domingo, febrero 01, 2015

Cosas que nacen y cosas que mueren


En los calendarios anglosajones, la semana nace el domingo, y el domingo pasado empezaron para mi siete días que han resultado muy intensos y duros. Como en una larga novela que resolviera sus tramas paralelas de golpe, como si el tiempo se comprimiera, de repente pasan muchas cosas que tendrán consecuencias en lo personal en los tiempos que vienen. No puedo dejar de recoger un breve testimonio de todo ello en este blog, elementos aislados y diversos, entre lo personal y lo lejano, pero que parecen girar a mi alrededor con una lógica conjunta de nacimiento y muerte.

Nos deja un amigo

El jueves nos dejó nuestro compañero Rafa, concejal en nuestra localidad y amigo de esos que uno hace cuando conviertes en una parte importante de tu vida tu implicación en los asuntos de todos. Un desenlace inesperadamente rápido producto de un desafortunado post-operatorio en su lucha contra el cancer de pancreas diagnosticado este verano. Rafa era de esa gente imprescindible que es capaz de hacer el trabajo de muchos, y junto con nuestro compañero Juan Andrés pusieron en marcha hace ocho años la primera candidatura de IU en nuestro pueblo. Paso a paso, en buena medida gracias a su trabajo e inteligencia, consiguieron llevar a nuestra coalición al ayuntamiento y a convertirse en la auténtica oposición a los caciques que lo tienen secuestrado hace décadas.

La muerte de Rafa nos deja huerfanos a todos, con tanto por hacer e inmensamente mermados. Tenía el liderazgo de la gente que hace las cosas, y repartirnos su carga para seguir adelante nos va a suponer un esfuerzo a todos. No podemos ni vamos a defraudarle, como dijo Marcelino Camacho, nos levantaremos, y seguiremos adelante. En Mayo culminaremos entre todos su trabajo de estos 8 años y devolveremos la dignidad a la política municipal. Si no ocurriera, Rafa, te aseguro que no será porque no hayamos puesto todo nuestro esfuerzo y corazón en ello.

Gracias por todo amigo.

En Grecia nace una esperanza

La semana empezó sin embargo el domingo de forma muy diferente. En Grecia nació la esperanza de un tiempo nuevo, y nuestros camaradas de Syriza consiguieron lo que parecía casi imposible. Cuando en la noche del domingo supimos que el resultado era seguro, llegó un momento de esperanza, pero también de duda. Syriza no tenía mayoría absoluta, y se enfrenta a unos retos inmensos. ¿Conseguirían siquiera montar un gobierno estable? ¿Se atreverían a la hora de la verdad a poner en marcha las medidas prometidas, o seguirían la habitual senda de indignidad que partidos como el PSOE acostumbran cuando llegan al poder?

La forma en que Tsipras y los suyos han afrontado estas cuestiones parece que acabará por devolvernos la ilusión. El mismo lunes había ya gobierno y Syriza se garantizaba la mayoría en la cámara mediante un acuerdo que desde aquí parece contra natura pero que parece encajar perfectamente dentro de una planificación que no parece nada improvisada. Ese mismo días se anunciaban medidas tan relevantes como el parón a las privatizaciones, subidas de pensiones y salarios mínimos y devolución de la electricidad a los que no la pueden pagar. Tanto tiempo tratando de convencernos de lo difícil que es conseguir dar un pequeño paso cuando tomas el poder, y Tsipras da en un solo día pasos suficientes para justificar toda una legislatura.

Con el gobierno constituido el martes, de él emerge inmediatamente Yanis Varoufakis, Ministro de Finanzas, como un enorme referente para todos. Su dura recepción al grotesco socioliberal Dijsselbloem, mamporrero de la oligarquía financiera europea que nos oprime nos abrió aún más la puerta de la esperanza de que nada impide a un gobierno hacer las cosas que promete


Necesitábamos desesperadamente que alguien se plantara ante estas sabandijas y les dijeran lo que pensamos de ellos, que no son nadie y no representan a nadie, y que unos pocos parásitos no pueden vivir eternamente de machacar a la mayoría. En la dura mirada de Varoufakis encontramos la fuerza que unos pobres pusilánimes como Hollande y Zapatero nunca han tenido, una fuerza que viene de la convicción donde otros solo ofrecen, en el mejor de los casos, resignación y derrota.

