viernes, marzo 29, 2013

Resolver la crisis económica no es difícil... si quieres hacerlo.



Desde que el montaje económico que los ultra-liberales han elaborado en las últimas décadas empezó a desmoronarse en el año 2008, nuestras autoridades parecen andar como pollo sin cabeza tratando de encontrar las recetas que nos permitan salir del hoyo. Se atribuye a Einstein la definición de locura como "hacer lo mismo una vez tras otra y esperar resultados diferentes". Según estos criterios deberíamos asumir que estamos gobernados por locos por aplicar con tozuda insistencia en Europa, país por país, las mismas medidas que ya fallaron en el pasado en países menos desarrollados

Los que me conocen me acusan a menudo de falta de humildad y yo no soy quién para quitarles la razón. Me apresto por tanto a resumir en unas pocas líneas una fácil receta que permite acabar con nuestra crisis corriente y volver a la vía del crecimiento al menos hasta que el planeta y los recursos digan basta. Si alguno que lo lea quiere mandárselo a nuestros gobernantes prometo no exigir compensación por los derechos de propiedad intelectual.

Para encontrar el tratamiento necesario, lo primero es analizar los síntomas, y a partir de ellos buscar la enfermedad. Una vez detectada, hay que encontrar el remedio adecuado. No parece tan difícil, vamos a ello.

SÍNTOMAS DE LA ENFERMEDAD ECONÓMICA

Encontrar los síntomas lo hace hoy en día hasta un niño de parvulario. Tenemos unas economía en caída libre producto de un parón de la demanda y la inversión. Esto se da en un entorno en que el endeudamiento privado ha llegado a límites insostenibles y después de que los intentos del sector público de reactivar la economía solo le haya llevado a contagiarse del problema de endeudamiento privado. El intento de los bancos de cobrarnos un volumen de deuda impagable está detrás tanto de sus dificultades de solvencia, como del parón de la actividad, y es que el dinero que se dedica a intentar pagar deudas no se puede dedicar a comprar cosas. El rescate de los bancos y el parón de la economía hunde las finanzas públicas añadiendo a la ecuación un nuevo problema de insolvencia de los estados.

Esta parte ha sido fácil, pasemos al tratamiento.

LAS RECETAS UTILIZADAS HASTA AHORA

De momento nuestros gobernantes han decidido que de la crisis se sale por dos vías.

Por un lado bajando salarios hasta que seamos competitivos con el tercer mundo, de forma que aunque evidentemente la demanda interna seguirá deprimida, las exportaciones vendrán a compensar y se crearán puestos de trabajo. Se pretende con ello acabar con el paro a base de que todos ganemos bastante menos. Aspirar a llegar a niveles tercermundistas ya es triste, pero es que además está demostrado que difícilmente funciona en un entorno en que la economía global está en crisis. Lo de que los salarios bajan si es cierto, pero el desempleo sigue subiendo.

Por otro lado se intenta reducir el déficit público por la vía del gasto, o como mucho subiendo los impuestos indirectos que no son progresivos. Es la vía del dolor que nos llevará al bienestar futuro, en una mezcla de la penitencia cristiana y el sado-maso germánico, el sufrimiento como camino hacia el placer. Lamentablemente estas actuaciones deprimen aún más la economía y reducen los ingresos. Cuando agotados y doloridos llegamos al final de año, nos encontramos que en términos de déficit estamos igual que estábamos. Merkel nos mira severa moviendo la fusta y Rajoy afina el cilicio con cara de penitente lerdo, y ambos se aplican para duplicar la dosis el año siguiente.

¿PORQUÉ NO FUNCIONAN ESAS RECETAS?

Pues porque si no diagnosticas la enfermedad, difícilmente vas a dar con el tratamiento. La falta de actividad económica no está causada por la poca competitividad, sino por el exceso de deuda. El déficit del estado no lo causa el exceso de gasto, sino la caída de ingresos.

