lunes, abril 30, 2012

Teorías falsas, semillas de la crisis actual



Mientras hacemos recuento de los parados, como si fueran las bajas de una guerra o una epidemia que no cesa, resulta casi obligado reflexionar como nuestra economía ha perdido el rumbo desde aquellos años 60 y 70 en los que el futuro parecía una promesa de bienestar. El mundo había dejado atrás los tiempos negros de la depresión, el fascismo y la Guerra Mundial, y mientras en EEUU unas amplias clases medias disfrutaban de unos niveles de consumo nunca conocidos, Europa se reconstruía y ponía en pie flamantes políticas de protección social.

Pero algo pasó, y ese algo tiene que ver con la asumpción por la mayoría de razonamientos y teorías cuestionables o simplemente falsos. Premisas erroneas repetidas machaconamente hasta ser generalmente aceptadas y que fueron las bases de políticas nefastas. Merece la pena identificarlas porque son la raiz del problema y solo su cuestionamiento nos permitirá recuperar el rumbo:

  • "La inflación es el impuesto más injusto": Empiezo por aquella que resulta menos cuestionada y que sigue más en vigor. Desde finales de los 70, nuestros gobernantes han ido tomando el control de la inflación com el centro y objetivo de todas las políticas, contando para ello con la comprensión y el apoyo de casi todos. Parecería obvio que una subida de precios no nos beneficia a la gente de la calle, pero eso no es del todo cierto. Es cierto que la inflación erosiona el poder de compra, pero solo si tu renta no sube a la vez, como suele ocurrir con los salarios. Sin embargo la inflación tiene un efecto positivo en rebajar el valor real de las deudas, disminuyéndolas y liberando a los deudores de sus cargas. Bueno, ese es un efecto positiivo para el que debe pero sin duda negativo para el que presta. Relajar los objetivos de inflación sería ahora mismo mano de santo para una economía como la nuestra, pero hay que tener en cuenta que cuando alguien gana, otro pierde. Y de momento gana el capital financiero y perdemos nosotros. Si de paso puedo utilizar la lucha contra la inflación como argumento fundamental para mantener salarios bajos, miel sobre hojuelas, ¿no?
  • La curva de Laffer o como bajando impuestos se recauda más: Suena estúpido, pero eso de que bajando los tipos impositivos se acaba recaudando más es algo que llevan 30 años contándonos cada vez que rebajan un impuesto progresivo, si bien curiosamente nunca se aplica a los más regresivos como el IVA. Y la realidad es que la recaudación baja en vez de subir, pero eso no parece erosionar el argumento. En realidad esta teoría que enarboló en su día Reagan no es más que un intento de dar una pátina teórica a unas acciones que buscaban lo que han conseguido, invertir un proceso de eliminación de desigualdades via impuestos que habia demostrado su efectividad. De nuevo el tema tiene un beneficio añadido, la crisis de ingresos fiscales impide financiar las políticas sociales y abre el camino a la privatización y al negocio privado. ¿Os suena?
