos, por lo que es dudoso que sea negativo para los pobres cuando sus activos (y no solo de los pobres, sino de casi todo el mundo con hipoteca) son negativos. Una razonable tasa de inflación ligada a cláusulas de revisión salarial me parece una buena forma de, parafraseando a Rogoff "facilitar oportunamente la necesaria corrección del precio real de las riquezas acumuladas".
Primer artículo ¿Hay alguien ahí? (http://www.elpais.com/articulo/semana/Hay/alguien/ahi/elpepueconeg/20080921elpneglse_20/Tes). Mi amigo el columnista empieza constatando que hay muchas herramientas económicas que ya no están en manos del gobierno, ni política monetaria, ni actuación en los tipos de cambio, ni políticas comerciales, ni margen para el endeudamiento... Vaya, no puedo estar más de acuerdo, pero lo sorprendente es que lejos de incidir en el impacto que esta falta de capacidad de los gobiernos ha tenido en llegar donde hemos estado, lo aplaude con entusiasmo. Este sabio prohombre que se atreve a demostrar su ignorancia y su descaro en el primer periódico de España parece creer que no hay causas ni causantes para los problemas actuales.
El columnista en cuestión propone:inyectar liquidez al sistema beneficiando a los bancos claro (y lo dice a las claras) pero ayudando con eso al sistema, políticas presupuestarias anti-distributivas (menos impuestos directos y más indirectos, congelación salarial a los funcionarios y privatizaciones(impagable como defiende privatizar hasta las prisiones alegando a que no se debe poner coto a la imaginación).
El genio en cuestión, que no se ha enterado de lo que tenemos encíma ni porqué los tenemos propone dosis extras de la misma medicina que nos ha envenenado en los últimos 30 años. Es normal tanto eso como que no parezca culpar a nadie de la situación actual, el columnista en cuestión es nada menos que nuestro ex-ministro Piqué.
Con un cierto cabreo en el cuerpo paso al siguiente artículo: "El reto de los bancos centrales" (http://www.elpais.com/articulo/semana/reto/bancos/centrales/elpepueconeg/20080921elpneglse_19/Tes)
El artículo no añade nada nuevo pero deja encima de la mesa una afirmación que me da que pensar de nuevo al respecto de uno de los grandes dogmas económicos de nuestros tiempos como es la maldad intrínseca de la inflación:
"...impuesto de la inflación, que recae de manera desproporcionada sobre los pobres, con menos medios para protegerse de los aumentos de precios que debilitan el valor de sus ahorros..."
Me deja de piedra que alguien pueda siquiera hablar de la palabra "ahorro" ligada a la palabra "pobre". El articulista resulta ser americano, el señor Kenneth Rogoff, lo que explica en parte su extraña afirmación, dado que la falta de un sistema público de pensiones obliga allí en mayor medida a ahorrar a las clases medias (¡vaya buen argumento contra ese otro creciente dogma en favor de las pensiones privadas!).
Dándole la vuelta al propio artículo se lee una interesante afirmación: "...De hecho, la inflación se disparó durante el año pasado, facilitando oportunamente la necesaria corrección del precio real de la vivienda". Está claro, la inflación es un impuesto que devalúa los activos, por lo que es dudoso que sea negativo para los pobres cuando sus activos (y no solo de los pobres, sino de casi todo el mundo con hipoteca) son negativos. Una razonable tasa de inflación ligada a cláusulas de revisión salarial me parece una buena forma de, parafraseando a Rogoff "facilitar oportunamente la necesaria corrección del precio real de las riquezas acumuladas".
domingo, septiembre 07, 2008
La economía encarrilada.
Con lo que está callendo en el panoráma económico mundial, resulta interesante y esclarecedor analizar las respuestas que los economistas "oficiales", los medios de comunicación, las grandes instituciones y los partidos políticos "de gobierno" nos proponen.
El PP, el BCE, y resto de adalides del pensamiento liberal en el que vivimos sumidos y ahogados desde los años 80 lo tienen claro. Cual médicos medievales que todo lo solucionaban con sangrías, les da lo mismo que llueva o haga sol, todo se soluciona con desregulación, flexibilización laboral y eliminación de toda actuación redistributiva del estado. En el colmo de la desfachatez el BCE recomienda ahora eliminar las cláusulas de revisión de los convenios, sin que parezca importarle ni resultarle significativo el hecho de que los salarios hayan perdido participación en el reparto de rentas desde los años 80. Han llegado tan lejos que ya ni disimulan. Bueno, tampoco vamos ahora a llamarnos a engaño cuando llevamos conviviendo y aguantando a estas sabandijas que quieren teñir de ciencia lo que es pura ideología desde hace mucho tiempo. Es bastante más triste asomarnos al lado de nuestros amigos supuestamente socialdemócratas cuya más brillante idea en estos tiempos de crisis resulta la inacción. sacar el paraguas y esperar a ver si escampa, como si la economía y sus fluctuaciones fuera un mundo inaccesible y sobre el que no se puede intervenir.
Resulta sumamente lamentable comprobar que nuestro pensamiento económico oficial se asemeja al juego del scalextric en el que la única alternativa parece ser seguir por un carril acelerando o frenando según las circunstancias pero sin margen para cambiar la dirección. El camino ha sido largo para el pensamiento único, pero sin duda fructífero:
Se empieza por convencernos de que la inflación es la madre de todos los problemas para ceder toda actuación en materia monetaria a un ente ajeno a la soberanía popular como es el BCE; se sigue por eliminar toda posibilidad de actuar en temas comerciales firmando tratados de libre comercio bajo el dogma no demostrado de que este desarme proteccionista redunda en beneficio de todos; se privatizan las empresas públicas y se anatemiza toda actuación directa en los sectores productivos como ineficiente; se eliminan los controles a los flujos de capitales y se fomentan los paraisos fiscales como paso previo a la limitación de la capacidad redistributiva de los sistemas impositivos; se admite participar en una UE sin armonización fiscal ni laboral de forma que el dumping social elimine todo posible avance en los derechos de los trabajadores...
No, las cosas no pasan de la noche a la mañana. Llevamos décadas poniéndonos la soga al cuello con la ayuda inestimable de una supuesta socialdemocracia que ha sido colaboradora necesaria en este proceso. Desandar el camino no va a resultar facil, especialmente con una sociedad anestesiada en la que el control de la opinión resulta ferreo y la capacidad crítica de la ciudadanía escasea.
El PP, el BCE, y resto de adalides del pensamiento liberal en el que vivimos sumidos y ahogados desde los años 80 lo tienen claro. Cual médicos medievales que todo lo solucionaban con sangrías, les da lo mismo que llueva o haga sol, todo se soluciona con desregulación, flexibilización laboral y eliminación de toda actuación redistributiva del estado. En el colmo de la desfachatez el BCE recomienda ahora eliminar las cláusulas de revisión de los convenios, sin que parezca importarle ni resultarle significativo el hecho de que los salarios hayan perdido participación en el reparto de rentas desde los años 80. Han llegado tan lejos que ya ni disimulan. Bueno, tampoco vamos ahora a llamarnos a engaño cuando llevamos conviviendo y aguantando a estas sabandijas que quieren teñir de ciencia lo que es pura ideología desde hace mucho tiempo. Es bastante más triste asomarnos al lado de nuestros amigos supuestamente socialdemócratas cuya más brillante idea en estos tiempos de crisis resulta la inacción. sacar el paraguas y esperar a ver si escampa, como si la economía y sus fluctuaciones fuera un mundo inaccesible y sobre el que no se puede intervenir.
Resulta sumamente lamentable comprobar que nuestro pensamiento económico oficial se asemeja al juego del scalextric en el que la única alternativa parece ser seguir por un carril acelerando o frenando según las circunstancias pero sin margen para cambiar la dirección. El camino ha sido largo para el pensamiento único, pero sin duda fructífero:
Se empieza por convencernos de que la inflación es la madre de todos los problemas para ceder toda actuación en materia monetaria a un ente ajeno a la soberanía popular como es el BCE; se sigue por eliminar toda posibilidad de actuar en temas comerciales firmando tratados de libre comercio bajo el dogma no demostrado de que este desarme proteccionista redunda en beneficio de todos; se privatizan las empresas públicas y se anatemiza toda actuación directa en los sectores productivos como ineficiente; se eliminan los controles a los flujos de capitales y se fomentan los paraisos fiscales como paso previo a la limitación de la capacidad redistributiva de los sistemas impositivos; se admite participar en una UE sin armonización fiscal ni laboral de forma que el dumping social elimine todo posible avance en los derechos de los trabajadores...
No, las cosas no pasan de la noche a la mañana. Llevamos décadas poniéndonos la soga al cuello con la ayuda inestimable de una supuesta socialdemocracia que ha sido colaboradora necesaria en este proceso. Desandar el camino no va a resultar facil, especialmente con una sociedad anestesiada en la que el control de la opinión resulta ferreo y la capacidad crítica de la ciudadanía escasea.
lunes, junio 30, 2008
El pacto constitucional incumplido
Me pasa mi amigo Walter (sin citar su origen) un enigmático comunicado que cuestiona el cumplimiento que se ha hecho de la constitución por parte del estado y por tanto nuestra obligación de respetarlo. Os propongo como juego que lo leais, decidís si os gusta y luego si quereis entrais en el link inferior para ver su origen. Por mi parte no puedo estar más de acuerdo:
Este link os indicará con quién estais de acuerdo (o en desacuerdo)
Ruptura pacto constitucional
Diez razones para la ruptura del pacto constitucional.
1º Los derechos sociales y económicos, los servicios públicos, como
son: el trabajo, la protección social, la planificación de la economía, la educación publica, la sanidad publica, el acceso a una vivienda digna… no solo no se han cumplido ni se ha garantizado, sino que se han deteriorado, recortado, privatizado a través de las políticas neoliberales que se han aplicado y se están aplicando en estos largos años.
2º La especulación ha hecho saltar por los aires el mandato constitucional a los poderes públicos de luchar contra ella. Se han destrozado el litoral y las costas, paisajes, identidades y sentimientos como montes, rios, dehesas, parajes, con un urbanismo criminal a lo largo y ancho de España. La agresión al medioambiente los recursos naturales se ha ensañado y se esta imponiendo con un modelo de ocupación del territorio radicalmente confrontado con el modelo de desarrollo sostenible sin que los poderes del Estado hayan hecho nada por impedirlo porque en realidad han sido cómplices de la voracidad del capitalismo salvaje.
3º Ocho años después de aprobada la constitución España ingresa en la OTAN, se consolidan las bases norteamericanas en nuestro suelo y se embarca al país en la estructura militar de la alianza atlántica, se está permitiendo el transito y almacenamiento de armamento nuclear de EEUU en España, incumpliendo el referéndum en que gano el SÍ por un pucherazo en el recuento de los votos. Hoy hay tropas españolas en Afganistán y en muchos lugares haciendo el trabajo sucio al imperialismo.
4º La voladura del pluralismo político imponiendo un bipartidismo del PSOE y del PP con la ayuda de una ley electoral fraudulenta y canalla que legaliza la desigualdad mas absoluta de los votos y trasladando el bipartidismo a todos los poderes que emanan de la constitución de 1.978.
5º Los medios de comunicación públicos y privados son instrumentos de los grupos empresariales, y del bipartidismo, no hay información plural, las minorias no tienen acceso. Se ha instalado el pensamiento único y la defensa del neoliberalismo.
6º La administración de justicia marcada por la lentitud y las alarmas sociales. El aparato judicial se heredo completo del viejo régimen, y reproducen en muchísimos casos valores ideológicos raacionarios. Se mantiene un sistema penal que llena las cárceles con cerca de 70.000 personas, una cifra histórica, al tiempo que se ha revelado incapaz de atajar la corrupción.
7º El tratamiento represivo a la inmigración, con vigilancia electrónica en el estrecho que se ha convertido en la fosa común más grande del mundo moderno con miles de personas muertas en el mar. Con brotes de racismo y xenofobia, y criminalización de la inmigración. Los contratos de integración propuestos son adhesiones a los valores conservadores.
8º La ausencia de pacto local que mantiene a los ayuntamientos en penuria en el campo económico y en el de las competencias. En un Estado que pese a los avances en el escenario autonómico no termina de abrazar el federalismo y de transformar al senado en una cámara territorial.
9º El retroceso en la confesionalidad del Estado, asignando el gobierno a la iglesia católica más de 5.000 millones de euros al año y entregando a la moral católica campos como los de sanidad y la educación, así como la falta de una ley de plazos del aborto y sobre todo manteniendo un concordato preconstitucional en vigor.
10º El déficit democrático más simbólico es un modelo de Estado monárquico, con una casa real opaca que no da cuentas a nadie del manejo de las cuentas publicas, y que esta blindada a la responsabilidad, a la que no se le puede exigir haga lo que haga. Las críticas a la corona se castigan con penas de cárcel en el código penal para quien las formulen. Y una ley de memoria histórica insuficiente.
Este link os indicará con quién estais de acuerdo (o en desacuerdo)
Ruptura pacto constitucional
miércoles, junio 25, 2008
Victimas y verdugos.
Hace unos días bajaba por la Castellana aprovechando el buen tiempo y me di de bruces con una algarada callejera. Se trataba sin duda de gente protestando por temas laborales, a juzgar por el uso del megáfono y la consigna. Al llegar junto a ellos pude comprobar como dirigían sus reivindicaciones hacia la entrada de una oficina que resultó ser la de la compañía Sacyr-Vallehermoso.
Mientras pasaba junto a el no tan nutrido grupo no pude menos que pensar como reflejaba el asunto el fin de la orgía inmobiliaria. Mientras algunos han hecho su agosto durante años ahora otros pagarán el pato en forma de despidos masivos por un lado y de hipotecas impagadas por otro. En el grupo de manifestantes seguramente muchos podrán incluirse en ambas categorías a la vez.
Lo bueno de pasear es que uno tiene tiempo de pensar, así que mientras seguía mi camino le vine dando vueltas a otro aspecto del asunto. ¿Quienes conformarían ese grupo de gente? Seguro que en el grupo estaban los de toda la vida, los comprometidos y disconformes, los que siempre dan un paso adelante, los sindicalistas e izquierdistas que están en todos los saraos. Junto a ellos es probable que se encontraran también aquella otra gente del monton, los mayoritarios, los pasotas, los que se creen por encima de todo que nunca mueven un dedo por los demás pero que enseguida se indignan cuando les toca a ellos.
En mi vida me los he encontrado ya, sobre todo en tiempos universitarios, cuando el trabajo y las responsabilidades familiares no marcaban mis ritmos y dedicaba más tiempo a las asociaciones de estudiantes que al estudio propiamente. Eran los que nunca se movilizaban por las mejoras de la universidad pero se unían entusiastas para proteger sus derechos corporativistas. Me los encontré despues en mi empresa, conformistas acomodados y conservadores que solo entendieron la importancia de eso tan moderno como es la flexibilidad laboral cuando una reestructuración les mandó a casi todos a su casa. Alguno estaría ahí, votantes satisfechos de los partidos que nos gobiernan que aún no se han enterado de quién ha sido su verdadero verdugo: ellos mismos.
Mientras pasaba junto a el no tan nutrido grupo no pude menos que pensar como reflejaba el asunto el fin de la orgía inmobiliaria. Mientras algunos han hecho su agosto durante años ahora otros pagarán el pato en forma de despidos masivos por un lado y de hipotecas impagadas por otro. En el grupo de manifestantes seguramente muchos podrán incluirse en ambas categorías a la vez.
Lo bueno de pasear es que uno tiene tiempo de pensar, así que mientras seguía mi camino le vine dando vueltas a otro aspecto del asunto. ¿Quienes conformarían ese grupo de gente? Seguro que en el grupo estaban los de toda la vida, los comprometidos y disconformes, los que siempre dan un paso adelante, los sindicalistas e izquierdistas que están en todos los saraos. Junto a ellos es probable que se encontraran también aquella otra gente del monton, los mayoritarios, los pasotas, los que se creen por encima de todo que nunca mueven un dedo por los demás pero que enseguida se indignan cuando les toca a ellos.
En mi vida me los he encontrado ya, sobre todo en tiempos universitarios, cuando el trabajo y las responsabilidades familiares no marcaban mis ritmos y dedicaba más tiempo a las asociaciones de estudiantes que al estudio propiamente. Eran los que nunca se movilizaban por las mejoras de la universidad pero se unían entusiastas para proteger sus derechos corporativistas. Me los encontré despues en mi empresa, conformistas acomodados y conservadores que solo entendieron la importancia de eso tan moderno como es la flexibilidad laboral cuando una reestructuración les mandó a casi todos a su casa. Alguno estaría ahí, votantes satisfechos de los partidos que nos gobiernan que aún no se han enterado de quién ha sido su verdadero verdugo: ellos mismos.
jueves, junio 19, 2008
Liberalismo, mercado e intervención pública (II)
Siguiendo con mis divagaciones al respecto de la bondad del mercado como rector de nuestras vidas, y despues de haber concluido conmigo mismo que este resulta demasiado despiadado con el debil como para que podamos soportarlo, me tocaba cuestionar hasta que punto el mercado es al menos eficiente.
Entendemos como mercado en términos económicos como la concurrencia de oferentes y demandantes que se ponen de acuerdo para comprar y vender un producto a precios acordados libremente. Entre los compradores hay gente con más necesidad del producto que otros y por tanto dispuestos a pagar más, de forma que si la oferta es pequeña serán estos los primeros en comprar y el vendedor podrá pedir más dinero. Si la demanda baja el precio también, hasta un punto que algunos productores dejarán de considerar el negocio rentable, dejarán de producir y la oferta bajará. A largo plazo solo productores eficientes permanecen en el mercado.