En realidad no nos hace falta ser el Dr. House económico para deducir de donde nos vienen todos los males, y en este blog ya lo he comentado repetidamente. Basta con comparar con la última super-crisis mundial de los 30 para ver como cuando la desigualdad en la renta llega a un extremo, el sistema se viene abajo. Para retrasar el problema se ha creado una macro burbuja de crédito que se ha demostrado insostenible (dado que no nos pagan lo que deberían, nos prestan dinero para que gastemos).

La solución a la enfermedad pasaría por bajar el nivel de endeudamiento y por volver a una redistribución de renta más equitativa. En cambio, las medidas que se están tomando contribuyen a aumentar las desigualdades y  es por ello que ni funcionan ni van a funcionar.

PERO, ¿HAY ALTERNATIVAS?

Evidentemente las hay. Si la demanda está deprimida, hay que darle a la gente dinero para que gaste, y eso es fácil de hacer.

Imaginémonos por ejemplo que el gobierno nos regalara un cheque mensual de 200 EUR por persona. Una familia con dos churumbeles recibiría de golpe 800 EUR extras al mes, el equivalente de un salario miserable de los que abundan. El efecto sería inmediato para acelerar la demanda y si centramos ese esfuerzo en las familias más necesitadas contribuiríamos a reducir en buena medida los problemas de pobreza.

El coste de dicha medida al año, si se aplica al 25% de la población española que se encuentra bajo el umbral de la pobreza, alcanza la no tan espectacular cifra de 2,350 millones de Euros mensuales, 28,200 millones anuales de nada (no tanto comparado con un rescatillo bancario de esos). Si lo hacemos a nivel de la zona Euro, y manteniendo su aplicación a los mismos porcentajes del 25% de población, la cifra alcanza los 192.000 millones anuales equivalente al 2% del PIB conjunto de la eurozona, una minucia si con ello sacamos a la gente de problemas y contribuimos a activar la economía.

Un 2% del PIB es poca cosa y sería asumible, pero en realidad lo mejor es que no lo pague nadie. Basta con poner en marcha una medida que nuestros gobernantes consideran una herejía, cogemos la máquina de imprimir dinero e imprimimos ese 2% del PIB en euros contantes y sonantes (o su equivalente en depósitos en cuenta) a cambio de deuda de los estados al 0% de interés que se devolverá cuando salgamos del hoyo y nos lo podamos permitir (o nunca). Al no tener que pedirlo prestado en el mercado no se compite por recursos de crédito, y al no tener que pagar intereses no supone una carga. Es una herejía porque nuestro banco central, el BCE, lo tiene prohibido por su riesgo de generar inflación, y la inflación es el único objetivo que se le ha fijado al BCE. Sin embargo es práctica corriente en países con bancos centrales de verdad como EEUU y el Reino Unido.

Aunque parezca mucho dinero, la masa monetaria en Europa entre efectivo y depósitos a la vista supera en poco los 5 billones (billones a la española, con 12 ceros), nuestra impresión de dinero aumentaría la masa monetaria en menos de un 4%. En un entorno en que el crédito se encoge y con las actuales tasas de inflación inferiores al 2%, dudo mucho que incluso llegáramos a una tasa de inflación del 5%.

¿ES TAN PELIGROSO AUMENTAR LA INFLACIÓN?

Pues depende, yo a una inflación más alta la calificaría como saludable frente a la anoréxica tasa actual. Me explicaré.

La inflación afecta de forma diferente según tu posición económica. Si soy una persona endeudada, con un 5% de inflación anual en poco más de diez años mi deuda se ha reducido en términos reales en un 50%, sin pagar ni un solo duro. Así pues para mí esta tasa de inflación no solo no es peligrosa, sino que es una bendición, otra cosa es lo que piensa la persona a la que debo el dinero que ve cómo va perdiendo riqueza. Yo, que soy un trabajador, puedo defenderme de la inflación negociando subidas salariales (en toda negociación salarial la inflación es un aspecto que se tiene en cuenta), pero mi pobre prestamista o aquellos acaudalados privilegiados que tienen activos están indefensos mientras su dinero se devalúa.

