martes, diciembre 28, 2010

No seas inocente

El Gobierno esconde la verdad cuando habla de la reforma de las pensiones públicas

El Gobierno dice que es inevitable aumentar la edad legal de jubilación a los 67 años(aunque lo quiera hacer con flexibilidad)
No es cierto.España es uno de los países de Europa con una edad “real” de jubilación más alta (63 años y 10 meses) y cercana a la edad legal.

El Gobierno dice que el aumento de la esperanza de vida (habrá más pensionistas en el futuro) hace necesaria la reforma.
No es cierto.
Es verdad que habrá más pensionistas, pero también es verdad que habrá más cotizantes y con cotizaciones más altas. El problema no es demográfico, sino de voluntad política. Se pueden hacer cotizar los contratos que están en la economía sumergida, se puede evitar que las mujeres ganen un 30% menos que los hombres y, por tanto, coticen menos, se puede elevar el salario mínimo (uno de los más bajos de Europa), se puede hacer cotizar las becas (en su mayor parte son contratos laborales encubiertos) se pueden elevar las cotizaciones máximas (la base más alta son 3.198 euros/mes; a partir de ahí ya no se cotiza más).

El Gobierno dice que el gasto en pensiones es muy alto.
No es cierto.
En 2011 gastaremos en pensiones contributivas en torno al 10% del PIB. En 2040, el 14%. Hoy hay ya países como Italia que ya gastan ese 14 %. Francia gasta ya el 12%. Nuestras pensiones medias son de las más bajas de Europa y el número de pensionistas comparado con la población también es de los más reducidos. Incluso en períodos de crisis como el actual y con 4,5 millones de parados, la Seguridad Social tiene superávit y el Fondo de reserva está aumentando hasta alcanzar casi los 70.000 millones de euros.

El Gobierno dice que las medidas que se toman ahora son para consolidar el sistema y garantizar las pensiones del futuro.
No es cierto.La realidad es que las medidas que se toman tienen por objetivo reducir las pensiones y así lo expresa el Gobierno en el compromiso contenido en el Plan de Austeridad enviado a la Comisión Europea. El aumento de la edad de jubilación significa que todos cobraríamos dos años menos de pensión, con el consiguiente ahorro (que se estima en un 6%) y el aumento de los años de cómputo para determinar el importe de la pensión, de los actuales 15 años a 20 o 25, significa que todos cobraremos pensiones más bajas (entre un 5 y un 10% menos) porque los salarios más antiguos eran más bajos.

El Gobierno dice que defiende el sistema público de pensiones.
No es cierto.
Lo ha entregado a los mercados, que tienen nombre y apellidos. Son los bancos y las compañías de seguros. Se pretende un modelo asistencial, es decir unas pensiones públicas mínimas y el resto con complementos de los seguros privados.

Todo ello parece una mala inocentada de fin de año. Pero no lo es.

Sólo la lucha y la movilización puede impedir que toquen las pensiones imponiendo su reforma dentro de un mes.

La movilización continúa

domingo, diciembre 26, 2010

Ideas nuevas de cara a un futuro distinto

Cerramos un año que ha sido en mi opinión un periodo de transición. Los brotes verdes (en los que muchos nunca creímos) se marchitaron, y perdido el miedo inicial el neoliberalismo vuelve con una dosis aumentada del venemo que nos ha enfermado en las últimas décadas. El futuro se avecina más desolador y conflictivo que nunca.

Todo está en crisis, lo que por otra parte, para los que llevamos toda la vida haciendo lo posible porque las cosas cambien, resulta una buena noticia. Hay crisis de los paradigmas que han creado un mundo crecientemente injusto, insostenible e inhumano; pero hay también crisis de las ideas dominantes en la izquierda que no han sido capaces de evitar que dichos paradigmas se extendieran y aceptaran.

Surgen por todas partes elementos, problemas e ideas nuevas que deberíamos tener en cuenta a la hora de levantar una nueva propuesta ideológica. De forma desordenada menciono algunos aspectos que me han llamado la atención en los últimos tiempos:
  • Economía del decrecimiento: El capitalismo se cimenta en un crecimient:o ilimitado, insostenible e irracional, mientras que las alternativas de izquierda siempre han defendido un equivalente más igualitario. Pero el mundo ya no da de si, ni hay recursos ni hay espacio ilimitado. No puede haber una alternativa económica y social creible en el futuro que no plantee una solución a este problema como elemento central, incluyendo la limitación del consumo de energía y bienes e incluso la limitación del crecimiento demográfico.
  • Objetivos de bienestar: Nos han engañado cuando nos han colocado el PIB como vara de medir del éxito de las políticas económicas, y ni lo hemos cuestionado. Debemos salir nosotros y hacer salir a la gente del engaño, reemplazándolo por la medición del bienestar como objetivo de nuestras políticas (ver entrada El PIB y el bienestar)
  • Descrédito del socialismo: No podemos construir el futuro sin antes aprender y aceptar los errores del pasado. El socialismo aplicado fracasó (o así se percibe), y debemos de aprender del fracaso desde la autocrítica sin mirar hacia otros lados. Sin enfretarnos a ese pasado no podemos avanzar por lo que debemos analizar en que se falló y como podemos evitar dicho fracaso en el futuro (muy recomendable este artículo que leía el otro día en Rebelión: Reflexión sobre la transición al Socialismo)
  • Modelo democrático: Que lo que tenemos no se parece en nada a una democracia está claro para todos, y sin embargo seguimos entrando en el juego y buscando los resultados electorales como objetivo político máximo. Necesitamos otra cosa como demuestra la creciente indiferencia y apatía que nos rodea, y en esa alternativa, la participación continua y la neutralización del poder.del dinero son elementos centrales. Necesitamos mucho más que un cambio de ley electoral.
  • Otro tipo de organización política: Si el descrédito del sistema político es grande, el de los partidos políticos como organización lo es más, y lamentablemente hay buenos motivos. Hay que crear organizaciones participativas con tomas de decisiones de abajo a arriba en lugar de dar poder a las burocracias internas. Organizaciones más abiertas y libres donde las adhesiones no tengan que ser inquebrantables inamovibles ni absolutas, que nos permintan trabajar unidos en objetivos comunes manteniendo nuestra individualidad idiológica (ver entrada Refundando la izquierda).
  • Nuevas formas de acción: En los útlimos tiempos proliferan propuestas de acciones que en muchos casos pueden resultar anecdóticas pero que no deberíamos dejar caer en saco roto. Las huelgas generales tal como se han aplicado en Francia, con foco en sectores clave cuyos trabajadores son apoyados por el sindicato para mantener su lucha, resulta una alternativa brillante a la huelga general clásica que los trabajadores no se pueden permitir. Hay propuestas de boicot de consumo, o de retirada de fondos de bancos, que inciden en la idea de reemplazar la lucha frontal por una especie de guerra de guerrillas que maximicen el efecto minimizando el coste. Las alternativas son casi ilimitadas y deberíamos explorarlas y utilizarlas.
  • Internet y los medios de comunicación: Si algo ha contribuido a convertir en dogma los pensamientos políticos neoliberales, esto ha sido el absoluto control de los medios de comunicación por parte de sus defensores. Este dominio absoluto de la información y como se ofrece se ha visto resquebrajado por la aparición de internet y sus inmensas posibilidades de comunicar y crear redes sociales. Tenemos una posibilidad inmejorable de crear canales que lleven mensajes diferentes a la gente, pero a la vez tenemos una necesidad absoluta de impedir que esta posibilidad se cierre mediante el control de la red por parte del poder establecido, y ya se está trabajando para ello.
Son solo algunos ejemplos de areas al respecto de las que se discute y se lanzan propuestas e ideas que deberíamos saber recoger. Las oportunidades son inmensas si somos capaces de hacer de todas las propuestas sueltas, una oferta política e ideológica coherente, que devuelva un objetivo a esa importante parte de la gente en las que convive (en la desilusión) el deseo de un cambio real, con el excepticismo ante lo que se les propone.

domingo, diciembre 19, 2010

Pasividad y esperanza.

Estamos, dicen, en tiempos de retroceso de la izquierda. Ante la crisis, la derecha más dura toma el poder en toda Europa mientras los señores de los negocios y las finanzas van más allá de lo que tan solo hace meses se hubieran atrevido; y todo ante la mirada pasiva e inerme de una ciudadanía apática. Leo comentarios en la red de compañeros de IU decepcionados ante la falta de movilización de la gente. Nos preguntamos como es posible que con lo que está cayendo siga sin pasar nada.

Será mi optimismo congénito, pero yo sin embargo veo señales de cambio allá donde miro:

Veo tras los ataques al estado del bienestar la desesperación de unas élites que intentan proteger sus privilegios de forma angustiosa. Acapararon y nos prestaron lo acaparado para que pudieramos subsistir hasta crear una burbuja de crédito que no podía crecer indefinidamente. Agotada nuestra capacidad fueron a por el dinero del estado al que tratan de exprimir a nuestra costa. El juego se acaba y la incapacidad de las élites económicas de ofrecer algo diferente no augura nada bueno. Si a todo ello se le une la crisis energética y ecológica los nubarrones se oscurecen cada vez más.

Caen los gobiernos "socialdemócratas". Donde algunos ven la caída de una linea mínima de resistencia a la derecha pura y dura, yo veo la caida de un espejismo que ha servido para mantener las apariencias. La caida de una piedra angular del sistema que puede ayudar a que la gente despierte a la realidad que nos rodea.

No se corrigen 30 o 40 años de lavado de cerebro de la noche a la mañana. Muchos de nuestros conciudadanos parecen haber asimilado los mensajes del sistema hasta un punto irremediable. Pero los cambios no los ponen nunca en marcha las mayorías, sino una minoría que consigue ver más allá. Y mirando a nuestro alrededor encuentro ideas bullendo por todas partes. En todo el mundo viejas teorías se redescubren y se mezclan con esbozos de ideas nuevas. De entre todas puede surgir alguna que encontrarán un entorno propicio para crecer.

El capitalismo neoliberal ha perdido toda capacidad de seducción y todo prestigio. Se le soporta entre la indiferencia y la indignación. A nosotros nos toca ayudar en el proceso de hacerlo caer y a que lo sustituya algo mejor.

sábado, noviembre 20, 2010

Evitando conflictos

Llegó el Papa y fué tratado como lo que no es y como no se merece ni él ni la iglesia católica. Tras la vergonzosa concesión del gobierno traicionando una vez más a sus votantes renunciando a sus promesas de laicidad, este sujeto se despachó a gusto respecto a la falta de sensibilidad religiosa de España y los españoles.

Lleva Marruecos pisoteando el derecho internacional y los derechos de los saharauis 35 años. A las políticas apaciguadoras de los distintos gobiernos de España responde el régimen autoritario marroquí con represión creciente, expulsión de la prensa española y amenazas diversas.

Los sindicatos mayoritarios españoles mantienen un impresionante record de transigencia y paz social. Despolitizados y burocratizados, toda una generación de españoles han crecido en su vida laboral sin saber lo que es una huelga mientras sus derechos se ven erosionados día tras día. En Junio la celebrada paz social recibió  la respuesta (una vez más) de un decretazo, ante la aparente estupefacción de los representantes de los trabajadores y la indisimulada satisfacción del presunto delincuente que representa a los empresarios.

Tiene el conflicto muy mala prensa en nuestra sociedad. Se celebra el diálogo y la negociación, se fomentan las palabras suaves y las buenas maneras y se nos adormece en un discurso de comprensión, paciencia y maneras amigables. Pero debajo de esa apariencia color pastel existe un mundo de luchas crueles y sin cuartel con víctimas reales que ven sus vidas destruidas.

Detrás de las concesiones monetarias y legislativas a los bancos existen decenas de miles de dramas. Familias que han perdido el producto de años de esfuerzos y sacrificios a manos de los mismos bancos rescatados con ayuda de nuestros impuestos, con el recochineo de quedar endeudados de por vida por la compra de un bien que ya no tienen y que compraron a unos precios de estafa. Una estafa que solo fue posible con la cooperación de nuestras conniventes autoridades. Se nos quiere convencer que son estas víctimas producto de una catástrofe natural, sin mencionar que el dinero no se ha perdido, simplemente ha pasado a manos de los estafadores y sus cómplices.

La reforma laboral recientemente aprobada tiene ya sus primeras víctimas. Trabajadores como los de la multinacional francesa Thales que pronto podrán entender plenamente lo que esta suponía en términos de rebaja en su indemnización por despido (hasta un 72%). Algunos de ellos se convertirán en damnificados dobles cuando el inexorable vencimiento de cuotas de sus hipotecas les incluya también en el grupo de los expropiados.

Los saharauis sufren una brutal represión mientras nuestros gobernantes piensan en términos monetarios antes de farfullar excusas. Estos días claman muchos de ellos por la vuelta a la lucha armada, algo que recibirá la oposición de la mismos medios de comunicación que han sido humillados por el régimen marroquí.

Podemos seguir engañándonos pensando que todo son buenas palabras, concesiones y educados modales. De ello se benefician y seguirán beneficiándose aquellos que están dispuestos a llevar la tensión más allá que nosotros. Y algún día seremos nosotros las víctimas; lo que nos brindará la oportunidad tardía de darnos cuenta de cuales fueron nuestros errores.

sábado, octubre 30, 2010

Izquierdistas de derechas

Tenemos todos conocidos muy socialistas de los que siguen al PSOE allá donde les lleve. Han entregado su razón, opinión y voto perpetuo a este partido al que apoyan de forma perenne e indiscriminada. Con la decisión de una madre que ve a su hijo en peligro abanderan la defensa de su partido sea cual sea la causa y el motivo,  capaces de argumentar con el mismo ahínco hoy una cosa y mañana la contraria. Si les preguntas, esta gente se declara como izquierdista o incluso como socialistas con absoluta convicción. Siguen como una gran mayoría de este país un silogismo que parte de una premisa falsa: el PSOE es un partido de izquierdas, luego sus políticas también lo son.

No hablamos de un grupo pequeño, hablamos de gran parte de ese 30 a 35% de votantes que constituyen el suelo electoral del partido. Un porcentaje variable que crece o mengua en función del grado de contradicción al que llegue la actuación de su partido con lo que debería ser un partido de izquierdas. Votaron al PSOE en el 82 cuando era fácil que nos engañaran a todos y todos creímos que había cambiado algo y siguieron apoyándolo durante el felipismo de corrupción y crimen de estado. Se unieron más tarde al zapaterismo al que darán aliento hasta el final cuando decepcionados vean a su partido ceder el poder en un episodio más de lo que Anguita definió tan acertadamente como “la alternancia”.

Resulta sorprendente la fuerza con la que esta gente se adhiere incluso cuando los giros son tan radicales y rápidos que harían a cualquiera salir despedidos. No hablamos de esos cargos que deben su sueldo y futuro al partido y a los que los intereses les atan irremediablemente, sino gente cuya única motivación es su creencia en lo que es adecuado y que hoy apoyan con vehemencia lo contrario de lo que ayer defendían con igual pasión.

Cuando uno pretende discutir con ellos para hacerles ver lo inconsecuente de sus posturas, obtienes indefectiblemente el mismo argumento final, la columna sobre la que se mantiene su fe en su partido y su líder, el argumento de la inevitabilidad. No querían entrar en la OTAN pero no había más remedio para entrar en Europa, no quieren la reforma laboral pero no queda más remedio para intentar salir de la crisis, no quieren que se atrasen las jubilaciones pero no queda más remedio si queremos salvar el sistema de pensiones. Ven la trayectoria política como una vía de tren por donde ellos y el partido discurren y que carece de desviaciones, de forma que aunque su destino sea la izquierda se mantienen a bordo mucho después de que la vía ha girado totalmente a la derecha.

Son estos seguidores incondicionales la columna vertebral sobre la que se asientan los males del sistema y que permite que este se perpetúe. Izquierdistas de palabra, quizás incluso de convicción, sus actos, votos y apoyos les definen como derechistas de hecho.

sábado, octubre 09, 2010

Bienestar y esperanza

Leía el otro día que en el año 35 unos rusos recorrieron Estados Unidos justo cuando el país sufría la peor parte de la recesión. Recogieron un autoestopista vagabundo que apostillaba cada una de las medidas que defendía para salir de la crisis con su intención de limitar las fortunas máximas a 5 millones de dólares, una cantidad enorme en aquellos días. Nuestros rusos concluían que esto reflejaba la esperanza interior del miserable vagabundo de que un día las cosas le fueran bien, y no quería verse privado de riquezas por culpa de medidas excesivas de reparto.

Hoy veía en la televisión mientras ayudaba a cocinar un programa al respecto de la relación de Rusia con el vodka. Uno de los entrevistados argumentaba que en Rusia en la época soviética se bebía para olvidar que no tenían esperanzas de salir de su pequeña casa de dos habitaciones, ni de llegar a tener un coche propio.

Sin entrar en consideraciones adicionales, ambas historias nos presentan ante una paradoja que en realidad no nos resulta extraña. Vivir con las necesidades básicas cubiertas no es garantía de felicidad, sino que esta tiene mucho que ver también (como comentaba en entradas anteriores al respecto de la satisfacción en el trabajo) con el fijarse objetivos y tener la esperanza de alcanzarlos, con tener un propósito que no sea el trabajar un día más, comer un día más, dormir un día más y estar vivo un día más. Es en este ámbito en el que el capitalismo consumista ha demostrado adaptarse perfectamente a nuestras necesidades, creando ilusiones de éxito, de satisfacción por medio del consumo, de posibilidades de alcanzar una prosperidad que no se tiene pero que se te presenta al alcance. Como un burro que avanza para alcanzar la zanahoria que le ponen delante, cuanto más cerca la veamos más esfuerzo haremos para alcanzarla.

El socialismo, con su promesa de igualdad y cobertura de necesidades básicas resulta muy atractivo cuando la situación de miseria convierte la subsistencia en el objetivo máximo, pero pierde brillo en sociedades en las que un mínimo de desarrollo y un cierto estado del bienestar ofrecen ciertas garantías de que no te alcance dicha miseria. La gente sueña con que le toque la lotería que le abrirá las puertas del paraíso del consumo ilimitado, pero no lo hace con una sanidad de calidad, por más que su falta sería sin duda un causa de enorme infelicidad. El socialismo se centra en el problema de la subsistencia, pero nos deja en nuestras manos el decidir que queremos hacer con nuestra vida, y es esa necesidad vital de dar un sentido a la vida un abismo enorme ante el que la mayoría de la gente no encuentra respuestas. Algunos buscan dichas respuestas en religiones y sectas, o simplemente se pierden en depresiones o adicciones a drogas. No pocos buscan en el reflejo de los éxitos deportivos de sus equipos la satisfacción de encontrar una meta por la que luchar. La gente que parece más feliz parece encontrarlas en el arte, el conocimiento, la investigación o el altruismo, seguramente por ahí está la llave que puede llevar a la gente a llevar una vida satisfactoria y plena.

Frente a las mentiras del capitalismo competitivo consumista debemos oponer un sistema de reparto, justicia, solidaridad e igualdad no como meta, sino como paso previo para poder ser dueños de nuestra propia vida. Es importante que ayudemos a encontrar respuestas a lo que se puede hacer con esta vida recuperada si queremos que la gente llegue a desearlo y a luchar por ello.

sábado, octubre 02, 2010

La huelga. Un día de orgullo

El día 28 por la tarde quedo con mi padre para acercarnos a la Puerta del Sol donde me he enterado de que hay una concentración de piquetes. Nadie me ha llamado desde CCOO, por lo que no se a qué piquete voy a apuntarme. El tema me preocupa un poco, no he participado nunca en un piquete y no estoy seguro de que el tema no derive y acabe a tortas con la policía. Mi intención era apuntarme a algo flojito para empezar vinculado a los comercios o cosas parecidas.

La concentración es bastante numerosa. Miro a mi alrededor y hago cuentas de las fuerzas con las que se cuentan para nuestra batalla del día siguiente. No tengo elemento de comparación, pero uno se imagina al grupo disperso por Madrid y parecen muy pocos. Está claro que ni siquiera la gente comprometida con seguir la huelga se plantea participar en piquetes, eso es cosa de los sindicatos. Yo mismo no sé porqué en anteriores ocasiones no lo hice, creo que por un lado no se me ocurrió, pero sobre todo que mis posturas políticas son cada vez más firmes y comprometidas.

