domingo, marzo 18, 2012

La Economía, algo de ciencia aderezada con mucha ideología


Un viejo chiste de los que se cuentan en la facultad de económicas y al que solo los del ramo encontramos la gracia:
Se encuentran un físico, un químico y un economista encerrados en una celda. Los tres científicos deciden aplicar sus conocimientos para plantear como salir. Así pues el físico propone sacar una barra de la cama para crear una palanca y tratar de doblar los barrotes. El químico propone mantener húmedo un barrote en mal estado para acelerar su oxidación. Cuando le llega el turno al economista, este se levanta y empieza a desarrollar su propio plan: "Supongamos que tenemos la llave..."
El método científico se basa en la formulación de una teoría que se contrasta con la realidad mediante la experimentación hasta que se comprueba como válida. Los experimentos se repiten en entornos controlados que eviten la interferencia de factores que puedan falsear los resultados. Una vez que una teoría se ha dado por válida, sirve como base para futuros avances, dado que las leyes naturales son inmutables. 

Lamentablemente las cosas no son tan fácilies para los "científicos económicos", se trata de una ciencia social y eso complica la experimentación. Incluso buscar la información en el pasado o comparar situaciones entre países es complicado porque las circunstancias no son nunca exactamente iguales y el número de factores que intervienen es inmenso. Aún más complicado resulta predecir el futuro teniendo en cuenta que los sujetos de experimentación aprenden del pasado y modifican sus comportamientos. La realidad es demasiado compleja y cambiante, y por eso los modelos económicos deben simplificar las infinitas variables, asumir condiciones que sabemos son demasiado simples e intentar sacar alguna conclusión, la cual será siempre más válida para explicar el pasado que para predecir el futuro.

Todo lo anterior no quita mérito ni relevancia a los que se dedican al estudio económico, pero nos obliga a relativizar la validez de las teorías que se formulan. Distintos economistas pueden defender teorías perfectamente contradictorias basadas en asumpciones distintas y sobre todo en formas de pensar y entender a la sociedad y a los individuos diferentes. Al fin y al cabo, los economistas formulan ideología, ideología adornada por análisis matemáticos y estudios más o menos profundos. Todo es relativo, y con suficiente ideología detrás se pueden hacer formulaciones realmente ridículas e inconsistentes cuya falta de validez será dificil de probar, siempre habrá alguna variable externa que se utilizará para justificar una incorrecta predicción y poder seguir defendiendo la validez de la teoría.

Todo lo anteriror resulta extremadamente conveniente para quien ostenta el poder. Ante un abanico de teorías económicas contradictorias, resulta bastante sencillo encontrar alguna que resulte conveniente a sus intereses. A partir de ahí todo consiste en hacerla prevalecer frente a las demás, y eso no es dificil cuando se controlan los resortes de los medios de comunicación, así como los organismos y los centros de estudios económicos. El epicentro de ese control ideológico lo constituyen las prestigiosas escuelas de negocios privadas donde se repiten y se difunde ideología económica poco brillante entre alumnos más interesados en buscar un título que ayude en su carrera profesional, que en tratar de ampliar su conocimiento. Un pensamiento acrítico que se retro-alimenta y que se soporta agarrado a si mismo más que apoyado en la realidad.

Las formulaciones ideológicas neoliberales tan en boga en las últimas décadas y que encandilaron a la izquierda socialdemócrata oficial eran ya viejas a principios del siglo XX cuando quedaron desacreditadas por la realidad de la crisis económica y social que provocaron. Hizo falta que pasaran 50 años para que, con unos leves retoques, pudiera ser aupada a la cumbre del pensamiento único, bombardeado a modo de pequeñas pildoras que pudieran ser tragadas por un público poco informado y sin capacidad de oponerse a un bombardeo masivo. 

Dicen que Margaret Tatcher, preguntada tras su retiro por su mejor legado contestó: "Tony Blair". La conversión de los laboristas británicos a la nueva-vieja ideología económica fué clave para su expansión entre otros gobernantes socialdemócratas en busca del poder. Con el bando socialdemócrata convertido, la llama del pensamiento alternativo hubo de refugiarse en los entornos de las iquierdas minoritarias, silenciado e ignorado. La magnitud de la victoria ideológica fue tal, que ni siquiera parece que la constatación de la ruina que las nuevas prácticas nos ha traído haya conseguido minar demasiado su omnipresencia.

Hoy en día, para aquellos que tenemos la más mínima formación económica aderezada con algo de sentido común, resulta evidente que la debilidad del pensamiento neoliberal. Da casi verguenza ajena seguir escuchando a sus defensores utilizar argumentos probadamente falsos para defender lo indefendible. Es triste constatar que es seguramente su propia incapacidad de cuestionar el adoctrinamiento recibido lo que les mantiene en sus trece. De momento siguen siendo útiles y los poderes los mantienen para parapetarse en las ventajas conseguidas. Es verdad que el castillo ideológico se va desmoronando, pero mientras no haya nada mejor, se le mantiene en pie a duras penas mientras algunos esperamos e intentamos que la realidad aporte las evidencias que contribuyan a su caida definitiva.

No hay comentarios: