Comparto con vosotros algún pensamiento al respecto de la crisis. El asunto me sigue pareciendo enorme para poderlo plasmar en un documento, pero cada uno podemos ir lanzando ideas al aire de las que se puedan nutrir teorías realmente elaboradas.
El otro día leía a alguien comentando una noticia en Público de forma muy atinada. Frente al argumento de falta de funcionamiento de la mano invisible del mercado, este lector contraargumentaba explicando que dicha mano invisible está actuando de forma sumamente eficiente llevándose por delante al sector de la construcción o al sector financiero. La mano invisible además de invisible es ciega y carece de sentimientos, y si antes se sacrificaban en su honor condicones laborales, justicias sociales e igualdades, ahora se ha vuelto hacia sus sacerdotes y amenaza con aplastarlos con la misma implacabilidad. La tentación es grande de regodearse en la carnicería, pero...
Ahora resulta que los mismos que despues de encumbrar las bondades de un sistema en el que la parte del leon se la llevaba alguno mientras los demás recogíamos las migajas (migajas a crédito, porque de esta fiesta hemos salido la mayoría endeudados hasta las orejas), nos informan ahora ante nuestro estupor que seremos los grandes perjudicados de la caida de los grandes por lo que nos toca dedicar nuestro esfuerzo común a mantenerlos. La reunión-juerga de los directivos de AIG justo después de recibir una inyección de nuestros bolsillos es la guinda de este amargo pastel que parece que inevitablemente nos vamos a comer por raciones abundantes en los próximos meses.
Con la sabiduría de un niño que se ha caido del arbol donde su inprudencia le subió, podemos y debemos mirar ahora hacia atrás para aprender de nuestros errores, que se nos aparecen ahora tan claros y tan inmensos que hasta nos da vergüenza el tener que admitir nuestra estupidez. Yo voy anotando ahora algunos en un libro de mi indignación que espero tener muy presente en el futuro cada vez que vuelvan a querer engañarnos, y en él incluyo muy especialmente a nuestros gobiernos del PSOE y el PP que se regodeaban narcotizados en la borrachera de beneficios rápidos inmobiliarios, los de la España va bien o España va mejor, y junto a ellos los voceros del sistema, sabios pregoneros del fin de la historia, los “Fukiyanas” que tanto despreciaban a los que les anunciaban que el mundo no podía seguir así. Su ignorancia y estupidez solo es equiparable a su demostrada soberbia. Espero que la historia les guarde su hueco en el rincón de los despreciados del pensamiento social y que tengan la dignidad de que no tengamos que volver a saber de ellos.
Así pues todo se nos viene encima y como siempre solo estarán los de siempre para tratar de recomponer el edificio. Ahora es fundamental evitar los cantos de sirena de los que nos aconsejarán volver a construir sobre los mismos cimientos. Se nos dirá que el sistema era bueno pero que hubo mala gestión, que el predominio del egoísmo individual es bueno como motor de la sociedad, y que hay buenos empresarios que consiguen el bien común y malos especuladores a los que hay que frenar. Los mismos que antes defendían su libertad total para tratar el mundo como un tablero de Monopoly vienen ahora a defender que el estado les proteja y aceptarán muy contentos regulaciones que les permitan salvarse de su propia codicia, al menos mientras se les quita el miedo del cuerpo. Tendremos que pagar los platos rotos, pero por lo menos deberíamos ser suficientemente listos para que no nos impidan ver que todo esto no es ni nna fatalidad ni un accidente, sino la otra cara inevitable de un pensamiento económico falto de ética y enfermizo. En nuestras manos está.
domingo, octubre 12, 2008
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