  • Cuando los capitalistas se convirtieron en emprendedores: He aquí una brillante obra de manipulación del lenguaje de origen relativamente reciente. La palabra capitalista nos habla de alguien que se beneficia del producto del trabajo de otro y tiene obviamente connotaciones negativas. ¿Que mejor idea eliminarla y reemplazarla por la muy positiva de emprendedor? Es así mucho más facil justificar la adopción de medidas legales y fiscales que favorecen a los que más tienen, que deben dejar de verse como oligarcas explotadores para a convertirse en la vanguardia de la sociedad cuya generosidad e iniciativa nos salvan a todos del paro y la miseria. Y a fin de dar peso al calificativo se aprestan a publicitar el éxito de cualquiera que monta una pequeña empresa para hacernos olvidar que la economía española está en manos de las mismas familias de siempre, que son las que se forran de verdad con esas medidas
  • Los beneficios de la globalización: Otra jugada maestra en que a muchos nos pillan con el pié cambiado, siendo como somos internacionalistas. El libre comercio como fuente de riqueza generalizada ya lo propugnaba Adam Smith en el siglo XVIII, si bien se demostró que solo beneficiaba a las naciones cuya industria estaba ya desarrollada. Alemania, Estados Unidos y Japón, las potencias industriales que emergen a principios del siglo XX, lo hiceron en base a restringir el comercio para proteger a una industria local aún debil y no competitiva. En su versión del siglo XXI, este dogma se rescata bajo el concepto de globalización y vistiendose como una forma de permitir el desarrollo de los países más pobres. En realidad el objetivo ha sido favorecer a unas multinacionales que se libran de los contoles que limitan sus beneficios en el primer mundo, para poder explotan sin límite en los países pobres. Los productos se venden de vuelta con márgenes enormes en los países ricos sin que se beneficien más que las propias multinacionales y algunas minorías en los nuevos países productores. De paso se afloran beneficios en paraisos fiscales y se eluden impuestos, ¿cabe mejor plan? En su versión más local tenemos una Europa de dos velocidades en las que las naciones del sur abren sus mercados como si fueramos un solo país, sin que a cambio los del norte reviertan parte de los beneficios en el desarrollo de sus vecinos. Siempre ha habido listos y tontos.
  • "Laissez faire"(dejar hacer): La dejo para lo último porque es una tendencia que está en gran medida ya desacreditada, si bien sus efectos han sido devastadores y su aplicación persiste. La expresión es de un frances de hace casi trescientos años que proponía la no intervención gubernamental como vía para el buen funcionamiento económico. Lo desastroso de esas políticas ha quedado demostrado crisis tras crisis, pero es que es demasiado util para los oligarcas como para olvidarla. De los efectos de la desregulación de los mercados financieros ya saben hasta los niños pequeños, y aunque se ha hecho público propósito de enmienda, en realidad casi no se ha tomado ninguna medida real para cambiar la situación. Sin embargo la teoría se sigue aplicando para por ejemplo desregular los mercados laborales, privatizar servicios públicos, etc. En realidad es evidente que desregular consiste en desproteger al debil y la ley es lo que nos separa de la barbarie. Un siglo despues del nacimiento de esta expresión, otro francés lo expresaría muy bien en esta frase  "Entre el fuerte y el débil, entre el rico y el pobre, entre el amo y el siervo, la libertad oprime, la Ley libera"..
Esto es lo que hay. Algunos de estos dogmas andan ya resquebrajados, pero no caeran facilmente, sobre todo si se fomenta la ignorancia y se controlan los medios de comunicación. La constatación del desastre será seguramente una forma dolorosa de contribuir a su descrédito definitivo.

