domingo, septiembre 22, 2013

Desandar el camino para poder avanzar


Ocurre muchas veces que según avanzas en tu camino, te surgen dudas al respecto de si te has perdido y no vas a llegar al destino deseado. Normalmente bajas el ritmo, te paras y miras a tu alrededor, intentando encontrar los signos que te indiquen que realmente vas en la buena dirección. En estas circunstancias, tu resistencia a aceptar que estas perdido son proporcionales al tiempo que llevas dedicado y al esfuerzo que llevas hecho. Así, muchas veces reanudas tu marcha pese a las evidencias que se acumulan, en busca del siguiente recodo, con la esperanza de que a su vuelta encuentres los signos que eliminen tus dudas y te confirmen que vas en la buena dirección. Detrás de ese recodo puede venir otro, y cuanto más avanzas más difícil te resulta admitir que todo el esfuerzo y tiempo dedicado se ha perdido, y que ahora tendrás que dedicar un esfuerzo adicional a volver al principio y tomar una nueva senda. Hay veces en que no somos capaces de reconocer ese error y seguimos por el camino equivocado mintiéndonos a nosotros mismos para hacer mas soportable la realidad de que nunca vamos a llegar a donde queríamos.

El camino al que me refiero  puede ser cualquier decisión o proyecto que decidimos emprender. Ocurre muchas veces en la decisión de seguir con tu pareja cuando parece que la relación no genera la esperada felicidad, ocurre con gente que hace un trabajo que no le satisface, o que descubre a mitad de la carrera universitaria que esta no le gusta. Ocurre en general con cualquier decisión en la que nos embarcamos y que acaba siendo errónea, y demasiadas veces no tenemos el coraje para admitir nuestro error y desandar el camino que en su día tomamos.

El otro día leía un comentario a una noticia en la que alguien que se declaraba como de centro-derecha de toda la vida, contaba su espanto ante la forma en la que el partido que él ha votado está destruyendo servicios sociales. Es alguien que ya se ha parado a reconsiderar sus decisiones pasadas y parece dispuesto a admitir su error y desandar parte de un camino que ve que no le lleva donde debía. Algo parecido parece estar pasándole a gente como Iñaki Gabilondo, seguramente el periodista más importante de la transición, cuando decide ahora que debe unirse públicamente la causa del juicio al franquismo.

Yo me imagino a buena parte de esas mayorías que han apoyado hasta hoy a nuestro sistema político-económico, parándose tras dar la vuelta al último recodo de ese camino que recorre nuestra sociedad. Me imagino como, para intentar averiguar si se equivocaron en alguna bifurcación previa, algunos levantan la vista y ven el paro, la desigualdad, el retroceso social, la corrupción y la injusticia que nos rodea. Y aunque no es fácil admitir el tiempo que se ha perdido y el daño que indirectamente uno ha causado, creo que poco a poco aumenta el grupo de los que se dan la vuelta y admiten que ese camino no lleva a donde ellos querían. Estoy convencido de que algún día, no digo que sea pronto, su número será suficiente como para cambiar la dirección de la corriente

PD; Hablando de este tema no puedo menos que recomendar a quién lea esta entrada una película española de 2002, "En la ciudad sin límites" que trata el tema del coraje que hace falta para desandar un camino y el coste de no hacerlo. Los actores con Fernando Fernan Gomez a la cabeza, impresionantes; la música fantástica.

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