Si algo aprendí en la universidad cuando estudiaba económicas (gracias a David Anisi, un enorme profesor de Teoría Económica en la UAM) es que todas las teorías económicas son perfectamente razonables a priori. El truco está muchas veces en las precondiciones de las que parten para ser válidas de forma que hecha la teoría esta puede no adaptarse a la realidad, algo así como si diseñas una estupenda tostadora cuando lo que ibas a tostar era un filete. A ese respecto se entiende que el mercado es eficiente solo si se dan algunas de ellas entre las que destacan: que el número de oferentes y demandantes sea suficientemente grande para que nadie controle el mercado y que haya perfecta información entre todas las partes para tomar sus decisiones. La pregunta sería por tanto no si el mercado funciona como asignador eficiente dadas estas condiciones, sino si estas condiciones se dan en nuestra vida económica normal.
En principio parece que somos muchos millones de compradores de productos, lo que garantiza la pluralidad en la demanda que requiere la teoría, pero no siempre es así. Por ejemplo, para un productor agrario el mercado está controlado por intermediarios lo que supone un número limitado de demandantes que tienen capacidad de imponer sus condiciones.
Por el lado de la oferta sin embargo la teoría choca aún más con la realidad. El problema es que la tecnificación en la producción hace que se produzcan lo que se llama economías de escala, es decir, cuanto más produzco más barato me sale hacerlo. Esto lleva a que en los sectores transformadores se tienda a la concentración de la producción en pocas manos con lo que el mercado deja de nuevo de ser libre y eficiente. Este proceso es más una regla que una excepción y ha llevado y lleva de cabeza a los reguladores para intentar frenarlo (o eso dicen).
Un problema adicional existe cuando los bienes son duraderos, de oferta limitada, almacenables y de primera necesidad. En estas condiciones alguien puede intervenir en el mercado acaparando el producto y poniendolo a la venta poco a poco a precios altos, adíos al mercado libre de nuevo. Con los sofisticados mercados financieros que tenemos, este tipo de actuaciones están a la orden del día y condicionan los precios de los alimentos y de las materias primas. La existencia de expectativas futuras que pueden o no ser ciertas, la insuficiente información, la corrupción administrativa, numerosos condicionantes afectan a las precondiciones necesarias para que el mercado funcione eficientemente.
Resulta complicado encontrar en nuestras vidas mercados realmente libres. Nos suministra la luz un mercado cautivo con 3 oferentes, y algo similar pasa con el teléfono, compramos en grandes cadenas de distribución con capacidad de aplastar al pequeño comercio, firmamos contratos de adhesión sujetos a clausulas abusivas y letras pequeñas, aceptamos trabajos en condiciones abusivas y sufrimos mobbing por falta de alternativas laborales, pagamos nuestras casas a precio de oro mientras millones de ellas están desocupadas ... La economía de mercado es un espejismo, vivimos la economía de los oligopolios, la connivencia del poder político con el económico, los intermediarios, los especuladores y las posiciones de dominio. La legislación trata como puede de tapar las vías de agua con un éxito relativo y ni el más liberal del mundo abogaría por dejar a las fuerzas económicas a su libre albedrío.
Resulta cómico ante todo esto que salga nadie a defender inocentemente las bondades del mercado, o más bien lo resultaría si no fuera por la pasividad con que demasiada gente se traga tanta propaganda
Entendemos como mercado en términos económicos como la concurrencia de oferentes y demandantes que se ponen de acuerdo para comprar y vender un producto a precios acordados libremente. Entre los compradores hay gente con más necesidad del producto que otros y por tanto dispuestos a pagar más, de forma que si la oferta es pequeña serán estos los primeros en comprar y el vendedor podrá pedir más dinero. Si la demanda baja el precio también, hasta un punto que algunos productores dejarán de considerar el negocio rentable, dejarán de producir y la oferta bajará. A largo plazo solo productores eficientes permanecen en el mercado.
Si algo aprendí en la universidad cuando estudiaba económicas (gracias a David Anisi, un enorme profesor de Teoría Económica en la UAM) es que todas las teorías económicas son perfectamente razonables a priori. El truco está muchas veces en las precondiciones de las que parten para ser válidas de forma que hecha la teoría esta puede no adaptarse a la realidad, algo así como si diseñas una estupenda tostadora cuando lo que ibas a tostar era un filete. A ese respecto se entiende que el mercado es eficiente solo si se dan algunas de ellas entre las que destacan: que el número de oferentes y demandantes sea suficientemente grande para que nadie controle el mercado y que haya perfecta información entre todas las partes para tomar sus decisiones. La pregunta sería por tanto no si el mercado funciona como asignador eficiente dadas estas condiciones, sino si estas condiciones se dan en nuestra vida económica normal.