Salgo de la concentración sin pistas de a donde ir por la mañana, cuando llego a casa son más de las diez. Miro en internet y me decido a mi pesar por ir a las cocheras de la EMT de Fuencarral. Es una elección obvia, cerca de casa de mis padres, recuerdo de niño las míticas huelgas de fin del franquismo que revolucionaban todo el barrio con las carreras de la policía y los huelguistas. A mi manera es un homenaje para ellos. Sin embargo me temo que al final sea uno de los puntos calientes, y hay que estar allí a las 4 de la mañana.

Llego a las tres y media y me encuentro con los primeros grupitos y con más policía que piquetes. Mis compañeros hablan de como han bloqueado Mercamadrid durante la noche y bromean al respecto. Me siento un novato mientras miro con aprehensión el escaso número de piquetes. Queda tiempo, pero ya puede venir más gente o esto va a ser una merienda de negros.

Para las 4:30 el grupo es ya bastante numeroso, y hay otro similar a 500 metros en la otra salida de las cocheras. Sale un autobus de recogida de personal y parece el disparo de salida, al segundo ya no le dejan salir tan facilmente. Se lanzan huevos, hay forcejeos con los policías municipales y parte del piquete entra a hablar con el conductor. El autobús da la vuelta y recibe nuestros aplausos. Un autobús ha salido también por la otra puerta. No pasará ninguno más.

Pasan los minutos y parece que ya no van a intentar salír más autobuses por nuestro lado. Se oye jaleo en el otro piquete y voy para allá. Parece más combativo y hay más policia. Dentro de las cocheras se acumulan los conductores mirándonos. No hay tensión entre el piquete y los conductores, y pronto me doy cuenta de que ellos están allí obligados por el decreto de servicios mínimos, pero que están con nosotros en su intención de no sacar los autobuses. Somos su coartada que les evita una sanción. Al irnos les dedicaremos nuestro aplauso.

A las 9 hemos cumplido y levantamos el piquete. A Esperanza Aguirre le hemos reventado sus servicios mínimos en los autobuses, no ha salido ni uno. Siento orgullo por la gente que ha pasado en la calle 5 horas luchando por lo que cree, entre ellos un nutrido grupo de estudiantes que se han tomado el piquete como una fiesta, orgullo por esos conductores que han demostrado su compromiso por la huelga. Siento también agradecimiento por la correcta actuación de los policías municipales, otra historia ha sido la policía nacional cuyo comportamiento chulesco y provocador ha creado las únicas tensiones.

De vuelta a casa me paro en El Corte Inglés en Alcalá. Me uno a un piquete que obliga a que cierre a los 5 minutos de abrir entre bocinazos, pitidos y consignas. Nos vamos y no hay duda de que abrirán 5 minutos despues. Me pregunto qué pensaran esos empleados que nos miran desde dentro como si la cosa no fuera con ellos. ¿Sentirán ellos algún tipo de orgullo por lo que hacen?

Me voy a casa a descansar y dormir un poco más y por la tarde me voy con toda la familia a la manifestación. Sorprendentemente esta es muy numerosa, una grata sorpresa teniendo en cuenta que no se tiene el apoyo explicito de ningún medio (salvo Público) y siendo una movilización contra un gobierno del PSOE. No recuerdo nada parecido desde los tiempos del No a la OTAN.

Hoy he visto Madrid durante la huelga, polígonos vacíos, carreteras desiertas a las nueve y media como si fuera un domingo, multitudes en las calles. He oído incluso cantar la internacional a la gente en la Puerta del Sol. He visto también el comercio abierto, he oído de los atascos a las siete y media de la mañana, he visto a mis compañeros ir al trabajo casi en su totalidad, he sabido de los colegios funcionando casi normalmente.

Que una mayoría de la gente está aborregada ya lo sabía, pero no era consciente de que hubiera también tanta gente que no lo estuviera, y estoy orgulloso de ellos. Todos cantan victoria, pero el gobierno ha recibido un mensaje, sin esa gente se perderán las próximas elecciones. Nosotros hemos dado un primer paso para convencernos de que no está todo perdido y que aún podemos luchar.

Me voy a casa sintiendo que ha sido un buen día.

domingo, septiembre 26, 2010

Once minutos para la huelga general

A pocos días de la huelga. Mi entorno.

Llegué a mi casa con mi propaganda de CCOO. Mi hijo mayor me pregunta, su profesora de Educación para la Ciudadanía les ha dicho que ella no piensa hacer huelga, que no está justificada. Le explico mi punto de vista y le digo que si quiere puede coger uno de los folletos que llevo y dárselo a su profesora de mi parte. En cualquier caso puede irle contando que él no va a ir a clase ese día porque yo así lo he decidido. Me pregunto que tipo de mentecatos están educando a mis hijos.

Mi hijo se interesa cuando le digo que él está convocado también a hacer huelga. Le digo que hay un Sindicato de Estudiantes que la convoca también. Entramos en su página web y encuentra un enlace que habla de como inscribir al sindicato en su instituto. No le animo, tiene 13 años y no está listo para ese lío, entre otras cosas porque no tiene aún opiniones políticas propias, opina lo que ve que yo opino. El caso es que a estas alturas ya sabe más de la huelga y sus porqués que el 95% de nuestros conciudadanos.

Mi mujer me sorprende cuando a su vez se sorprende de que no deje que los niños vayan ese día al colegio. La tengo que presionar para que posponga una cita con el oculista para mi hijo el pequeño dado que coincide con el día de la huelga. Refunfuña aunque sabe que tengo razón, pero me llama la atención que hayamos tenido necesidad de tener esa conversación.

El viernes ceno con unos amigos y el sábado con otros. En ambos casos me encuentro gente bastante de izquierdas que dicen que no van a seguir la huelga porque están muy cabreados con los sindicatos. Me pongo absolutamente serio en los dos casos y les acuso de protestar y no hacer nada. Es una tónica general que me resulta indignante y ante la que respondo de forma airada en todos los casos, lo siento si les ofendo.

El sábado por la noche, tras irse nuestros amigos, salgo a buzonear y pegar los carteles y pegatinas que recogí en el sindicato. Mi hijo quiere ayudarme, empezamos a la una y acabamos a las 4. Hace frío esta noche, al volver nos calentamos un cola-cao y le doy las gracias, tenemos las manos heladas. Por la mañana todos los carteles siguen ahí. Lo que cada uno podemos hacer es poco, pero yo por lo menos soy incapaz de quedarme sentado mientras los demás hacen el trabajo por mí. Creo que esta es una lección que mi hijo está aprendiendo y que no se lo van a dar sus profesores (no al menos la meapilas de la profesora de Educación para la Ciudadanía).

A pocos días de la huelga. Sindicatos y piquetes.

El mismo día que convierto mi huelga en vacaciones me paso por la central de CCOO en Madrid. Hace unos días he pedido mi afiliación al sindicato, es mi forma modesta de indicarles que el camino de la huelga es el que esperaba de ellos. Si en mi empresa conocen de sobra mis ideas políticas, el hecho de que me he afiliado a CCOO lo mantendré mucho más discretamente, sería mi suicidio laboral.

Mi objetivo al entrar por primera vez en mi vida en la sede de un sindicato es doble. Por un lado quiero carteles de la huelga para poner en mi coche el día 29 y que no se me confunda cuando vaya de camino a Madrid a participar en la manifestación. Por otro lado quiero participar en alguno de los piquetes que se formen ese día, y no tengo ni idea de como hacerlo.

Si a Julia no le ha gustado mucho toda la historia de como han visto mis superiores mi adhesión a la huelga, lo de los piquetes le tiene un poco de los nervios. No quiere verme metido en líos, tiene miedo. Mi mujer pertenece a una familia en la que las posturas políticas se vieron marcadas por la persecución que tuvo su abuelo paterno tras la guerra civil por haber tomado parte en un sindicato. De izquierdas (a su manera), votante de IU, mi suegro les ha educado en el no levantar la voz ni hacer ruido. El terror del franquismo interiorizado en varias generaciones de españoles. Mi mujer se queja, pero ambos sabemos que hago lo que debo hacer, y creo que en el fondo no le gustaría que actuara diferente.

En CCOO me mandan a Comfia, la federación de oficinas y despachos. Cuando digo que quiero participar en un piquete la chica que está en el mostrador de la entrada no parece saber como se hace esto. Llama a otra persona que me indica que hablarán del tema el viernes y me toma el teléfono en un trozo de papel. Estoy en la central del sindicato mayoritario de España y parece que los voluntarios a ser piquetes no se cuentan por cientos. Así están las cosas.

De mi visita salgo con pegatinas y algunos carteles que pegaré por mi urbanización, y algunos dípticos que pienso buzonear. Es domingo y no me han llamado aún para lo del piquete. Igual me tengo que volver a pasar mañana por allí.

A pocos días de la huelga. Mi empresa y yo.

Me llama mi antiguo jefe desde nuestra central. La jefa de recursos humanos en Europa le ha pedido que me haga entrar en razón, a estas alturas el único que ha indicado que va a seguir la huelga en la oficina de Madrid es el que en pocos días será flamantemente ascendido a subdirector con el apoyo de ambos.

Mi jefe me conoce, de derechas de toda la vida, pero persona que respeta a la gente de principios, se le ve incómodo teniéndome que pedir que renuncie a la huelga. De hecho no se atreve a pedirme que vaya a trabajar, simplemente que me coja el día de vacaciones de forma que no quede constancia de cara a sus jefes que apoyan a un izquierdista confeso con ramalazos sindicalistas. Mi huelga no es hacia mi empresa que mantiene unas condiciones laborales y salariales excelentes hacia todos sus empleados (aún más en mi caso). Acepto porque entre mis principios está también el ser agradecido con quienes me han apoyado.

Un días después el tema me sigue preocupando. Hablo con la encargada de recursos humanos en Madrid y le pregunto sinceramente si va a haber consecuencias con quienes sigan la huelga. Me deja caer muy "off.the.record" que los que la sigan se pueden olvidar de subidas salariales o ascensos en el futuro próximo. Mi ascenso ya está firmado, ahora pienso que la llamada del día anterior se debió a que este ya no tenía marcha atrás, si no hubieran quizás optado por ponerme en la lista negra sin más. Dado que he hecho bastante proselitismo en favor de la huelga en la empresa decido que lo menos que puedo hacer es hacer ver a mis compañeros cuales son las consecuencias de seguir el paro, no quiero que nadie siga un ejemplo que yo mismo no he seguido. Así se lo explico a mi equipo, a los que en broma días atrás había dicho "el que venga a la oficina el día de la huelga que no se moleste en venir el siguiente".

