jueves, enero 06, 2011

¿Porqué no IU?

Dicen las encuestas que IU se encamina a unos excelentes resultados electorales. Doblaremos el número de votos, multiplicaremos el número de escaños. ¿Ün éxito?

Nos encontramos ante circunstancias excepcionalmente favorables. Tanto Zapatero como el propio PSOE se encuentran en una situación de descrédito comparable con la que supuso el fin del felipismo, el dogma neoliberal se resquebraja, la economía sigue en caída libre con el paro en valores de desastre, el PP se reboza en su propia corrupción, la gente acumula indignación ante medidas que entiende injustas. Ante todo esto IU, el partido que naturalmente debería canalizar buena parte de este descontento, consigue una triste expectativa de crecimiento del 3%. Donde otros ven un éxito yo no puedo menos que constatar nuestra incapacidad de convencer a una parte relevante del electorado que nos permitiera de momento poner en cuestión mínimamente el poder del omnipotente bipartidismo.

Por encima de los muchos errores que se nos puedan achacar a todos como organización, creo que debemos ser conscientes de que luchamos con algo mucho menos tangible que se ha constituido en nuestro mayor enemigo. Tenemos a nuestras espaldas decenios de propaganda que ha ido calando en el subsconsciente de la gente haciendo extremadamente dificil cualquier cambio. Es una combinación de mensajes complementarios que se constituyen en una maraña de falacias de las que la mayoría parece incapaz de escapar y que yo resumiría en tres puntos:

  • El PP y el PSOE son partidos opuestos que representan las dos posibles alternativas de actuación política. En todo en lo que ambos coinciden simplemente no existe alternativa.
  • Todos los políticos son iguales. La corrupción y el incumplimiento de los compromisos electorales es consustancial a la política.
  • Los responsables de las acciones políticas son exclusivamente los líderes que encabezan las listas. El descrédito ante la acción política de un partido se limpia mediante el cambio de la cara que lo representa.

Estos mensajes nos llegan continuamente por parte de todos los medios de comunicación que se constituyen en elemento primordial para el mantenimiento de status quo. El objetivo último consiste en favorecer la alternancia del PP y el PSOE y la continuidad del sistema, desacreditando toda capacidad de plantear alternativas. En el peor de los casos, se arrastra a la gente al desánimo y el excepticismo antes que a la lucha y la movilización que se consideran imposibles e inútiles.

No será sencillo luchar contra estos dogmas difundidos continuamente de forma más o menos sutil. Constatarlo no nos exime de nuestra obligación de luchar contra ellos si queremos que nuestros mensajes y programas lleguen siquiera a ser considerados. Debemos por otra parte ser conscientes que el cambio no va a llegar de la noche a la mañana.

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