lunes, septiembre 21, 2009

Yo no reciclo (con perdón)

Y lo que es aún más grave, tampoco ahorro agua (me baño a menudo en una gran bañera y tengo un césped que consume cantidades considerables en verano), y recientemente he cambiado mi coche a un SUV (que por más que diga la publicidad consume como lo que es, un coche de casi 2 toneladas). A estas alturas del partido esto solo lo digo en voz alta en este blog que casi nadie lee. Seguramente sea una liberación poder expresar lo que casi da miedo reconocer en público, y quien sabe si tan provocadora entrada no acaba costándome un duro castigo en mi vida profesional o política (a cual menos jugosa) cual felación de becaria con presidente americano.

¿Soy insensible pues a los problemas ecológicos? ¿No creo en cambios climáticos, en agotamiento de recursos, en crisis del petroleo? Al contrario, estoy convencido del impacto venenoso de la actividad humana en la viabilidad del planeta que estamos dejando a nuestros descendientes. Considero este como uno de los mayores problemas con el que nos enfrentamos, un problema para el que las soluciones pueden ya estar llegando demasiado tarde. ¿Entonces?

Entonces ocurre que estoy harto de que me tomen por idiota. En un sistema suicida de crecimiento continuo tanto en población como en consumo de recursos limitados, no estoy dispuesto a aceptar que le den la vuelta a la tortilla y quieran convencerme de que la solución pasa por el cambio de mis pautas de comportamiento, aprovechando incluso para hacer negocio con mi esfuerzo. Es como si ante un incendio forestal los mismos pirómanos que lo provocan y alimentan con gasolina me exigieran que lo apagara a escupitajos. No sólo es absurdo e inútil, es además una tomadura de pelo en la que no estoy dispuesto a colaborar.

Mención aparte tiene el tema del agua. Al contrario de lo que se nos quiere vender, el agua es un recurso que aunque limitado, es totalmente renovable. El mayor consumo de agua no agrava un año de sequía, simplemente causa restricciones al resto de usuarios del agua canalizada que compiten por ese recurso limitado. Considerando que los grandes consumidores de agua son la agricultura y la industria, me están intentando convencer de que sacrifique el jardín en el que juegan mis hijos para que algún agricultor murciano siga sacando beneficio a costa de emigrantes explotados, o para que alguna industria contaminante aguas abajo pueda seguir utilizando el agua que yo ahorro devolviéndola emponzoñada a su cauce.

Evidentemente que creo que hay que hacer algo a favor del medio ambiente. Hay que intentar cambiar este sistema que nos conduce a la catástrofe, hay que denunciar sus absurdos y trabajar para ayudar a definir y poner en marcha un mundo diferente, hay que hablar con la gente y denunciar el engaño en que vivimos, hay que hacer proselitismo. Hay que escribirlo en un blog aunque solo lo lea uno mismo.

domingo, septiembre 20, 2009

PIB y crédito

Casi como postdata de mi entrada sobre nuestra economía piramidal. He dedicado la mañana a preparar un análisis comparativo entre la evolución del PIB y del crédito en EEUU desde el año 1945. Los datos me resultan tan reveladores que no puedo menos que reflejarlos aquí.



¿Porqué digo que son esclarecedores? Para empezar, mientras el PIB deflactado se ha multiplicdo por algo menos de 6 veces, el crédito se ha multiplicado por 13, de forma que si el volumen de crédito equivalía a 1,6 veces la producción anual del país, en la actualidad representa 3,7 veces la misma.

Esto no es ninguna sorpresa, sin embargo resulta más llamativo descubrir que el proceso no ha sido homogeneo durante estos casi 65 años. En los 10 primeros de hecho el volumen de crédito se redujo, representando 1,4 veces el PIB en 1955, y no se recupera el nivel de 1945 hasta 30 años después.

¿Qhe ha cambiado en los últimos años? La imposición de políticas económicas liberales a partir de los años 80 ha supuesto una disminución de los salarios en el reparto de la renta con el declarado objeto de recuperar el nivel de beneficios y así aumentar la actividad económica. Su efecto en realidad ha sido que ante la crisis de beneficios en la industria, las plusvalías se han invertido en la financiación del consumo de los depauperados trabajadores y el propio estado al que se ha privado de recursos fiscales.

Si en los primeros 30 años de la serie se duplicó la producción a costa de duplicar el crédito, en los últimos 30 años se vuelve a duplicar el PIB, si bien esta vez lo hace a costa de multiplicar por 4,5 el volumen total de crédito. En los últimos 10 años el crecimiento del crédito ha triplicado al del PIB. Para mantener el crecimiento lineal en el aumento del PIB ha sido necesario aumentar exponencialmente el volumen de crédito, haciendo inevitable el estallido una vez que se hace obvia la incapacidad de los prestados de devolver lo recibido.

lunes, septiembre 14, 2009

La economía Ponzi

Supongo que a estas alturas todos sabemos lo que es un esquema de Ponzi, tambien conocido como fraude piramidal. El invento es de un americano-italiano que con la excusa de ganancias en sellos montó un fraude a principios de siglo pagando los supuestos beneficios de los inversores antiguos con el dinero que aportaban los nuevos. Es un “timo” que se repite insistentemente y que tiene exponentes recientes como los de Forum Filatélico y el famoso caso Madoff.

Hace unos meses, cuando salió el caso Madoff llegué a la conclusión que nuestra economía se había sustentado en un enorme fraude piramidal, pues las burbujas financieras e inmobiliarias no dejan de ser más que gigantes esquemas de Ponzi en los que todos ganan mientras se sigue inyectando dinero, pero en los que cuando el crecimiento se para y los inversores buscan recuperar su dinero se dan cuenta que sus beneficios no eran más que humo.

Esta crisis financiera que nos acongoja tiene dos posibles salidas. La primera es sanear el sistema reconociendo las pérdidas de los participantes que no se han ido a tiempo. Así en EEUU la vivienda se ha devaluado un 30 o 40%, y se piensa que aún tiene recorrido a la baja. Los estafados son principalmente los propietarios de vivienda que compraron tarde e indirectamente las entidades financieras que prestaron dinero a estos y se encuentran con que no tienen activos que respalden su crédito. A fin de paliar sus pérdidas, el poder financiero se ha encargado de que el estado compre tan dudosos activos, de forma que los pobres trabajadores contribuyentes acaban pagando el total de la cuenta. Para que la gente trague, ha sido necesario que durante el final del 2008 se pintara un panorama económico apocalíptico que forzaba a salvar a la banca, esta vez bajo la promesa de mayor regulación que evite los excesos actuales. Como dice el popular dicho “prometer, hasta meter” y una vez puesta la pasta la regulación prometida va quedando en el olvido.

En España optamos por una salida mejor. Negamos la mayor y tratamos de convencer a la gente que la pirámide no ha existido, que la vivienda no baja o bajará poco. Los bancos se niegan a reconocer las pérdidas a la espera de que la burbuja reaparezca, pero lamentablemente eso no va a ocurrir. Para los que entienden el Inglés recomiendo leer el escalofriante pero en mi opinión atinado análisis que hace Investors Insight sobre el sector bancario español con el clarificador nombre de España: El agujero negro en el balance europeo.

Hasta aquí el problema ya era grave. Pero el tema ha afectado a la llamada economía real. De repente buena parte de la riqueza se ha desvanecido lo que como es natural afecta al consumo. Además, ante la magnitud del golpe la confianza se ha desvanecido. Como consecuencia, la gente no compra por miedo a perder el empleo, las empresas no invierten por miedo a no vender lo que producen, y los bancos no prestan por miedo a que no les devuelvan lo prestado, lo que a su vez contrae más el consumo. Es lo que se entiende como una crisis de confianza

Ante esta medida los estados se han olvidado de aquello del límite de endeudamiento y han decidido tomar el papel de los consumidores con incentivos a la compra de coches, obra pública, subsidios, etc. De momento se endeudan hasta las cejas con el fin de que las expectativas negativas se transformen en positivas, y la economía vuelva a crecer. Cuando esto ocurra ya se verá como recuperar lo ahora gastado (¿adiós a lo que queda del estado social?). Como el tema va de expectativas, se sazona todo con dosis masivas de propagandisticos “brotes verdes”. Es la salida keynesiana de la crisis que tan buen resultado parece haber dado para salir de la gran depresión de los años 20. Colorín colorado, esta crisis se ha acabado….