Todo esto no me deja ningún buen sabor de boca. ¿He renunciado a mis principios por hacer el favor que me han pedido, o por pura cobardía de quien tiene hijos e hipoteca? Quiero creer que no, pero soy demasiado crítico conmigo mismo como para creerlo sin más. Me digo que da igual, que yo no trabajaré ese día y que eso es lo importante. No me lo creo pero lo que si se es que el tema ha quedado archivado en mi expediente. Me queda como pequeño y extraño consuelo.

Mi empresa es un buen sitio para trabajar, pero tiene un director de recursos humanos del que prefiero no hablar y que parece anteponer sus ideas políticas reaccionarias al interés de la empresa. Por su comportamiento parecería español. Es italiano, primos hermanos.

Como ese día con mi hermano que parece abrir los ojos a la coacción permanente que las empresa aplican a sus trabajadores. Se muestra convencido de que los piquetes, incluso violentos, no solo son justificados, sino que son necesarios. De eso hablo mañana.

sábado, septiembre 18, 2010

Los porqué de no hacer huelga

Mucho hablamos de los motivos para adherirse a la huelga general del próximo día 29, sin embargo se habla menos de los motivos para no hacerlo. Por lo que veo y oigo a mi alrededor se me ocurre unas serie de posible motivos/excusas para el sin duda numeroso grupo de esquiroles que el día de la huelga irán a trabajar como campeones:
  1. Si hago huelga me la juego con mis jefes. El miedo es libre, los jefes cabrones abundan y las relaciones laborales son de todo menos equilibradas. No se puede culpar a nadie, pero hay que ser conscientes de que sin resistencia a la regresión en materia laboral el futuro es aún más negro. Esa excusa no sirve para no ira a la manifestación posterior, espero verte allí.
  2. No me puedo permitir perder un día de salario. Por muy apurado que estés la excusa no cuela. No se trata de una huelga indefinida, sino de un puñetero día. Eres un jeta que te apuntas a una excusa cualquiera y que pretendes beneficiarte del esfuerzo y sacrificio de los demás.
  3. No sé ni de que va la huelga, yo paso de esas cosas: Hay que ser estúpido, te están robando y ni te enteras ni te quieres enterar. Encima lo dirá el tío con todo su orgullo, tonto y presumiendo.
  4. Las medidas no son tan graves, no creo que haya motivos para una huelga:Las medidas son gravísimas. Lee un poco y entérate, porque están atacando a tus derechos como nunca se había hecho.
  5. Estoy contra los sindicatos y no pienso apoyarles: Estas sin duda despistado. La huelga no es para conseguir nada para los sindicatos, sino para luchar por tus derechos. Son los sindicatos los que están apoyándote en una lucha que es tuya como trabajador.
  6. Esta huelga beneficia a la derecha: Sin duda, no hay nada más que ver como la apoya La Razón y el ABC. Despierta, la derecha es la que nos gobierna, unas medidas como las incluidas en la reforma laboral no se hubiera atrevido el PP a ponerlas en marcha.
  7. Las medidas no me gustan, pero no había alternativa: Tu resignación y espíritu de sacrificio es digna de elogio. De los motivos citados hasta ahora es el único decente y digno. Si fuera dirigente me encantaría que todos mis subordinados fueran tan dóciles y bien mandados como tu. Es una pena que no dediques tu sumisión a causas más dignas, porque como siempre, hay alternativas.
  8. Estoy a favor de las reformas: Lógico si eres empresario, a ti no se te convoca a la huelga. En caso contrario es que eres de los que consideras que los empresarios tienen que ser protegidos porque son los que crean trabajo, y los trabajadores deberían estar agradecidos de que les acepten en ellos. Un tío de derechas bien bragado. Sin duda tu deber está con los tuyos y tu presencia en tu puesto de trabajo es inexcusable.
Seguro que hay alguna más. Sírvase en cualquier caso usted mismo si necesita tener una a mano para dársela a sus compañeros si le preguntan porqué es un esquirol.

sábado, septiembre 11, 2010

Y ahora a por las pensiones

Completada la reforma del mercado de trabajo, le llega el turno a la reforma de las pensiones. Aunque de momento no se ha concretado nada se habla sobre todo de tres medidas
  • Retraso de la edad de jubilación de 65 a 67 años.
  • Ampliación del plazo de cómputo para el cálculo de la prestación de 15 a 25 años.
  • Ampliación del plazo mínimo para tener derecho a prestación de 15 a 20 años
¿Que supone esto en la práctica? Pues por ejemplo
  • La esperanza de vida en España para gente de 65 años es en la actualidad de 20 años. Un retraso de 2 años en la edad de jubilación supone una disminución efectiva de un 10% del importe total de la pensión. La CEOE reclama el retraso hasta los 70 años.
  • Dado que cuanto menores son los ingresos, menor es la esperanza de vida, este porcentaje de reducción será significativamente mayor para la gente con ingresos menores.
  • Ampliar el plazo de cómputo de las pensiones supone en la práctica su rebaja, dado que la gente cobra más los últimos años de su vida laboral. Se estima que ampliar de 15 a 25 años dicho cómputo supondrá una rebaja efectiva de entre el 5 y el 10% en el importe de la pensión a cobrar. La CEOE pretende que el plazo de cómputo se amplie a toda la vida laboral.
  • La media de años cotizados por los jubilados es de entre 30 y 35. Aumentando en dos años más la obligación de cotizar se aumenta la vida laboral en un 6%. Se cotizará más para cobrar menos.
  • Ampliar el plazo mínimo para tener derecho a prestación de 15 a 20 años excluye del derecho a la pensión contributiva a un importante porcentaje de gente. Los afectados pierden inmediatamente un mínimo del 50% de la prestación. Esto afecta en mucha mayor medida a las mujeres, cuya cotización media a la seguridad social apenas pasa de los 20 años en la actualidad.
Es de suponer que nuestros gobernantes tomen nota de nuestra reacción o falta de ella ante los recortes sociales ya efectuados a la hora de plantearse el alcance de estas nuevas reformas. De lo que pase durante la huelga general del día 29 de Septiembre depende en buena medida el futuro de nuestras pensiones. Que cada cual decida lo que debe hacer.

lunes, julio 12, 2010

Salarios altos, salarios bajos.

Las animaciones de RSA son simplemente brillantes y no puedo vencer la tentación de incluir esta (lamentablemente no hay versión en Español que yo sepa).


Como resumen, en la presentación se cuestiona que el beneficio económico sea el mejor motivador para obtener mayor productividad en el trabajo (en el momento en que este no sea puramente físico). Se demuestra en cambio que una vez que una persona tiene una retribución suficiente, las formas de que aumente su rendimiento laboral pasan por la autonomía para tomar sus propias decisiones, la mejora personal para perfeccionarse y el sentido de propósito en lo que se hace.

Para obtener más rendimiento de los trabajadores más especializados, las modernas teorías de recursos humanos (aplicadas por ejemplo en mi propia empresa) consideran muy seriamente estos estudios aplicando el principio de que un trabajador debe ganar lo suficiente para que el aspecto económico y sus problemas derivados no le desmotive. A partir de ahí se busca incentivar con entornos laborales cómodos, una visión clara de la carrera profesional y la identificación de los empleados con los objetivos de la empresa. Ante esto igual resulta fácil entender porqué las mayores productividades y las economías más avanzadas se ligan a los países del norte de Europa, con salarios altos y estados del bienestar que permiten a la gente trabajar en un entorno de seguridad.

Siendo todo lo anterior generalmente aceptado, nuestros líderes (que se llenan la boca de cambios de modelo productivo) defiendan con tanto empeño el desmantelamiento de los sistemas de bienestar, la bajada de salarios y la precarización laboral. El problema de la economía española no es que los salarios sean altos, sino que siendo tan bajos no se incentiva a las empresas para que sean más productivas, innovadoras y eficientes, sino todo lo contrario. De esta manera nos convertimos en una economía incapaz de competir con las más desarrolladas, abocándonos a competir con los países menos desarrollados por los salarios más bajos.

Pero como nos gobiernan sinvergüenzas, que no idiotas, a lo mejor el tema tiene algo que ver con el hecho de que las economías más avanzadas son también las más equitativas y donde forrarse requiere algo más que ser un parásito especulador.

sábado, julio 10, 2010

Las cosas importantes.


Una semana que nos trae asuntos importantes junto a otros que no lo son tanto.

Desde las instituciones europeas se nos hacía saber estos días que ya dan por descontado que las jubilaciones en España se retrasarán a los 67 años, pero que el objetivo es un poco más ambicioso. Definitivamente la gente de nuestra generación puede ya quitarse el peso de tener que hacer planes para el periodo que va desde los 65 a los 70 años.

Mientras tanto el gobierno ha decidido poner no ya la primera piedra, sino la segunda y la tercera también para entregar las cajas de ahorro a la banca privada. No es que haga falta tampoco, pero por si alguien pensara agitar a las masas al respecto, se han sacado un argumento directamente de los resultados de las encuestas del CIS que consideran a los políticos uno de los problemas más graves de España. No es que privaticen, es que eliminan el control de los políticos sobre las cajas. La clase política española demuestra un altruismo digno de elogio y se hacen el hara-kiri sonrientes y unánimes por nuestro bien. Ya me parece estar oyendo a Esperanza Aguirre declarar ufana como va a seguir limitando el control político de la educación, la sanidad y el transporte.

Pero me he desviado, quería hablar de las cosas importantes, y este es sin duda un fin de semana clave de movilización, protesta y exaltación.

Este sábado la izquierda catalana dirá por fin basta. Su paciencia ante la dirección que ha tomado la política nacional se ha acabado. Ha llegado la hora de movilizar a los trabajadores y salir masivamente a la calle a protestar ante el atropello que supone para la igualdad y la justicia social.... los recortes al Estatut. ¡Hasta aquí podíamos llegar! ¡Se va a enterar la derecha de que de ellos no se ríe nadie! Y no me cabe ninguna duda que se enterarán, dado que astutamente marcharán codo con codo con ellos. ¡Menudos estúpidos! ¡Menuda confusión y empanada mental! ¡Los muy lerdos no se han dado cuenta que con su actitud están ayudando al advenimiento del socialismo y la caída del capitalismo! Con unos líderes políticos como estos podemos respirar tranquilos.