En principio parece que somos muchos millones de compradores de productos, lo que garantiza la pluralidad en la demanda que requiere la teoría, pero no siempre es así. Por ejemplo, para un productor agrario el mercado está controlado por intermediarios lo que supone un número limitado de demandantes que tienen capacidad de imponer sus condiciones.
Por el lado de la oferta sin embargo la teoría choca aún más con la realidad. El problema es que la tecnificación en la producción hace que se produzcan lo que se llama economías de escala, es decir, cuanto más produzco más barato me sale hacerlo. Esto lleva a que en los sectores transformadores se tienda a la concentración de la producción en pocas manos con lo que el mercado deja de nuevo de ser libre y eficiente. Este proceso es más una regla que una excepción y ha llevado y lleva de cabeza a los reguladores para intentar frenarlo (o eso dicen).
Un problema adicional existe cuando los bienes son duraderos, de oferta limitada, almacenables y de primera necesidad. En estas condiciones alguien puede intervenir en el mercado acaparando el producto y poniendolo a la venta poco a poco a precios altos, adíos al mercado libre de nuevo. Con los sofisticados mercados financieros que tenemos, este tipo de actuaciones están a la orden del día y condicionan los precios de los alimentos y de las materias primas. La existencia de expectativas futuras que pueden o no ser ciertas, la insuficiente información, la corrupción administrativa, numerosos condicionantes afectan a las precondiciones necesarias para que el mercado funcione eficientemente.
Resulta complicado encontrar en nuestras vidas mercados realmente libres. Nos suministra la luz un mercado cautivo con 3 oferentes, y algo similar pasa con el teléfono, compramos en grandes cadenas de distribución con capacidad de aplastar al pequeño comercio, firmamos contratos de adhesión sujetos a clausulas abusivas y letras pequeñas, aceptamos trabajos en condiciones abusivas y sufrimos mobbing por falta de alternativas laborales, pagamos nuestras casas a precio de oro mientras millones de ellas están desocupadas ... La economía de mercado es un espejismo, vivimos la economía de los oligopolios, la connivencia del poder político con el económico, los intermediarios, los especuladores y las posiciones de dominio. La legislación trata como puede de tapar las vías de agua con un éxito relativo y ni el más liberal del mundo abogaría por dejar a las fuerzas económicas a su libre albedrío.
Resulta cómico ante todo esto que salga nadie a defender inocentemente las bondades del mercado, o más bien lo resultaría si no fuera por la pasividad con que demasiada gente se traga tanta propaganda
lunes, junio 16, 2008
Europa no era eso. Firmas contra las 65 horas
¿Vamos a quedarnos de brazos cruzados mientras los omnipresentes y todopoderosos neoliberales intentan eliminar de un plumazo lo que tanto ha costado conseguir? ¿Nadie nos va a convocar a salir a la calle para demostrarles que no van a salirse siempre con la suya?
Pinchad en la imagen y acceded a la recogida de firmas on-line contra esta barbaridad.
jueves, junio 12, 2008
Clasificación inutil de leyes perniciosas
Pensando en la estupidez de muchas de las normas y actuaciones de nuestros gobernantes se me ha ocurrido hacer una clasificación de aquellas más perniciosas por categorías en un ejercicio fútil que demuestra que últimamente tengo menos trabajo. A ver que os parece.
1.- Leyes “descafeinadas y bajas en calorías”. Serían aquellas que me veo obligado a promover bien sea por una promesa electoral o por contentar a la opinión pública, pero que a fuerza de limarlas para evitar conflictos pierden casi completamente su impacto. Lo lógico sería no promulgarlas, pero a ver quien tiene narices. Dentro de este paquete destacó en esta pasada legislatura la Ley de la Memoria Histórica. Si buscáis en Google “ley descafeinada” veréis cuantas veces se menciona.
2.- Leyes “ni para ti ni para mí”. Primas hermanas de las anteriores, se dan en asuntos conflictivos y tratando de contentar a todos acaban por no contentar a nadie. La ley del aborto sería un buen ejemplo. Tienen larga vida porque un político con aspiraciones rara vez se atreve a meterse en asuntos tan polémicos.
Existe una modalidad nueva y más sofisticada que se basaría en hacer dos leyes contradictorias de forma que a cada cual le das lo que pide y resuelve brillantemente el problema de haberse comprometido a una cosa y la contraria. Los estatutos de autonomía serían interesantes ejemplo cuando cada uno determina fórmulas de financiación que resultan incompatibles entre sí.
