sábado, noviembre 09, 2013

Lo siento, pero hay que romper con la dirección de IUCM.


Resulta un comportamiento estúpido cerrar los ojos o esconder la cabeza ante un problema, porque ignorándolo no se va a solucionar. IU tiene un problema muy serio con IUCM que lleva ignorándose demasiado tiempo, y entre todos tenemos que hacer algo para solucionarlo aunque por medio haya que pasar por un proceso traumático y nos dejemos en el camino algunas plumas.

Vaya por delante que yo no pertenezco a IUCM, sino a IU Guadalajara. Sin embargo soy uno más de los madrileños que siguiendo ligado a Madrid entre otras cosas por trabajar en la capital, buscó su vivienda algo más lejos del centro. Siento IUCM como mi propia organización, y la importancia que esta tiene para las mucho más débiles agrupaciones de las provincias colindantes hace que sus problemas nos afecten como si fueran propios.

Para los que no pertenecen a IU, sería bueno ponerles en situación. IUCM mantiene una continuidad en la dirección por parte del mismo grupo de personas desde hace muchísimos años, y se enfrenta en los últimos tiempos con una creciente corriente renovadora que en el último congreso regional fué derrotada por un margen de menos del 2%. Es una dirección desprestigiada públicamente por episodios como ser responsable de poner a Moral Santín como consejero en Caja Madrid, o por haber llevado a las cuentas locales a la bancarrota, el impago de impuestos y al embargo de los bienes de algunas de sus agrupaciones

Vaya por delante que yo mismo no soy capaz de determinar bien cuales son las diferencias ideológicas, entre ambos grupos, lo que se dirime en la discusión no es tanto la ideología, sino dos visiones de como debe funcionar la organización. Frente a la visión oficialista que pretende un control de la misma desde arriba, la corriente crítica trae aires de participación y de apertura. No es de extrañar, que la gota que haya colmado el vaso de mucha gente es el intento de los miembros de la mayoría de imponer unos estatutos no consensuados en los que se se da derecho a la dirección a sancionar a todos los afiliados que expresen públicamente desacuerdo con sus dirigentes: una aberración.

No voy a negar legitimidad democrática a la directiva actual, que es posible que mantenga un apoyo entre la militancia algo superior al de la corriente crítica. Sin embargo si estoy convencido que el tipo de partido que esta gente defiende no es lo que la izquierda actual necesita, y que el mantenimiento de esta gente en la dirección de IUCM nos castra como la voz necesaria de una izquierda nueva mucho más participativa y abierta. Si esta gente mantiene su exigua mayoría es porque en su forma de actuar acaban desanimando a los que se les oponen, y frenando la entrada de esa gente que está ahí fuera y que ya no admite ese tipo de forma de dirigir las organizaciones, convirtiéndose en una especie de parásitos que solo sobreviven a base de debilitar a la organización de la que son huéspedes. Es esta una situación que muchos vivimos de forma angustiosa, porque asistimos a como se puede perder una oportunidad histórica por la forma en que se comporta una dirigencia que representa formas del pasado mientras se aferra a su poder interno. Y que conste que acepto creer que esta gente actúa pensando que lo que hacen es lo mejor, pero eso los hace tan solo más dañinos, porque de dicha convicción viene esa resistencia numantina a que nada cambie.

Los sectores críticos de IUCM se debaten entre su lealtad interna a la coalición y el intento de evitar un conflicto público (que los muchos enemigos de IU usarán para atacarnos), con su constatación de que sin el cambio en IUCM difícilmente podrá la izquierda madrileña avanzar. Es de agradecer esta preocupación, pero creo que ha llegado la hora de dar un paso adelante e iniciar un proceso desde abajo que acabe incluso en la escisión de la organización en dos diferentes si fuera necesario. Sin las ataduras que las reglas que establece esa exigua mayoría nos impone, podemos crear un tipo de organización diferente que represente lo que un mundo como el actual exige, más participativa y democrática, donde el control de la misma se ejerza desde la base, tolerante a las discrepancias y permeable hacia el exterior, preparada para un proceso de confluencia con otros sectores para disputar conjuntamente la hegemonía al bipartidismo. Una organización que no se conforme con mantener sus pequeñas cuotas de poder, sino que luche de verdad por arrebatarle el poder tanto a la casposa derecha que nos gobierna, como a la alternancia de los socioliberales del PSOE.

Sabemos que estos son procesos traumáticos y que no es lo más deseable. Sabemos que este proceso se verá desde fuera de la capital con preocupación, pero no podemos permitirnos no hacerlo. La población de Madrid ha estado a la cabeza en España en los movimientos de protesta contra las políticas neoliberales, existe un sustrato aquí que permitiría convertir la comunidad en un modelo de como podemos arrebatarle la hegemonía al bipartidismo, y no seguir siendo el ejemplo de una región donde los sectores más reaccionarios del país campan a sus anchas en el poder. Tenemos la obligación de hacerlo para poder liderar un tiempo diferente en la politica española, y creo que hay bastante gente que podría reengancharse a la política con una esperanza nueva.

Sentémonos y diseñemos una hoja de ruta que permita construir esta alternativa que nos abra de una vez al futuro, dejando claro que no se trata de dividir a la izquierda sino de hacerla crecer. Tenemos tiempo antes de las próximas elecciones locales de forma que IU en Madrid se presente como algo diferente, pero no tenemos tiempo que perder. Empecemos ya.

PD: Hoy día 10 leemos en la prensa que la Comisión de Garantías de IU ha desautorizado a los dirigentes de IUCM que intentó imponer a una candidata propia a la jefatura del Area de la Mujer frente a la que eligieron las afiliadas. El asunto sería suficientemente grave para pedir la dimisión de los responsables de este desmán, pero no creo que vayan a hacerlo de motu propio. La pelota esta, como decía, en el tejado de los militantes.

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