Sin embargo algo parece no funcionar. La medicina keynesiana, ingerida en dosis tan masivas que sus efectos secundarios serán de por si complejos, de momento apenas parece reanimar al enfermo y lo mantiene en estado crítico. Algo se queda fuera en toda esta explicación, y este algo no es otra cosa que el papel del crédito en el sistema.

Nuestro consumo se ha estado basando en un crédito que los bancos han dejado de dar (por más que el estado les haya inyectado cantidades ilimitadas de fondos para prestar y haya bajado su coste a cero). En lugar de prestar el dinero recibido a gente y empresas cuyo nivel de endeudamiento ya parece por encima de lo aceptable, se utilizan los fondos generosamente obtenidos en inversiones especulativas. Así en los últimos meses, tras una inicial recuperación de los valores bursátiles bancarios merced a las ayudas estatales recibidas, la bolsa se ha lanzado a una subida imparable devolviéndola casi a niveles anteriores a la crisis. En paralelo sube el coste de las materias primas, el del oro, el del petróleo… Nada se ha aprendido, pero es que en el juego de la especulación tan tonto es el que entra cuando la nueva burbuja va a estallar, como el que no entra y deja de aprovechar los estupendos dividendos que durante la fase de expansión se están dando.

Los gobiernos se hacen los locos con la esperanza de que tanta efervescencia financiera convenza a los consumidores de que los buenos tiempos han vuelto y nos encaminamos a un nuevo crack en un ejemplo de hasta que punto de estupidez pueden llegar los políticos que nos gobiernan y de avaricia los que realmente nos mandan

La pregunta es ahora: ¿tendrá éxito esta estrategia? Para responderla hay que volver a mirar el papel del crédito en nuestro sistema.. En las últimas décadas, el nivel de crecimiento se ha mantenido a costa de aumentar exponencialmente el nivel de endeudamiento de los consumidores. El sistema capitalista-consumista en que vivimos se enfrenta a la contradicción entre la necesidad de mantener los salarios bajos para que se generen beneficios, y la necesidad de fomentar el consumo de estos mismos trabajadores mal pagados. La solución ha pasado porque los beneficios obtenidos se reinviertan en prestar dinero a los asalariados. Sin embargo estos se ven obligados a devolver los préstamos con intereses, lo que obliga a contraer deudas cada vez mayores. El tema obviamente no puede seguir indefinidamente, y cuando los prestamistas empiezan a desconfiar nos encontramos con que todo el sistema no dejaba de ser de nuevo un inmenso esquema de Ponzi global. Si esta explicación te parece atinada, felicidades, has descubierto tu lado marxista.

Tampoco había que ser una lumbrera, bastaba con darse cuenta de que un sistema basado en el crecimiento infinito es, por definición, imposible. Como hasta los economistas tenemos un límite en nuestra estupidez, lo que antes eran posturas defendidas por desacreditados economistas alternativos, se ha convertido en opinión bastante generalizada por parte de todo economista serio (no incluyo obviamente a los propagandistas a sueldo del neoliberalismo). Para muestra un ejemplo en este interesante artículo de The Pragmatic Capitalist titulado Después del boom llegará la quiebra (de nuevo en Inglés).

Así pues volviendo a la pregunta de si por este camino vamos a salir de la crisis, la respuesta es… depende (para algo soy economista yo también). Es posible que con suficiente esfuerzo se consiga recuperar una burbuja crediticia que saque temporalmente a flote a un sistema condenado. Lo que es seguro es que si tal cosa sucede será simplemente para volver a provocar una crisis de aún mayores dimensiones en un plazo relativamente corto.