jueves, abril 26, 2012

No nos merecemos esto


Oigo las noticias en la radio mientras deshago los kilómetros de autopista que me separan del trabajo. Las seis y cuarto de un día que según la radio nos traerá junto a la lluvia, nuevos detalles de la actualidad política y económica, noticias más grises que el cielo que se adivina cuando amanezca. ´La misma rutina de cada mañana mientras miro distraidamente a la misma carretera, los mismos edificios y el mismo paisaje suburbano. Por el arcen, por el estrecho espacio quizás dedicado a los peatones, quizás robado por estos en un entorno pensado para los coches, veo caminando a dos mujeres. Caminan una detrás de la otra dado que el espacio no da más de si, supongo que se dirigen a alguna de esas desoladas paradas de autobus que se encuentran en la autopista y que a uno le cuesta adivinar de donde sale sus pasajeros. Las sobrepaso sin llegar a verles las caras, son dos mujeres más, dos personas más de los miles con los que me cruzo incluso a una hora tan temprana y en los que nunca me fijo, nunca nos fijamos.

Mi pensamiento sin embargo se detiene esta vez a pensar en ellas, y durante un instante se entretiene en dotar a esas dos figuras de humanidad. Me las imagino, compañeras de trabajo quizás, volviendo a casa tras una jornada nocturna en quien sabe qué empleo; más probablemente en el camino inverso, dirigiendose hacia su puesto de trabajo como hago yo mismo, destino del que supongo les separa un largo intercambio de autobuses y metro. En esta zona de la autopista existen dos destartalados edificios encajonados entre las pistas del aeropuerto y la propia carretera. Siempre se me antojaron como dos extrañas islas separadas de todo, el lugar donde uno nunca iría a vivir y en el que un pequeño bar parece ser el único elemento de ocio (aparte de ver aterrizar los aviones por encima de sus cabezas). Siempre que paso por este lugar me pregunto quién puede haber considerado que tenía sentido construir esos dos edificios en ese desamparado rincón, quién habría pensado que merecía la pena pagar algo por ellos, quién y en qué circunstancias puede haber decidido hacer de ese lugar su hogar, Quizás esta mañana he vislumbrado a dos de esos enigmáticos habitantes.

Las dos desconocidas quedaron atrás hace kilómetros, pero mi pensamiento sigue a su lado. Algo en su ropa o en mis prejuicios las imagina emigrantes, seguramente sudamericanas, venidas de un lugar del mundo donde vivir en algún rincon de esos edificios incrustados en ninguna parte puede incluso considerarse una vida mejor. Por algún motivo me las imagino charlando animadamente mientras esperan el autobus, exprimiendo felicidad como todos nosotros a base de las pequeñas cosas de la vida. Disfrutando quizás de la amistad mutua, sintiendose quizás afortunadas por tener aún el privilegio de levantarse a las cinco de la mañana, porque aún tienen trabajo. Quizás piensan como yo que ya es jueves y un largo fin de semana de puente se les aproxima. En mi divagación les he imaginado sus parejas y algun hijo que les esperará cuando vuelvan a casa dentro de seguramente muchas horas, despues de una larga jornada por la que cobrarán un salario que sospecho indigno, y tras dedicar algunas horas adicionales a transitar el transporte público madrileño. Un pequeño universo de relaciones familiares, esperanzas y planes que por algún motivo en esta madrugada gris me he imaginado relativamente felices, personalizando quizás en ellas algo que siempre me ha admirado, esa capacidad de la gente de mantener un cierto grado de felicidad y el buen ánimo en todo tipo de circunstancias.

Y mientras acabo de consumir los minutos de mi camino al trabajo, no puedo dejar de pensar en que con cada una de las "reformas" puestas en marcha por nuestro gobierno y de las que la radio del coche me informa cada día, se erosiona un poco más la capacidad de ser felices de esa mayoría de gente que se levanta cada día para hacer su trabajo mientras se conforma con tan poco. Y en lugar de la habitual rabia e indignación, esta mañana siento fundamentalmente pena. Pena porque no puedo dejar de pensar que esa pobre gente que se levanta a las cinco de la mañana para recorrer andando el arcen de la autopista camino de su trabajo, no se merece todo lo que se les está haciendo. No se merecen ver como a la angustia por su despido se une la angustia de no poder acceder a los sistemas sanitarios. No se merecen ver como les deshaucian de esa vivienda en la que han metido el fruto de años de esfuerzo, a la vez que se les condena a pagar una supuesta deuda pendiente de por vida. No se merecen que se les retrase el disfrute de una pensión durante los últimos años de una larga vida de trabajo. No se merecen perder la oportunidad de que sus hijos tengan una educación pública digna y con ellos la esperanza de que tengan una vida algo menos precaria que ellos mismos.

Más tarde me encuentro al Ministro De Guindos dirigiendose a mi desde el telediario de una televisión sin sonido. Mejor así, no quiero oir como intenta justificar algun nuevo ataque a las oportunidades de felicidad de toda esa gente con la que me cruzo por la mañana camino del trabajo. Solo quisiera que pudiera ser yo el que me dirigiera a él, a todos aquellos que ejecutan con eficiencia inmisericorde la agenda de recortes a nuestra felicidad, para pedirles a todos ellos simplemente que paren, que piensen en lo que hacen, porque de verdad que creo que no nos merecemos todo esto.

miércoles, abril 25, 2012

Co-gobernando en Andalucía


A la hora de dar mi valoración, a toro pasado, de la decisión de los compañeros de IU en Andalucía de entrar en gobierno de coalición con el PSOE, vaya por delante que poca gente hay en IU que haya sido más visceral y radicalmente crítico con dicho partido, al que culpo de buena parte de los males que nos aquejan. Es por ello que quizás sorprenda mi postura a favor de la decisión tomada y me parece conveniente dejar constancia de sus motivaciones.