En un entorno de sobre-endeudamiento se hace imprescindible que aumentemos las tasas de inflación como forma de reducir la carga sin el trauma que conlleva una quita. La medida mejoraría también el tipo de cambio del Euro haciéndonos más competitivos. A largo plazo la rebaja de la deuda acumulada permitiría también reactivar el consumo.

Mantener la política monetaria restrictiva en la zona Euro al contrario de lo que se está haciendo en EEUU y el Reino Unido es una auténtica barbaridad, lamentablemente el BCE no es una institución democrática y les hemos cedido el derecho de hacer con nuestra economía lo que quieran, aunque nos perjudique.

UNA VENTAJA AÑADIDA

Una ventaja añadida ante el establecimiento de un salario social  como el que propongo es que impactaría obligatoriamente en los salarios mínimos que tenderían a subir, igualándonos con los estándares de otros países europeos y contribuyendo a estimular la innovación que mejore la productividad. Con salarios bajos no se incentiva a las empresas que son capaces de ser más productivas, cuanto más bajamos los salarios menos interesa invertir en tecnología y más acabas teniendo una economía tercermundista. No es casualidad que los países más competitivos e innovadores suelen coincidir con aquellos que tienen salarios mínimos mayores. Los países nórdicos andan con salarios mínimos alrededor de 2.000 EUR al mes; Francia, Bélgica y Holanda andan por los 1.500 mientras que las “competitivas” economías del sur fluctúan entre los 900 de Italia, 750 nuestros, 680 en Grecia y 570 de Portugal.

RESUMIENDO PUES, TODO PARECEN VENTAJAS

Si creamos un programa ambicioso de salario social como el que indico, los efectos positivos son por tanto.

  • Disminución de la pobreza y la desigualdad.
  • Reactivación de la demanda.
  • Rebaja de la carga de deuda acumulada para estados y particulares.
  • Aumento de la competitividad por la vía de la devaluación de la moneda.
  • Aumento salarios mínimos y fomento asociado de la innovación productiva.


ENTONCES, ¿PORQUÉ SEGUIMOS POLÍTICAS QUE NO FUNCIONAN?

Pues según la opinión de Einstein, la única explicación es que nuestros dirigentes están locos. En realidad hay otra opción que cuadra más, y es que los que les dictan las políticas no tienen nada de tontos sino todo lo contrario. Los que somos tontos o locos somos los que permitimos que estos tipos nos gobiernen.

Bajando los salarios no estamos consiguiendo crecer, pero si aumentar los beneficios empresariales. Los ajustes fiscales están hundiendo la economía sin conseguir resolver el problema del déficit, pero claro, la alternativa por medio de recuperar imposiciones directas perjudica a los que más ingresos tienen. La guinda del pastel es que se puede aprovechar la crisis para privatizar servicios públicos y generar un nuevo negocio seguro chupando del estado.

Las medidas que con mano de hierro se imponen desde Europa con el beneplácito de nuestros gobernantes están diseñadas para beneficiar a los que más tienen, que son los que manejan todos los hilos del poder ante nuestra bobalicona ignorancia. De hecho han conseguido que aceptemos unos tratados europeos que convierten en inamovibles muchas de ellas, con el BCE como garante central de los privilegios de los más poderoso. Alemania y los países del norte se constituyen como principales valedores de esas políticas no porque beneficie a su población, sino por el hecho de que buena parte de esa riqueza acumulada a proteger se encuentra en sus países. Sin embargo la connivencia de nuestras oligarquías con las del norte es evidente, porque esto no es una lucha entre países, sino, fíjate tú, entre clases sociales.

Tenemos que abrir los ojos antes de que nos expriman hasta la última gota. O bien acumulamos fuerzas suficientes para cambiar la estructura de la Unión Europea, o más nos vale al menos juntar fuerzas a nivel nacional para salirnos de un Euro que de ser un sueño de unión y  cooperación ha pasado a convertirse en una pesadilla de explotación.

