martes, diciembre 28, 2010

No seas inocente

El Gobierno esconde la verdad cuando habla de la reforma de las pensiones públicas

El Gobierno dice que es inevitable aumentar la edad legal de jubilación a los 67 años(aunque lo quiera hacer con flexibilidad)
No es cierto.España es uno de los países de Europa con una edad “real” de jubilación más alta (63 años y 10 meses) y cercana a la edad legal.

El Gobierno dice que el aumento de la esperanza de vida (habrá más pensionistas en el futuro) hace necesaria la reforma.
No es cierto.
Es verdad que habrá más pensionistas, pero también es verdad que habrá más cotizantes y con cotizaciones más altas. El problema no es demográfico, sino de voluntad política. Se pueden hacer cotizar los contratos que están en la economía sumergida, se puede evitar que las mujeres ganen un 30% menos que los hombres y, por tanto, coticen menos, se puede elevar el salario mínimo (uno de los más bajos de Europa), se puede hacer cotizar las becas (en su mayor parte son contratos laborales encubiertos) se pueden elevar las cotizaciones máximas (la base más alta son 3.198 euros/mes; a partir de ahí ya no se cotiza más).

El Gobierno dice que el gasto en pensiones es muy alto.
No es cierto.
En 2011 gastaremos en pensiones contributivas en torno al 10% del PIB. En 2040, el 14%. Hoy hay ya países como Italia que ya gastan ese 14 %. Francia gasta ya el 12%. Nuestras pensiones medias son de las más bajas de Europa y el número de pensionistas comparado con la población también es de los más reducidos. Incluso en períodos de crisis como el actual y con 4,5 millones de parados, la Seguridad Social tiene superávit y el Fondo de reserva está aumentando hasta alcanzar casi los 70.000 millones de euros.

El Gobierno dice que las medidas que se toman ahora son para consolidar el sistema y garantizar las pensiones del futuro.
No es cierto.La realidad es que las medidas que se toman tienen por objetivo reducir las pensiones y así lo expresa el Gobierno en el compromiso contenido en el Plan de Austeridad enviado a la Comisión Europea. El aumento de la edad de jubilación significa que todos cobraríamos dos años menos de pensión, con el consiguiente ahorro (que se estima en un 6%) y el aumento de los años de cómputo para determinar el importe de la pensión, de los actuales 15 años a 20 o 25, significa que todos cobraremos pensiones más bajas (entre un 5 y un 10% menos) porque los salarios más antiguos eran más bajos.

El Gobierno dice que defiende el sistema público de pensiones.
No es cierto.
Lo ha entregado a los mercados, que tienen nombre y apellidos. Son los bancos y las compañías de seguros. Se pretende un modelo asistencial, es decir unas pensiones públicas mínimas y el resto con complementos de los seguros privados.

Todo ello parece una mala inocentada de fin de año. Pero no lo es.

Sólo la lucha y la movilización puede impedir que toquen las pensiones imponiendo su reforma dentro de un mes.

La movilización continúa

domingo, diciembre 26, 2010

Ideas nuevas de cara a un futuro distinto

Cerramos un año que ha sido en mi opinión un periodo de transición. Los brotes verdes (en los que muchos nunca creímos) se marchitaron, y perdido el miedo inicial el neoliberalismo vuelve con una dosis aumentada del venemo que nos ha enfermado en las últimas décadas. El futuro se avecina más desolador y conflictivo que nunca.

Todo está en crisis, lo que por otra parte, para los que llevamos toda la vida haciendo lo posible porque las cosas cambien, resulta una buena noticia. Hay crisis de los paradigmas que han creado un mundo crecientemente injusto, insostenible e inhumano; pero hay también crisis de las ideas dominantes en la izquierda que no han sido capaces de evitar que dichos paradigmas se extendieran y aceptaran.

