jueves, marzo 08, 2012

El discurso de la austeridad



Hace algunos años me contaban una anécdota que creo que viene al caso de esta entrada. Cerca de casa de mi cuñada vivía una anciana de esas tan propias de los pueblos, de años incontables y a quien todo el mundo recuerda vestida siempre de luto. Un día, al cruzarse con mi cuñada, y tras preguntarle como se encontraba, la anciana le puso al día de alguno de esos achaques propios de la edad. La buena mujer había visitado al médico que tras examinarla le recomendó un jarabe, a lo que esta respondió airadamente algo así como que "eso era aguachirri, y que se podía lavar con èl los cojones". Exigió a cambio una inyección que le fué recetada por el paciente médico rural.

Traigo esta anécdota a colación por lo que puede tener de reflejo de un inconsciente colectivo que identifica sufrimiento y penitencia con virtud y recompensa futura. Entiendo que para la anciana, el dolor asociado al pinchazo tenía algún tipo de relación con la efectividad de la cura, nada comparable con el anodino jarabe de dudosos efectos.

No conozco otras culturas lo suficiente para determinar si esta culpabilización del placer y exaltación del sufrimiento es general a todos ellas, pero parece evidente el vínculo entre la doctrina cristiana católica que tanto ha condicionado y condiciona nuestra cultura, con la extensión de ese modelo de pensamiento. Esa negra historia del pecado original, la culpa que se redime mediante sufrimiento en esta vida y la negación y el rechazo a todo lo placentero, es una parte central de ese adoctrinamiento que la gente recibe no ya solo en las iglesias (a las que no va ya ni el gato), sino en las propias escuela pública. La conveniencia de esta doctrina para tratar de mantener mansos a los oprimidos explica en buena medida la simbiosis que históricamente se ha dado en nuestro país entre los poderes opresores con las jerarquías católicas.

Es quizás todo esto lo que explica el continuo recurso al discurso de la austeridad por parte de quienes nos gobiernan. Tan automáticamente efectivo resulta, que a nadie parece extrañar que comparta el mismo telediario con la noticia del aumento del número de los super-ricos en nuestro país (según indicaba ayer la revista Forbes). Oir hablar de sacrificios necesarios y dolorosos a los opulentos miembros de la patronal, o a los muy bien pagados miembros del gobierno debería parecernos a todos un enorme sarcasmo y un enorme insulto. No es así parece para muchos de los españoles, y casi creo estar escuchando esa letanía de Semana Santa que ya siendo chaval me dejara perplejo al oirla por primera vez:

ACTO DE CONTRICCION  1

Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero,
Creador, Padre, Redentor mío,
por ser vos quien sois, bondad infinita
y por que os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón haberos ofendido,
también me pesa porque podéis castigarme con
las penas del infierno.
Animado con tu divina gracia,
propongo firmemente
nunca mas pecar, confesarme
y cumplir la penitencia que me fuera impuesta,
para el perdón de mis pecados. Amen

ACTO DE CONTRICION 2

Pésame Dios mío y me arrepiento de todo corazón de haberte ofendido.
Pésame por el infierno que merecí
y por el cielo que perdí;
pero mucho mas me pesa porque pecando ofendí un Dios tan bueno y tan grande como vos;
antes querría haber muerto que haberle ofendido,
y propongo firmemente ayudado por tu divina gracia,
no pecar mas y evitar las ocasiones próximas de pecado. Amen

ACTO PENITENCIAL

Yo confieso ante Dios Todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a Santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mi ante Dios, nuestro Señor. Amén

1 comentario:

alfredo dijo...

El adoctrinamiento de la sociedad de consumo va en dirección opuesta: hace del placer, la riqueza material y la felicidad el centro de la vida .¿Y por qué eso es así?. Pues porqué de esa manera los individuos son más controlables, y no pueden salir de la rueda del consumo. El rechazo al esfuerzo y a la austeridad crea seres manejables, sólo interesados por los bienes materiales, y por tanto incapaces de cambiar la vida.
La frugalidad, el esfuerzo y la verdadera austeridad son la única alternativa al sistema. Lo contrario es defender lo que existe aunque se tiña de rojo.
Un saludo cordial