Opciones siempre hay, lo que no hay es voluntad de aplicarlas.

domingo, marzo 24, 2013

Ideología dominante (individualismo, mérito, culpa, solidaridad, empatía...)


Aunque en nuestras discusiones políticas del día a día discutimos de medidas económicas y de leyes, la batalla ideológica más importante se da a un nivel inferior, y es en un nivel en el que partimos de una situación de derrota evidente. Son pre-concepciones ideológicas asumidas por cada uno de nosotros que condicionan nuestra visión de como funcionan las cosas y como debe ser nuestro modelo social. Ya he comentado en el blog mi visión del hombre como un ser eminentemente social, empático y colaborador frente a la visión de un ser egoista, competitivo e individualista que se impone desde el pensamiento dominante. Es en esta visión de la humanidad donde en realidad se fundamenta el resto de nuestras opiniones políticas, lo que no es incompatible con la existencia de incongruencias a nivel individual.

Existe alguna gente eminéntemente egoísta e insolidaria que puede perfectamente acabar siendo un votante de izquierdas. Basta para ello  que calcule que de ello sacará un beneficio para si mismo, apoyando por ejemplo un mayor reparto en el que le toque más de lo que ya tiene. Existe también mucha gente tremendamente empática y solidaria que votará opciones de derechas en la medida en que esté convencido que el normal de la gente no es como son ellos mismos, y que solo el beneficio individual mueve a la gente a esforzarse, a la sociedad a progresar y al sistema a generar los recursos necesarios (aquello de que si la tarta es más grande habrá más para todos aunque se reparta peor). En realidad supongo que la mayoría de la gente se mueve por criterios intermedios, y es la combinación de ambos factores, la estimación de como unas determinadas opciones políticas le benefician a uno mismo, pero también una consideración de como van a afectar a los que pueden tener necesidades mayores que las propias.

En cualquier caso, la ideología ultra-liberal ha sabido esconder lo que es puro egoísmo y abuso detrás de conceptos más moral y socialmente aceptables, que nos hagan más soportables las injusticias que genera. Es fundamental convertir la desigualdad en el justo premio al esfuerzo y al merecimiento, así como ocultar la pertenencia de cada uno de nosotros por nacimiento a clases sociales diferentes y prácticamente inmóviles, engañando con un irreal discurso de igualdad de oportunidades. Que alguien que se enriquece especulando con las necesidades de otros o que se beneficia de la explotación de sus trabajadores, sea tomado como un modelo social a imitar, es algo casi inexplicable. Que alguien que es rico por nacimiento sea calificado como emprendedor es una filigrana del neolenguaje inmensamente cínica y efectiva. La injusticia de que unos naden en la abundancia mientras otros se arrastran en la indigencia se convierte en el justo premio al que se lo ha ganado, y por contrapartida  el necesario castigo al vago y al inútil. Sin embargo la necesidad de tratar de ocultar la realidad nos indica hasta qué punto su victoria ideológica es frágil e inestable

En situaciones de crisis como la actual, las bondades del individualismo como vía para que la sociedad avance están siendo lógicamente muy cuestionadas. Es un movimiento de fondo, lento y con mucha inercia que, de consolidarse, amenaza con terminar con el ciclo de dominación ideológica capitalista ultraliberal que arrastramos desde hace tres décadas. Lo que se había vendido como riqueza ha resultado ser un vivir a crédito insostenible, y cada día que pasa resulta más difícil ocultar este hecho. Las dudas de muchos se convierten en desafecciones permanentes por parte de los que solo transigían con la injusticia en base a una supuesta eficiencia.