3.- Leyes “que no se diga que no hago nada”. Son leyes absolutamente inútiles para el fin que pretenden pero que se promulgan para ocultar la incapacidad (o falta de voluntad) de resolver el problema. Sería por ejemplo el aumento de penas para los asesinos de género que difícilmente van a desanimar a alguien que ha pensado en suicidarse después de matar a su mujer.
Lo mejor que nos puede pasar con estas es que sean simplemente inocuas, porque en muchas ocasiones acaban siendo contraproducentes. El ejemplo más claro son las legislaciones antidrogas, que no solo son incapaces de atajar el problema, sino que causan delincuencia, marginalidad y perjuicios sanitarios. La cuestión es que derogar estas leyes te expone a que te acusen de insensibilidad ante el problema inicial, especialmente si no se acompaña de medidas alternativas, por lo que pueden mantenerse vigente por un tiempo indefinido mientras existe un claro consenso de su perniciosidad.
4.- Leyes “gato por liebre”, en la que se te vende un objetivo supuesto cuando lo que se persigue es otro. Descaradas y taimadas no todos los políticos se atreven a tener tanta “jeta” como para adoptarlas, pero siempre hay alguno con bastante morro. Esperanza Aguirre nos dio un bonito ejemplo el día que limitó sus poderes a los guardias forestales para vigilar abusos medioambientales bajo la excusa de la defensa de la intimidad de la gente en sus fincas. Un ejemplo más famoso es el trío de las Azores lanzándonos a una guerra para buscar unas supuestas armas de destrucción masiva
5.- Normas “una de cal y una de arena”. Para políticos menos desvergonzados, hacen pasar unas medidas con escaso apoyo aprobándolas conjuntamente con otras más populares. Hay muchos ejemplos, desde la rebuscada pregunta del referéndum de la OTAN al reciente tratado europeo. Las reformas fiscales en las que bajan un poco los impuestos a los miserables y mucho a las rentas altas son de la misma familia.
6.- Normas “si no puedes vencerlos, únete a ellos”. Sería algo así como subvencionar el robo, y aunque parezca sorprendente resulta fácil encontrar ejemplos. La Junta de Castilla la Mancha anda preocupada por la desecación de las Tablas de Daimiel debido a los pozos ilegales. Ante ello parecería lógico una política sancionadora dura, al fin y al cabo no parece fácil ocultar enormes extensiones de regadío, pero se ha tenido una idea mejor: se va a transvasar agua del Tajo. Las Tablas de Daimiel dudo que se recuperen, pero el número y la cantidad de agua que obtienen los pozos ilegales crecerá sin duda como la espuma. Otro ejemplo cotidiano sería las políticas de bajadas de impuestos para desincentivar el fraude fiscal.
7.- Leyes “el fin justifica los medios”. Son leyes que pueden ser eficaces pero manifiestamente injustas y abusivas. Un ejemplo trágico son las legislaciones antiterroristas pero hay ejemplos más inocuos, como la ley anti-botellón en la que para evitar el ruido, los orines y las basuras, en lugar de poner vigilancia, urinarios públicos y cubos de basura se prohíbe directamente beber en los espacios públicos. Son leyes sumamente peligrosas porque suelen contar con gran apoyo popular.
8.- Leyes “tienes un problema aunque tu no lo sepas”. Tratan de resolver un problema que solo lo considera como tal el propio político, que para eso es un tipo visionario. En su modalidad menos perniciosa se dedican a subvencionar algo que a nadie le interesa y es muy habitual por parte de nacionalistas amigos de actuaciones en defensa de las esencias de su romántica nación primigenia. Con este fin superior e incomprendido por la masa lo mismo se toman medidas para que se promocione el consumo de gachas de almorta que se dedican esfuerzos para que no desaparezca el chotis. En su modalidad más dañina se convierten en normas de obligado cumplimiento, algo así como si en La Gomera suprimieran los móviles para ayudar a que no desaparezca el silbo. Las normativas lingüísticas tienen mucho de esto.
Ejercicio inútil el mío, pero la ciencia no siempre tiene resultados prácticos.
1.- Leyes “descafeinadas y bajas en calorías”. Serían aquellas que me veo obligado a promover bien sea por una promesa electoral o por contentar a la opinión pública, pero que a fuerza de limarlas para evitar conflictos pierden casi completamente su impacto. Lo lógico sería no promulgarlas, pero a ver quien tiene narices. Dentro de este paquete destacó en esta pasada legislatura la Ley de la Memoria Histórica. Si buscáis en Google “ley descafeinada” veréis cuantas veces se menciona.
2.- Leyes “ni para ti ni para mí”. Primas hermanas de las anteriores, se dan en asuntos conflictivos y tratando de contentar a todos acaban por no contentar a nadie. La ley del aborto sería un buen ejemplo. Tienen larga vida porque un político con aspiraciones rara vez se atreve a meterse en asuntos tan polémicos.