IU Madrid y el CPF

Mientras nacía la esperanza de todos al otro lado del Mediterraneo, y justo a la hora que pasábamos junto a la familia y los compañeros esas horas de duelo previas a la incineración de Rafa, el CPF de IU se reunía para lo que parecía, esta vez si, la puesta en marcha de las medidas necesarias para acabar con el golpe de estado institucional que en IUCM protagonizan un grupo de indignos dirigentes, arropados por compañeros que se han enrocado en el conservadurismo y el miedo al cambio.

Cuando derrotado por la pérdida de un amigo, llegaba a casa de madrugada, ya me había enterado de que una vez más nuestros líderes habían demostrado su probada incapacidad. Incrédulo, por la mañana me enteraba de los detalles de un CPF que será para IU seguramente tan nefasto como aquel en el que decidieron ignorar a la militancia y cocinarse unas listas a las europeas con Willy Meyer de cabeza y CCOO de segunda.

La magnitud de mi decepción ante la cobardía y la ceguera de nuestro CPF no la comprendí yo mismo hasta ayer por la tarde, cuando me di cuenta que no encontraba entusiasmo alguno para re-twittear ninguna noticia de IU. De repente siento como que ya no formo parte de la organización, que cierto lazo sentimental se ha roto. Mi militancia sigue ahí, pero tengo la impresión de que mi corazón ya la ha abandonado.

En toda relación hay siempre un límite en las decepciones y sinsabores que uno aguanta, y creo que ese límite puede haber llegado ya para mi. Ayer, lo peor de nuestra organización, aquellos a los que no puedo considerar compañeros, recibieron un espaldarazo que supuso una bofetada tan dura como inesperada para muchos de nosotros. Siento que ayer murió mi amor por IU, y una vez que el afecto se va, sospecho que mi tolerancia a sus defectos irá disminuyendo hasta que posiblemente la relación acabe resultándome insostenible.

No merma sin embargo la inmensa admiración y cariño por casi todos los compañeros que honran a una organización que no creo que ahora mismo se los merezca. Por ellos, sobre todo aquellos más cercanos, y por seguir el legado de mi amigo Rafa, no creo que tire la toalla aún. Seguiré de momento y lo haré por ellos, no tanto por una organización a la que es posible que no consiga volver a sentir como mía.

PODEMOS y su marcha del cambio

Mentiría si dijera que mi presencia ayer en la Marcha del Cambio se haya debido a la decepción del viernes. Julia quería ir, y despues de que ella me haya acompañado siempre, me parecía de justicia acompañarla a una convocatoria por la que no sentía ninguna simpatía. Sin embargo, los acontecimientos del viernes me hicieron ver las cosas de forma diferente, y mi presencia en la marcha ya no se debió a acompañar a Julia, sino que fue también una forma de venganza personal hacia aquellos que en IU han convertido su resentimiento y rechazo hacia el nuevo partido en el centro de todas sus acciones.

Lo que vi ayer en la manifestación superó lo que yo esperaba, y creo que la situación política de nuestro país acaba de cambiar. PODEMOS ya no puede ser visto como una fuerza en las encuestas y en las redes, sin presencia ni organización local. Ahora ha quedado claro que tienen un respaldo en la calle inmensamente mayor que los demás, y un ejército de gente dispuesto a algo más que dar un "me gusta" en una página web.

En lo personal, vi otras cosas que no me pasaron desapercibidas. Vi la misma proliferación de banderas republicanas de todas las manifestaciones reivindicativas, vi los mismos cánticos y las mismas aspiraciones, y no vi señales de esa preocupante transversalidad que pudiera ser atraída por el equívoco discurso de sus dirigentes.





Los que me leen saben que llevo colaborando con la gente de PODEMOS en mi zona desde junio, pero hasta ayer siempre había dejado claro que aunque con ellos colaboraba, y aunque los consideraba mis compañeros también, mi organización era IU. Había asistido a varias manifestaciones con ellos, pero siempre con mi bandera de IU y nunca detrás de una pancarta que yo mismo me encargué de comprar para ellos. Ayer si cogí la pancarta, y cuando acabó el acto me sentía orgulloso de haber participado en lo que creo que es un importante acontecimiento junto a gente con la que me identificaba, orgullo que corría paralelo con la vergüenza que ahora mismo siento hacia la organización en la que milito. Ayer sentí por primera vez que la gente de PODEMOS no eran "ellos", sino "nosotros".

Esta semana murió nuestro amigo Rafa, y su muerte lo ocupó todo. Pero parece como si la vida me quisiera recordar que aunque todo muere, otras cosas nacen y acaban ocupan el espacio que queda vacío. Seguiremos luchando con la esperanza de que cuando nos llegue nuestro momento, podamos dejar un legado tan limpio como el que él nos ha transmitido.