Y hablando de cosas importantes, nada eclipsará al momento en que la nación española abrace su glorioso destino y emule a los tercios para imponerse en el mundial de futbol a nuestros rivales holandeses. Las calles se llenarán de banderas rojigualdas y la gente se abrazará enarbolando orgullosa su españolismo mientras nuestros monarcas felicitarán con orgullo de padres a aquellos de sus súbditos que han llevado al país a su cita con la historia. Es tanto el sentimiento que me embarga que tengo que reprimir unas enaltecidas lágrimas.

Menos mal que pese a los intentos por distraernos con asuntos menores finalmente prospera el sentido común, se impone la razón, se hace paso lo importante y los unos y los otros podemos acurrucarnos en los brazos de nuestra madre patria, ora oprimida, ora triunfal, pero siempre (valga la redundancia) eterna.

jueves, julio 08, 2010

martes, julio 06, 2010

Dibujando la crisis

Para los que entiendan Inglés. Aunque no diga nada especialmente nuevo, la presentación vale la pena.

lunes, julio 05, 2010

Controlados

De vuelta a casa por la noche. Dado que no me he moderado con la bebida es Julia la que conduce, lo que me da al mando de la radio del coche. Los pequeños tienen cada uno su canción favorita de Jorge Drexler y me la piden, Rodrigo se decanta por "Todo se transforma", Guillermo pide la "Milonga del Moro Judío", menos conocida pero fantástica. Cuando acaban Alberto me secunda y ponemos un poco de los Beatles, llegamos a casa cantando todos a coro (más o menos) "Yesterday".

No soy demasiado aficionado a la música, en mi coche suena siempre en la radio, las noticias o deportes. Cuando me decido por música está claro que me he quedado desfasado, y mi mujer me acusa con razón de que soy un carroza. Mi juventud fueron los 80 y no me he molestado en ponerme al día. Sin embargo cuando escucho alguno de los clásicos de los 60 o 70 siempre me imagino unos años dorados de gente haciendo música bajo producción de compañías discográficas independientes. Seguro que es un cliché idealizado. De la misma manera ahora solo veo multinacionales produciendo música, entre mediocre e insoportable, preparada y dirigida por asesores de mercado que lo mismo sirven para prefabricar un éxito musical que para vender un detergente. O para dirigir una campaña política. Hay siempre excepciones como el propio Jorge Drexler, la pequeña concesión a las minorías que nos hace creer que aún hay espacio para algo diferente. Igual que en política de nuevo.

Mientra oigo como instrumentación de fondo en una canción de los Beatles el sonido de las panderetas, no puedo menos que pensar que algo fué decididamente muy mal desde aquellos años. El mismo proceso que impuso las multinacionales discográficas en la música, arrasó con las utopías y nos devolvió un boom del consumismo del que ahora quizás por las malas acabemos saliendo. Los señores del marketing dirigen a las poblaciones con científica mano de hierro.

Hace poco encontré en internet una conferencia a la que igual ya me he referido en este blog. El conferenciante exponía de forma muy convincente como el problema no es ya que seamos irracionales en nuestra toma de decisiones; el problema es que nuestra irracionalidad es perfectamente predecible, lo que nos hace fácilmente susceptibles al engaño. Es una realidad turbadora, y es que existen especialistas del comportamiento que nos conocen mejor de lo que nos conocemos nosotros mismos, y de esta forma nos controlan como un rebaño manso.

No se si estamos preparados para plantar cara desde la razón que nos asiste ante un dominio mediático que nos dirige hasta el subconsciente y que se asegura de canalizar hacia el desencanto y la frustración a los descontentos que deberían oponérseles. Y sin embargo el camino se mantiene abierto por parte de unos pocos para ayudar a quien quiera plantearse y dudar de las verdades con las que tratan de someternos. Gente crítica que nadando a contra corriente intentan enseñar el camino a quien quiere salirse del rumbo, con la esperanza quizás de que el elaborado sistema de control en el que la sociedad se encuentra inmersa ofrezca una rendija de debilidad que ahora mismo cuesta vislumbrar.

Ayer por la tarde preguntaban en la televisión a unos chicos en unas fiestas populares del sur de Madrid el nombre de la presidenta de la Comunidad. No queréis saber el resultado.

domingo, junio 27, 2010

Así están las cosas.

Leo un artículo de Pedro López López de Público citado en Rebelión un extracto del artículo 525 del Código Penal en vigor en España.
1. Incurrirán en la pena de multa de ocho a 12 meses los que, para ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa, hagan públicamente, de palabra, por escrito o mediante cualquier tipo de documento, escarnio de sus dogmas, creencias, ritos o ceremonias, o vejen, también públicamente, a quienes los profesan o practican.
Pena de cárcel por ofender los sentimientos de una confesión religiosa, sus dogmas, creencias ritos o ceremonias. No sabía que con el código penal en vigor puedo ser considerado un delincuente por el profundo desprecio que siento y expreso hacia el criminal papel de la religión en las relaciones humanas. No sabía tampoco que nuestra legislación antepusiera la protección a las religiones frente a la libertad de expresión.

Estos han sido sin duda unos días fecundos para liberarme de la ingenuidad. También sacado de Rebelión de un artículo de Cuarto Poder.
Entre los logros de la Presidencia española de la Unión Europea, ha pasado prácticamente desapercibida la aprobación de un programa de vigilancia y recolección sistemática de datos personales de ciudadanos sospechosos de experimentar un proceso de “radicalización”. Este programa puede dirigirse contra individuos involucrados en grupos de “extrema izquierda o derecha, nacionalistas, religiosos o antiglobalización”, según figura en los documentos oficiales.
Que lo hacen ya lo se, que lo pongan por escrito tan claro es sorprendente y clarificador. Siguiendo con las citas, leo en el foro de IU una cita de unas declaraciones de Barroso:
José Manuel Barroso, presenta una apocalíptica visión en la que los países afectados por la crisis en el sur de Europa podría ser víctima de los golpes militares o levantamientos populares si los tipos de interés se disparan y colapsan los servicios públicos.
Nuestro amigo nos recuerda que las movilizaciones populares como efecto de la crisis pueden encontrarse con la medicina dura de medidas dictatoriales. A buen entendedor pocas palabras bastan.

Aunque lo importante es lo importante, la cosa es no dejar resquicio alguno, así que se nos controla también en los asuntos menores. El Instituto Cervantes decidió recientemente que la votación on-line para elegir la palabra favorita en Castellano se tenía que cancelar por "problemas técnicos". Dichos problemas se resumían en el hecho de que a poco del final del plazo de votación la palabra más votada era "República". Una jilipollez sin duda, pero siempre se ha comentado la falta de sentido común de los censores. El comunicado explicativo parece de coña.
Al no poder garantizar la validez de los resultados debido a estos problemas técnicos, hemos recuperado por orden alfabético las diez palabras más votadas desde que se abrió la campaña: Arrebañar, Cachivache, Gamusino, Infinito, Limón, República, Sueño, Tiquismiquis, Titipuchal y Tragaldabas.
Ante todo lo anterior el hecho de que la manifestación de esta mañana convocada por IU (tan solo bastantes miles de personas con banderas rojas llenando la Plaza Mayor) no merezca ni una línea en las versiones on-line de los periódicos supuestamente progresistas como Público o El País, es una mera anécdota. Anécdota que nos corrobora que ni esto es un estado de derecho, ni hay libertad de expresión, ni hay democracia, ni hay medios de comunicación que no estén controlados por los que mandan.

Es lo que hay. Bueno es saberlo y actuar en consecuencia.

viernes, junio 18, 2010

La nueva reforma laboral. ¿Sabías que?


¿Sabías que con la propuesta de reforma de la legislación laboral...?

  • La indemnización por despido pasará en muchos casos de 45 días por año trabajado (máximo 42 meses) a 20 días por año (máximo 12 meses). Bastará que la empresa justifique indefinidos problemas económicos cuando antes necesitaba justificar con un plan de viabilidad o ERE que los despidos llevarían a la supervivencia de la compañía. Este cambio aplica para todos los contratos en vigor.
  • El preaviso para estos despidos baja de 30 a 15 días, lo que supone en la práctica una reducción adicional de 15 días en la liquidación del trabajador. Este cambio aplica igualmente para todos los contratos en vigor.
  • Se eliminan trabas para aplicar contratos de fomento laboral a todo el mundo (de hecho el Ministro de Trabajo Celestino Corbacho ha declarado que su generalización es el objetivo). Dicho contrato que antes no se podía aplicar a gente entre 30 y 44 años, por poner un ejemplo, conlleva una indemnización de 33 días por año y un máximo de 24 meses.
  • Dicho contrato que ahora se pretende generalizar tiene importantes bonificaciones en la cuota empresarial de la Seguridad Social lo cual afectará a la viabilidad de nuestras pensiones y aumentará el déficit del estado con la consiguiente presión para seguir recortando derechos sociales
  • Se bonifica el despido por parte de la administración (ahora se subvencionan los despidos) dado que el FOGASA pagará 8 días por año del total de la indemnización, y dado que se ha asegurado que ese dinero no saldrá de cotizaciones empresariales. Este cambio aplica a todos los contratos en vigor.
  • Se amplia el ámbito de actuación de las ETT a dos sectores masivos antes vedados, la construcción y el sector público.
  • Hay convocada una huelga general para el día 29 de Septiembre como protesta ante todas estas medidas.
Ahora nos corresponde a cada uno decidir si todo esto nos parece bien, y si en caso contrario está en nuestra mano hacer algo al respecto.

miércoles, junio 16, 2010

"Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades"

De Koldo Campos Sagaseta sacado de Rebelión de un artículo con el mismo título.

De tertulia en tertulia corre la sentencia que nos condena a todos para que la culpa de todos no sea condena de nadie. No hay portada o micrófono que no recoja con fingida pesadumbre la razón de ser de esta debacle, la única posible explicación que le sirva a la infamia de pretexto y coartada.

“Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”.

Lo dicen quienes matan por encima de sus impunidades y de nuestras vidas; lo dicen quienes roban por encima de sus capitales y de nuestros recursos; lo dicen quienes mienten por encima de su desvergüenza y de nuestra ingenuidad; lo dicen quienes atropellan por encima de sus excesos y de nuestras libertades; lo dicen quienes siguen conduciendo a la humanidad a un caos sin salida y sin retorno.

