sábado, enero 26, 2013

Mentiras.


Como un reguero las vemos olvidadas cuando echamos la vista atrás. Ampararon en su día cada uno de los retrocesos sociales, cada uno de los recortes, cada uno de los desmantelamientos, y se desechan después tras haberse usado para tratar de ocultar el hediondo olor que estas medidas despedían. Son tan innumerables que no hace falta tirar de hemeroteca para encontrarlas.

Se puede escribir un tomo entero en torno a las mentiras que acompañaron a las sucesivas reformas laborales con las que el PP y el PSOE nos llevan torturando décadas. Todas iban destinadas a reducir el paro, a acabar con la temporalidad, a ayudar a los jóvenes. Se aprobaron contratos temporales, ETTs y contratos de formación. Se redujo la indemnización, se debilitó la negociación colectiva... El resultado es 26% de paro, temporalidad record, salarios que no subieron durante el boom y bajan con la crisis y un paro juvenil de cerca del 60%. La ministra de empleo tiene el "papo" de anunciar que la enésima reforma está dando frutos, porque sin ella el paro sería mayor. Confieso que mi reacción ante tan poca vergüenza es tan poco sutil como querer soltarle un guantazo.

Las reformas fiscales tampoco se quedan cortas. Se rebajaban impuestos directos y se aumentaban los indirectos, se aprobaban SICAV para atraer inversiones y se acababa con figuras "obsoletas" como son el Impuesto de Patrimonio y el Impuesto de sucesiones. El resultado es el desplome de la recaudación directa, un déficit público desbocado pese a los continuos recortes de servicios, huida record de capitales y un sistema fiscal regresivo que fomenta la desigualdad.


Otro gran capítulo es el de las privatizaciones que iban a mejorar la gestión, permitir la competencia, abaratar precios y mejorar los servicios. Como resultado tenemos costes de energía eléctrica, de comunicaciones y de combustibles de los más altos de Europa y eso si, unas empresas que actuando en régimen de oligopolio son una fuente de beneficios inmensa y segura para las oligarquías financieras del país.

El último año ha sido sangriento en cuanto a sus recortes. Es cierto que las previsiones del PP de que bastaba con su triunfo electoral para recuperar la confianza no parece haberse cumplido, es cierto que la economía se hunde a un ritmo creciente, el déficit sigue disparado y el paro ha batido todos los records. El gobierno actual, como el anterior, ve "brotes verdes" aunque los llama "luz al final del tunel". Pero hay que esperar otro poco más y por supuesto, seguir por la senda del dolor. Dentro de un año podremos recuperar el rastro de estas previsiones que serán unas mentiras más, mientras los que nos gobiernon renuevan sus escusas, cercenan un poco más nuestros derechos y nos vuelven a prometer un futuro mejor.

Eso será si no conseguimos antes sacarles del poder y mandarles a unos a sus casas y a otros, con un poco de suerte, a la cárcel.

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