Entre las distintas posibilidades se podía barajar en primer lugar la idea de repetir la postura tomada en Extremadura y dejar al PP que gobierne en minoría. Yo mismo aplaudí en su día tal decisión, y sin embargo permitir que esos mismos dirigentes del PP que desde su llegada al gobierno están superando todas las expectativas de brutalidad neoliberal y autoritarismo (a la vez que acumulan descrédito a un ritmo desconocido), aparezcan ante toda España felicitándose por la pieza cobrada y agradeciendo a IU su responsabilidad, me resultaría simplemente vomitivo. Me parece tan evidente como sorprendente que haya alguien que pueda incluso considerarlo, las circunstancias políticas han cambiado mucho en el último año para que esta opción se considere.

Asumiendo que facilitamos la investidura de Griñan, teníamos el siguiente dilema al respecto de si pactar o no un acuerdo de legislatura. Hay que ser consciente de que si facilitamos la investidura asumimos una cierta cota de co-responsaiblidad en lo que haga el PSOE sin tener ninguna capacidad de influir en las acciones que se tomen, argumento manido que no deja de ser cierto. La opinión pública no es tan fina como para distinguir los matices, y a la hora de las elecciones se nos señalará con el dedo para lo malo sin dar margen a capitalizar en lo bueno. Una vez más, el peso de los últimos meses debe tenerse en cuenta al decidir; y si en el pasado la Junta actuaba de correa de transmisión de las políticas neoliberales dictadas desde el gobierno central, ahora cabe esperar uns situación inversa, con Andalucía queriendo capitanear la poca resistencia que se pueda hacer a los dictados del gobierno de Rajoy. Entiendo que en este caso hay mucho más que ganar que lo que hay que perder escenificando un acuerdo que nos permita capitalizar el previsible giro izquierdista que el PSOE siempre toma al llegar a la oposición, de forma que este se vea como un logro de nuestra formación.

Llegado a este punto, nos queda decidir si entramos en el gobierno o no. Las implicaciones son evidentemente mayores que si nos quedamos en el mero pacto de legislatura, dado que sumir una acción de gobierno conjunta nos corresponsabiliza más claramente en todo lo que ocurra. Estamos tomando un gran riesgo al atarnos a un socio que ha demostrado ser de poco fiar, y sin embargo de nuevo las circunstancias creo que juegan a favor de esta opción.

En primer lugar está el que se haya cudado como se ha escenificado todo este asunto. La firma de un acuerdo por escrito y el haber sujetado el tema a la aprobación de los afiliados nos permite justificar la decisión en el viejo "programa, programa, programa" de Anguita, y desactiva a quien quiera señalar la búsqueda de la poltrona como elemento motivador. Entiendo que el acuerdo es mejorable y muy poco concreto, pero aunque suene cínico, en el fondo eso es irrelevante para una opinión pública que dificilmente pasa del titular de prensa. Por otra parte siendo realista el margen de maniobra va a ser mínimo y la correlación de fuerzas sigue estando en favor del PSOE lo que es lógico que se refleje en el documento. Otro aspecto positivo es poder aprovechar para dejar claro nuestra vocación de gobierno y contrarrestar la imagen habitual de partido de oposición.

Evidentemente el resultado solo será bueno si podemos hacer ver que la Junta ha cambiado de rumbo gracias a nuestra labor. A este respecto tenemos mucho margen en el ámbito de profundizar en la democratización, transparencia y limpieza de las instituciones. Los temas económicos serán espinosos en la medida que las decisiones vienen muchas veces impuestas, por lo que habrá que cuidar de hacer visible nuestra oposición al gobierno central para lo que seguramente contemos con buena sintonía con el PSOE.

Así pues me paso al grupo de los que consideran la decisión tomada como correcta, si bien es evidente que no está exenta de riesgos. El tiempo nos dirá.