¿Quiénes han vivido por encima de sus posibilidades? ¿Los casi veinte mil seres humanos que según Naciones Unidas mueren de hambre todos los días? ¿Quiénes? ¿Los tantos parias sin paz ni amparo alguno? ¿Esas dos terceras partes de la humanidad que no tienen derecho a la salud, a la educación? ¿Los millones de niños que no tienen infancia, que han consumido sonrisas y pulmones trabajando en minas bajo tierra, que se ganan el derecho a seguir muriendo hurgando entre basura un sueño imposible, que juegan a soldados? ¿Quiénes? ¿Los millones de ancianos que carecen de un techo, que mueren en la calle, debajo de los puentes que llevan al progreso? ¿Quién carajo vive por encima de sus posibilidades?

Sólo se me ocurre una respuesta pero ni siquiera su puta madre tiene la culpa.

jueves, junio 10, 2010

Los mercados están rodeados

Sacado de Público escrito por Juan Carlos Escudier.

Los nercados están rodeados

La crisis económica iba a cambiar tantas cosas que al mundo no podría reconocerlo ni la madre que lo parió, si es que esa buena señora aún seguía viva. De entrada, el capitalismo se refundaría sobre bases éticas, que decía el pequeño Napoleón del Eliseo, aunque casar al capitalismo con la ética resultara para muchos un matrimonio imposible. Había llegado el momento de que la política actuara y los mercados se enteraran por fin de lo que vale un peine. Los especuladores tenían los días contados. Con esa idea nos fuimos a dormir hace un par de años, mientras nuestro dinero servía para salvar bancos y aseguradoras, a cuyos avariciosos ejecutivos íbamos a cortarles un traje a medida, a ser posible a rayas horizontales como el de Madoff.

No había tiempo que perder. Lo primero era acabar con los paraísos fiscales, que eran las cloacas del sistema, pero nuestros líderes se perdieron en lo intrincado de las alcantarillas viendo pasar a las ratas. Lo siguiente era establecer una tasa a las transacciones financieras para que los amos del dinero sintieran nuestro aliento en el cogote y pasaran por caja. Si esto no podía ser pondríamos un impuesto a los bancos para que no se fueran de rositas, y si eso tampoco podía ser limitaríamos los sueldos de sus directivos, escandalosos, oiga. Si aquello seguía siendo imposible meteríamos mano a las agencias de calificación de deuda, que hasta ahí podíamos llegar.

En la determinación de dar su escarmiento con urgencia a los culpables de la crisis no se ha tenido piedad. A medida que se decidía recortar los salarios de los funcionarios, congelar las pensiones, eliminar subsidios al desempleo, atrasar la edad de jubilación, limitar beneficios sociales de toda índole y, en general, meter la piqueta al Estado del Bienestar, los mercados han sido conscientes de que vamos en serio y no habrá quien nos pare.

Ayer mismo, Sarkozy y Merkel instaban a la Comisión Europea a acelerar e intensificar la regulación de los mercados financieros ya que, al parecer, existe una necesidad imperiosa de fortalecer la supervisión. Exigen que en julio los ministros de Economía den pistas sobre cuál será su actuación, para que no llegue cualquiera y especule con la deuda pública de los países. Así que ya lo saben: despídanse de los trienios.

miércoles, junio 09, 2010

Cuando los locos guían a los ciegos

El año pasado por estas fechas vivíamos en un mundo primaveral de brotes verdes en lo económico. Los incipientes signos de recuperación hacían prometérselas muy felices a los mismos economistas que no habían sabido anticipar lo que se venía encima. Lo peor había pasado, la mejora gradual devolvería la confianza al sistema, y las ayudas a la banca restablecerían el crédito que sería el motor que nos devolvería por la senda del crecimiento ilimitado, y todos seríamos felices y comeríamos perdices.

Algunos indocumentados, economistas críticos, de esos que no salen en los medios ni gozan de la consideración de las prestigiosas instituciones políticas y financieras, anunciaban que el cuento no iba a acabar tan pronto ni tan bien. El problema no sería de falta de confianza, sino estructural derivado de una distribución de riqueza muy desfavorable a los trabajadores que se había ido paliando con un aumento del crédito hasta que la burbuja no se pudo hinchar más. Ha pasado como digo un año, y los brotes verdes parecen moribundos (si es que existieron). La inyección de estímulo masiva por parte de los estados ha conseguido mantener apenas con vida al enfermo a costa de aumentar el endeudamiento público. Los estados no tienen la capacidad de sustituir lo que el consumo privado no cubre, y la intervención ha conseguido solo frenar momentaneamente la caída.

Hace año y medio los grandes prebostes trataron de edulcorar las masivas ayudas dadas al sector financiero anunciando reformas y medidas que pusieran coto a los excesos especulativos del mercado. Tanta precaución ha debido parecer innecesaria una vez que se ha visto la excasa reacción que tales medidas han ocasionado en los adocenados ciudadanos. Como la memoria es corta, la desverguenza de estos tipos inmensa, y nuestra mansedad y apatía casi ilimitada, parece que ha llegado la hora de ir saldando las cuentas del banquete especulativo, postpuestas por la vía de la intervención pública.

De repente todo es preocupación por los déficits públicos que ellos mismos han ocasionado por partida doble (por una parte vía hundimiento de ingresos tras el estallido de la burbuja, y por otra parte vía gasto dedicado al estímulo económico). Ahora parece que la culpa es el gasto social y los salarios de los empleados públicos que serán recortados sin que previamente hubieran sido inflados. Ya de paso, y como parece que todo cuela, se mete en el saco un empeoramiento de condiciones laborales.

La receta que se ofrece es simple a la par de estúpida. Se aprieta el cinturón de forma que el dinero se dedique a pagar a los especuladores, que de eso se trata. La demanda se hunde, pero eso se debería compensar con una mayor competitividad y un aumento de la demanda externa que permita mantener la actividad económica. Lamentablemente, con todos los países aplicando la misma receta, parece imposible que aparezca ninguna demanda externa. Como alpinistas atados entre si que se sueltan todos a la vez, nos encontraremos todos cayendo sin que la cuerda esté anclada a ningún sitio firme.

Lo preocupante en este punto ya no es que se nos quiera hacer pagar a los de siempre los excesos que ocasionaron otros. Al fin y al cabo si somos tan débiles de aceptar todo lo que nos pongan por delante la culpa es nuestra. Lo preocupante de verdad es que en su avaricia, estos individuos por medio de sus portavoces en el FMI, Banco Mundial, OCDE, BCE, Comisión Europea etc están poniendo en marcha políticas que llevarán al colapso del sistema, colapso del que van a salir ellos tan perjudicados como nosotros.

El otro día leí una cita de Shakespeare sacada de "El Rey Lear" que sin duda aplica perfectamente:

"Es el mal de nuestros tiempos, los locos que guían a los ciegos."

sábado, junio 05, 2010

jueves, mayo 27, 2010

Julio Anguita

Obtenido del blog La escarpada subida

¿Egoistas o altruistas?

Zappeando en la televisión me encontré el otro día con una de esas pequeñas perlas de información que de vez en cuando recibimos casi al azar pero que se te queda grabada. Se trataba de una entrevista en el programa Redes a un especialista en el análisis del comportamiento humano.

El entrevistado comparaba comportamientos en chimpancés y en humanos calificando a los primeros como animales sociales, y a nosotros mismos como super-sociales. Mencionaba un par de ejemplos ilustrativos al respecto de nuestro caso. El primero era el simple hecho de saludar a un desconocido con el que uno se cruza en un ascensor y al que probablemente no vaya a ver nunca más. Que tales comportamientos se den por supuesto cuando carecen de utilidad es un claro indicativo de nuestra condición social.

Lo que realmente me llamó la atención era el segundo ejemplo al respecto de nuestra innata tendencia altruista con nuestros semejantes. Para demostrarlo mostraban un experimento sencillo hecho con niños de poco más de un año. Una persona se ponía al lado del niño intentando con gestos exagerados alcanzar un objeto, pero sin conseguirlo. La respuesta del bebé, sin que en ningún caso conociera al adulto y sin que mediara ningún gesto ni petición, era la de coger el objeto y dárselo. Un gesto sencillo de ayuda sin esperar beneficio a cambio por parte de un niño que aún no ha sido socializado, algo que nos puede parecer natural pero que el entrevistado explicaba como excepcional comparado con el comportamiento de otras especies.

El asunto me parece relevante porque, como ya mencioné en el pasado en este blog, es la concepción del hombre como naturalmente egoísta o altruista una de las bases principales que cimientan el pensamiento político. El izquierdista clásico pretende una sociedad basada en la cooperación y el beneficio mutuo, mientras que el derechista defiende un sistema en el que la competencia en busca del beneficio propio haga avanzar a la sociedad.

Resulta evidente tanto para unos como para otros, que la concepción del mundo de la izquierda es más deseable, el desacuerdo consiste realmente en si esa sociedad es posible de acuerdo a la condición humana. El derechista considera tal cosa un imposible basándose en un supuesto egoísmo natural en la gente que hace que solo se esfuerce en su propio beneficio. El izquierdista sería un optimista utópico con ideas propias de la ingenuidad juvenil que la persona de derechas ya habría superado.

El gesto del niño agachándose para acercar el objeto caído al adulto resulta enormemente simbólico y nos abre la puerta a un mundo diferente al que se nos suele presentar. Un mundo de empatía, de donantes de sangre y órganos, de voluntariado social, de hospitalidad, de esfuerzo compartido ante una catástrofe, de llanto por el dolor ajeno, de trabajo en equipo. Son esos comportamientos lo que nos hacen reconocernos como humanos al contrario de lo que se nos quiere hacer creer por parte de aquellos cuyo egoísmo y avaricia les lleva a la acaparación sin límites. Lazos de solidaridad que solo mediante la propagación del miedo y la inseguridad, mediante la ruptura de un sentimiento natural de hermandad entre semejantes y la conversión de las demás personas en entes ajenos, lejanos y abstractos, carentes de humanidad real, pueden ser destruidos.

Cierro citando a Keynes en su artículo “Las posibilidades económicas de nuestros nietos”.

