domingo, septiembre 26, 2010

A pocos días de la huelga. Mi empresa y yo.

Me llama mi antiguo jefe desde nuestra central. La jefa de recursos humanos en Europa le ha pedido que me haga entrar en razón, a estas alturas el único que ha indicado que va a seguir la huelga en la oficina de Madrid es el que en pocos días será flamantemente ascendido a subdirector con el apoyo de ambos.

Mi jefe me conoce, de derechas de toda la vida, pero persona que respeta a la gente de principios, se le ve incómodo teniéndome que pedir que renuncie a la huelga. De hecho no se atreve a pedirme que vaya a trabajar, simplemente que me coja el día de vacaciones de forma que no quede constancia de cara a sus jefes que apoyan a un izquierdista confeso con ramalazos sindicalistas. Mi huelga no es hacia mi empresa que mantiene unas condiciones laborales y salariales excelentes hacia todos sus empleados (aún más en mi caso). Acepto porque entre mis principios está también el ser agradecido con quienes me han apoyado.

Un días después el tema me sigue preocupando. Hablo con la encargada de recursos humanos en Madrid y le pregunto sinceramente si va a haber consecuencias con quienes sigan la huelga. Me deja caer muy "off.the.record" que los que la sigan se pueden olvidar de subidas salariales o ascensos en el futuro próximo. Mi ascenso ya está firmado, ahora pienso que la llamada del día anterior se debió a que este ya no tenía marcha atrás, si no hubieran quizás optado por ponerme en la lista negra sin más. Dado que he hecho bastante proselitismo en favor de la huelga en la empresa decido que lo menos que puedo hacer es hacer ver a mis compañeros cuales son las consecuencias de seguir el paro, no quiero que nadie siga un ejemplo que yo mismo no he seguido. Así se lo explico a mi equipo, a los que en broma días atrás había dicho "el que venga a la oficina el día de la huelga que no se moleste en venir el siguiente".

Todo esto no me deja ningún buen sabor de boca. ¿He renunciado a mis principios por hacer el favor que me han pedido, o por pura cobardía de quien tiene hijos e hipoteca? Quiero creer que no, pero soy demasiado crítico conmigo mismo como para creerlo sin más. Me digo que da igual, que yo no trabajaré ese día y que eso es lo importante. No me lo creo pero lo que si se es que el tema ha quedado archivado en mi expediente. Me queda como pequeño y extraño consuelo.

Mi empresa es un buen sitio para trabajar, pero tiene un director de recursos humanos del que prefiero no hablar y que parece anteponer sus ideas políticas reaccionarias al interés de la empresa. Por su comportamiento parecería español. Es italiano, primos hermanos.

Como ese día con mi hermano que parece abrir los ojos a la coacción permanente que las empresa aplican a sus trabajadores. Se muestra convencido de que los piquetes, incluso violentos, no solo son justificados, sino que son necesarios. De eso hablo mañana.

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