sábado, marzo 13, 2010

Consultorio de parados

Los jueves recojo a mi hijo de su entrenamiento de baloncesto. De Madrid (donde trabajo) a Guadalajara (donde vivo) hay una hora y para evitar que espere mucho intento salir del trabajo pronto. En la radio del coche como casi siempre la Cadena Ser, con la que mantengo una relación masoquista, no me gusta, me resulta despreciable su simbiosis con ciertos sectores del PSOE y su imagen de progresista que esconde su defensa de los intereses empresariales de sus dueños y su total alineación con el pensamiento único. No hay por otras partes muchas alternativas para oir, al menos en la radio de mi viejo SEAT Arosa.

La radio me acompaña en mis horas de desplazamiento al trabajo siempre, pero lo del jueves por la tarde es especial. Gemma Nierga, por quien no siento gran simpatía, invita a un par de individuos cuyo curriculum será sin duda generoso dado su actuación como voceros del sistema, uno desde el más rancio e intragable neo-liberalismo, otro desde posturas supuestamente moderadas que no representan más que la cara amable, descafeinada, que prentende enganchar a los que no tragan con la ideología neo-liberal sin rebajar. De este segundo no recuerdo el nombre, del primero se que se apellida Niño, y que tiene la desvergüenza habitual de los que se sienten seguros al propagar una propaganda oficial que, siendo fácil de cuestionar desde posturas mínimamente críticas, nunca va a encontrar resistencia en los medios de comunicación mayoritarios. Que estos ineptos caraduras mantengan las mismas posturas de antes de la crisis a la que su ideología nos ha llevado resulta igual de sorprendente por la falta de la más mínima auto-crítica que uno supondría de una persona decente, como por la facilidad con que la gente se lo traga. Pero me desvío (debe ser la cerveza y el vinito que me acabo de tomar), este es un tema en el que merecerá la pena entrar de nuevo posteriormente.

Me centro de nuevo. A la hora en que voy camino de recoger a mi hijo, en la SER se hace una especie de consultorio para parados. A mi particularmente todo me huele a rancio en esta parte del programa, y me retrotrae a mi niñez cuando alguna vez oía a Elena Francis aconsejar a sus atribuladas oyentes al respecto de sus problemas sentimentales. Al teléfono desesperados trabajadores en paro que nos cuentan a todos sus miserias, su búsqueda de trabajo despues de meses de paro y mil intentos de encontrar trabajos alternativos. En el estudio, nuestros eruditos supuestos economistas aconsejan recetas estúpidas:

A la parada de 59 años y algo yuppy a la que ha dejado en el paro una gerencia deshonesta
-Si tu empresa ha cerrado hay un mercado destendido, deberías hacerte autónoma y cubrir ese mercado (el subnormal no sabe si la mujer representaba a un fabricante de chorizos o si era un consultor en temas de recicjale)
Al experto en demoliciones
- Pasaté al reciclaje, que se parece y tiene mercado (sin duda, las empresas de reciclaje ofrecen hoy en día trabajos a miles, el que no los coge es que es lerdo)

Sus recetas habituales son de libro, movilidad geográfica, formación, hacerse autónomo. Por debajo un mensaje de fondo, el parado es culpable de su situación por falta de iniciativa, por falta de flexibilidad, por falta de esfuerzo, por mala planificación... Es lo propio de los que nunca van a cuestionar que el sistema es una mierda, una máquina irracional que nos lleva al abismo y que apisona a la gente en la inseguridad y la depresión de sentirse un inútil, mientras intenta garantizar sus beneficios a la oligarquía dominante. Casi más sorprendente es que los receptores de los simplistas consejos no les manden a paseo usando palabras gruesas.

La guinda la pone esa llamada de vez en cuando de alguien que ofrece un trabajo. Tan desesperado me resulta intentar trabajo llamando a la radio como estúpido ofrecerlo por esta vía. Gemma está encantada de si misma, parece que ha puesto a un trabajador en contacto con un empleador mientras por debajo subyace un tufo de que el que ofrece el puesto de trabajo va haciendo una obra caritativa con ese bueno-para-nada oyente parado.

Todo me resulta insoportable.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tienes mucha razón, Enrique.

Realmente es desesperante, pero es que resulta que lo que tenemos en la cabeza (por lo menos la gran mayoría) está tan influenciado por lo que nos meten a través de la supuesta prensa libre (toda) que es imposible que esto cambie en profundidad si no se tienen medios sufiientes para influír. Y no se tienen.

Solo si el sistema fuera incapaz de seguir dando pan y circo, se podría empezar a movilizar algo más.

Un saludo y relativiza si puedes. Tampoco es cuestión de desesperar. Al fin y al cabo, el Sistema Solar, al final, también se colapasará.

Salud.

EGS dijo...

Razón tienes amigo. Yo me cabreo por otra parte pero no pierdo la esperanza.