Cuando la acumulación de riqueza ya no sea de gran importancia social, habrá grandes cambios en los códigos morales. Podremos librarnos de los principios seudomorales que han pesado durante doscientos años sobre nosotros, siguiendo los cuales hemos exaltado algunas de las cualidades humanas más desagradables, colocándolas en la posición de las virtudes más altas. Podremos permitirnos el atrevimiento de dar a los motivos monetarios su verdadero valor. El amor al dinero como posesión será reconocido por lo que es, una morbosidad repugnante, una de esas propensiones semidelictivas, semipatológicas, que se ponen, encogiendo los hombros, en manos de los especialistas en enfermedades mentales. Nos liberaremos y descartaremos de todo tipo de costumbres sociales y prácticas económicas, que afectan la distribución de la riqueza y las recompensas y castigos económicos, que ahora mantenemos a toda costa, a pesar que sean desagradables e injustas, porque son tremendamente útiles en promover la acumulación de capital.

martes, mayo 04, 2010

Hacienda y yo.

Esta semana tocaba presentar la declaración del IRPF. Cuando reviso mis datos que (justo es admitirlo) tan eficientemente nos manda AEAT, me doy cuenta de que pago una cantidad muy importante al final del año. No soy yo de los que se quejan por el sueldo que les paga su empresa, la mía no paga mal, y a mí en concreto me parece que me paga bastante bien.

¿Y porqué me cuento esto a mi mismo (y a quien pase por aquí)? Pues porque el sentimiento asociado a hacerme consciente de la importante cantidad que aporto al erario público no es el de sentirme expoliado, lo que contrasta con las habituales quejas de todos los contribuyentes con los que me cruzo. Una vez más queda claro que mi forma de pensar se encuentra bastante desacoplada con las de la mayoría.

Analizo los datos y todo lo que nuestro famélico Estado me provee a cambio de lo que aporto: sanidad, educación, obras públicas, seguridad… Pagando seguramente por encima de la media, no tengo la percepción de dar más de lo que recibo (algo que por otra parte me produciría una mayor satisfacción). Lo que realmente me haría sentir bien es pensar que con mi aportación estoy contribuyendo al beneficio común por encima de lo que me lucro de él, pero no me salen las cuentas.

Cuanto más reflexiono más me cuesta entender porqué lo que resulta evidente para mí es tan difícil de comprender por mis conciudadanos.

jueves, abril 08, 2010

Garzón y los crímenes del franquismo

Si el motivo de escribir en este blog es normalmente plasmar a modo de diario las cosas que me rondan en la cabeza, labor que suelo realizar aprovechando mis tiempos de ocio, el mensaje de hoy resulta algo atípico. Escribo esto desde la indignación, la impotencia y la rabia, interrumpiendo mi trabajo para intentar expulsar parte de ellas y liberarme para poder retomar mi jornada laboral.

Un tipo con cargo de juez, a la cabeza de una panda de colegas, supuestos expertos en leyes y profesionales del derecho, se aprestan a inhabilitar al juez Garzón por haber osado intentar enjuiciar los crímenes del franquismo. No se me ocurren calificativos adecuadamente gruesos para dedicar a todos estos reputados juristas, pero si me permito expresar mis dudas al respecto de su conocimiento de lo que es la vergüenza, y mi certeza de que no saben lo que es la justicia.

Desconozco si la motivación de estas actuaciones radica (como se dice) en odios y rencillas personales que alguien con principios hubiera sabido dejar de lado al ejercer su profesión. Tampoco sé (aunque sospecho) hasta que punto es reflejo de la presencia en nuestro poder judicial de individuos de ideología reaccionaria que se sienten atacados personalmente desde su proximidad sentimental con la sangrienta dictadura franquista. Me permito incluso aventurar que la implicación de alguno de ellos con dicha dictadura puede llegar al punto de la complicidad en los delitos que se cometieron y de los que se beneficiaron, lo que explicaría el celo con el que tratan de evitar que el tema se saque a la luz.

Lo anterior lo desconozco (por más que abrigue enormes sospechas), pero de lo que no tengo ninguna duda es de que la soberanía en todo el ámbito social, y entre ellas el determinar lo que es justo y legal, son mías y de todos los individuos que formamos el pueblo español, y que aquellos que detentan el poder judicial lo hacen en nuestro nombre. Y digo esto porque como empleados que trabajan a mi servicio, creo que todos los que están participando en esta farsa han demostrado ya su incapacidad para cumplir con la misión que les hemos dado.

Ahora me toca a mí, como miembro del pueblo soberano, intentar destituir a tan inútiles servidores públicos. Demasiado tiempo hemos negligentemente permitido que algunos impresentables individuos se enseñoreen en el ámbito de la judicatura actuando como si fueran sus dueños. Demasiado tiempo también hemos negligentemente permitido que los crímenes de la dictadura quedaran impunes, para vergüenza nuestra y escarnio de nuestros padres y abuelos que los sufrieron.

Me exijo a mi mismo y exijo a IU en cuya organización milito, que la reparación de dichos crímenes se conviertan en objetivo prioritario de su línea política, sin que ninguna negociación permita que dicha exigencia vuelva a post-ponerse, negándose a colaborar en ningún ámbito con organizaciones y partidos que no compartan los mismos objetivos. No podemos compartir ni un minuto, ni un gobierno, ni un acto común, con aquellos que bien desde la acción o desde la inacción, sigan contribuyendo a que no se haga justicia en un tema tan grave, mientras nuestros viejos familiares se siguen muriendo sin haber disfrutado de la reparación que merecen.

Ruego igualmente a aquellos que comparten este deseo de justicia hacia las víctimas del franquismo desde posiciones políticas diferentes a la mía, que exijan a los partidos que les representan que se acabe con tanto silencio y tanta impunidad, y que actúen en consecuencia ante el incumplimiento de este mandato retirándoles el voto y la afiliación.

Me sumo también en la llamada a todas las personas justas de este país a todos los actos convocados en defensa de la reparación y el enjuiciamiento de los crímenes del franquismo, empezando por el acto sindical en apoyo al Juez Garzón que tendrá lugar el próximo 13 de Abril a las 11:30 en el anfiteatro “Ramón y Cajal” de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid.

Suscribo finalmente la declaración de CCOO y UGT en apoyo del Juez Garzón ante los hechos tan graves a los que estamos asistiendo.

sábado, marzo 27, 2010

Consumo y reconocimiento social con recursos limitados

Tengo un coche de 10 años y 200 mil kilómetros que utilizo para ir a trabajar y que el año pasado estaba planteándome seriamente cambiar al abrigo de las ayudas y buenos precios. Un año ha pasado y mi compulsión consumista se ha pasado algo; el coche sigue funcionando y no tiene problemas salvo el desgaste normal, y creo que lo voy a estirar hasta que el desgaste mecánico me haga más caro mantenerlo que cambiarlo. Cuento esto porque es interesante auto-analizarse detrás de lo que parecen decisiones racionales, ¿me he vuelto más racional, o simplemente la presión social por el consumo compulsivo es menor?

Confieso que no tengo respuesta clara, pero si hay alguna pista. Buena parte de la satisfacción que genera el consumo excesivo viene de la mano del reconocimiento social que comporta. En mi oficina hay pocas plazas de aparcamiento que quedan solo para los puestos directivos de las empresas. El nivel de los coches de mis convecinos oscila desde el Golf nuevecito y los coches de alta gama, mi Seat Arosa básico y viejo resalta entre tanto lujo y uno sospecha miradas despectivos entre alguno de ellos camino del ascensor. No soy inmune del todo al qué dirán, pero confieso que salirme de la norma me da alguna satisfacción, sobre todo cuando dicha norma vienen de gente por la que a priori y sin conocerlos personalmente no guardo gran admiración.

Si el entorno laboral puede empujar hacia el cambio de coche, no todo tienen el mismo efecto. Cuando me junto con compañeros de IU a los que casi no conozco me da cierto apuro llevar el flamante casi nuevo SUV de mi esposa (no lo corrijo, pero obviamente es de los dos aunque ella lo usa a diario, ¿me averguenzo?). En un entorno socioeconómico diferente puede resultar insultante lo que se puede ver como puro derroche.

Algo similar ocurre en un caso de limitación de recursos como el del uso del agua. Con una presión oficial hacia la limitación de su consumo que se expande por todos los medios de comunicación, el tener como en mi caso un jardín con cesped exige afrontar las críticas de muchos vecinos que lo consideran una actitud egoista por más que pague religiosamente el coste correspondiente (bastante elevado en mi municipio). Si estuvieramos en una situación real de problemas de suministro la presión sería sin duda excesiva hasta el punto de que cambiara mis hábitos y eliminara el cesped.

No hay nada nuevo en todo lo anterior, pero da lugar a interesantes reflexiones. y es que en un entorno de recursos limitados, el consumo excesivo conlleva el desprecio social y queda desincentivado. Si la crisis se mantiene y se acentúa es probable que los crecientes problemas en capas amplias de la sociedad lleven a un a su vez creciente malestar hacia las ostentaciones de consumo, lo que supondrá un problema para mantener la lógica del sistema.

sábado, marzo 20, 2010

La batalla contra el excepticismo

En la discusión política surgen numerosos ejes en los que posicionarnos y que nos sitúan dentro de ese espacio multidimensional. La página Political Compass plantea un test que nos posiciona en torno a dos ejes, izquierda-derecha, autoritarismo-libertarismo que ayuda a hacer una diferenciación más fina que la clásica en un solo eje, permitiendo por ejemplo entender como extrema derecha posicionamientos que se califican de centristas por el solo hecho de no defender el autoritarismo ligado al fascismo.

En realidad se me ocurren muchos otros asuntos que resultan transversales a lo que entenderíamos como izquierdismo y derechismo. Así encontraríamos en España la defensa de un modelo de estado más o menos centralizado, e igualmente podríamos hablar del pensamiento ecológico, etc. Que entre la izquierda predomine por ejemplo una visión más ecológica no implica que dichos pensamientos no puedan darse igualmente en gente perfectamente de derechas y que no existan en otras gente que se autocalifican como de izquierdas.

Ya me he decantado en el pasado por el igualitarismo como único elemento que permite identificarse de verdad con el izquierdismo. Frente a ello estarían pensamiento ligados al darwinismo social que defienden la supremacía del "mejor" como elemento clave para un progreso que se debe despojar para ello de todo humanitarismo que lo frene. El problema se podría resumir en una preferencia por un modelo que busca maximizar el bienestar mínimo frente a la opción de aumentar el bienestar total sin importarle arrojar a parte de sus miembros a la miseria.

