martes, marzo 24, 2009

Allá va otros 1.000.000.000.000 dolares

Permitidme que lo ponga con todos sus ceros, que es que últimamente hablamos de billones como si tal cosa. Para poner un poco de perspectiva en la magnitud, hablamos de algo menos de 4.000 dolares por habitante de EEUU, a una familia con tres hijos como la mía nos correspondería 20.000 dolares.

El gobierno Obama se saca de la chistera un plan de rescate bancario ante el aplauso generalizado de la banca americana, la bolsa reacciona con subidas del 7%., Bank of America se apunta un 26% de subida. Pero ¿cómo funciona el plan Geithner?

La explicación es sencilla, el mercado financiero anda bloqueado debido a las dudas que generan en la viabilidad de los bancos la valoración de los famosos activos tóxicos. Se habla de valoraciones de mercado del 30%, lo que en la práctica supondría un reconocimiento de pérdidas de tal calibre que llevaría a la bancarrota a buena parte del sector bancario. Geithner apuesta por una valoración de los mismos activos muy superior, y pone el dinero público necesario para que los inversores compren los activos a un valor mayor sin prácticamente riesgos. Como una profecía auto-cumplida, la aparición de compradores (con dinero público en realidad) debería hacer que la valoración de los activos subiera de forma que los bancos por fin consigan un precio por ellos que no les lleve a la quiebra. Con dinero fresco y unas pérdidas limitadas los bancos dejarían de ver a sus colegas con desconfianza y pánico y el sistema bancario se volvería a poner en marcha lo que iniciaría la senda del crecimiento.

Pero un momento, antes de alejarnos por el feliz camino de la recuperación volvamos la vista atrás. El estado será ahora el propietario de una inmensidad de activos de dudoso valor, y el estado somos todos (bueno en este caso son todos los yankis). Las previsiones optimistas dicen que una vez puesto en marcha el sistema y recuperada la confianza las inversiones se venderán y al final se puede incluso ganar dinero. A mi me suena a confiar en la especulación futura como fuente de beneficio, pero supongo que es que soy bastante ignorante, porque después de lo que ha caído no parecería muy sensato esperar a ver si otra burbuja nos saca del atolladero. Por otra parte parece que si todo esto se cumple habrá inversores que se van a forrar sin arriesgar nada, mientras que si todo resulta un fiasco las pérdidas se las come papá estado. Nada nuevo por otra parte, como dicen los americanos “business as usual”.

Así pues no me extraña que la medida haya lanzado la bolsa. A los propietarios de acciones bancarias les acaban de hacer un regalo con muchos ceros, así que ya hay unos primeros beneficiados. Tampoco nos vamos a poner envidiosos porque alguna gente gane dinerito, ¿verdad? Otra cosa será si esta historia resuelve los problemas económicos que tenemos encima, algo que muchos economistas de esos que llaman críticos y que tan desprestigiados andaban cuando anunciaban la insostenibilidad del sistema no suscribirián. ¿Y que opinan estos pobres insensatos? A saber:

Algunos sostienen que nuestra economía se ha mantenido en los últimos años a base de generar endeudamiento (a un ritmo del 3% anual según algunos cálculos). Con los salarios contenidos, el beneficio excedente era prestado a los propios trabajadores para que lo producido se vendiera. La rueda ha seguido girando hasta que la magnitud de la deuda acumulada ha sido tal que se ha puesto en duda la capacidad de la gente para pagarla. A un sistema adicto al crédito, la contracción le sienta como a un drogadicto quitarle su dosis. El miedo genera aún mayor contracción del crédito y cual montaña rusa la economía de repente se hunde en picado. Ya no hay dinero para comprar casas (primera ronda) ni coches (segunda ronda), y tras ambos mercados caen todos los demás en cascada.

Si esta interpretación es correcta, las medidas que se están tomando serían tan inútiles para resolver el problema económico como reanudar sus dosis al drogadicto lo sería para curarle su adicción. Mediante la sustitución del endeudamiento privado por endeudamiento público solo se conseguiría en el mejor de los casos reactivar al sistema por un plazo de tiempo, pero como el círculo del endeudamiento tiene su límite, la caída es inevitable, y cuanto más alto hayamos subido en la escalada de la deuda más grave será el tortazo al caer.

Supongo que alguno pensará que son cosas de rojos irredentos. A los más escépticos les propongo que intenten encontrar una explicación alternativa por parte de los economistas del sistema que vayan más allá de decir que todo ha sido causa de unos banqueros codiciosos y estúpidos que prestaron a quien no debía.

¿Qué podemos hacer si esta interpretación de la crisis resulta atinada? Una alternativa sería eliminar de golpe la deuda acumulada de forma que la gente pueda iniciar de nuevo el ciclo del endeudamiento. Si a todos nos perdonan de repente la hipoteca es bastante probable que lo siguiente que hagamos sea irnos de vacaciones con el dinero que nos sobra y cambiar el coche viejo. Esto lamentablemente no parece que fuera una medida muy popular para todos esos inversores que a la postre son los dueños de nuestros préstamos y que verían sus fortunas desvanecerse. Efectivo sin duda, pero difícil de digerir. Podemos también tratar de cambiar las bases del sistema de forma que no se sostenga en un crecimiento continuo de la producción sino en una más racional satisfacción de necesidades, pero eso suena demasiado a socialismo, y no creo que quienes ostentan el poder político-económico estén por la labor tampoco.

Ante la falta de iniciativas a largo plazo, sigamos observando como nuestros políticos se ponen al servicio de los que mandan para intentar evitar la debacle. Veremos cuanto dinero público hay que inyectar para intentar volver a poner en marcha nuestra gripada economía. Yo no lo veo fácil, pero es posible que consigan sacarnos de esta, añadiendo otro piso al castillo de naipes. De lo que no me cabe ninguna duda es que sin cambios profundos el éxito será pasajero y solo alimentará un poco más el inevitable colapso final. Tan seguro como que en un mundo limitado el crecimiento ilimitado es una quimera.

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