Existe en paralelo una importante cantidad de gente que o bien se han visto expulsados de la situación de comfort anterior, o bien se han dado cuenta de que su situación no es tan segura como pensaban. Son votantes potenciales de la derecha que cada vez se convencen más de que no se puedan permitir el desmantelamiento de unos servicios sociales que o bien ya necesitan o bien pueden llegar a necesitar. Es este un mal momento para la derecha para desmontar el estado de bienestar, lo que explica la importante reacción actual ante políticas que hace unos años ya se daban y no parecían movilizar a casi nadie. La desafección actual de mucha de esta gente ante las políticas ultraliberales será facil de revertir en la medida en que se consiga una cierta salida de la crisis, por más que esta sea a costa de dejar en la cuneta a amplios sectores sociales.

Una de las consecuencias de que la gente haya asumido el discurso individualista del mérito es la sensación de fracaso y culpa del que repentinamente se encuentra que ha pasado a formar parte del grupo de los desempleados, de los desahuciados, de los perdedores. A las dificultades económicas se une un profundo hundimiento psicológico de quien pese a todos sus esfuerzos no encuentra forma de salir de una situación de la que se siente responsable. Un drama que demasiado frecuentemente acaba en depresión e incluso suicidio.

De poco sirve un vuelco electoral que se base en renunciar a tus propia ideología para acomodarte a un electorado al que previamente se le ha convencido de unos principios diferentes. Tal es el camino recorrido por la socialdemocracia que ha contribuido a cimentar la hegemonía absoluta del pensamiento ultraliberal en nuestra sociedad. De la misma manera resultará efímero para la izquierda un triunfo electoral basado en el miedo y la inseguridad de quien cree todavía que la desigualdad es necesaria socialmente.

Las movilizaciones sectoriales por parte de quienes de repente se convierten en afectados tienen por ello una utilidad relativa a largo plazo y despiertan en mi una simpatía muy limitada. Tenemos que asumir que muchos de las gentes que ahora protagonizan las protestas volverán a sus casas cuando sus problemas desaparezcan. Del mismo modo las encuestas que ahora pronostican un hundimiento electoral del PP podría perfectamente revertirse si el sistema consigue recuperarse mínimamente. Un cambio de ciclo ideológico implica necesariamente que la gente reniegue del individualismo egoista y lo sustituya por la empatía, la solidaridad y la lucha por los derechos de los demás. Solo alguno de los actualmente indignados darán ese paso y constituirán la clave para cimentar un cambio en la hegemonía ideológica en un futuro a más largo plazo.

sábado, marzo 09, 2013

No tienen verguenza


Leo indignado (pero no sorprendido) en El Plural a Enric Sopena (Elena Valenciano da en el clavo; juntos podemos) entusiasmado ante la idea de Elena Valenciano de intentar echarle las redes a IU. Extraigo alguna de las frases de su (pon tu el calificativo) artículo.
...un pacto, o alianza, entre el PSOE e Izquierda Unida sí podría  darle la vuelta de una vez a la envenenada tortilla neoliberal...
...hemos proclamado..., que las peleas -que la ha habido- entre socialistas e IU eran perniciosas. Recordemos los ensueños de Julio Anguita y su pinza con Aznar,.. 
...Esta unión -formulada como sea más conveniente y más eficaz- no sólo es necesaria, sino urgente. Probablemente, no se trata de una fusión. Pero sí parecería muy razonable la “fórmula andaluza”, que está funcionando muy bien. Juntos podemos. Así de fácil...
...es mucho más importante que haya gobiernos progresistas que dejar que gobierne la derecha... (esta cita no es de Sopena sino de Valenciano).
...felicitamos a Elena Valenciano. Ese camino que dibuja  ella puede y debe conducir a la izquierda a ser hegemónica en España...
El nivel de falta de vergûenza de estos neoliberales, oportunistas, adictos al poder que constituye la cúpula del PSOE, expresado de forma tan clara por uno de sus impresentables voceros, le deja a uno estupefacto. Innumerables son las acusaciones que podemos hacer al PSOE. los arquitectos fundamentales del liberalismo en España durante los más de 20 años que nos llevan gobernando de forma intermitente. Hacemos memoria y estos individuos son:

  • Los inductores y co-firmantes de una enmienda constitucional al servicio de las oligarquías financieras, acuerdo que no se dignaron ni a pasar por el trámite de la votación popular (2011).
  • Los que contribuyeron a que la burbuja-estafa inmobiliaria llegara a su máxima cota sin mover ni un solo dedo, los que presumían de crear 7 nuevos juzgados para  agilizar los desahucios y garantizar sus beneficios a los prestamistas (2007).
  • Los que hicieron las leyes que garantizan la preeminencia de la educación privada mediante la creación de los conciertos educativos (1985).
  • Los que hicieron sucesivas reformas fiscales regresivas bajo el argumento de que bajar impuestos es de izquierdas, los padres de los paraísos fiscales sin salir de casa mediante la creación de las SICAV (2005).
  • Los que hicieron reforma laboral tras reforma para dejarnos cada vez más indefensos ante nuestros empleadores y cada vez con contratos más precarios, los que crearon las ETT (1994).
  • Los que nos metieron en la OTAN torciendo y manipulando una opinión pública mayoritariamente contraria (1986).
  • Los que suscribieron todos los tratados que están dinamitando todas las políticas sociales tradicionales en Europa, Maastricht (1992) y Constitución Europea (2005) y su heredero el Tratado de Lisboa (2007).
  • Los que dejaron a las víctimas del franquismo desamparadas y a sus crímenes impunes mediante la ley de (des)Memoria Histórica (2007).
  • Los que no se atrevieron (o simplemente no quisieron) frenar los privilegios de la Iglesia Católica, los que enterraron la obligación de esta de auto-financiarse, doblándoles la asignación fijada en el IRPF (2007).
  • Los que montaron un sistema de terrorismo de estado mediante las redes asesinas del GAL (1983-1987);
  • Los corruptos del caso Flick (1982), Filesa (1989), de los fondos reservados (1993), de los ERE andaluces.(2000-2010)...
  • Los que se plegaron a los dictados de sus amos financieros para recortarnos las pensiones (2011), los que abrieron la puerta a los planes de pensiones privados (1987).

Os aseguro que tan solo he incluido aquellos asuntos que me han venido a la cabeza, pero rememorar el legado del PSOE resulta realmente aleccionador. Pero la cara dura de estos individuos es tan inmensa, su desfachatez es tan ilimitada, que pretenden una vez más hacernos el truco del trilero, hacer acto de contrición, y esperar a que vayamos a ayudarles a salir del lodazal en que se han metido.

Y si ya pretender que la izquierda de este país les absuelva de todos sus desmanes resulta impresentable, que se dirijan específicamente a IU a pedir su colaboración alcanza la categoría de insulto. Estos sinvergüenzas no pueden tener menos desfachatez después de que hayan hecho todo lo posible para eliminar a la opción política que les ponía en evidencia; después de institucionalizar el bipartidismo no solo en las elecciones nacionales, sino también en las autonomías; después de torpedar desde sus medios afines una y otra vez a nuestra organización; después de fomentar el transfuguismo; después de su discurso de la casa común; después de pactar con cualquiera antes de aceptar pactar con nosotros.

Señor Sopena, señora Valenciano, se que a veces nuestros dirigentes en IU parecen subnormales, o quizás les hacen los ojos chirivitas a la hora de tocar el poder, pero no os debéis equivocar. Nosotros, los militantes de IU, os conocemos de sobra, y no os perdonamos. Nosotros no vamos a consentir jamás que vuestra oferta parásita sea siquiera considerada, y en la medida que podamos muchos de nosotros haremos lo posible para que dejemos de mancharnos compartiendo con vosotros el gobierno de Andalucía. Por favor, hundiros en vuestra miseria y darnos la satisfacción de no tener que soportaros mucho más. Porque como dice la gente de Anonimus, nosotros no perdonamos, nosotros no olvidamos.