La gran derrota de la izquierda tradicional ha venido cuando las socialdemocracias han asumido que los intentos de controlar la asignación que el mercado hace de los recursos en busca de un reparto más justo llevan intrínsecamente ligados el descenso del resultado global y por tanto del bienestar de las clases más necesitadas. Es una izquierda que ha perdido la fé en poder cambiar las cosas, y se limita a intentar limar un poco los excesos más extremos del sistema. Es una izquierda que piensa que la izquierda no es posible y que aunque siga defendiendo un igualitarismo en aspectos como la libertad sexual, el racismo o la discriminación de género, se ha rendido a perseguirlo en materia económica.

Frente a esa izquierda que ya no lo es, estamos quienes hemos seguido defendiendo que hay otro mundo posible que pasa efectivamente por un creciente control público en el ámbito de lo económico. De las dificultades de la planificación total de la economía en ausencia de mercado sabemos por la experiencia soviética. De la catástrofe a que lleva el dejar al mercado actuar libremente hemos sabido siempre en forma de bolsas de miseria a las que no hemos querido mirar cuando nos encontrábamos entre los afortunados durante la bonanza. Nos resultará mucho más difícil obviarlo cuando la crisis generalizada del sistema nos arroje a posiciones menos privilegiadas.

Si el pensamiento social tiene como dicen algunos un componente pendular importante, es innegable que ahora mismo los ojos tienden a volverse hacia el fortalecimiento del papel de lo público en la regulación económica. Creo también que afortunadamente los patéticos intentos de volver al liberalismo salvaje chocarán con la tozuda realidad de una debacle económica que no va a desaparecer por el hecho de creer en ello; y si bien llevará algún tiempo expulsar de las mayorías el pensamiento dominante, estoy convencido que es un proceso inevitable en un grado por determinar.

Aunque el viento vaya soplando a nuestro favor, tenemos la responsabilidad de poner encima de la mesa algo más que viejas recetas. Existen retos y problemas que nosotros desde la izquierda no podemos tampoco obviar. El dilema de conseguir que lo público no sea identificado como ineficiente es uno de ellos, y es que resulta evidente que existe una dificultad para conseguir que todo el mundo arrime el hombro cuando el objetivo final no es el puro beneficio particular, sino el común. Otro no menos importante consiste en que sepamos dotarnos de métodos de participación democrática no solo en la esfera de lo político-legislativo, sino también en lo económico, evitando que tendamos al establecimiento de oligarquías que dominen la toma de decisiones importantes. Si somos capaces de hacer planteamientos novedosos y creíbles que nos alejen de la identificación del socialismo con el autoritarismo y la ineficiencia, estaremos preparados para convencernos primero a nosotros mismos y posteriormente a nuestros conciudadanos de que tenemos una alternativa que no sea simplemente menos mala que este cruel e inhumano sistema en el que de momento sobrevivimos.

Yo soy un 0ptimista de fondo, y defiendo que la humanidad tiene mucha más tendencia al altruismo, a la colaboración y a la empatía de lo que nos quieren hacer creer. Ante la imposibilidad de convencer a la gente de lo deseable de que el fuerte pise al debil en su crecimiento, las clases favorecidas han triunfado en llevar a la gente al pensamiento de que no hay alternativas; el resultado es una ciudadanía escéptica y que prefiere no participar activamente. Romper con ese excepticismo será clave para que por fin las cosas cambien.

sábado, marzo 13, 2010

Consultorio de parados

Los jueves recojo a mi hijo de su entrenamiento de baloncesto. De Madrid (donde trabajo) a Guadalajara (donde vivo) hay una hora y para evitar que espere mucho intento salir del trabajo pronto. En la radio del coche como casi siempre la Cadena Ser, con la que mantengo una relación masoquista, no me gusta, me resulta despreciable su simbiosis con ciertos sectores del PSOE y su imagen de progresista que esconde su defensa de los intereses empresariales de sus dueños y su total alineación con el pensamiento único. No hay por otras partes muchas alternativas para oir, al menos en la radio de mi viejo SEAT Arosa.

La radio me acompaña en mis horas de desplazamiento al trabajo siempre, pero lo del jueves por la tarde es especial. Gemma Nierga, por quien no siento gran simpatía, invita a un par de individuos cuyo curriculum será sin duda generoso dado su actuación como voceros del sistema, uno desde el más rancio e intragable neo-liberalismo, otro desde posturas supuestamente moderadas que no representan más que la cara amable, descafeinada, que prentende enganchar a los que no tragan con la ideología neo-liberal sin rebajar. De este segundo no recuerdo el nombre, del primero se que se apellida Niño, y que tiene la desvergüenza habitual de los que se sienten seguros al propagar una propaganda oficial que, siendo fácil de cuestionar desde posturas mínimamente críticas, nunca va a encontrar resistencia en los medios de comunicación mayoritarios. Que estos ineptos caraduras mantengan las mismas posturas de antes de la crisis a la que su ideología nos ha llevado resulta igual de sorprendente por la falta de la más mínima auto-crítica que uno supondría de una persona decente, como por la facilidad con que la gente se lo traga. Pero me desvío (debe ser la cerveza y el vinito que me acabo de tomar), este es un tema en el que merecerá la pena entrar de nuevo posteriormente.

Me centro de nuevo. A la hora en que voy camino de recoger a mi hijo, en la SER se hace una especie de consultorio para parados. A mi particularmente todo me huele a rancio en esta parte del programa, y me retrotrae a mi niñez cuando alguna vez oía a Elena Francis aconsejar a sus atribuladas oyentes al respecto de sus problemas sentimentales. Al teléfono desesperados trabajadores en paro que nos cuentan a todos sus miserias, su búsqueda de trabajo despues de meses de paro y mil intentos de encontrar trabajos alternativos. En el estudio, nuestros eruditos supuestos economistas aconsejan recetas estúpidas:

A la parada de 59 años y algo yuppy a la que ha dejado en el paro una gerencia deshonesta
-Si tu empresa ha cerrado hay un mercado destendido, deberías hacerte autónoma y cubrir ese mercado (el subnormal no sabe si la mujer representaba a un fabricante de chorizos o si era un consultor en temas de recicjale)
Al experto en demoliciones
- Pasaté al reciclaje, que se parece y tiene mercado (sin duda, las empresas de reciclaje ofrecen hoy en día trabajos a miles, el que no los coge es que es lerdo)

Sus recetas habituales son de libro, movilidad geográfica, formación, hacerse autónomo. Por debajo un mensaje de fondo, el parado es culpable de su situación por falta de iniciativa, por falta de flexibilidad, por falta de esfuerzo, por mala planificación... Es lo propio de los que nunca van a cuestionar que el sistema es una mierda, una máquina irracional que nos lleva al abismo y que apisona a la gente en la inseguridad y la depresión de sentirse un inútil, mientras intenta garantizar sus beneficios a la oligarquía dominante. Casi más sorprendente es que los receptores de los simplistas consejos no les manden a paseo usando palabras gruesas.

La guinda la pone esa llamada de vez en cuando de alguien que ofrece un trabajo. Tan desesperado me resulta intentar trabajo llamando a la radio como estúpido ofrecerlo por esta vía. Gemma está encantada de si misma, parece que ha puesto a un trabajador en contacto con un empleador mientras por debajo subyace un tufo de que el que ofrece el puesto de trabajo va haciendo una obra caritativa con ese bueno-para-nada oyente parado.

Todo me resulta insoportable.

sábado, febrero 06, 2010

Los valores de nuestra sociedad

Soy sin duda una persona anacrónica y desacompasada de la sociedad que me rodea. No me reconozco en mis conciudadanos, no pienso como la mayoría, no aprecio lo que aprecia la gente, repudio los sentimientos grupales, me gusta sentirme individuo libre, me rebelo contra los principios de autoridad vacíos y contra el seguidismo de la mayoría. Me fuí a vivir lejos de Madrid y no me importa conducir 100 kilometros todos los días con tal de abandonar el entorno humano y sus aglomeraciones porque desprecio en lo que nos convertimos cuando somos solo un número en el rebaño.

Para conocer cuales son los valores que realmente aprecio se puede acudir al final de "Cyrano de Bergerac", uno de mis personajes literarios favoritos:
Ahora os reconozco,sois mis viejos enemigos que me lanzáis avisos; la mentira, la cobardía, los compromisos…
Ya sé que conmigo finalmente vais a acabar; No importa:¡A luchar! ¡a luchar! ¡a luchar!
Sí, todo me lo quitaréis,el laurel y la rosa, llevároslos, pero me queda una cosa que me llevo, y esta noche cuando entre en la Casa de Dios brillará intensamente mientras diga mi último adiós.
Algo que inmaculado meceré en un arrullo,y me lo llevaré para siempre, y es: MI ORGULLO.
Es en mi vida un objetivo el honrar la palabra dada, el defender lo que creo justo, el no mentir ni engañar, ni aprovecharme de los demás. Intento transmitir mis valores a mis hijos, la libertad para pensar, creer y actuar y el no sucumbir a las corrientes dominantes, ni a los tabues, ni a los prejuicios; pero tampoco a la autocomplacencia. Y por supuesto el respeto a los demás como individuos igualmente libres, el no creerse ni superior ni inferior a nadie ni merecedor de más ni menos que los que nos rodean, el sentir empatía ante los problemas ajenos e intentar obtener el progreso personal como parte del progreso común a traves de la colaboración en lugar de la competencia.

Miro el mundo en el que vivimos y no me puedo reconocer en el. Una sociedad que considera el beneficio particular como medida del valor de las personas, sin importar los medios que se han utilizado para obtenerlo. Una sociedad que considera al altruista y al utópico como pobres estúpidos y que mira hacia otro lado o justifica las injusticias y miserias a partir de una autocomplaciente y egoista cultura del mérito.

Pero los valores de nuestra sociedad solo reflejan la imposición de una ideología al servicio de la sociedad capitalista/consumista en la que vivimos. Con una economía basada en la competencia y el egoismo como motor del progreso, en la búsqueda del beneficio propio aún a costa del perjuicio ajeno, el triundafor necesita un esquema de valores que le otorgue el reconocimiento de los demás; porque como animales gregarios que somos, es el reconocimiento un elemento clave sin el cual el éxito económico estaría vacío.

No bastará el empeoramiento económico y la crisis para que la gente esté preparada para luchar por un mundo diferente si no conseguimos un profundo cambio de valores entre nuestros conciudadanos.