Existe una modalidad nueva y más sofisticada que se basaría en hacer dos leyes contradictorias de forma que a cada cual le das lo que pide y resuelve brillantemente el problema de haberse comprometido a una cosa y la contraria. Los estatutos de autonomía serían interesantes ejemplo cuando cada uno determina fórmulas de financiación que resultan incompatibles entre sí.
3.- Leyes “que no se diga que no hago nada”. Son leyes absolutamente inútiles para el fin que pretenden pero que se promulgan para ocultar la incapacidad (o falta de voluntad) de resolver el problema. Sería por ejemplo el aumento de penas para los asesinos de género que difícilmente van a desanimar a alguien que ha pensado en suicidarse después de matar a su mujer.
Lo mejor que nos puede pasar con estas es que sean simplemente inocuas, porque en muchas ocasiones acaban siendo contraproducentes. El ejemplo más claro son las legislaciones antidrogas, que no solo son incapaces de atajar el problema, sino que causan delincuencia, marginalidad y perjuicios sanitarios. La cuestión es que derogar estas leyes te expone a que te acusen de insensibilidad ante el problema inicial, especialmente si no se acompaña de medidas alternativas, por lo que pueden mantenerse vigente por un tiempo indefinido mientras existe un claro consenso de su perniciosidad.
4.- Leyes “gato por liebre”, en la que se te vende un objetivo supuesto cuando lo que se persigue es otro. Descaradas y taimadas no todos los políticos se atreven a tener tanta “jeta” como para adoptarlas, pero siempre hay alguno con bastante morro. Esperanza Aguirre nos dio un bonito ejemplo el día que limitó sus poderes a los guardias forestales para vigilar abusos medioambientales bajo la excusa de la defensa de la intimidad de la gente en sus fincas. Un ejemplo más famoso es el trío de las Azores lanzándonos a una guerra para buscar unas supuestas armas de destrucción masiva
5.- Normas “una de cal y una de arena”. Para políticos menos desvergonzados, hacen pasar unas medidas con escaso apoyo aprobándolas conjuntamente con otras más populares. Hay muchos ejemplos, desde la rebuscada pregunta del referéndum de la OTAN al reciente tratado europeo. Las reformas fiscales en las que bajan un poco los impuestos a los miserables y mucho a las rentas altas son de la misma familia.
6.- Normas “si no puedes vencerlos, únete a ellos”. Sería algo así como subvencionar el robo, y aunque parezca sorprendente resulta fácil encontrar ejemplos. La Junta de Castilla la Mancha anda preocupada por la desecación de las Tablas de Daimiel debido a los pozos ilegales. Ante ello parecería lógico una política sancionadora dura, al fin y al cabo no parece fácil ocultar enormes extensiones de regadío, pero se ha tenido una idea mejor: se va a transvasar agua del Tajo. Las Tablas de Daimiel dudo que se recuperen, pero el número y la cantidad de agua que obtienen los pozos ilegales crecerá sin duda como la espuma. Otro ejemplo cotidiano sería las políticas de bajadas de impuestos para desincentivar el fraude fiscal.
7.- Leyes “el fin justifica los medios”. Son leyes que pueden ser eficaces pero manifiestamente injustas y abusivas. Un ejemplo trágico son las legislaciones antiterroristas pero hay ejemplos más inocuos, como la ley anti-botellón en la que para evitar el ruido, los orines y las basuras, en lugar de poner vigilancia, urinarios públicos y cubos de basura se prohíbe directamente beber en los espacios públicos. Son leyes sumamente peligrosas porque suelen contar con gran apoyo popular.
8.- Leyes “tienes un problema aunque tu no lo sepas”. Tratan de resolver un problema que solo lo considera como tal el propio político, que para eso es un tipo visionario. En su modalidad menos perniciosa se dedican a subvencionar algo que a nadie le interesa y es muy habitual por parte de nacionalistas amigos de actuaciones en defensa de las esencias de su romántica nación primigenia. Con este fin superior e incomprendido por la masa lo mismo se toman medidas para que se promocione el consumo de gachas de almorta que se dedican esfuerzos para que no desaparezca el chotis. En su modalidad más dañina se convierten en normas de obligado cumplimiento, algo así como si en La Gomera suprimieran los móviles para ayudar a que no desaparezca el silbo. Las normativas lingüísticas tienen mucho de esto.
Ejercicio inútil el mío, pero la ciencia no siempre tiene resultados prácticos.
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