Surgen por todas partes elementos, problemas e ideas nuevas que deberíamos tener en cuenta a la hora de levantar una nueva propuesta ideológica. De forma desordenada menciono algunos aspectos que me han llamado la atención en los últimos tiempos:
  • Economía del decrecimiento: El capitalismo se cimenta en un crecimient:o ilimitado, insostenible e irracional, mientras que las alternativas de izquierda siempre han defendido un equivalente más igualitario. Pero el mundo ya no da de si, ni hay recursos ni hay espacio ilimitado. No puede haber una alternativa económica y social creible en el futuro que no plantee una solución a este problema como elemento central, incluyendo la limitación del consumo de energía y bienes e incluso la limitación del crecimiento demográfico.
  • Objetivos de bienestar: Nos han engañado cuando nos han colocado el PIB como vara de medir del éxito de las políticas económicas, y ni lo hemos cuestionado. Debemos salir nosotros y hacer salir a la gente del engaño, reemplazándolo por la medición del bienestar como objetivo de nuestras políticas (ver entrada El PIB y el bienestar)
  • Descrédito del socialismo: No podemos construir el futuro sin antes aprender y aceptar los errores del pasado. El socialismo aplicado fracasó (o así se percibe), y debemos de aprender del fracaso desde la autocrítica sin mirar hacia otros lados. Sin enfretarnos a ese pasado no podemos avanzar por lo que debemos analizar en que se falló y como podemos evitar dicho fracaso en el futuro (muy recomendable este artículo que leía el otro día en Rebelión: Reflexión sobre la transición al Socialismo)
  • Modelo democrático: Que lo que tenemos no se parece en nada a una democracia está claro para todos, y sin embargo seguimos entrando en el juego y buscando los resultados electorales como objetivo político máximo. Necesitamos otra cosa como demuestra la creciente indiferencia y apatía que nos rodea, y en esa alternativa, la participación continua y la neutralización del poder.del dinero son elementos centrales. Necesitamos mucho más que un cambio de ley electoral.
  • Otro tipo de organización política: Si el descrédito del sistema político es grande, el de los partidos políticos como organización lo es más, y lamentablemente hay buenos motivos. Hay que crear organizaciones participativas con tomas de decisiones de abajo a arriba en lugar de dar poder a las burocracias internas. Organizaciones más abiertas y libres donde las adhesiones no tengan que ser inquebrantables inamovibles ni absolutas, que nos permintan trabajar unidos en objetivos comunes manteniendo nuestra individualidad idiológica (ver entrada Refundando la izquierda).
  • Nuevas formas de acción: En los útlimos tiempos proliferan propuestas de acciones que en muchos casos pueden resultar anecdóticas pero que no deberíamos dejar caer en saco roto. Las huelgas generales tal como se han aplicado en Francia, con foco en sectores clave cuyos trabajadores son apoyados por el sindicato para mantener su lucha, resulta una alternativa brillante a la huelga general clásica que los trabajadores no se pueden permitir. Hay propuestas de boicot de consumo, o de retirada de fondos de bancos, que inciden en la idea de reemplazar la lucha frontal por una especie de guerra de guerrillas que maximicen el efecto minimizando el coste. Las alternativas son casi ilimitadas y deberíamos explorarlas y utilizarlas.
  • Internet y los medios de comunicación: Si algo ha contribuido a convertir en dogma los pensamientos políticos neoliberales, esto ha sido el absoluto control de los medios de comunicación por parte de sus defensores. Este dominio absoluto de la información y como se ofrece se ha visto resquebrajado por la aparición de internet y sus inmensas posibilidades de comunicar y crear redes sociales. Tenemos una posibilidad inmejorable de crear canales que lleven mensajes diferentes a la gente, pero a la vez tenemos una necesidad absoluta de impedir que esta posibilidad se cierre mediante el control de la red por parte del poder establecido, y ya se está trabajando para ello.
Son solo algunos ejemplos de areas al respecto de las que se discute y se lanzan propuestas e ideas que deberíamos saber recoger. Las oportunidades son inmensas si somos capaces de hacer de todas las propuestas sueltas, una oferta política e ideológica coherente, que devuelva un objetivo a esa importante parte de la gente en las que convive (en la desilusión) el deseo de un cambio real, con el excepticismo ante lo que se les propone.

domingo, diciembre 19, 2010

Pasividad y esperanza.

Estamos, dicen, en tiempos de retroceso de la izquierda. Ante la crisis, la derecha más dura toma el poder en toda Europa mientras los señores de los negocios y las finanzas van más allá de lo que tan solo hace meses se hubieran atrevido; y todo ante la mirada pasiva e inerme de una ciudadanía apática. Leo comentarios en la red de compañeros de IU decepcionados ante la falta de movilización de la gente. Nos preguntamos como es posible que con lo que está cayendo siga sin pasar nada.

Será mi optimismo congénito, pero yo sin embargo veo señales de cambio allá donde miro:

Veo tras los ataques al estado del bienestar la desesperación de unas élites que intentan proteger sus privilegios de forma angustiosa. Acapararon y nos prestaron lo acaparado para que pudieramos subsistir hasta crear una burbuja de crédito que no podía crecer indefinidamente. Agotada nuestra capacidad fueron a por el dinero del estado al que tratan de exprimir a nuestra costa. El juego se acaba y la incapacidad de las élites económicas de ofrecer algo diferente no augura nada bueno. Si a todo ello se le une la crisis energética y ecológica los nubarrones se oscurecen cada vez más.

Caen los gobiernos "socialdemócratas". Donde algunos ven la caída de una linea mínima de resistencia a la derecha pura y dura, yo veo la caida de un espejismo que ha servido para mantener las apariencias. La caida de una piedra angular del sistema que puede ayudar a que la gente despierte a la realidad que nos rodea.

No se corrigen 30 o 40 años de lavado de cerebro de la noche a la mañana. Muchos de nuestros conciudadanos parecen haber asimilado los mensajes del sistema hasta un punto irremediable. Pero los cambios no los ponen nunca en marcha las mayorías, sino una minoría que consigue ver más allá. Y mirando a nuestro alrededor encuentro ideas bullendo por todas partes. En todo el mundo viejas teorías se redescubren y se mezclan con esbozos de ideas nuevas. De entre todas puede surgir alguna que encontrarán un entorno propicio para crecer.

El capitalismo neoliberal ha perdido toda capacidad de seducción y todo prestigio. Se le soporta entre la indiferencia y la indignación. A nosotros nos toca ayudar en el proceso de hacerlo caer y a que lo sustituya algo mejor.