sábado, octubre 30, 2010

Izquierdistas de derechas

Tenemos todos conocidos muy socialistas de los que siguen al PSOE allá donde les lleve. Han entregado su razón, opinión y voto perpetuo a este partido al que apoyan de forma perenne e indiscriminada. Con la decisión de una madre que ve a su hijo en peligro abanderan la defensa de su partido sea cual sea la causa y el motivo,  capaces de argumentar con el mismo ahínco hoy una cosa y mañana la contraria. Si les preguntas, esta gente se declara como izquierdista o incluso como socialistas con absoluta convicción. Siguen como una gran mayoría de este país un silogismo que parte de una premisa falsa: el PSOE es un partido de izquierdas, luego sus políticas también lo son.

No hablamos de un grupo pequeño, hablamos de gran parte de ese 30 a 35% de votantes que constituyen el suelo electoral del partido. Un porcentaje variable que crece o mengua en función del grado de contradicción al que llegue la actuación de su partido con lo que debería ser un partido de izquierdas. Votaron al PSOE en el 82 cuando era fácil que nos engañaran a todos y todos creímos que había cambiado algo y siguieron apoyándolo durante el felipismo de corrupción y crimen de estado. Se unieron más tarde al zapaterismo al que darán aliento hasta el final cuando decepcionados vean a su partido ceder el poder en un episodio más de lo que Anguita definió tan acertadamente como “la alternancia”.

Resulta sorprendente la fuerza con la que esta gente se adhiere incluso cuando los giros son tan radicales y rápidos que harían a cualquiera salir despedidos. No hablamos de esos cargos que deben su sueldo y futuro al partido y a los que los intereses les atan irremediablemente, sino gente cuya única motivación es su creencia en lo que es adecuado y que hoy apoyan con vehemencia lo contrario de lo que ayer defendían con igual pasión.

Cuando uno pretende discutir con ellos para hacerles ver lo inconsecuente de sus posturas, obtienes indefectiblemente el mismo argumento final, la columna sobre la que se mantiene su fe en su partido y su líder, el argumento de la inevitabilidad. No querían entrar en la OTAN pero no había más remedio para entrar en Europa, no quieren la reforma laboral pero no queda más remedio para intentar salir de la crisis, no quieren que se atrasen las jubilaciones pero no queda más remedio si queremos salvar el sistema de pensiones. Ven la trayectoria política como una vía de tren por donde ellos y el partido discurren y que carece de desviaciones, de forma que aunque su destino sea la izquierda se mantienen a bordo mucho después de que la vía ha girado totalmente a la derecha.

Son estos seguidores incondicionales la columna vertebral sobre la que se asientan los males del sistema y que permite que este se perpetúe. Izquierdistas de palabra, quizás incluso de convicción, sus actos, votos y apoyos les definen como derechistas de hecho.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buena reflexión,Enrique. Pero eso mismo que describes no solo ocurre con los fieles votantes del PSOE.
También con los de IU, con los del PP y probablemente con cualquier otro partido. Incluído el mio.

Lo que sorprende a algunos, es que la gente de "izquierdas" sea así. Y es que hoy en día lo que importan son las consignas y la propaganda en lugar de la reflexión y lo que antiguamente se llamaba concienciación. Concienciación que no existe por ningún lado.
Un saludo.